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  • Reconociendo que tenemos necesidades espirituales
    ¡Despertad! 1982 | 22 de octubre
    • Reconociendo que tenemos necesidades espirituales

      AUNQUE Biagio, italiano, y Khem, camboyano, eran diferentes en muchos respectos, tuvieron en común algo muy importante. Ambos se dieron cuenta de que, por alguna razón, la vida que llevaban no tenía sentido, era poco satisfaciente. Habían satisfecho sus necesidades materiales, pero no sus necesidades espirituales. Querían hallar la respuesta a preguntas como: ‘¿Por qué hay maldad en el mundo?’ y ‘¿Qué propósito tiene mi vida?’

      Jesús comenzó su más famoso sermón con las palabras: “Felices son los que están conscientes de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos.” (Mateo 5:3) Las experiencias de Khem y Biagio ilustran esto. Cuando ellos oyeron de los testigos de Jehová las buenas nuevas del reino de Dios, respondieron gozosamente, porque, en alguna parte de sus adentros, se dieron cuenta de que éstas satisfacían su necesidad espiritual. Por reconocer con aprecio el valor de estas “buenas nuevas,” ellos ahora las comparten con otras personas. Después de todo, ¿qué pudiera ser más satisfaciente que ayudar a otras personas a satisfacer su necesidad espiritual y adquirir la esperanza de vivir para siempre? El aprecio a las “buenas nuevas” fue lo que dio a Biagio y Khem propósito en la vida.

      Lamentablemente, cabe la posibilidad de que haya jóvenes que nazcan en hogares cristianos, conozcan las “buenas nuevas” y, sin embargo, no reconozcan su valor. “Llega el día en que el joven tiene que hacer suya ‘la verdad,’” dijo un Testigo adolescente. “Tiene que preguntarse: ¿Realmente creo en ella?” Algunos jóvenes han permitido que el énfasis que el mundo da a la búsqueda de riquezas y placeres los ofusque y no les permita percatarse de sus propias necesidades espirituales. Pero, ¿llevará esto a la felicidad? “El mundo es espantoso,” continúa diciendo el joven Testigo. “Los jóvenes están preocupados. No saben lo que le va a pasar al mundo, y no saben lo que ellos mismos quieren. Pero yo sé que Jehová sólo permitirá que las cosas lleguen hasta cierto punto. Disfruto de una seguridad de que otros no disfrutan. ¿No son de más valor esa seguridad y ese sentido de propósito que el simplemente ‘pasarlo bien’? Desde luego que es así para Biagio y otros que han aprendido la verdad acerca del reino de Dios.

      Hay otra ventaja de tomar en serio la verdad. “Tengo verdaderos amigos,” dice otro joven Testigo. “Los jóvenes de la escuela no tienen ninguno, y les tengo lástima. Ni siquiera en sus fiestas disfrutan verdaderamente de conversar unos con otros, a menos que se endroguen o emborrachen.” Biagio experimentó algo parecido antes de ser testigo de Jehová. Hablando de sí y de otros como él, recuerda: “Creo que nos alegrábamos solo por las noches, cuando podíamos ir a algún club o alguna discoteca. Dentro de esos lugares la música y las luces creaban un ambiente irreal que borraba de la mente el aburrimiento y la soledad... pero solo temporalmente.”

      En su profecía sobre los tiempos en que vivimos, Jesús advirtió en contra de desatender las necesidades espirituales, cuando dijo: “Presten atención a ustedes mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra. Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre.”—Lucas 21:34-36.

      Los cristianos, tanto jóvenes como mayores, necesitan tomar a pecho esas palabras. Deben preguntarse: ¿Realmente estoy consciente de mi necesidad espiritual? ¿O he permitido que los placeres o los problemas de este sistema de cosas me distraigan y sean una ‘carga’ para mí? ¿Es el reino de Dios una realidad para mí? ¿Soy verdaderamente una persona de punto de vista espiritual? ¿O soy poco entusiasta y trato de ‘servir a dos amos’? ¡Sería una tragedia terrible e innecesaria para uno el perecer por no haber reconocido su necesidad espiritual!

      Joven, ¿estás tú siguiendo el consejo de Jesús de mantenerte despierto en sentido espiritual, “en todo tiempo haciendo ruego”? No hay duda de que Jehová escuchó la oración sincera que hizo Khem en la selva camboyana, e hizo arreglos para satisfacer su necesidad espiritual. Dios hará lo mismo por ti, ¡pero tienes que seguir pidiendo!

