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El matrimonio entre adolescentes... ¿placentero, o doloroso?¡Despertad! 1984 | 22 de enero
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El matrimonio entre adolescentes... ¿placentero, o doloroso?
FUE una boda hermosa. El bien parecido novio se veía muy maduro para sus 19 años, y su novia de 18 años de edad sencillamente resplandecía en su hermoso vestido blanco con bordes rosados. Donaldo y Margarita “hacían una buena pareja”... él era capitán del equipo de fútbol, y ella, la principal de las líderes que alentaban los vítores en los partidos de fútbol. En una pequeña capilla pronunciaron sus votos el uno al otro, rodeados de sus padres y muchos amigos íntimos.
Cada año, tan solo en los Estados Unidos, se casan medio millón de novias adolescentes, y Margarita se unió a éstas. Como las demás, ella esperaba hallar felicidad en el matrimonio. “Pero en lo más profundo de mi ser estaba asustada”, reveló Margarita. “Aunque se suponía que éste fuera el día más hermoso de mi vida, me sentía incómoda, y me preguntaba si yo realmente sería feliz.” ¿A qué se debía dicha aprensión?
¿Por qué casarse tan jóvenes?
Margarita estaba encinta. Ella y Donaldo habían estado saliendo juntos desde que ella tenía 16 años de edad, y con el tiempo comenzaron a expresar su afecto de un modo más íntimo. “Habíamos hablado de casarnos, pero en algún tiempo futuro. Yo quería seguir mis estudios y él acababa de emprender los deportes universitarios”, declaró Margarita. “Pero vivíamos en un pueblo pequeño y mis padres tenían muchas amistades; de modo que, por el bien de ellos, nos pareció mejor casarnos. Además, nos amábamos tiernamente el uno al otro.”
Sí, frecuentemente un embarazo que pudiera resultar en un hijo ilegítimo empuja a muchos adolescentes a contraer nupcias. La perspectiva de criar a un hijo sin la ayuda de un esposo puede ser espantosa para una joven que esté encinta. Pero después de estudiar más de 400 casos de madres adolescentes en 1976, el Dr. F. F. Furstenberg concluyó: “Casi no hay diferencia alguna en el que la madre se case. Con el tiempo, tal vez sea tan probable como en el caso de las madres no casadas que ella cargue con la mayor parte de la responsabilidad de mantener al hijo, si no con toda”. Por eso, es un fundamento inseguro para el matrimonio el casarse simplemente para hacer legítimo al hijo que resulte de un embarazo premarital.
Aunque entre una tercera parte y la mitad de todos los matrimonios de adolescentes están relacionados con un embarazo premarital, ésta ciertamente no es la única razón por la cual se casan los jóvenes. El deseo de casarse es natural. El matrimonio es un don de nuestro Creador, quien implantó este deseo en nosotros. Tampoco es necesariamente incorrecto el que se casen dos jóvenes. Aun hoy, en algunos lugares es común el matrimonio entre los adolescentes. Pero en tales áreas el apoyo estrecho de la familia y el ambiente más tranquilo y estable de la comunidad frecuentemente contribuyen a que sea más fácil el que la pareja se ajuste al matrimonio.
Sin embargo, muchos que se casan jóvenes lo hacen para salir de una mala situación en el hogar. Pero ¿es el matrimonio un curalotodo? Victoria, quien se casó en su adolescencia, tuvo una vida de familia dolorosa. Ella admitió: “En casa, mi problema era la comunicación. Éste también era el problema que mi esposo tenía con su familia. Ahora que estamos casados, ¿cuál cree usted que es nuestro problema? ¡La comunicación!”. Pero esta pareja de adolescentes procuró vencer este problema. Se efectuó una mejora lenta y dolorosamente. No obstante, se esforzaron por seguir las normas bíblicas y salvaron su matrimonio.
