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  • ¿Hay un cuerpo unido de cristianos verdaderos?
    La Atalaya 1975 | 15 de enero
    • había pactado para el reino celestial. Habría personas de todo ramo de actividad, viejos y jóvenes, hombres y mujeres. (Compare con Hechos 1:14; 8:12.) Pero estas diferencias de circunstancia y edad no habrían de ser una barrera para la unidad... todos harían el mismo trabajo.

      En el cumplimiento de la parábola el Amo se encargó de que nadie obtuviera más de lo que pudiera manejar, “según su propia habilidad.” La clase de los “cinco talentos” de ese primer siglo evidentemente incluyó a los apóstoles, a quienes se dio la mayor responsabilidad. (Rev. 21:14; Efe. 2:20-22) Le fueron de mucha ayuda a la clase de “dos talentos” en el desempeño de sus responsabilidades.

      Todos los “esclavos,” como los de la parábola de las minas, habrían de ‘negociar hasta que él viniera.’ (Luc. 19:11-13) Sería el negocio de Jesús, el negocio del Rey, y los esclavos obedientes por lo tanto tendrían que estar en unidad de pensamiento y acción. Cristo no está dividido contra sí mismo. (1 Cor. 1:10) Ciertamente los “esclavos” no promoverían el negocio del amo trabajando uno contra el otro, como en la cristiandad, donde una secta enseña una cosa y otra secta enseña otra.

      En la parábola misma la “habilidad” de los esclavos, la base sobre la cual estuvieron proporcionados los talentos, sería habilidad física o mental. Sin embargo, en el cumplimiento ¿fue habilidad física o mental la que se representó? Sin duda ésa sería valiosa si se encauzara por la dirección correcta y se usara apropiadamente. Pero la “habilidad” representa aquí las posibilidades espirituales que han de hallarse en el “esclavo” cristiano que tiene la perspectiva de ser del reino celestial. El celo, la buena voluntad, el ahínco que tiene, todo contribuye a estas posibilidades. Esto está en armonía con el principio de que “Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, cada uno de ellos, así como le agradó.”—1 Cor. 12:18.

      El Amo, Jesucristo, ha encargado algo a estos “esclavos,” sin importar si demuestran estar en la clase de los “cinco talentos” o las otras clases que se mencionan en la parábola. De su parte, ellos también tienen que tener o contribuir algo. Lo que pueden contribuir complementa la cosa valiosa que se les ha confiado, y hace posible que cultiven la heredad espiritual, el “campo” que dejó el Señor Jesucristo. Les ayudaría, como clase o grupo unido, a segar nuevos discípulos.

      PRINCIPIO DEL CUMPLIMIENTO DE LA PARÁBOLA

      ¿Cuándo empezó Jesús a encargar estos “bienes” a sus discípulos? ¿Les encargó éstos independientemente o como grupo unido? El relato en Hechos 1:1-5 continúa donde el Evangelio de Lucas se quedó, es decir, “hasta el día en que [el resucitado Jesús] fue tomado arriba, después de haber dado mandamiento por espíritu santo a los apóstoles que él escogió. A éstos también por muchas pruebas positivas se mostró vivo después de haber sufrido, siendo visto por ellos por espacio de cuarenta días y diciendo las cosas acerca del reino de Dios. Y estando reunido con [un cuerpo de discípulos fieles] les dio las órdenes: ‘No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo a no muchos días después de esto.’”

      De modo que Jesús no solo había preparado el “campo,” poniéndolo en sazón con una potencialidad para muchos discípulos más, sino que también había preparado a los primeros de su cuerpo de “esclavos” para recibir sus “bienes.”

      El cumplimiento de la parábola debe haber empezado entre la resurrección de Jesús de entre los muertos y su ascensión a la presencia de su Padre celestial. Pues ¿cuándo convocó Jesús por primera vez a sus “esclavos” para encargarles sus “bienes”? El apóstol Mateo da un relato de las palabras de Jesús en una reunión en Galilea después de su resurrección: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.”—Mat. 28:16, 19, 20.

