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¿Pueden las iglesias unir al mundo?¡Despertad! 1984 | 8 de mayo
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¿Pueden las iglesias unir al mundo?
“PADRE nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”, salmodiaba la muchedumbre. Éstas son palabras que cualquier niño de edad escolar podría recitar; palabras que se han repetido, recitado y cantado tan a menudo que han quedado grabadas de manera indeleble en la mente de millones de personas. Sin embargo, en esta ocasión dichas palabras parecían especialmente conmovedoras.
En primer lugar, los 3.500 adoradores bajo la vívidamente colorida tienda de campaña representaban muchas razas y nacionalidades. Cada uno recitaba las palabras en su propia lengua vernácula, lo cual creaba una confusión que movió a un adorador a decir en voz baja: “Estamos hablando en lenguas”. Pero tal vez era aún más notable el hecho de que estos adoradores no pertenecían a la misma religión. Anglicanos, luteranos, metodistas y hasta católicos oraban lado a lado.
La “Liturgia de Lima”, acuerdo teológico al que se había llegado hacía solo unos meses, colocó el fundamento para este servicio sin precedente en aquella tienda de campañaa. Cristianos nominales de diversas sectas ahora podían dejar a un lado desacuerdos que habían tenido entre sí por siglos y participar juntos en la ‘Santa Comunión’. Y aunque los católicos romanos y miembros de la Iglesia Ortodoxa Oriental y de la Occidental rehusaron participar en dicho servicio de Comunión, representantes de estas iglesias estuvieron presentes a fin de participar en las canciones y oraciones. Por eso la recitación plurilingüe del padrenuestro fue un acontecimiento conmovedor para muchas personas. Los adoradores lloraron, se abrazaron y se besaron unos a otros. Por un momento, las barreras de la raza, el color, la religión y la política se disolvieron.
Muchas personas opinan que este servicio religioso fue el punto culminante de la asamblea general de 18 días del Concilio Mundial de Iglesias, celebrada del 24 de julio al 10 de agosto de 1983 en Vancouver, Canadá. Hay quienes lo consideran como un faro de esperanza, un presagio de que con el tiempo triunfará el ecumenismo, el movimiento para la unidad cristiana. Algunos hasta han aclamado este servicio religioso como “un nuevo Pentecostés”. ‘Pero ¿pudiera tener repercusiones aun más extensas?’, se preguntan algunas personas. Después de todo, por siglos la religión ha ejercido una poderosa influencia divisiva. Pero si las iglesias pudieran de algún modo sanar las heridas que las han dividido por siglos, ¿no podrían las naciones hacer lo mismo?
Pocas personas reflexivas negarían que sería deseable una familia humana que viviera en armonía. Pero la posibilidad de que algún día se alcance dicha unidad parece muy remota. Pues tras todos los esfuerzos humanos para alcanzar la unidad rondan los antiquísimos odios, sospechas y dudas. Sin embargo, ¿será que las iglesias ahora están señalando el camino hacia la cooperación mundial? Además, bajo la poderosa influencia de una iglesia unida, ¿no pudieran los gobernantes políticos sentirse impelidos a detener la acumulación suicida de armas nucleares?
Pero en realidad, ¿cuán cerca está el que las iglesias lleguen a un acuerdo? Consideremos con mayor detenimiento lo que sucedió en la reciente asamblea del Concilio Mundial de Iglesias.
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El Concilio Mundial de Iglesias... ¿puede unir al mundo?¡Despertad! 1984 | 8 de mayo
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El Concilio Mundial de Iglesias... ¿puede unir al mundo?
EN JULIO de 1983 llegaron casi mil delegados al recinto de la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver, Canadá. Llegaron de las partes más distantes de la Tierra y representaban unas 300 confesiones protestantes, ortodoxas y coptas, las cuales en cambio tienen una asombrosa cantidad de adherentes que asciende a 400.000.000 de personas. Además, aunque no son miembros del Concilio Mundial de Iglesias, también estaban presentes representantes del catolicismo romano, de la religión islámica, del judaísmo y de los indios norteamericanos.