Otros se casan jóvenes para escapar de una situación infeliz en la escuela o en la comunidad. Muchos jóvenes se dirigen al altar porque quieren tener el prestigio de parecer adultos, mientras que otros quieren imitar a sus amigos recién casados. Hoy día la televisión, el cine y la literatura presentan muchos cuadros encantadores del matrimonio, así como material que estimula el deseo sexual. A muchos, el matrimonio les parece un medio de satisfacer dichas fantasías románticas.
Además de estas razones, el Dr. Lee Burchinal, que figura entre las principales autoridades en el campo de los matrimonios jóvenes, señaló a lo que se considera una causa mayor del matrimonio entre los adolescentes. Notó que en cierto estudio se halló que las adolescentes que se casaban “habían empezado a concertar citas a una edad más temprana, [...] habían tenido más novios, habían estado ‘enamoradas’ más a menudo, habían salido con muchachos más frecuentemente a una edad más temprana”.
Esto resultó ser cierto en el caso de Margarita. “Empecé a salir con muchachos cuando tenía 14 años de edad y tenía un novio a los 15 años de edad”, admitió ella. “También tenía muchos problemas en casa. Mi madre y yo no nos llevábamos bien en absoluto. Yo no podía aguantar que ella me dijera lo que yo debía hacer, de modo que cuando llegué a la edad de 18 años dejé mi hogar y me fui a vivir con otras dos jóvenes. Por fin, hice saber a mamá que Donaldo y yo íbamos a casarnos. Pero jamás olvidaré lo que sucedió después de una luna de miel de un día.”
“Me sentía desgraciada”
“Parecía que de la noche a la mañana yo había cambiado”, reveló Margarita. “Estaba enojada con Donaldo porque yo estaba encinta. Yo no quería tener un bebé, y me sentía entrampada. No podía dejar de pensar: ‘¡Tú me hiciste esto! Tú me hiciste violar mi conciencia. ¡Yo sabía que lo que estábamos haciendo era malo!’. Empecé a perderle el respeto y el amor desde el mismísimo principio de nuestro matrimonio.” Donaldo trataba de ser bondadoso y considerado, pero se le había cargado con la tarea de tratar de agradar a una esposa resentida y de mal genio, mantener su empleo y luchar contra su propio deseo ardiente de participar en los deportes. La presión lo venció y él buscó alivio en la bebida y en ausentarse de la casa por horas —y, con el tiempo, por días— a la vez.
“Yo lo importunaba y lo hería constantemente con mis gritos”, admitió Margarita. “Pero me sentía desgraciada. ¡Me sentía tan culpable por lo que habíamos hecho antes de casarnos! Entonces, cuando llegó el bebé, las cosas simplemente empeoraron. Todo lo que Donaldo hacía me irritaba... hasta cuando se chupaba los labios al comer. Finalmente, los dos ya no podíamos aguantar más.” Margarita y Donaldo llegaron a ser parte de una estadística dolorosa... se divorciaron después de un año y nueve meses de casados. Aunque éste es un caso extremo, no es raro.
“Información que no se ha puesto en tela de juicio”
Marcia Lasswell ha investigado considerablemente el campo del matrimonio. En 1974, como profesora de la Ciencia del Comportamiento, de la Universidad del Estado de California, ella escribió: “Si hay alguna información que no se ha puesto en tela de juicio respecto a que un matrimonio dure o no dure, es que los que se casan muy jóvenes tienen todo en su contra”. Las gráficas a la izquierda muestran los resultados de más de 19.000.000 de primeras nupcias que se consumaron entre 1950 y 1970. Para 1975 muchos de estos matrimonios ya se habían deshecho. ¿Cuáles fueron los más inestables? Note la proporción de divorcios y separaciones con relación a la edad que tenían los cónyuges cuando se casaron por primera vez. En el caso de un hombre que se haya casado en su adolescencia, la probabilidad de que se divorcie o se separe de su esposa es más de dos veces mayor que en el caso del que haya esperado hasta los 25 años de edad para casarse. En el caso de una joven que se haya casado en su adolescencia, ¡la probabilidad de divorcio o separación es tres veces mayor que en el caso de la que se haya casado a los 25 años de edad!
