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  • Los festejos requieren moderación cristiana
    La Atalaya 1969 | 15 de septiembre
    • de Nigeria hizo notar que lo que es limpio y apropiado puede “ceder a la música mundana popular que por lo general atrae al sexo y despierta un deseo de baile que estimula al erotismo. Esto sería perjudicial para los presentes.”b

      Comprendiendo que puede suceder esto, especialmente si se contrata una orquesta mundana, un ministro de Nueva Escocia hizo una grabación magnetofónica de la música que habría de tocarse en su recepción. Así el baile estuvo en armonía con la moralidad y la moderación cristianas. Muchos que estuvieron en esa recepción disfrutaron de participar en la contradanza de grupo.

      Otro punto notable en cuanto a esa recepción fue el hecho de que no se sirvieron bebidas alcohólicas. No era caso de que éstas se prohíban a los cristianos, pues hasta Jesús suministró vino en Caná. Pero en este caso al novio le pareció que a algunas personas de esa sección se les pudiera hacer tropezar si se sirvieran bebidas alcohólicas. Pensó en las palabras: “Es bueno no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna por la cual tu hermano tropiece.” (Rom. 14:21) Si se sirven tales bebidas en una recepción, debe haber amplias provisiones para los que prefieren bebidas no alcohólicas. Evidentemente no era raro que los judíos del día de Jesús se embriagaran en los banquetes de bodas. (Juan 2:10) Hoy, pues, los cristianos deben ejercer gran precaución para que dichas ocasiones felices no sean afeadas por el exceso en el beber.—Pro. 23:20, 21.

      ¿Es preciso que para tener éxito la celebración siga hasta muy altas horas de la noche? No. Un superintendente de un país latinoamericano dijo que de vez en cuando “las recepciones siguen hasta las primeras horas de la mañana. Se sirve una comida completa alrededor de las 11:30 p.m. Se sabe que los grupos que se reúnen para participar en el ministerio del campo a la mañana siguiente reciben muy poco apoyo.” Aunque sea común en el país de uno celebrar hasta tan altas horas de la noche, ¿es preciso que los cristianos sigan costumbres que los dejen tan cansados para el día siguiente que no puedan servir apropiadamente a su Creador? ¿Sería eso demostrar moderación? Al contrario, los arreglos que hacen los cristianos espiritualmente maduros armonizan con el consejo: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios.”—1 Cor. 10:31.

      Por eso, si los cristianos optan por efectuar una reunión social como un banquete de bodas, éste no debe seguir el modelo de las fiestas ruidosas e inmoderadas del mundo que están plagadas de excesos en el comer y en el beber. Más bien, debe ser una reunión bien arreglada, feliz, que manifieste moderación cristiana. El cristiano de Nueva Escocia a quien se mencionó antes dijo: “Tres años después visitamos la congregación, y todavía se acordaban de la recepción como un buen ejemplo.” ¡Cuán agradables los frutos de la moderación cristiana!

      FIESTAS DE REGALOS DE BODAS

      En algunos países es común que los amigos y los parientes de los novios celebren una reunión antes de la boda. A menudo se llama “shower” (lluvia), porque los que asisten pueden, por decirlo así, dejar caer una “lluvia” de regalos a la pareja.

      De nuevo, de ninguna manera es preciso hacer esto; tampoco es preciso que las personas de países donde esto no es común piensen que deba instituirse. Pero si se planea tal reunión social, ésta también debe reflejar principios cristianos, incluso moderación. Lo que se ha dicho antes en cuanto a alimento, bebida y diversiónc aplicaría.

      Sin embargo, parece apropiado hacer unos comentarios especiales en cuanto a regalos. Qué triste sería que algún cristiano invitado a un “shower” pensara que no podría aceptar la invitación por no poder dar un regalo costoso, o ningún regalo en absoluto. ¿Desearían los cristianos verdaderos poner a una persona en semejante situación? Se supone que un regalo es una expresión espontánea de cariño. Tal expresión puede asumir muchas formas, y un regalo tangible en un acontecimiento específico no debe ser una obligación.

      En algunos lugares cuando se celebran tales “showers,” los regalos se agrupan sin poner los nombres de los donantes. ¿Por qué? Esos cristianos están conscientes del consejo de Jesús de que los regalos no deben darse para glorificar al donador. (Mat. 6:1-4) Les parece que si alguien no trajo regalo, otro trajo una pequeña muestra de cariño y todavía otro un regalo costoso, se podrían hacer comparaciones desamoradas de los regalos y de los que los hicieron.—Mat. 7:12.

      ¿Significa esto que es incorrecto identificarse uno como donador de cierto regalo? No, no se trata de eso. En otros lugares los cristianos en las bodas y en los “showers” entregan personalmente sus regalos o adjuntan tarjetas firmadas a los regalos. Pero si los regalos se abren o se exhiben, no se anuncia públicamente quiénes los hicieron. Así no hay posibilidad de abochornar a nadie.

      Hoy la gente que no adora a Jehová a menudo celebra festejos inmoderados que los identifican como “amadores de placeres más bien que amadores de Dios.” (2 Tim. 3:4) Pero los siervos de Jehová, guiados por su Palabra inspirada, demuestran comprensión y aprecio maduro de este comentario, que merece repetirse: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios.” (1 Cor. 10:31) Así salen de las reuniones sociales, no con conciencias inquietas, sino con la satisfacción de haber disfrutado de esparcimiento y al mismo tiempo de haber sido edificados espiritualmente.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1969 | 15 de septiembre
    • Preguntas de los lectores

      ● La Biblia dice que Moisés vivió ciento veinte años. ¿Cómo, entonces, pudo escribir, en el Salmo 90:10, que los años de un hombre solo son setenta u ochenta?—J. W., Inglaterra.

      El sobrescrito del Salmo 90 dice: “Oración de Moisés, hombre del Dios verdadero.” Escritores talmúdicos judíos y muchos doctos concuerdan en atribuir este salmo a Moisés. Por ejemplo, Franz Delitzsch, notable profesor de la Universidad de Leipzig, escribió: “Difícilmente existe un monumento literario de la antigüedad, que justifique tan brillantemente el testimonio tradicional de su origen como este Salmo. No solo en lo que tiene que ver con su contenido, sino también en lo que tiene que ver con su forma literaria, es cabalmente apropiado para Moisés.”

      En el Salmo 90 Moisés escribió: “En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo en lo que insisten es en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar rápidamente, y volamos.” (Sal. 90:10) Muchos se han preguntado cómo Moisés pudo escribir esto puesto que él mismo vivió más allá de esa edad. Según Deuteronomio 34:7: “Moisés tenía ciento veinte años de edad al morir. Su ojo no se había oscurecido, y su fuerza vital no había huido.”

      Esto realmente no presenta ningún problema serio. Aunque no sabemos la edad de Moisés cuando compuso este salmo, evidentemente por lo que observó sabía que setenta años era una vida cabal, y ochenta años era en exceso de lo normal. Claramente, casi todos los israelitas adultos de la generación que salió de la esclavitud en Egipto no fueron particularmente longevos. Los que tenían más de veinte años de edad al tiempo del éxodo perecieron para el fin de los cuarenta años de viaje.

      Es verdad, hubo excepciones, como Moisés (120), Aarón (123), Josué (110) y Caleb (más de 85). Sin embargo, tales excepciones no

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