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  • Reuniones para el servicio del campo
    Ministerio del Reino 1982 | agosto
    • de vez en cuando sus propias presentaciones?

      2. ¿Cómo pudiera usted hacer eso de modo provechoso?

  • Trabajando juntos en unidad
    Ministerio del Reino 1982 | agosto
    • Trabajando juntos en unidad

      1 El sabio Salomón escribió que “mejores son dos que uno, porque tienen un buen galardón por su duro trabajo. Pues si cayese uno de ellos, el otro puede levantar a su socio.” (Ecl. 4:9, 10) Estas palabras nos ayudan a comprender lo necesario que es trabajar juntos en unidad, tener todos un solo propósito, para alcanzar nuestra meta de llevarnos bien unos con otros.

      2 Por toda la Tierra, en más de 200 países e islas, el pueblo de Jehová tiene la reputación de trabajar en unidad al predicar y enseñar las buenas nuevas del Reino y al cuidar mutuamente de sus intereses. Un periódico de Brasil dijo lo siguiente acerca de los testigos de Jehová: “Aunque hay muchas religiones imponentes con su propaganda por todas partes del globo, sobre la superficie de la Tierra no existe ni siquiera una que muestre el mismo amor y unidad que la organización de los testigos de Jehová.”

      3 Para mantener tal unidad es preciso que cada uno de nosotros haga cada día esfuerzos diligentes por cultivar los frutos del espíritu en la vida y permita que la Palabra de Dios sea la guía al hacerlo. ¿Cómo podemos mostrar que estamos obrando con unidad de propósito en nuestros tratos regulares unos con otros en las reuniones que se celebran en el Salón del Reino, en el servicio del campo y en otras ocasiones en que estamos reunidos? En primer lugar, tenemos que guardarnos de no pensar demasiado de nosotros mismos. Pablo escribió a la congregación de Roma acerca de este asunto. (Rom. 12:3) Como humanos imperfectos tenemos la tendencia a creer que solo lo que nosotros pensamos o hacemos está bien. Esto lleva a desunión.

      4 Entre el pueblo de Jehová hay diferentes habilidades y talentos. Hay quienes tienen mayor aptitud que otros en cierto campo o esfera. Pero eso no es razón para que el que tiene algún don se haga orgulloso o altivo; más bien, dicho don debe contribuir a que la persona sea humilde y moverla a usar cualquier aptitud o talento que tenga para beneficiar a tantos como pueda. (1 Cor. 4:7) En su carta a los romanos Pablo escribió más adelante acerca de los diversos talentos o dones y mostró que cualquier habilidad que uno tuviera debería usarla para el beneficio de otros, y que en amor fraternal todos deberían tenerse tierno cariño los unos a los otros. De hecho, todos los cristianos deben llevar la delantera en mostrarse honra los unos a los otros.—Rom. 12:6-10.

      5 ¿Qué significa todo esto para nosotros dentro de la congregación cristiana con la cual nos asociamos ahora? Sencillamente significa que tenemos que amarnos los unos a los otros a pesar de que nuestras habilidades sean diferentes. Lo que dijo el periódico de Brasil acerca de nuestro amor y unidad nos aplica individualmente a medida que hacemos todo esfuerzo posible por trabajar hombro a hombro unos con otros. No estamos de competencia, sino que buscamos juntos el adelanto de la adoración pura. Puede que a veces surjan desacuerdos. Cuando surjan, resuélvanlos rápidamente, en expresión del espíritu que se manifiesta en Colosenses 3:14, 15, a fin de mantener la unidad.

      6 El pueblo de Jehová no carece de la guía apropiada. La Palabra de Dios y las muchas publicaciones de la Sociedad nos proveen la ayuda que necesitamos para siempre trabajar y andar juntos en unidad. Apliquemos en nuestra vida lo que aprendemos de Jehová mediante su organización. Animémonos unos a otros por medio de entablar conversaciones edificantes. Vigilemos nuestra conducta y demos un ejemplo excelente a nuestros hermanos y hermanas. Tenemos una obra grandiosa e importante que efectuar, esparcir las buenas nuevas del Reino en toda la Tierra para testimonio. Puesto que “mejores son dos que uno,” invitemos a otros a participar en la proclamación del Reino. Asistamos con regularidad a las reuniones de congregación. El hacer todas estas cosas contribuirá a que andemos en unidad y evitemos el espíritu de discordia que se extiende por este viejo mundo bajo el control del principal enemigo de Dios, Satanás el Diablo. Así estaremos siguiendo el consejo: “No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien.” (Rom. 12:21) Como una organización de trabajadores celosos al servicio de Jehová, que continuemos experimentando la veracidad de las palabras de Salmo 133:1: “¡Miren! ¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos moren juntos en unidad!”

  • Presentando las buenas nuevas... como jóvenes bien entrenados
    Ministerio del Reino 1982 | agosto
    • Presentando las buenas nuevas... como jóvenes bien entrenados

      1 ¡Qué bendición es ver a jóvenes que están conscientes de sus necesidades espirituales y que disfrutan de asistir a las reuniones de congregación! (Mat. 5:3, 6) Encomiamos a los padres y las madres de éstos por el buen entrenamiento que están dando a sus hijos.—Deu. 6:6, 7.

