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  • De estrellato en el fútbol a devoción piadosa
    ¡Despertad! 1980 | 22 de marzo
    • aquella noche el presidente de la congregación vino a nuestro hogar y charlamos un rato. Finalmente le pregunté qué pensaba del partido de fútbol. Quedé sorprendido cuando dijo que en el terreno de fútbol yo era una persona diferente de la que iba a las reuniones del Salón del Reino. Le expliqué que antes de cada partido yo oraba a Jehová para que me ayudara a no perder los estribos. Sin embargo, él me dijo que en el campo de juego a veces yo actuaba como si fuera un gladiador. Pero no quedé convencido.

      Más tarde, cuando estuvimos jugando contra el Manchester United, la muchedumbre me dio una extraordinaria ovación. Cantaban: “¡Pásenla a Knowles; queremos goles!” Cada vez que yo marcaba un gol la multitud se ponía frenética, y me aclamaba más y más. Poco a poco comencé a darme cuenta de que era cierto lo que había dicho el superintendente. Muchas personas de la muchedumbre me trataban casi como a un dios. Era una forma de idolatría, y yo sabía que aquello era incorrecto. A pesar de ello, no quería dejar el fútbol. Recuerdo que antes de un partido oré a Jehová: “Por favor, ayúdame a combinar ambas cosas. Por favor, ayúdame a mantener el gobierno de mí mismo y, por favor, Jehová, ayúdame a marcar tres goles; te pido esto en el nombre de Jesús. Amén.” Pero en mi corazón sabía que mis días de estrellato en el fútbol se acercaban a su fin.

      Mi selección... los resultados

      Un día, mientras me entrevistaba un cronista deportivo, mencioné que pensaba dejar el fútbol. ¡Él se apresuró a buscar un fotógrafo, y la mañana siguiente se podía leer acerca de ello en todas las páginas de la sección deportiva del periódico! “¡Peter Knowles se hace testigo de Jehová... piensa retirarse del fútbol!” De entonces en adelante los sucesos se precipitaron. Yo sabía que el ser testigo de Jehová y servir a Jehová con devoción piadosa podría resultar en la recompensa de la vida eterna. El estrellato en el fútbol nunca podría hacer tal cosa. Así que fijé una fecha para dejar el deporte en unas cuantas semanas. Mi último partido fue cuando jugamos contra Notingham Forest.

      Tres semanas después Jean y yo nos bautizamos en símbolo de nuestra dedicación a Jehová. Con la excepción de un partido en gratitud a mi hermano Cyril, en el que participé más adelante para cumplir con la promesa que le había hecho, nunca he regresado a mi anterior modo de vivir en el mundo del fútbol.

      Para aquel tiempo en la congregación había dos personas que trabajaban de tiempo completo en la obra docente bíblica y nosotros dedicábamos mucho tiempo a predicar las buenas nuevas del reino de Dios de casa en casa con ellas. Con frecuencia la gente nos invitaba a entrar en sus hogares y muchas veces dejábamos en manos de la gente ejemplares del libro La verdad. Pero se nos hacía difícil entablar una conversación acerca de la Biblia, y por más de dos años no pudimos comenzar un estudio bíblico con nadie. La gente solo quería hablar sobre el fútbol. De muchas fuentes se ejerció mucha presión en mí para que regresara al fútbol. Pero además de las cartas que me pedían que regresara al fútbol, recibí muchas de Testigos de todas partes del mundo en las cuales me estimulaban a no desistir de mi fe. Ahora realmente sentíamos que éramos parte de una asociación mundial de hermanos y hermanas. Persistimos con esta asociación, y en seis meses tuvimos el privilegio de dedicar todo nuestro tiempo a predicar las buenas nuevas del reino de Dios, y después, transcurridos ya nueve años, tuve el privilegio de comenzar a servir de anciano de nuestra congregación.

      No hay duda de que si no hubiésemos comenzado a servir a Jehová, Jean y yo no habríamos estado juntos para este tiempo. Nuestra fe realmente nos ha unido. Ahora estamos contentos, porque sabemos lo que sucederá en el futuro. Por supuesto, todavía tenemos nuestros altibajos, pero gracias al consejo de la Palabra de Dios ahora estamos bien capacitados para hacer frente a cualesquier problemas que puedan surgir en la vida.

