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  • ¿Qué está detrás de esas supersticiones?
  • ¡Despertad! 1979
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¡Despertad! 1979
g79 8/3 págs. 16-18

¿Qué está detrás de esas supersticiones?

POR EL CORRESPONSAL DE “¡DESPERTAD!” EN EL BRASIL

AMENAZA tormenta. Al ver el primer relámpago una mujer se apresura a tapar todos los espejos de la casa. Una señora de la sociedad elegantemente vestida lleva alrededor del cuello una cadena de oro con una pequeña higa de madera. Un estudiante universitario mete furtivamente en el bolsillo la pata trasera de un conejo al presentarse para un examen. Mientras el huésped de hotel en los Estados Unidos quizás rechace habitaciones en el piso 13, muchas personas en el Brasil consideran el 13 como número de la “suerte.” ¿Por qué?

Todas estas personas tienen algo en común... superstición. Pero, ¿realmente qué es la superstición? Se ha definido como una “creencia o práctica religiosa contraria a la razón.” Un escritor acusó la superstición de estar basada en “tontería, futilidad” y dijo que “casi siempre es ridícula.” (The Natural History of Nonsense por Bergen Evans) Muchas supersticiones están muy propagadas, como el asociar buena suerte con una herradura. Otras son peculiares de ciertos países o regiones.

Estatuas, agua “bendita” y la “higa”

La siguiente lista casual da algunos ejemplos de supersticiones actuales:

● La estatua de un elefante con la trompa señalando hacia arriba y la cola señalando hacia la puerta hace que entre dinero en la casa.

● Los espejos ocasionan parálisis facial si uno se mira en ellos después de comer. La rotura de un espejo significa la muerte de un miembro de la familia.

● Un vaso de agua “bendita” colocado detrás de la puerta detiene a cualesquier espíritus malignos que deseen entrar a la habitación.

● Uno no debe dormir expuesto a la luz de la luna, pues esto debilita la vista y ocasiona locura.

Tal vez la superstición más común en el Brasil envuelva el uso de la higa, un amuleto en forma de puño. Según la publicación Vocabulario de Crendices Amazonicas por Osvaldo Orico, este amuleto, la figa, en portugués, representa el coito sexual. No obstante, se le usa para protegerse contra el “mal de ojo,” la esterilidad y otras formas de “mala suerte.” Se le puede ver en collares y brazaletes, en parachoques, detrás de las puertas, o como ceniceros y veladores y hasta se usan de adornos en hogares tanto humildes como acaudalados.

¿Sabe usted de otras prácticas o creencias similares? Es probable que sí, pues las supersticiones son muy numerosas en todas partes de la Tierra. El director de un centro de estudios halló más de 400.000 ejemplos y espera descubrir por lo menos otro tanto.

Nacimiento y ciclo menstrual

La ciencia moderna ha hallado que algunas costumbres y “no lo hagas” son ideas falsas o falacias. Por ejemplo:

● La recién parida no debe lavarse el pelo por 30 días o más; no debe tomar un baño por 40 días si el bebé es niña, 41 si es niño.

● La que acaba de dar a luz no debe comer huevos, pimienta, frutas ácidas, ni siquiera arroz.

● Debe evitar salir de noche, pues el rocío de la noche puede causar locura.

Estos solo son unos cuantos de los muchos tabúes que amigos y parientes bien intencionados tratan de conseguir que las recién paridas sigan.

En algunas partes del Brasil, el nacimiento está rodeado de ritos y prácticas supersticiosas conocidos como simpatias. A continuación damos algunos ejemplos:

● Cuando la mujer comienza el parto, se le dice que haga una infusión. Esto se hace por medio de hervir en agua dos banderas de señales de ferrocarril, una roja y una verde, y entonces beber el agua. Se cree que la roja contribuye a detener la hemorragia, y se supone que la verde acorte el parto.

● El mantener tres ramitas de la raíz de la ruda bajo la almohada de un recién nacido evita el daño del mal de ojo y también la enfermedad.

● El poner lana roja sobre la frente del bebé puede curarle el hipo.

● Al dirigirse al sitio donde se efectuará el parto, no ate cintas a las ropas que el bebé va a usar, pues esto dilatará el nacimiento.

Otra cosa que ha hecho surgir muchas supersticiones es el ciclo menstrual. Algunos creen que la mujer no debe lavarse el pelo durante la menstruación; y ciertas mujeres temen darse un baño en ese período. Pero estos procedimientos normales de higiene no tienen efectos malos en el ciclo menstrual. Respecto al temor de lavarse el cabello durante la menstruación, un médico de Rio de Janeiro declara: “Entre las mujeres que han recibido educación seglar este temor está cediendo a la realidad de que la menstruación es un hecho normal, fisiológico, no una enfermedad.” Y Claudia, una revista popular para mujeres del Brasil, declaró en su número de enero de 1976: “La mujer [durante la menstruación] puede y debe comer, frutas ácidas, huevos duros, pescado, carne de puerco, verduras, queso. Todo esto es parte de un régimen saludable y no tiene nada que ver con detener el flujo durante el período de la menstruación.”

