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  • ¿Puede usted hacer más placentero su trabajo?
    ¡Despertad! 1984 | 8 de enero
    • llegue el fin de semana. ¡Puede que hasta se sienta simplemente como un prisionero que está cumpliendo una condena en la prisión!

      Contribuya a que haya un ambiente alegre. Mantenga el lugar donde usted trabaja, así como los lavamanos y los retretes, tan limpios y nítidos como pueda. Quizás se le permita colocar una planta en algún lugar o un cuadro de buen gusto en la pared para alegrar un poco el ambiente. Tal vez su esfuerzo por tratar de mejorar el ambiente influya en otros y dé a la gerencia el incentivo para hacer otros cambios deseables.

      Sea agradable y amistoso. Sin duda usted no querrá participar con sus compañeros de trabajo en prácticas poco honradas o de índole inmoral; pero aun así, puede seguir este consejo de las Escrituras: “Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres” (Romanos 12:18). No permita que las diferencias de opinión o los choques de personalidad interrumpan el progreso del trabajo. Evite las confrontaciones. Sobre todo, no se deje contagiar del descontento de otros. Mantenga una actitud positiva. ¿Por qué debería usted sentirse desdichado solo porque otros tal vez se sientan así?

      Mantenga su mente alerta. Los trabajos supuestamente monótonos por lo general son aquellos que requieren poco, o ningún, esfuerzo mental. Si su trabajo es de esta clase, puede que le sea un verdadero desafío mantener activa su mente. Trate de meditar en asuntos que haya aprendido anteriormente. Claro, esto no quiere decir que se debe soñar despierto en el trabajo o crear situaciones peligrosas debido a estar pensando en otros asuntos mientras se efectúa una labor que requiera concentración. Pero, al desempeñar alguna labor que no ocupe su mente por completo, mantenga ésta alerta dándole algo que hacer.

      ¡Persevere! No permita que los problemas que surjan en el trabajo le roben su contentamiento. Resuélvalos, o aprenda a vivir con ellos. Aplique el principio bíblico: “No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien”. (Romanos 12:21.)

      Sea equilibrado. El duro trabajo es bueno; pero el tener demasiado de algo bueno no hace que esto automáticamente sea mejor. A las personas que consideran el trabajo como lo más importante (aun más importante que los amigos y la familia) se les llama en países de habla inglesa workaholics —combinación de los términos en inglés work (trabajo) y alcoholics (alcohólicos), como si se dijera “trabajólico”—; pudiéramos llamarlos maníacos del trabajo o “trabajómanos”. A dichas personas les falta el equilibrio. Aunque el apegarse a un horario extremadamente cargado tal vez las haga felices a ellas, rara vez hace felices a los que tienen que vivir y trabajar con ellas.

      Un “trabajómano” no debería engañarse creyendo que lo que lo impulsa es el puro amor al trabajo. La causa fundamental de su conducta muy bien pudiera ser un sentimiento de inseguridad, un espíritu ambicioso o hasta la codicia. Puede que se trate de un vano “esforzarse tras el viento” que pudiera resultar en graves problemas personales y hasta en una muerte prematura. La Biblia aconseja que se haga “duro trabajo”, pero los “trabajómanos” pasan por alto que ésta también dice que “mejor es un puñado de descanso que un puñado doble de duro trabajo y esforzarse tras el viento”. Solo se puede disfrutar plenamente del trabajo si se mantiene el equilibrio apropiado entre éste y otras actividades. (Eclesiastés 4:6; Efesios 4:28.)

      Usted puede hacer más placentero su trabajo por medio de poner en práctica algunas de las sugerencias que se acaban de mencionar. Pero, aparte de lo que ya se ha dicho, ¿sabía usted que el trabajo puede prolongarle la vida?

  • ¡Prolongue su vida mediante el trabajo!
    ¡Despertad! 1984 | 8 de enero
    • ¡Prolongue su vida mediante el trabajo!

      EL TRABAJO, especialmente cuando es placentero, puede prolongar la vida. Esta afirmación tiene respaldo científico. Por ejemplo, cierto estudio que se realizó entre personas de edad avanzada, el cual duró 15 años, mostró que lo que más contribuye a la longevidad es la satisfacción que se deriva del trabajo. La felicidad ocupó el segundo lugar.

      Hace algunos años, la antropóloga Sula Benet llevó a cabo un estudio sobre los abjasios, pueblo de la Unión Soviética. El estudio reveló que la cantidad de abjasios que vivían 90 años de edad o más era 25 veces mayor en comparación con la de otros ciudadanos soviéticos. ¿Cómo explicó ella sus hallazgos? Escribió: “Tanto la medicina soviética como los abjasios concuerdan en que los hábitos de trabajo de éstos tienen mucho que ver con su longevidad”.

      La gente que sigue trabajando durante toda su vida tiene mayor probabilidad de vivir por más tiempo. A la larga, los que se jubilan y dedican mucho tiempo a viajar y a pasatiempos no hallan que esto sea totalmente satisfaciente. ¿Por qué? Porque dichas actividades no son trabajo que produzca “algo de valor para otras personas”. Solo al hacer cosas por otras personas —hasta el grado que lo permitan nuestra salud y circunstancias— podemos seguir experimentando satisfacción.

      La capacidad del trabajo en lo relacionado con prolongar la vida es, por supuesto, limitada. Tarde o temprano, prescindiendo de lo satisfaciente que pudiera haber sido nuestro trabajo, nos llega la hora de la muerte. ¡Pero hay otra clase de trabajo cuya realización encierra la promesa de vida que ha de prolongarse por una eternidad! ¿Es eso realmente posible? ¿Qué clase de trabajo pudiera ser ése?

      El trabajo más placentero y remunerador

      La Palabra de Dios, la Biblia, dice en 1 Juan 2:17: “El mundo va pasando [...], pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. Sí, es el hacer la voluntad de Dios lo que puede prolongar la vida por toda una eternidad. Hoy el hacer dicha voluntad incluiría el seguir el consejo que el apóstol Pablo dio a Timoteo: “Trabaja en propagar la buena noticia y desempeña bien tu servicio”. (2 Timoteo 4:5, Nueva Biblia Española [católica].)

      Una parte muy significativa de la “buena noticia” hoy día es ésta: el Reino de Dios, por el cual los cristianos llevan mucho tiempo orando, ya ha sido establecido en los cielos. Actualmente está reuniendo aquí en la Tierra a sus súbditos y preparándolos para que sobrevivan al fin del sistema inicuo de cosas de Satanás. (Mateo 6:10; Daniel 2:44.)

      ¿Pudiera haber algo más placentero y remunerador

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