      Un texto bíblico que verdaderamente hizo impresión en mí es el de 1 Timoteo 4:8, que dice: “El entrenamiento corporal es provechoso para poco; pero la devoción piadosa es provechosa para todas las cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.” Al pensar en la “vida . . . que ha de venir,” espero con mucho interés ver tanto a mi padre como a mi hermanita, junto con muchos otros millones de personas, que serán resucitados para vivir aquí en la Tierra en el nuevo orden de justicia de Dios en el futuro cercano. En cuanto a la “vida de ahora,” estoy mucho más contento de lo que jamás estuve cuando jugaba fútbol.

      Puede que algunos piensen que puedan jugar fútbol profesional y todavía ser cristianos, pero para mí eso no es posible. El mantener gobierno de uno mismo durante el partido se hace difícil, si no imposible. En el fútbol se despliega un espíritu feroz de competencia y frecuentemente se fomenta la idolatría. Cuando reflexiono en la ocasión en que la muchedumbre me aclamó repitiendo en cadencia mi nombre, y me vi a mí mismo como casi un dios, me doy cuenta de lo peligroso que esto puede ser. Ahora tengo estabilidad. El adorar a Jehová me ha dado paz mental así como muchos amigos genuinos. Me ha ayudado a amar, no solo a mí mismo, sino también a mi esposa y, sobre todo, a Jehová Dios.—Mat. 22:37-39.

      He llevado una vida de estrellato en el fútbol. Ahora solo deseo llevar una vida de devoción piadosa.—Contribuido.

  • Sismo en el terreno de la fe
    ¡Despertad! 1980 | 22 de marzo
    • Sismo en el terreno de la fe

      “Las creencias antiguas han decaído y no han brotado nuevas creencias que las reemplacen,” dijo un artículo de fondo de la publicación estadounidense The Wall Street Journal, en su número del 30 de noviembre de 1978. El artículo reflexionaba acerca del suicidio en masa de los miembros de un culto en Guyana. El artículo continuaba así:

      “Sin lugar a dudas la religión está en decadencia. La atracción de los cultos expresa lo profunda que es la voluntad humana de creer, el anhelo de la certidumbre que comunica la fe. El último lugar en el cual alguien buscaría hoy satisfacción de este anhelo sería en cualquiera de las principales confesiones religiosas. Éstas tienen poco tiempo para la fe, pues están preocupadas con cuestiones como las de cómo gobernar el África del Sur. Hasta la Iglesia Católica Romana con sus milenios de experiencia en hacer una separación entre el bien y el mal en el impulso religioso, está perdiendo su poder de influir en el alma.”

      Algunas personas acuden a la ciencia en busca de esperanza, pero el artículo de que tratamos no fue en esa dirección. “Sin embargo, no es solo la creencia religiosa lo que ha declinado; también ha declinado la poderosa fe seglar que brotó del Esclarecimiento. El poder de la razón, el poder de la ciencia, el creer en el progreso... todas estas cosas se siguen enfocando con dudas cada vez mayores. Y en el mundo seglar, como en el religioso, con frecuencia los que van a la cabeza de esta tendencia son los sacerdotes establecidos.

      “Los científicos que inventaron la bomba atómica también dieron comienzo a una revista que tiene en la cubierta de cada número un reloj en el cual se indica cuán adelantados estamos en camino a la catástrofe final... un testimonio aplastante de su propio sentido de culpa y un pasmoso símbolo de la propia duda de ellos en cuanto a que la ciencia sea buena. Hoy se puede sentir que el mundo científico tiembla ante la evidencia cada vez mayor de que el universo tuvo su origen en un acontecimiento súbito semejante a una explosión. Esto hace que surjan preguntas en cuanto a qué hubo antes de ello, y la fe más fundamental de los científicos queda sacudida cuando queda cara a cara con el hecho de que ellos no pueden dar la respuesta a las preguntas de valor más fundamental.”

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