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Manteniendo mi música en su lugar¡Despertad! 1981 | 8 de abril
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de Jehová pasaron por aquí hoy.” Me avisó que regresarían la semana siguiente. Luego nos enteramos de que Tom McIntosh había pedido que alguien con un interés similar —la música, por supuesto— nos visitara. Al Kavelin y su esposa nos visitaron. Al había logrado gran éxito como conductor de banda.
Al empezar nuestros estudios de nuevo, por fin comenzamos a desarrollar verdadero aprecio por las cosas sagradas. Con el tiempo mi esposa y yo dedicamos nuestra vida al servicio de Jehová Dios, y simbolizamos esta dedicación por medio de bautismo en agua. Finalmente, después de adquirir madurez cristiana, fui nombrado anciano de la congregación.
Manteniendo el equilibrio
Sí, amo la música. Siempre la he amado. Pero siempre pido en oración que como cristiano pueda mantener el debido equilibrio en lo que toca a ese amor. Reconozco que por bien que toque mi instrumento o por bien que componga o por bien que resulte una pieza musical de película o cualquier otro éxito que tenga, ninguna de esas cosas, ni todas juntas, pueden hacer que yo merezca la vida bajo el nuevo orden de Dios. Han pasado más de doce años desde que dediqué mi vida al servicio de Jehová, y soy testigo del hecho de que uno tiene que mantenerse alerta para guardar su espiritualidad.
Por ejemplo, poco después de mi bautismo comencé a faltar a las reuniones cristianas. Otra vez la música estaba reemplazando los intereses espirituales que eran de mayor importancia. Pero un anciano cristiano amablemente me llamó la atención a lo que estaba sucediendo, y, por aprecio a la ayuda que él me dio, hice los ajustes necesarios. El dinero y la fama en el mundo de la música ya no tenían importancia en mi vida. ¿Significa esto que abandoné mi labor como músico y compositor?
No, no significa eso. Reconozco que mi tipo de trabajo me puede exponer a un ambiente malsano... muchos músicos están envueltos en las drogas y la inmoralidad. Pero, ¿puede usted pensar en algún trabajo seglar, sea de tipo profesional o no, en el cual no se hallen rasgos de falta de honradez, corrupción, inmoralidad, alcoholismo, juego por dinero y así por el estilo? Estos elementos, y aun las drogas, se ven ahora en todo nivel de la sociedad. No se puede evadir el roce con ellos, en casi todo empleo o trabajo.
A la vez, como en mi caso, si debido al empleo que tiene un cristiano su espiritualidad empieza a sufrir, se le debe llamar la atención a ello. Yo tomé las medidas necesarias para salvaguardar mi espiritualidad. Además, como músico, he tenido la oportunidad de hablar sobre las buenas nuevas del reino de Dios a muchas personas del campo del entretenimiento a quienes otros testigos nunca llegarían a hablar.
Hace tiempo ya que la música no ocupa un lugar principal en mi vida como en años anteriores. El privilegio de servir a Jehová es mi posesión más preciosa. Él quiere que su pueblo sea feliz, y yo sí soy feliz. Además, abrigo la esperanza de que si gano el premio de la vida en Su nuevo orden seré feliz, sea que tenga el saxófono o no.—Contribuido.
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Clasificando el yo¡Despertad! 1981 | 8 de abril
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Clasificando el yo
¿Cómo se clasifica a sí misma la gente respecto a cualidades como las de dotes de mando y saber llevarse bien con otras personas? La Junta Universitaria de los Estados Unidos pidió a 10 millones de jóvenes estadounidenses que se clasificaran a este respecto. “A juzgar por las respuestas, los que cursan el último año de escuela secundaria en los Estados Unidos no están atormentados por sentimientos de inferioridad,” escribe el sicólogo David G. Myers. “En ‘dotes de mando,’ el 70 por ciento se clasificó sobre el término medio, el 2 por ciento bajo el término medio. . . . En ‘saber llevarse bien con otras personas,’ el cero por ciento de los 829.000 estudiantes que respondieron se clasificó bajo el término medio; el 60 por ciento se colocó entre el 10 por ciento de sobresaliente excelencia; ¡y el 25 por ciento se vio entre el 1 por ciento de sobresaliente excelencia!”
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