La economía de movimientos ahorra dinero, energía y tiempo
ELLA acababa de llegar de las tiendas cuando vio sobre la mesa la carta que no había enviado. “¡Ay, olvidé la carta de nuevo! ¡debí haberla enviado ayer!” Algo irritada, mayormente consigo misma por haberla olvidado, regresó a la oficina de correos antes de que cerrara. “¡Qué desperdicio de dinero, energía y tiempo!” pensó ella.
Por supuesto, a cualquiera le podemos perdonar el ser olvidadizo. Pero en el mundo de los negocios los expertos en eficiencia tratan de evitar esta clase de desperdicio por medio de eliminar movimientos innecesarios. La meta de ellos es el logro de más cosas en menos tiempo y con menos energía, a menos costo. Esto se llama “economía de movimientos.” Unos ejemplos pudieran ilustrar cómo se puede aplicar el mismo principio a la vida diaria.
Planee de antemano
La persona que planea de antemano le lleva definitiva ventaja a la que se apresura a hacer las cosas sin planearlas. La técnica de hacer las cosas sin plan alguno, como se le ocurra a uno al momento, puede ser costosa.
Por ejemplo, un ama de casa que planea de una sola vez las comidas de toda una semana no tiene la preocupación diaria de “¿qué plato prepararé hoy?” y tampoco tiene que estar viajando de continuo a la tienda de provisiones. Una lista semanal de compras le facilita comprar muchas de las cosas necesarias con por lo menos varios días de adelanto. Los menos viajes de compras que se hacen significan un ahorro de dinero, energía y tiempo.
Planee de antemano si va a emprender una tarea que nunca antes ha hecho, como la de empapelar la sala de su casa. Encárese a la realidad de que, por ser usted principiante, el proyecto pudiera costarle más de la cantidad normal de tiempo y energía nerviosa. Pida consejo a personas que tengan experiencia; permita que le adviertan sobre los errores que deben evitarse.
Antes de comenzar, pregúntese: “¿Tengo suficiente tiempo para terminar lo que voy a comenzar? ¿Tengo todos los materiales y las herramientas necesarios? ¿Están mis herramientas en buenas condiciones?” Se puede desperdiciar mucha energía forcejeando con herramientas que no funcionan correctamente.
También pregúntese: “¿Tengo suficiente dinero para llevar a cabo el proyecto hasta verlo terminado?” La Biblia, en Lucas 14:28, razona así: “¿Quién de ustedes que quiere edificar una torre no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo suficiente para completarla?” ¡Qué desperdicio de dinero sería comenzar un proyecto que financieramente no se pudiera terminar!
El planear de antemano también es importante cuando uno se muda a una casa nueva. En la parte exterior de las cajas y el embalaje escriba en qué habitación o lugar deben poner la carga los que hacen la mudanza: en la cocina, el dormitorio, la sala y así por el estilo. Entonces no tendrá que arrastrar cajas pesadas de un lugar a otro cuando desempaque.
Decida de antemano en qué orden va a poner los muebles. Pudiera dibujar a escala un plano del piso en el cual se muestren las diversas habitaciones de la nueva casa, incluso dónde están las puertas y las ventanas; entonces recorte modelos a escala de sus muebles. Mueva los modelos de papel sobre el plano del piso para determinar la solución más práctica. Es mucho más fácil y rápido hacer esto que tener que mover los muebles mismos. Esto hasta puede ahorrarle dinero, porque el movimiento excesivo puede causar daño a los muebles, sin hablar del piso o la alfombra.
Piense de antemano
El pensar de antemano envuelve más que sencillamente planear de antemano. Al hacer un mapa de la ruta que quiere seguir, el conductor de un automóvil ha planeado de antemano. Pero, ¿ha pensado de antemano? ¿Ha comparado él cuidadosamente el tiempo, los gastos y la energía que requiere cada una de las rutas? Debido a la congestión del tránsito o a las malas condiciones de la carretera, cierta ruta, aunque más corta, podría resultar más costosa, más consumidora de tiempo y más peligrosa. El pensar de antemano también incluye no planear un itinerario demasiado rígido, sino permitir un margen de tiempo para cualquier suceso imprevisto.
Aprenda a no postergar los asuntos, porque como dijo el poeta inglés Edward Young, del siglo 18: “La dilación roba tiempo.” También energía y dinero. Veamos un ejemplo. Mientras se está vistiendo, usted descubre un botón suelto. ¿Lo cose inmediatamente, o por lo menos lo quita de donde está y lo pone en un lugar seguro hasta que pueda coserlo, o es usted de los que lo dejarían en suspensión —muy literalmente— hasta que un día el botón se cae y se pierde? ¿Entonces qué? Después de buscar y no encontrar un reemplazo exacto, usted quizás termine comprando un juego completo de botones nuevos. Ha desperdiciado dinero, energía y tiempo. De manera similar, las reparaciones costosas y consumidoras de tiempo del auto o del hogar pueden evitarse por medio de actuar tan pronto como uno descubre que algo necesita arreglo, antes de que la mala condición se haga más seria.
Mantenga las cosas en el lugar apropiado
“¿Dónde están mis anteojos?” “¿Se llevó alguien mi lápiz?” “¡No puedo hallar mis llaves!” ¿Le suena familiar eso? El buen hábito de mantener las cosas en el lugar apropiado le ayudará a encontrarlas rápida y fácilmente. También le salvará de la posible vergüenza de imputar culpa a alguien inocente.