      Como señala la Biblia: “La carne está contra el espíritu en su deseo, y el espíritu contra la carne.” (Gálatas 5:17) Así que mientras más atención des a tus deseos carnales, más difícil se te hará reconocer tu necesidad espiritual. ¿Está tu entretenimiento —las revistas que lees, los programas y las películas que ves en televisión— dificultándote el reconocer tu necesidad espiritual? ¿Por qué no decides apartar tiempo cada día para leer por lo menos una pequeña porción de la Palabra de Dios y meditar en ella? ¿Por qué no reemplazas parte del tiempo que dedicas a ver televisión por la lectura de sanas publicaciones cristianas? El estudio del libro que ayudó a Biagio, La verdad que lleva a vida eterna, pudiera ser un proyecto valioso.

      ¿Hay algo que realmente excuse al cristiano que desatiende las cosas espirituales en estos tiempos críticos? Si un joven como Biagio, quien estaba a la deriva en el mundo, pudo reconocer su necesidad espiritual de tener propósito en la vida, ¿qué puede decirse de un joven cristiano que no reconoce esa necesidad? ¿No se parece un poco esta situación a la que describió Jesús en el capítulo 12 de Lucas? Allí Jesús dio una parábola acerca de su venida en nuestros días y dijo: “Entonces aquel esclavo que entendió la voluntad de su amo, pero que no se alistó, ni hizo conforme a la voluntad de él, será golpeado con muchos azotes. ... De hecho, a todo aquel a quien se le dio mucho, mucho se le exigirá.” (Lucas 12:47, 48) Si tú, joven, has recibido conocimiento tocante a la profecía bíblica y la importancia del reino de Dios, ¿no deberías tomar a pecho esas palabras?

      Jesús no dijo a los cristianos que ‘alzaran sus cabezas’ porque este sistema de cosas en deterioro hubiera de salvarse. Es insensato esperar que eso suceda. Más bien, él prometió que sus seguidores serían libertados. La Biblia dice claramente que el mundo, como lo conocemos, va rumbo a la destrucción en una “grande tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.”—Mateo 24:21.

      ¿Qué opinas del mundo de hoy día? ¿Puedes ver lo completamente irreformable y digno de destrucción que es? Si así es, ¿por qué no sigues la senda que te llevará a la “liberación”? Puedes ser como las personas a quienes vio en una visión el profeta Ezequiel, personas que fueron marcadas para salvación en la antigua Jerusalén, la cual prefiguró a la cristiandad del día moderno. Aquellas personas habían estado ‘suspirando y gimiendo por todas las cosas detestables que se estaban haciendo’ en aquella ciudad infiel. (Ezequiel 9:4) Hoy, también, Jehová está buscando a esa clase de personas, personas que están gimiendo por la iniquidad que ven en las sociedades “cristianas” y no cristianas a su alrededor. Esas personas tienen que darse cuenta de que su necesidad espiritual solo puede quedar completamente satisfecha en un mundo gobernado por Dios, donde ‘Su voluntad se efectúe en la tierra, como en el cielo.’ (Mateo 6:10) ¿Quisieras vivir en un mundo como ése? Biagio y Khem esperan lograrlo, y viven ahora en armonía con su esperanza. ¡Tú también puedes!

      [Ilustración en la página 13]

      Llega el día en que el joven tiene que hacer suya la verdad bíblica. Tiene que preguntarse: ¿Realmente creo en ella?

  • Extraña lección de “catecismo”
    ¡Despertad! 1982 | 22 de octubre
    • Extraña lección de “catecismo”

      Un matrimonio joven que estaba de visita en el extranjero empezó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Pero poco a poco después comenzaron a tener dudas porque tendrían que encararse a la situación de cuál religión escoger, y, al regresar al pueblecito italiano donde vivían, descontinuaron su estudio bíblico.

      Después, el hermano de la esposa se preparaba para casarse y el sacerdote del pueblo los visitó para tener una consideración catequística de los deberes de una pareja casada. Durante la conversación, en la que participó también el matrimonio joven, el sacerdote sacó un librito azul. La pareja casada reconoció el libro y quedó sorprendida cuando lo vió. ¿No era ese el libro La verdad que lleva a vida eterna?... ¿el que los testigos de Jehová utilizan a menudo cuando consideran gratuitamente la Biblia con las familias? ¡Claro que sí!

      El sacerdote, en su lección de “catecismo,” usó el capítulo intitulado: “edificando una vida de familia feliz,” que está en esta publicación. El matrimonio preguntó en cuanto al uso del libro La verdad y el sacerdote contestó que hasta en tal libro había cosas buenas. Por eso, el matrimonio decidió que, si el sacerdote podía usar el libro, ellos también podían estudiarlo. Emprendieron de nuevo sus conversaciones con los Testigos y ambos llegaron a ser testigos dedicados de Jehová. Otros dos miembros de la familia también empezaron a asociarse con la congregación de aquel lugar.

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