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  • Job... la clave para saber por qué Dios permite el mal
    La Atalaya 1977 | 15 de abril
    • Jehová vuelve a hablar, y esta vez censura a los tres amigos de Job. Requiere de ellos que ofrezcan sacrificios y le manda a Job que interceda por ellos. Después de eso Job es bendecido con siete hijos y tres hijas hermosas y con el doble del ganado que tenía antes. Después de vivir 140 años más, Job muere “viejo y satisfecho de días.”—Job 42:1-17.

      Verdaderamente el libro de Job nos ilumina en cuanto a por qué Dios permite el mal, por qué permite que los justos sufran. Él ha hecho esto para probar que la jactancia de Satanás de que puede apartar de Dios a todos los hombres es falsa. Al mismo tiempo esto les suministra a todos los que aman a Dios y la justicia la oportunidad de demostrar la sinceridad de su adoración por medio de demostrar que son guardadores de integridad. ¿Será usted uno de éstos? Si lo es, puede tener el galardón de vida eterna que Jehová Dios les ofrece a todos sus siervos fieles. Esto se ha hecho posible por el sacrificio del mayor guardador de integridad, Jesucristo.—Juan 3:16.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1977 | 15 de abril
    • Preguntas de los lectores

      ● Parece que con gran frecuencia el esposo le deja a la esposa la tarea de educar y disciplinar a los hijos. ¿Qué dice la Biblia acerca de esto? ¿Es realmente ‘trabajo de la esposa’?

      Es cierto que en muchos lugares los hombres piensan que la esposa es la que debe guiar y corregir a los hijos. Pero la Biblia no está de acuerdo con eso; muestra claramente que ambos cónyuges tienen ese deber.—Pro. 1:8.

      Por supuesto, uno tiene que ser razonable y considerar la realidad tocante a las circunstancias en que se encuentran muchas familias. A menudo el esposo efectúa trabajo seglar para sostener la familia, de modo que no está en casa gran parte del día. Y en muchos casos la esposa trabaja en la casa la mayor parte del tiempo y hace allí su contribución valiosa para la felicidad y el bienestar de toda la familia. Si ella es el miembro del equipo de marido y mujer que está en contacto con los hijos corrientemente durante el día, es natural que ella les suministre mucha de la guía y disciplina que necesitan.

      Pero, en realidad, lo que causa resentimiento en cada vez más mujeres es que el esposo se muestre renuente a participar en educar a los hijos cuando está en casa con la familia.

      Lo que la Biblia dice en cuanto a educar y disciplinar a los hijos es tanto sensato como instructivo. Por ejemplo, leemos: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él. Castiga a tu hijo y te traerá descanso y le dará mucho placer a tu alma.” (Pro. 22:6; 29:17) Dios coloca la responsabilidad tanto en el padre como en la madre. Por eso su consejo a los hijos es: “Observa, oh hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la ley de tu madre. Escucha a tu padre que causó tu nacimiento, y no desprecies a tu madre simplemente porque ha envejecido.” (Pro. 6:20; 23:22) Por consiguiente, aunque el esposo no esté en casa durante el día, debe interesarse activamente en criar a sus hijos con buen éxito. Él no es simplemente ‘el que gana el pan de la familia.’

      Sin embargo, quizás llegue cansado a casa, y buscando ‘paz y quietud.’ Por eso, cuando se le presenta un problema cotidiano que envuelve a los hijos, pudiera sentirse tentado a decirle a su esposa: ‘Encárgate tú de eso. Tú estás con ellos todo el día y por eso puedes determinar qué pudiera ser mejor para ellos.’ Es probable que ella pueda hacerlo, como posiblemente lo haya tenido que hacer durante el día. Pero cuando el esposo de ella está en casa, ¿por qué no debería cooperar él con ella en educar a los hijos? Eso sería lo amoroso y lo considerado por parte de él.

      Además, como cabeza de la familia Dios le ha confiado la responsabilidad de llevar la delantera en guiar y corregir a los hijos. La Palabra de Dios dice: “Ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová.” (Efe. 6:4) Y la Biblia compara la disciplina provechosa de parte de Jehová Dios con la disciplina con buenos motivos procedente de un padre humano, disciplina que engendra respeto en sus hijos y que produce fruto pacífico.—Heb. 12:7-11.

      Sin embargo, eso no significa que una vez que él llega a casa el trabajo es totalmente de él. No, la Biblia no divide la responsabilidad de acuerdo con las horas del día. El esposo y la esposa son un equipo en el cual ambos comparten la responsabilidad y ambos deben mostrarse consideración uno al otro. Ambos deben reconocer que juntos tienen la responsabilidad bíblica de ayudar y guiar a sus hijos en toda ocasión que puedan. (Deu. 11:18-21) Cuando el esposo y la esposa cooperan en hacer eso, lo probable es que el resultado sea felicidad y buen éxito. Los hijos ciertamente se beneficiarán por tener la guía y la disciplina amorosas de ambos padres. Y el esposo probablemente descubra que su esposa no muestra resentimiento, sino que obtiene satisfacción de saber que cuenta con el amor y la cooperación de él.

      Hasta en una comunidad o un país en el cual se ‘acostumbre’ dejar la educación y disciplina de los hijos a la esposa, es sensato y provechoso que sigamos el camino que bosqueja nuestro Creador en Su Palabra inspirada. Por eso, la educación y disciplina de los hijos no es ‘trabajo de la esposa’; es ‘trabajo de los padres’... de ambos padres.

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    La Atalaya 1977 | 15 de abril
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