Un día feliz para los misioneros en el Japón
EL VIERNES 17 de mayo de 1985 fue un día de sol en sentido espiritual para los 76 misioneros en el Japón. Como el grupo más grande que haya habido en un solo país, estos misioneros, después de casi 40 años, todavía están esparciendo activamente las verdades bíblicas. Entusiasmados por este privilegio de reunirse “una vez al año”, se dirigieron a la sucursal en Ebina desde sus diez hogares misionales, esparcidos por todo el país. Algunos vinieron desde asignaciones distantes como superintendentes viajantes.
Los saludos y la conversación entusiásticos entre este grupo feliz fueron interrumpidos a la 1.00 de la tarde. El superintendente de zona dio comienzo a la reunión. A medida que se pasaba lista, cada misionero decía su país de origen, el número de la clase de Galaad a que asistió y la cantidad de años en el servicio en el extranjero. ¡Qué animador fue ver a misioneros de hasta la séptima clase todavía activos y fieles en su asignación después de unos 37 años! Después de presentar información sobre el establecimiento de la Escuela de Galaad en 1943, el superintendente de zona encomió afectuosamente a los misioneros por haber aprendido el difícil idioma japonés. Luego se consideraron preguntas acerca del mejoramiento del servicio docente bíblico que se ofrece a la gente del Japón. A esto siguió un vivo intercambio.
Ministros experimentados mencionaron cómo utilizan el folleto “¡Mira! Estoy haciendo nuevas todas las cosas” para dar un cuadro general del registro histórico de la Biblia y las enseñanzas de esta. Respecto a esta consideración, un misionero resumió el parecer de todos los presentes así: “Fue muy satisfaciente enterarse de lo mucho que se interesan los hermanos de las oficinas centrales en ayudar a efectuar la obra aquí... solamente el saber eso nos mantiene activos”. Todos los misioneros estaban llenos de alegría por poder “participar en la reunión” y, como ellos dijeron, “expresar nuestras necesidades para llevar a cabo eficazmente el ministerio que apreciamos de todo corazón”. Cierto misionero pudo apreciar que tal interés por parte de la organización de Jehová verdaderamente “reflejaba un esfuerzo por comprender la situación aquí”. Otro declaró: “Nos alegró especialmente la sugerencia de preparar varias presentaciones a fin de poder hacer frente al problema de abarcar frecuentemente el territorio”.
Después de esta consideración animada, a los misioneros se les invitó entonces a una consideración animadora en sentido espiritual de respuestas a preguntas bíblicas. Algunos dijeron: “Esta presentación nos hizo recordar los días que estuvimos en Galaad”. Otro comentó: “Me ayudó a estar verdaderamente resuelto a estudiar a fondo la Palabra de Dios”. Luego todos pasaron a uno de los comedores para tomar algunos refrigerios y volver a familiarizarse con los que venían de asignaciones distantes. Pasaron la tarde considerando muchas experiencias interesantes que relataron los misioneros que participaron en ellas. Una de estas tenía que ver con cierta joven que se sintió impelida a aprender la verdad debido a que desde niña había observado la conducta excelente de los ocupados misioneros que vivían cerca de su hogar en Nagasaki. ¡Hoy ella y su esposo están en la verdad! Otro relató acerca de un buen estudio bíblico que se comenzó debido a que el misionero había hecho “una última visita” al final del día.
Llenos de celo y entusiasmo renovados, los misioneros regresaron a sus asignaciones refrescados y agradecidos por la atención personal que Jehová les había extendido mediante su amorosa organización. El domingo siguiente, el superintendente de zona, A. D. Schroeder, dirigió la palabra mediante líneas telefónicas a un auditorio de 174.959 personas reunidas por todo el Japón. Como punto culminante de su discurso, presentó la edición en japonés de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras—con referencias—, de 1.792 páginas... ¡otro nuevo instrumento excelente para que lo utilicen los 102.206 Testigos del Japón!