Durante 18 días los delegados, vívidamente vestidos, se reunieron para debatir toda clase de asuntos, desde el desarme nuclear hasta las fórmulas que sirven de alimento para los infantes; redactaron y revisaron declaraciones sobre normas, pronunciaron y escucharon discursos, y, en el ínterin, disfrutaron de dramas, bailes y presentaciones musicales. Lo que supuestamente enlazaba estas diversas actividades era el tema noble del congreso: “Jesucristo... la vida del mundo”.
Se abrigaban grandes esperanzas en torno a esta reunión. En un artículo de fondo del Sun de Vancouver se describió la asamblea y se dijo que se estaba celebrando “en un período crucial de la historia de la religión”. Se explicó: “Nunca antes ha existido tal capacidad para la destrucción total de la humanidad, y nunca antes han sentido tantos miembros de la raza humana tanto temor de que esto suceda”. Está claro que se opinaba que las iglesias podrían ayudar a evitar tal catástrofe. De hecho, un portavoz del Concilio Mundial de Iglesias había dicho anteriormente a varios reporteros que “la consideración del desarme nuclear y la estrategia de las iglesias para realizar la paz mundial” serían “temas principales del congreso”.—Las bastardillas son nuestras.
Acuerdos y desacuerdos
Pero en poco tiempo se hizo lamentablemente evidente la impotencia del Concilio Mundial de Iglesias como promotora de la paz. Los delegados discutieron en cuanto a lo que debía ser el asunto de interés central del congreso. El tema “Jesucristo... la vida del mundo” desapareció en medio de enconados debates políticos. Los representantes de los llamados países del Tercer Mundo opinaban que el congreso debía concentrarse no en el desarme nuclear, sino en las cuestiones relacionadas con los derechos humanos. Por eso los redactores de la resolución final de la asamblea se encararon a la delicada tarea de reconocer ambas posiciones como de igual importancia.
Otra causa de división fue lo que The Globe and Mail llamó la “inclinación [del Concilio] a condenar ciertas acciones de las naciones occidentales [...] mientras que casi no reprendían a los países del bloque oriental”. La participación de los Estados Unidos en los asuntos de Latinoamérica provocó lo que a algunos les pareció condenaciones mordaces de parte del Concilio. Por otro lado, algunos alegaron que el Concilio había tratado con una curiosa “falta de severidad” las actividades de la Unión Soviética en Afganistán. No obstante, el secretario general del Concilio Mundial de Iglesias, Philip Potter, afirma que el habla antisoviética podría poner en peligro la relación que existe entre el Concilio y la Unión Soviética, la cual hasta ahora ha permitido que la Iglesia Ortodoxa Rusa sea miembro del Concilio. Un artículo de fondo que apareció en el periódico Province, de Vancouver, llamó a esta norma un “precepto moral dividido”.
“Grave obstáculo”
Pero no solo la política dividió a los delegados. ‘Las mujeres no van a esperar otros cien años para que se les haga justicia’, advirtió Jean Skuse, vicemoderadora del Comité Central del Concilio. Se refirió al asunto de interés candente de la ordenación de mujeres, y afirmó que muchísimas mujeres dejarían de ir a las iglesias si no se les reconoce pronto. Pero lo que hace de éste un problema difícil para el Concilio Mundial de Iglesias es el hecho de que las Iglesias Ortodoxas, la Católica Romana y la Anglicana, además de algunos grupos evangélicos, están definitivamente —si no inalterablemente— opuestas a la idea de ordenar a mujeres. De acuerdo con el arzobispo de Canterbury, Robert Runcie, esta cuestión es un “grave obstáculo para la unidad eclesiástica”.