      Pero el día de su ascensión al cielo Jesús fue más específico en cuanto al rumbo que tomaría la obra de aumentar sus “bienes.” Leemos: “Cuando, pues, se hubieron congregado, se pusieron a preguntarle: ‘Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?’ Les dijo: ‘No les pertenece a ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o sazones que el Padre ha colocado en su propia jurisdicción; mas recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.’”—Hech. 1:6-8.

      BUSQUE UN CUERPO UNIDO QUE ENSEÑE LA VERDAD BÍBLICA

      Después de su resurrección Jesús se apareció a varios de sus discípulos, a más de quinientos en una sola ocasión. Y en el Pentecostés hubo unos 120 que fueron recipientes del bautismo con espíritu santo. (1 Cor. 15:6; Hech. 1:15; 2:1-4) De modo que hubo muchos más que tres “esclavos” que comenzaron inmediatamente a ‘negociar’ con los talentos, y 3.000 individuos oyeron el testimonio acerca de los propósitos de Jehová Dios por medio de Cristo en aquel día. Pero éstos no siguieron un derrotero independiente ni se dividieron en varias sectas. Todos se unieron en la misma vigorosa y unida promoción de la adoración verdadera.—Hech. 2:41-47.

      Por lo tanto, si usted está desorientado al buscar los cristianos verdaderos en nuestro día, es importante que tenga presente el buscar un CUERPO unido de ellos, todos enseñando las mismas cosas acerca de los propósitos de Dios. Tienen que estar llevando vidas limpias, morales, rectas. Además, tienen que estar hablando celosamente a otros en cuanto a la Biblia, promoviendo la adoración verdadera, ayudando a los nuevos a llegar a ser discípulos de Cristo. Así están aumentando los “bienes” del Rey. ¿Encuentra usted un pueblo como ése en su comunidad?

      ¿Cómo llega a su conclusión el cumplimiento de la parábola en nuestro tiempo? Habría de haber una inspección y remuneración de los esclavos por el hombre acaudalado. El cumplimiento de esto se considerará en el siguiente número de La Atalaya.

  • ¿Recuerda usted?
    La Atalaya 1975 | 15 de enero
    • ¿Recuerda usted?

      ¿Ha leído usted cuidadosamente los números recientes de La Atalaya? En tal caso, sin duda recordará los siguientes puntos:

      ● ¿Qué es el “lugar que en hebreo se llama Har-Magedón”?—Rev. 16:16.

      No es un lugar literal sino que denota una situación mundial que envuelve una guerra decisiva. Denota aquella etapa en la hostilidad del mundo contra Dios que, cuando se alcanza, requiere que se resuelva la cuestión que ha dado origen a dicha hostilidad.—Pág. 232.a

      ● ¿Por qué no es indicación de que falta mucho para el día del juicio ardiente de Jehová el hecho de que las iglesias de la cristiandad y otros grupos religiosos sean fuertes en la actualidad?

      El fin de los sistemas religiosos que componen “Babilonia la Grande” ocurrirá de repente mientras todavía funcionan y tienen la apariencia de ser organizaciones poderosas. Revelación 17:16, 17 muestra que Dios pondrá en el corazón de los sistemas políticos el destruirlos.—Págs. 373, 374.

      ● ¿Por qué, como declara Proverbios 25:17, puede el no ‘hacer raro uno su pie en la casa de su semejante’ hacer que llegue a ser ‘objeto de odio’?

      La gente, hasta amigos en estrecha relación, necesitan momentos a solas. Las visitas muy largas o demasiado frecuentes pueden hacer que los visitados se resientan por la venida de uno.—Págs. 382, 383.

      ● ¿Qué muestra que las palabras de Jesús, “habrá grandes terremotos,” se han cumplido desde 1914 E.C.?—Luc. 21:11.

      Los terremotos desde 1914 E.C. han sido “grandes” en términos de poder, vidas que se

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