Algunos atribuyen a la Luna el control del ciclo menstrual, debido a que el ciclo y medio es de 28 días. Pero el fallecido Bergen Evans, autor del libro The Natural History of Nonsense, afirmó que ésta era una deducción injustificada y citó a médicos que han observado que la menstruación ocurre a todo tiempo del mes, prescindiendo del ciclo lunar, y que no hay justificación para asociar la fecha de la menstruación con el fenómeno lunar.

La superstición dice que el paso de una mujer durante la menstruación puede agostar plantas, empañar espejos, desafilar cuchillos, matar abejas e impedir que suban los bizcochos. Eso es ridículo. No obstante, como muestra Evans, en el tiempo de la menstruación las mujeres están naturalmente nerviosas, irritables y deprimidas. Por lo tanto, fácilmente rompen platos, regañan a los niños y lloran por la menor provocación.

El papel de la religión en la superstición

Los líderes religiosos han hecho que la gente crea que Dios y el Diablo son divinidades a las cuales se puede engatusar, adular y sobornar. De modo que la gente trata de averiguar los planes de esas divinidades y entonces se esfuerzan por influenciarlas.

En el Brasil es corriente ver Casas de Umbanda. Estas son tiendas en las que se puede comprar hierbas mágicas, incienso, cuentas, amuletos, collares de dientes de cerdo, dijes, libros sobre las artes del “vudú,” y partes de cuerpos de muñecas para usarlas en hechizos y como medios para determinar el futuro. En esas tiendas la “Virgen María,” Jesús y el “Diablo” cornudo están lado a lado con otras imágenes.

Los viernes, a eso de las 11 de la noche, la gente coloca en los cruces de las calles gallinas negras, botellas de cerveza y aguardiente, cigarros, dulces y frutas para buscar favores de los “espíritus.”

Un relato acerca de la herradura viene de Inglaterra. Según la leyenda, mientras “San” Dunstan trabajaba de herrero, el Diablo lo procuró para que le arreglara uno de sus zapatos. Dunstan, según la historia, lo ató a la pared y lo trató tan violentamente que el Diablo pidió misericordia. Dunstan soltó al Diablo, pero solo después de hacerle prometer que nunca volvería a entrar en un lugar donde colgara una herradura. Por supuesto, la historia es absurda. En vista de esto, ¿por qué confiar en la herradura?

¿Por qué es supersticiosa la gente?

Cuando se le hace esta pregunta, por lo general la gente se encoge de hombros y dice: “No lo sé.” O quizás citen a sus padres, o abuelos, cuya palabra aceptan como indiscutible. En el Brasil, la mezcla de las culturas indígena, africana y europea ha producido un vasto número de mitos y leyendas.

Sin embargo, hay dos factores que casi siempre están detrás de todas las supersticiones... el temor y la ignorancia. El temor a la cólera de Dios, al Diablo, las enfermedades, muerte y muchas otras cosas parecidas a éstas, por lo general promueve creencias y acciones supersticiosas. La gente se agarra de un pelo para apartar de sí la calamidad. Brewton Berry escribe en You and Your Superstitions: “La superstición no es nada más que otro capítulo en la historia que abarca años de investigación para triunfar en la búsqueda de seguridad. Y puesto que la educación seglar, la prohibición, los sermones, las sátiras y la ciencia han fracasado miserablemente en su lucha contra la superstición, solo la SEGURIDAD podrá destruirla.” En estrecha relación con el temor como causa de superstición está el hecho de que se ignora la causa verdadera de muchas calamidades y especialmente que se ignora lo que la Biblia dice de los muchos ayes que afligen a la humanidad.

Antídoto a la superstición

Al mostrar que la mayoría de las creencias religiosas no pueden distinguirse de la superstición con sus tabúes, Brewton Berry escribe: “Pero hay otra clase de religión que apoya [la creencia] de que el Poder Cósmico es constante y no está sujeto a caprichos, no se rinde ante la adulación, no se deja engañar por charlatanes, no complace a favoritos. Este Poder hace que llueva y que el sol brille sobre buenos y malos por igual. No favorece a los que recitan credos y encienden velas. El deber del hombre no es aguijar . . . a este Poder a fin de obtener de él lo que desea, sino más bien [el hombre debe] tratar de descubrir la verdad acerca del universo, las sendas que deben seguirse y prepararse para ellas. Esta creencia nunca fue popular. Sus seguidores fueron insultados y olvidados y por lo menos uno de ellos fue crucificado.”

El escritor se refiere aquí al impopular cristianismo verdadero. Tal como los israelitas fieles de la antigüedad, Jesús y los que amoldan su vida a la de él nunca han confiado en la “Buena Fortuna,” agüeros o supersticiones. Más bien, han buscado guía para su vida en la Palabra escrita del Creador del hombre, Jehová Dios.—Deu. 18:10-12; 2 Rey. 21:6; Isa. 8:19; 65:11; Hech. 16:16-24.

¿Qué opina el lector acerca de las supersticiones? Puede librarse de ellas. La mejor manera de hacerlo es estudiar cuidadosamente la Santa Biblia y amoldar su vida a los principios de ésta.

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