[Tablas]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
RESULTADOS DE TODAS LAS PRIMERAS NUPCIAS EN LOS ESTADOS UNIDOS 1950-1970
Para junio de 1975
MUJERES
Porcentaje Edad al contraer
de divorciadas primeras nupcias
o separadas
100
90
80
70 14-19
60
50
40
20-24
30
25-29
20 30+
10
0
RESULTADOS DE TODAS LAS PRIMERAS NUPCIAS EN LOS ESTADOS UNIDOS 1950-1970
Para junio de 1975
HOMBRES
Porcentaje Edad al contraer
de divorciados primeras nupcias
o separados
100
90
80
70
60
50
14-19
40
30
20-24
20
25-29
30+
10
0
[Reconocimiento]
Fuente: Censo corriente, junio de 1975.
El divorcio y la separación no son los únicos indicios de un matrimonio infeliz. Las gráficas de la columna derecha de la siguiente página representan los resultados que se obtuvieron después de entrevistar a fondo a más de 80 parejas. La mitad de éstas se casaron cuando uno de los novios tenía menos de 19 años de edad y todavía asistía a la escuela secundaria, mientras que las demás se casaron entre las edades de 21 y 26 años de edad. Se les preguntó: ‘Si ustedes pudieran volver a vivir su vida, ¿aplazarían el matrimonio?’, y ‘¿Les parecía que no estaban preparados para lo que el matrimonio trajo?’. ¿En cuál grupo había más personas que hubieran querido esperar? Otras investigaciones han revelado que ¡entre una tercera parte y más de la mitad de los esposos y las esposas jóvenes informaron que lamentaban haberse casado cuando lo hicieron!
[Tablas]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
¿HABRÍA APLAZADO USTED SU MATRIMONIO?
Porcentaje Parejas en que Casados
de los que uno tenía menos entre los 21
contestaron: de 19 años y 26 años
“Sí”
100
90
80
70
50
40
Esposa
Esposo
30
20
10
Esposa
Esposo
0
¿LE PARECÍA QUE NO ESTABA PREPARADO PARA LO QUE EL MATRIMONIO TRAJO?
Porcentaje Parejas en que Casados
de los que uno tenía menos entre los 21
contestaron: de 19 años y 26 años
“Sí”
100
90
80
70
60
50
40
Esposa
30
Esposo
20
10
Esposo
Esposa
[Reconocimiento]
Fuente: Social and Psychological Factors Associated With High School Marriages (Factores sociales y sicológicos relacionados con los matrimonios de estudiantes de escuela secundaria), por Rachel M. Inselberg.
Pero ¿qué hay si usted ya es un adolescente casado? ¿Significa esto que su matrimonio esté destinado a fracasar? ¡De ninguna manera! De hecho, el conocer los peligros que encierra el casarse a temprana edad puede tener un efecto exactamente contrario. Muchos adolescentes se esfuerzan mucho más para que su matrimonio tenga éxito, pues consideran sus desventajas como un desafío. Además, si sinceramente piden en oración que el Autor del matrimonio les ayude, pueden estar seguros que, como ayuda, recibirán ‘poder más allá de lo normal’. Esto es lo que descubrieron Victoria y Marco. (2 Corintios 4:7.)
Sí, hay casos excepcionales en que el matrimonio entre adolescentes no resulta solamente en dolor. Jaime y Ana, por ejemplo, se casaron cuando eran adolescentes. Pero, después que ellos habían estado felizmente casados por 11 años, se les preguntó si volverían a seguir el mismo proceder, y Jaime contestó de manera directa: “¡Ciertamente que sí! No tengo ningunas reservas respecto a nuestro matrimonio”. Ana, quien tenía 18 años de edad cuando se casaron, agregó: “Aunque hemos tenido problemas, como cualquier otro matrimonio, siempre hemos podido sentarnos y considerar los asuntos”.