Por otra parte, algunos temen que el esfuerzo por alcanzar la “unidad” resulte en el transigir sobre puntos doctrinales. Al notar cierta inclinación hacia el “universalismo” en algunas de las consideraciones, algunos delegados expresaron francamente su preocupación de que se fuera a excluir a Jesucristo como “el único Salvador”. De hecho, un periodista preguntó “cómo los que participaban en la discusión conciliaban el diálogo para la unión de fes con la declaración de Jesús de que él es el camino, la verdad y la vida”.
¿Están las iglesias en contra de la guerra?
Sin embargo, los delegados sí se las arreglaron para concordar en cuanto a promover una mutua y comprobable congelación nuclear. El Concilio hasta animó a las “iglesias que son miembros a apoyar a los que por motivos de conciencia adoptan una posición en contra del participar en la guerra y en la preparación para la guerra, y a ‘investigar posibles maneras no violentas de protesta’, incluso ‘la resistencia pasiva’”. Esto parecería un sorprendente cambio, puesto que las iglesias mismas, en las palabras de Dirk Mulder, funcionario del Concilio Mundial de Iglesias, tienen “un historial de guerra y genocidio”. De hecho, añadió que la “religión sigue siendo la leña del fuego de todos los conflictos del mundo”. Por eso, uno se pregunta hasta qué grado se adherirán las iglesias a la declaración del Concilio, especialmente en tiempo de guerra.
Es interesante notar que este cambio de posición en cuanto a la guerra, en efecto, podría ser perjudicial para el Concilio, pues pone en peligro la cómoda relación de la que tradicionalmente ha disfrutado la religión con los gobiernos seglares. Un artículo de fondo del periódico Sun de Vancouver dijo: “El nuevo activismo eclesiástico está causando una confrontación que las sociedades modernas se han esforzado muchísimo por evitar: [una confrontación] entre la iglesia y el estado”.
¿Unidos en sentido religioso?
Por eso, es obvio que las cuestiones políticas y seglares dominan y dividen al Concilio Mundial de Iglesias. Pero ¿qué hay del acuerdo de Lima, que resultó en la Comunión ecuménica mencionada al principio? De acuerdo con la prensa canadiense, se informa que cierto historiador católico dijo que este acuerdo era “de ‘importancia primordial’ para el progreso hacia la reunificación cristiana”. El arzobispo de Canterbury, Runcie, quien presidió la Comunión entre personas de distintas religiones, también dijo que el acuerdo señalaba “hacia la plena unidad cristiana”.
Pero ¿realmente fue así? Es cierto que los teólogos protestantes, ortodoxos, anglicanos y católicos romanos se pusieron de acuerdo para desarrollar la liturgia de Lima. No obstante, cuando la nueva liturgia se usó por primera vez en Vancouver, los delegados católicos romanos y los de la ortodoxia oriental y occidental tuvieron que negarse a participar. ¿Por qué? Porque la doctrina de sus respectivas iglesias prohíbe el recibir la Comunión de alguien que no sea uno de sus propios sacerdotes. También el acuerdo de Lima está muy lejos de la solución a otros asuntos que dividen a las iglesias, tal como la creencia en la sucesión apostólica y la infalibilidad del papa.
Así, aunque el espectáculo de los delegados orando y cantando juntos tal vez haya conmovido brevemente a algunas personas, en realidad el abismo que ha dividido a la cristiandad desde la Reforma aparece amenazadoramente tan extenso y profundo como siempre. Es como comentó un periodista: “Si ellos pueden hallar causas para pelear tanto entre sí, ¿podemos confiar en que las iglesias puedan explicar o tan siquiera descubrir el significado de la verdadera relación entre el hombre y Dios?”.
De modo que la Asamblea de Vancouver se puede añadir a la lista de fracasos humanos. Debido a que operan mediante los sistemas políticos, las iglesias se hallan contaminadas por la misma corrupción y división que ha llevado al mundo al borde de la aniquilación. La Biblia indica que, con el tiempo, los gobiernos se cansarán de la intromisión de la religión y tomarán medidas drásticas para reprimir la influencia de ésta permanentemente. (Revelación 17.)