      2 Pero, ¿debe tal entrenamiento y disciplina incluir solamente el estudio de la Biblia y la preparación para participar en las reuniones? ¿O debe incluir también entrenamiento y participación en el ministerio de casa en casa? La mayoría de nosotros reconoce que los niños también deben participar con regularidad en la actividad de predicar. Ustedes quizás recuerden algunos excelentes ejemplos bíblicos de jóvenes que estuvieron muy activos en el servicio sagrado desde una edad temprana. Tomemos como ejemplo al joven Samuel, quien comenzó a servir en el templo inmediatamente después que su madre lo hubo destetado. Sí, él comenzó su carrera en el servicio sagrado a una edad muy tierna, como la de un niño de edad preescolar de hoy día. Al principio tenía pocas responsabilidades, pero éstas aumentaron a medida que fue creciendo. (1 Sam. 3:1, 15) También tenemos el ejemplo de la hija de Jefté, quien consintió en cumplir con el voto de su padre y emprendió el servicio sagrado en el tabernáculo mientras aún era joven. (Jue. 11:36-40) El joven Timoteo tenía una reputación excelente como joven cristiano que desplegaba celo. (Hech. 16:2) Además tenemos el de las cuatro hijas vírgenes del evangelizador cristiano Felipe; todas ellas “profetizaban.” (Hech. 21:8, 9) Sí, en la Palabra de Dios hay muchos ejemplos excelentes de jóvenes que desplegaron celo por Jehová y se interesaron en dedicarse al servicio sagrado asignado a ellos.

      3 De igual manera hoy día hallamos que muchos de nuestros jovencitos presentan con celo las buenas nuevas de casa en casa. Verdaderamente merecen encomio por los excelentes esfuerzos que están haciendo. Y todos nosotros los adultos, pero especialmente los padres y las madres, debemos interesarnos en animar y ayudar a nuestros jovencitos para que disfruten del servicio que rinden a Jehová en los “últimos días” de este sistema de cosas. (2 Tim. 3:1) ¿Cómo puede hacerse esto?

      4 Debe entrenarse a los hijos para que acompañen a su padre y madre en el ministerio del campo desde una edad bien temprana. Parece que algunos padres y algunas madres dejan a sus hijos en casa mientras ellos salen al servicio del campo. Quizás requiera un poco más de tiempo y esfuerzo el preparar a los niños y llevarlos consigo al campo, pero los padres hallarán que bien vale la pena hacer el esfuerzo. Y esto es parte de su responsabilidad como padres. El buen ejemplo de los padres y las madres que llevan la delantera en el servicio nunca recibe demasiado énfasis. El que los hijos acompañen con regularidad a sus padres en el servicio contribuirá a que los hijos reciban el entrenamiento que necesitan, cultiven buenos hábitos con respecto al servicio y reconozcan la importancia de éste a medida que van creciendo.

      5 ¿Qué puede hacer un padre, una madre, o un ministro adulto para ayudar a los jóvenes que le acompañan? En primer lugar, el entablar una conversación edificante puede tener un efecto excelente en los jóvenes. Las buenas sugerencias en cuanto a cómo comportarse apropiadamente en el servicio son útiles, si se dan de manera que edifiquen. Además, ayude a los publicadores jóvenes a comprender la importancia de la actividad de predicar y muéstreles cómo pueden participar en ésta. (Mat. 28:19, 20) Los más jovencitos pueden entregar las hojas sueltas o los tratados a los amos de casa. También pudieran invitar a las personas al Salón del Reino, quizás por medio de darles la dirección del salón y el horario de las reuniones, y decirles que son bienvenidos.

      6 Muchos jovencitos disfrutan especialmente de la testificación con las revistas. Aunque son bastante jóvenes, preparan una presentación breve de los números más recientes de las revistas y los ofrecen por una contribución de 30 centavos. Tienen buenos resultados. Los que tienen un poco más de edad escogen ciertos artículos que han disfrutado de leer y los hacen resaltar mientras presentan las revistas. Así, muchos publicadores jóvenes hasta han podido establecer rutas de revistas.

      7 Cuando haya publicadores jóvenes que son buenos lectores acompañando en el servicio a publicadores de más edad, invítenlos a leer los textos bíblicos al amo de casa. Algunos publicadores adultos han hecho esto de modo informal o, en algunos casos, mencionan que el joven disfruta de participar en el servicio, o, que está siendo entrenado en el ministerio. El joven hasta pudiera hacer un comentario sobre el versículo de la Biblia que se esté usando como parte del Tema de Conversación. Si el publicador joven tiene suficiente edad para entablar una conversación basada en las Escrituras entonces sería apropiado que el padre, la madre, o el publicador adulto saludara al amo de casa, explicara el propósito de la visita y presentara al publicador joven, quien entonces pudiera pasar a la presentación del mensaje.

      8 Éstas son algunas de las formas en que podemos ayudar a nuestros jóvenes a participar con regularidad en la actividad de predicar. Muchos de ellos sí reconocen que la responsabilidad de ‘hacer declaración pública de nuestra fe para salvación’ recae sobre todo cristiano, sea éste joven o adulto. (Rom. 10:10) Por medio de adquirir la costumbre de participar con regularidad en el ministerio del campo, los jóvenes disfrutarán de éste cada vez más. Esto es parte del adelantamiento que necesitan alcanzar a fin de hacer su dedicación personal y simbolizarla por bautismo. Los ancianos que se interesan en todos los jóvenes de la congregación hallan que éstos responden favorablemente cuando se les ayuda. Ayude a los publicadores jóvenes a hacerse más eficaces en el ministerio. Ellos necesitan prestar atención al consejo: “Haz lo sumo posible para presentarte aprobado a Dios, trabajador que no tiene de qué avergonzarse, manejando la palabra de la verdad correctamente.”—2 Tim. 2:15.

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