¿A qué se debió la diferencia entre el matrimonio de Jaime y Ana y el de Margarita y Donaldo? ¿Por qué puede un matrimonio a temprana edad causar dolor a algunas personas y proporcionar placer a otras? En el artículo que sigue se darán algunas respuestas.
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¿Cuán prudente es casarse durante la adolescencia?¡Despertad! 1984 | 22 de enero
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Los jóvenes preguntan...
¿Cuán prudente es casarse durante la adolescencia?
EL MATRIMONIO no es un juego. “El hombre dejará a su padre y a su madre y tiene que adherirse a su esposa y tienen que llegar a ser una sola carne”, según la Biblia. El esposo y la esposa han de forjar un vínculo permanente, más estrecho que con cualquier otro ser humano. (Génesis 2:24.)
¿Es así como consideras el matrimonio? Si así es, entonces puedes ver lo prudente de ‘cerciorarte antes de dar el paso’, pues tu cónyuge pudiera ser alguien a quien adherirte —o a quien soportar— ¡por el resto de tu vida! ¿Te conviene casarte durante la adolescencia? Como hemos aprendido, muchos de esos matrimonios producen dolor en vez de causar placer. ¿A qué se debe la diferencia?
¿Qué esperas tú?
“Teníamos una idea muy poco adecuada de lo que era el matrimonio”, explicó una adolescente de la región central que da al oeste de los Estados Unidos. “Creímos que podíamos ir y venir, hacer lo que nos viniera en gana, fregar los platos o no; pero las cosas no son así.” No solo hay platos que fregar, sino también ropa y una casa que mantener limpias. Las enfermedades, junto con las cuentas del médico que las acompañan, pueden ser devastadoras. “Muchas adolescentes se casan para jugar a la casa de muñecas. ¡Oh, parece tan divertido! Una considera a la niñita como una muñequita, algo que es muy encantador y con quien simplemente puedes jugar; pero las cosas no son así”, confesó Victoria, quien se casó cuando era adolescente y tuvo su primer bebé a los 20 años de edad. Una madre de 16 años de edad describió la agonía de estar “metida en casa” con un bebé que “lloró por cinco meses corridos”. Ella dijo: “Pensé que me iba a volver loca”.
Resulta aún más difícil tratar de llegar a ser “una sola carne” con alguien que tiene una personalidad diferente (la cual hasta pudiera cambiar de día en día) y tratar de satisfacer las necesidades del corazón de esa otra persona. ¡A veces eso parece imposible! “Los que lo hacen [casarse] tendrán tribulación en su carne”, declaró el apóstol Pablo. ¡Cuán cierto es eso! Sí, tendrán “tribulación”, o “aflicciones y trabajos”. (1 Corintios 7:28; Versión Torres-Amat.)
Aunque la ‘tribulación en la carne’ somete a tensión a todo matrimonio, la falta de experiencia de la mayoría de los adolescentes, y a menudo sus expectativas poco realistas, contribuyen a que su matrimonio sea especialmente vulnerable. Aunque no todos los matrimonios entre jóvenes se derrumban bajo tales presiones, los que salen adelante tienen que superar el mayor obstáculo que hay para un matrimonio de éxito entre adolescentes... la inmadurez.
“Crecimos”... y nos apartamos
Ramón, de 9 años de edad, sabe las cualidades que debe tener una buena esposa. “En primer lugar, le tiene que gustar la ‘pizza’. Luego le tiene que gustar el pastel de queso. Después de eso le tienen que gustar los dulces de chocolate”, dijo él. “Entonces sé que nuestro matrimonio durará para siempre.” ¡Es obvio que sus conceptos están sujetos a cambio! “Cuando yo era pequeñuelo, hablaba como pequeñuelo, pensaba como pequeñuelo, razonaba como pequeñuelo”, escribió el apóstol Pablo. “Mas ahora que he llegado a ser hombre, he eliminado las cosas características de pequeñuelo.” (1 Corintios 13:11.)