La ineficacia de las iglesias en cuanto a alcanzar la unidad se refleja también en sus esfuerzos por acelerar la diseminación del evangelismo en todo el mundo. El siguiente artículo da información al respecto.
[Comentario en la página 6]
“Si ellos pueden hallar causas para pelear tanto entre sí, ¿podemos confiar en que las iglesias puedan explicar o tan siquiera descubrir el significado de la verdadera relación entre el hombre y Dios?”.—The Province, Vancouver, C. B., 28 de julio de 1983
[Ilustración en la página 5]
La ordenación de mujeres... una cuestión divisiva
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Los predicadores evangélicos... ¿dan un claro toque de llamada?¡Despertad! 1984 | 8 de mayo
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Los predicadores evangélicos... ¿dan un claro toque de llamada?
‘EL MUNDO puede oír acercándose el ruido del galopar de los cuatro jinetes del Apocalipsis.’ Así dijo el popular predicador evangélico Billy Graham a un grupo de representantes de la prensa que se había reunido. “Estamos viviendo en tiempos muy peligrosos —dijo él a continuación—. El mundo está moviéndose muy rápidamente.”
Esta preocupación de que estamos viviendo “en tiempos muy peligrosos” fue lo que impulsó al Sr. Graham a encabezar una reunión de casi 4.000 predicadores evangélicos, la cual se celebró en Amsterdam, los Países Bajos, del 12 al 21 de julio de 1983. A esta Conferencia Internacional de Predicadores Evangélicos Itinerantes asistieron representantes de 133 países y 30 confesiones religiosas. Su propósito era de acelerar el progreso del evangelismo por todo el mundo por medio de dar preparación adicional a los predicadores evangélicos o evangelistas. Pero ¿qué clase de “preparación” recibieron? ¿Ha servido la conferencia para promover la unidad cristiana? ¿Cuál fue su mensaje?
Se llevaron a cabo unos 107 seminarios en los que se trataron temas tan diversos como la oratoria, el idioma y la geografía. Se dio mucho énfasis al aspecto de mejorar los métodos de alcanzar a las personas. Es cierto que el hablar a grandes multitudes en asambleas organizadas para promover el despertamiento religioso sigue siendo el instrumento más poderoso de los evangelistas. No obstante, también se celebraron seminarios que tenían que ver con el uso de la televisión, la radio y las películas. Pero, puesto que aproximadamente 70 por 100 de los evangelistas provenían de los llamados países del Tercer Mundo, muchos de ellos no podían considerar la posibilidad de usar métodos de tecnología avanzada en su ministerio. Cierto predicador de Zaire explicó que él tiene que caminar de aldea en aldea y de casa en casa para reunir una multitud.
Otros métodos de predicar
Sin embargo, los evangelistas han descubierto que hay otros métodos más agradables que el ir de puerta en puerta en busca de conversos. Se les dijo: ‘Salgan a cenar con ejecutivos y líderes políticos’. La idea es hacer que estos personajes prominentes ‘acepten a Cristo’ y, por medio de ellos, tratar de llegar a las masas de manera más eficaz.
Por ejemplo, el evangelista del mundo de los deportes, Eddie Waxer, dijo a los participantes de un seminario que si se logra alcanzar a los principales atletas, tanto hombres como mujeres, ¡éstos tendrán un potencial ilimitado de glorificar a Dios ante millones —hasta miles de millones— de televidentes! Entonces pasó a relatar cómo el atleta nigeriano Naduka Odizor alcanzó el cuarto de los finales de los campeonatos de tenis de Wimbledon en 1983. Dice Waxer: “Él entonces pudo dar un gran testimonio a aquella nación, la cual es indiferente al evangelio. En todos los periódicos, por la televisión y por las emisoras de radio se entrevistó a Odizor y él dijo a aquel país —y a gran parte del mundo— que él había tenido éxito en el tenis gracias a Dios y a Jesucristo”.