El secreto de una oficina bien organizada consiste en archivar los papeles de tal manera que uno pueda encontrarlos rápidamente cuando los necesite. El mismo principio también aplica a un hogar bien organizado. Pero, ¡una palabra de advertencia! El lugar apropiado de una cosa es siempre su lugar lógico.
El lugar apropiado de una cosa también es su lugar más práctico. Sería mejor no guardar las cosas que se usan a menudo en el fondo de una gaveta o en la parte trasera de una alacena, sino en un lugar de fácil acceso. ¿De qué le sirven las herramientas si están escondidas debajo de unas cajas en el ático?
Haga el mejor uso del tiempo
La expresión “el tiempo es oro” comunica la idea de que el tiempo es valioso. Esto siempre ha sido cierto. El apóstol Pablo dijo a los cristianos del primer siglo que no deberían estar desperdiciando el tiempo en cosas no productivas, sino que deberían estar “comprándose todo el tiempo oportuno” para hacer obras excelentes.—Efe. 5:16.
Por ejemplo, no desperdicie tiempo estudiando cuando está tan cansado que no puede concentrarse. Escoja un momento en que pueda sacar el máximo provecho del tiempo, cuando pueda estudiar sin interrupciones ni distracciones.
Otra manera de sacar el máximo provecho de su tiempo es hacer arreglos para efectuar una tarea de una sola vez, más bien que hacerla a plazos. En vez de emplear varias tardes en empapelar la sala de su casa, ¿por qué no hace el trabajo durante un fin de semana, cuando puede trabajar uno o dos días sin interrupción? Piense en el tiempo y esfuerzo que ahorrará al no tener que repetir cada tarde el mismo procedimiento de cambiarse y ponerse ropa de trabajo, preparar el equipo y los materiales, y después limpiar el lugar y lavarse.
Aprenda a hacer varias cosas a la vez
Un ama de casa eficiente puede hacer varias cosas a la vez. Por ejemplo, mientras espera que un bizcocho termine de hornearse o la carne termine de freírse, ella va preparando la ensalada, o quizás hasta planchando o haciendo la limpieza del hogar.
Aprenda de ella. Trate de combinar actividades menos productivas con otras productivas. Por ejemplo, convierta en actividad la inactividad de una espera (en la oficina del médico o en algún otro lugar), por medio de leer literatura constructiva. Esto le ahorrará el tiempo de leerla después. Combine la actividad pasiva de viajar, especialmente en autobús, tren o avión, con la lectura.
Cuando el leer o efectuar alguna otra actividad no resulta práctico, entonces use el tiempo en meditar. Haga mentalmente una lista de las tareas que tiene que hacer y determine la mejor manera de empezar a efectuarlas. Tenga una libreta de notas a la mano para anotar cualquier idea. Muchos testigos de Jehová, mientras están ocupados en alguna actividad, escuchan grabaciones en cassette de libros de la Biblia que se han provisto precisamente para escucharlas en tales momentos.
Por supuesto, el hacer dos cosas a la vez no siempre es conveniente, o aconsejable. Sea especialmente cuidadoso al estar trabajando con máquinas. En la mayoría de los casos las actividades de esta naturaleza merecen atención indivisa o exclusiva. El tratar de leer un mapa de carreteras mientras uno conduce el auto pudiera ahorrarle tiempo, pero podría costarle algo mucho más valioso... ¡la vida de uno o la de otra persona!
Lo necesario de ser equilibrado
Puesto que la economía de movimientos puede ahorrarle dinero, energía y tiempo, pregúntese: “¿Puedo eliminar trabajos y movimientos innecesarios?” No tema cambiar la manera en que usted hace las cosas. Por supuesto, si trabaja bajo la supervisión de otra persona, sería sabio considerar con ésta cualquier cambio importante en sus hábitos de trabajo, para asegurarse de que el cambio sea verdaderamente práctico. Pudiera ser que la experiencia haya mostrado lo contrario.
Sobre todo, sea equilibrado en este asunto de la economía de movimientos. No se convierta en un perfeccionista, que se irrita cada vez que se desperdicia tiempo o energía, sea verdadera o imaginariamente. Esto puede perjudicarle la salud, y ciertamente roba gozo a usted y a los que le rodean. No hay razón para permitir que el gozo de vivir se deteriore y llegue a ser solamente un frío y eficiente trabajo de vivir.
Cuando trabaje con otras personas, tenga presente que no todo el mundo puede desarrollar el mismo grado de eficiencia. A la larga usted podrá depender más del trabajador alegre que es menos eficiente que del trabajador con eficiencia de 100 por ciento que hace su trabajo con hastío, falta de gozo e indiferencia.
De modo que la eficiencia sí tiene su lugar. Pero no se convierta en esclavo de la eficiencia. Deje que ella llegue a ser esclava suya. El poner en práctica la economía de movimientos de manera razonable aumentará su gozo y el gozo de los que le rodean.
[Comentario en la página 27]
El planear las comidas de la semana con anticipación puede significar menos viajes al mercado
[Comentario en la página 28]
Tome la acción necesaria tan pronto como vea que algo necesita reparación