Pero ¿han eliminado todos los adolescentes “las cosas características de pequeñuelo” en lo que toca a escoger un cónyuge? Margarita, de quien se hizo mención en el artículo anterior, recuerda: “Estaba enamorada de Donaldo. ¡Él era tan guapo, tan fuerte, tan buen atleta y muy popular! Pensé: ‘¡Vaya, si lo consigo, realmente me voy a llevar un buen partido!’. Su apariencia y su posición como estrella de fútbol eran lo que me importaba en aquel entonces. Nuestro matrimonio tenía que salir bien”. Pero se vino abajo en dos años.
Fue después de su matrimonio cuando Margarita maduró emocionalmente. Desarrolló necesidades y valores totalmente diferentes. “De repente nos dimos cuenta de que había una enorme distancia entre nuestras metas en la vida”, explicó Margarita. “Crecimos. Entonces me di cuenta de que necesitaba a alguien con quien pudiera relacionarme intelectualmente. Pero toda la vida de Donaldo giraba en torno a los deportes. Las cosas que yo creí que eran muy importantes a los 18 años de edad, de repente dejaron de tener significado para mí.” Si se dan tiempo y ejercen paciencia, las personas pueden madurar y, no obstante, todavía aprender a amar a su cónyuge e interesarse en él (o ella). Sin embargo, ¡cuánta angustia se pudiera evitar al posponer la decisión de casarse y esforzarse primero por eliminar completamente “las cosas características de pequeñuelo”, para llegar a estar “plenamente desarrollados en facultades de entendimiento”! Esto también te ayudará a superar una de las quejas principales de las parejas jóvenes. (1 Corintios 14:20.)
Problemas económicos
El problema más extremado de 48 parejas de adolescentes a quienes se entrevistó después de haber estado casados por tres meses fue el “gasto de los ingresos de la familia”... incluso más difícil que la crianza de los hijos y los problemas con los parientes políticos. Después de casi tres años, a 37 de estas parejas se les hizo la misma pregunta. Tenían problemas económicos otra vez... ¡y su angustia era aún peor!
“¿Cómo se va a divertir uno en la vida —preguntó Bill— si nunca tiene suficiente dinero para comprar las cosas que necesita para estar contento? Por supuesto, el dinero no lo es todo, pero cuando no hay suficiente para que dure desde un día de pago hasta el otro, eso puede dar comienzo a muchas peleas y mucha infelicidad.” A menudo el índice de desempleo más alto y los salarios más bajos están entre los adolescentes. “Porque no podía mantener a mi familia, tuvimos que irnos a vivir con mis padres”, admitió Roy, que se casó a los 18 años de edad. “Eso creó mucha tensión, especialmente porque también teníamos un hijo.”
“Prepara tu trabajo fuera, y alístatelo en el campo”, recomienda la Biblia. “Después también tienes que edificar tu casa” (Proverbios 24:27). En tiempos bíblicos los hombres trabajaban en el campo para satisfacer las necesidades de su familia. Tenían que cultivar el terreno y criar ganado para mantenerse a sí mismos y a su familia, y, entonces, después de dichos preparativos, ‘edificar una casa’, o casarse y tener hijos. ¿No eliminaría mucho sufrimiento después que uno se casa el hacer ahora preparativos similares a esos?
Pago de deudas a plazos
No obstante, a menudo el que una pareja tenga suficiente dinero no es tanto asunto de cuánto gana, como de los valores, los ideales y las expectativas que tienen. Cierto estudio reveló que los “adolescentes esperaban poder comprar inmediatamente, para la familia que habían planeado tener, muchos de los artículos que a sus padres probablemente les había tomado varios años adquirir”. Para obtenerlos, muchos se sumen en deudas después de casarse. En 1977, 65 por 100 de los cabezas de familia de los Estados Unidos que tenían menos de 25 años de edad estaban cargados con el pago de deudas a plazos. Esos pagos consumían más de 20 por 100 del ingreso anual de uno de cada seis de ellos... una proporción más grande que en cualquier otro grupo de personas de edad similar, y más de dos veces el promedio nacional. Muchos adolescentes recién casados todavía están luchando por saldar grandes deudas financieras.