Cómo reunir fondos
No es sorprendente que otro tema prominente que se consideró fue el de cómo conseguir dinero. Expertos en cómo reunir fondos dieron numerosas sugerencias al respecto. El dinero ha llegado a ser un asunto de tanta importancia que el evangelista argentino Luis Palau se sintió impulsado a decir: “Los evangelistas tienden a codiciar el dinero para el placer personal. —Agregó—: Amamos la buena vida. Esto no tiene nada de malo [...] pero la tentación respecto al dinero ha destruido a muchos predicadores”.
Adónde dirigir a los conversos
Pero uno de los asuntos más delicados que se tuvo que tratar en la asamblea fue probablemente el que tenía que ver con lo que se debía hacer después que el evangelista conseguía convertir a alguien. Todo lo que se diga en un sermón debería dirigir a los oyentes hacia el asunto de tomar la decisión de aceptar a Cristo en su corazón, dijo Graham. Pero ¿qué exactamente significa ‘aceptar a Cristo en su corazón’? La Biblia habla de “la congregación del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad” (1 Timoteo 3:15). Pero ¿dónde se halla ésta? La conferencia meramente hizo eco a la débil sugerencia de que después de la conversión se debería dirigir a las personas a la iglesia de su preferencia en su localidad. No obstante, éstas son las mismísimas iglesias que Graham anteriormente reprendió por estar ‘enredadas en la confusión, especialmente respecto al evangelismo, su mensaje, sus métodos y sus resultados’. De hecho, él llegó a decir: “No podemos correr el riesgo de estar en la confusión si hemos de tener el efecto que Dios espera que tengamos en nuestra generación”. Así, al fin y al cabo, el evangelismo básicamente parece consistir en: ‘Reúnan a las “ovejas” confusas y diríjanlas a un lugar que está enredado en la confusión’.
Lo que Jesús dijo a los evangelizadores
Cuando Jesús envió a sus apóstoles como evangelizadores itinerantes, él no habló de predicar mediante reuniones sociales ni personas prominentes que alcanzaran a las masas. Él dijo: “En cualquier ciudad o aldea que entren, busquen hasta descubrir quién en ella es merecedor [...] Al entrar en la casa, salúdenla” (Mateo 10:11-13). Habían de ir de casa en casa, como lo hizo el apóstol Pablo. (Hechos 20:20.)
Respecto a lo que habían de predicar, Jesús declaró: “Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’” (Mateo 10:7). Además, respecto a nuestro tiempo, Jesús declaró: “Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” (Mateo 24:14). Hoy las personas necesitan oír las buenas nuevas del Reino de Dios, que es la única esperanza para la humanidad. En la conferencia evangélica no se dio énfasis ni al método ni al mensaje que promovió Jesús.
Una llamada indistinta
Así la conferencia de Amsterdam es meramente otro intento lamentablemente inadecuado de unir al mundo. En vez de aprender cómo ‘manejar la palabra de verdad correctamente’, los evangelistas prefieren oír acerca de cómo reunir fondos y hacer películas (2 Timoteo 2:15). Por eso, ¡no es de sorprender que los evangelistas de la cristiandad no hayan logrado ofrecer un mensaje unificador a la humanidad! En el mejor de los casos sus esfuerzos hacen poco más que ofrecer un alivio emocional temporal. Mientras condenan a las iglesias por estar ‘enredadas en la confusión’, Billy Graham mismo y los suyos tienen poco que ofrecer, fuera de la vaguedad y la confusión. Además, como dijo el apóstol Pablo en cierta ocasión: “Si la trompeta da un toque de llamada indistinto, ¿quién se preparará para el combate?”. (1 Corintios 14:8.)
Sin embargo, sí hay un claro toque de llamada a la verdadera unidad basado en el verdadero evangelizar. Éste se explica en el siguiente artículo.
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