“El comprarlo todo nuevo y saldarlo a plazos nos hubiera arruinado”, declaró Jaime. Como se mencionó en el artículo anterior, él y Ana han tenido un matrimonio de éxito a pesar de que se casaron cuando eran adolescentes. “Pero no compramos nada nuevo. Muchos de nuestros muebles eran de nuestros amigos y de nuestros padres. Aunque nada de lo que teníamos era extremadamente bonito, era adecuado. Con el tiempo, ahorramos dinero y pudimos comprar algunos artículos nuevos.” Ana, quien fue criada por padres que eran moderadamente ricos, halló que fue un verdadero ajuste el “siempre estar escatimando y ahorrando”.
“Pero resolví —confesó Ana— que no obligaría a mi esposo a meterse en deudas ni lo haría trabajar más para tener cosas nuevas, como había visto que habían hecho con sus esposos algunas de mis amigas. Mi madre me había enseñado a coser y nos dio una máquina de coser. Cosía la mayor parte de la ropa de Jaime. Hallamos que podíamos concentrarnos en las cosas de importancia, especialmente en nuestra adoración, lo cual nos ha unido más.” Sí, esta joven pareja tenía la madurez para estar contentos con tener ‘sustento y con qué cubrirse’ y había eliminado “las cosas características de pequeñuelo”, a la vez que no creyeron que la felicidad proviene de las cosas materiales. (1 Timoteo 6:8-10.)
‘¡Tengo tribulación ahora!’
“Sabía que el tener relaciones sexuales antes de casarse era incorrecto, de modo que la razón principal por la que me casé fueron las relaciones sexuales, aunque jamás lo hubiera reconocido ante nadie”, confesó Roy, que se casó a los 18 años de edad. Algunos jóvenes que quieren casarse hasta pudieran señalar a 1 Corintios 7:9, que lee: “Si no tienen gobierno de sí mismos, cásense, porque mejor es casarse que estar encendido con pasión”. Pero en el 1Co 7 versículo 36 el apóstol Pablo recomienda el matrimonio cuando uno haya pasado “la flor de la juventud”.
Durante la adolescencia los deseos sexuales florecen y se hacen muy fuertes. Sin embargo, después de esa oleada inicial los deseos sexuales se apaciguan, tal como una flor que ha alcanzado su plenitud comienza a marchitarse. Si te casas durante “la flor de la juventud”, eso puede desvirtuar las razones que tengas para casarte y cegarte a ciertas cualidades negativas de tu cónyuge en perspectiva. Por ejemplo, Roy, cuyo matrimonio terminó en divorcio en tres años, añadió: “Después que me casé descubrí que la gran excitación sexual desaparece muy pronto, y entonces comenzamos a tener verdaderos problemas”.
El estudio antes mencionado, que se realizó entre 48 parejas de adolescentes, reveló que, después de los problemas económicos, la mayor parte de las discusiones tenían que ver con las relaciones sexuales. Sin duda, el matrimonio no resolvió todos los problemas. Las relaciones sexuales satisfacientes dentro del matrimonio son el resultado de la consideración altruista que han desplegado las personas que han desarrollado gobierno de sí mismas. Por lo tanto, si aprendes a controlar tus deseos y muestras altruismo en tu vida como persona soltera, te estarás preparando para tener un matrimonio feliz. (1 Corintios 7:3, 4.)
De modo que, ¿es una decisión sabia el casarse durante la adolescencia? Si lo estás considerando, mira las gráficas que aparecen en las páginas 14 y 15. Basándose en numerosos historiales clínicos, te muestran cuáles serían tus oportunidades de obtener satisfacción marital.
El matrimonio es una decisión con la cual puede que vivas el resto de tu vida. Sin duda, no es delito casarse durante la adolescencia. Pero ¡cuánto más sabio es poner a prueba la fortaleza de tu amor esperando hasta que hayas desarrollado los recursos internos necesarios para enfrentarte al matrimonio y estar seguro de que cuentas con ellos.
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