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¿Qué ha sucedido con ‘Honra a tus padres’?La Atalaya 1983 | 1 de octubre
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¿Qué ha sucedido con ‘Honra a tus padres’?
UN PADRE dijo respecto a sus dos hijos: “Cada vez que expreso mi opinión, se comportan como si apenas pudieran tolerarme. ¿Qué ha sucedido con ‘Honra a tu padre’?”. De igual manera, el director de una agencia de servicios a familias comentó: “En estos días los jóvenes no solo contestan con impertinencia a sus padres, sino que retan con regularidad su autoridad”.
Sea que usted se halle en su juventud o haya alcanzado la edad adulta, probablemente haya notado que actualmente muchos jóvenes desobedecen a sus padres y les faltan el respeto. Este es un asunto que debería preocuparle a usted, prescindiendo de que sea joven, o padre o madre. ¿Por qué?
Porque los conflictos entre padres e hijos que usted observa constituyen parte de un patrón o modelo de acontecimientos que indica que estos tiempos son los últimos días. Según la Biblia, el período que se conoce como los “últimos días” viene antes de la destrucción final del sistema de cosas mundial (2 Timoteo 3:1). No obstante, habrá sobrevivientes que disfrutarán de vivir bajo un verdadero gobierno celestial. (Daniel 2:44; Revelación 21:1-4.)
Pero ¿cómo cuadra la desobediencia a los padres con lo que la Biblia dice sobre el presente y el futuro? En números anteriores de La Atalaya hemos analizado la profecía de Jesucristo que se registra en Mateo 24, Lucas 21 y Marcos 13. Jesús fijó la atención en los acontecimientos mundiales que señalarían “la conclusión del sistema de cosas”: guerras, terremotos y desafuero, para mencionar unos cuantos. Sin embargo, ahora concentramos nuestra atención en una descripción profética que se relaciona con tal período; se halla en 2 Timoteo 3:1-5. En vez de solo tratar sobre las fuerzas externas que afectan a la humanidad, en ese pasaje la Biblia pone de relieve las actitudes que despliegan las personas que experimentan los susodichos acontecimientos dramáticos. Ahí dice:
“Sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, [...] y de éstos apártate”.
Note que estas palabras del apóstol Pablo son un comentario sobre cómo afectarían a la gente los últimos días. Tome nota, también, de que la ‘desobediencia a los padres’ sería un rasgo prominente durante el período crítico que se conoce como los últimos días.
¿Se ha cumplido en nuestros días?
‘¿Cómo sabemos que Pablo no estaba hablando de condiciones que existían solo en sus días?’, puede que algunas personas pregunten. Puesto que después de su profecía el apóstol da consejo a un cristiano llamado Timoteo, es comprensible que algunas se pregunten si Pablo realmente escribió acerca de nuestros días (2 Timoteo 3:5, 14, 15). Note, no obstante, que Pablo dice que “en los últimos días se presentarán tiempos críticos”. Tiene que haberse referido a un desenvolvimiento futuro. Dijo a Timoteo que se ‘apartara’ de las personas que manifestaran características indeseables, pues algunos miembros de la congregación ya las estaban manifestando. Pero las palabras de Pablo muestran que en los últimos días venideros la situación sería más crítica. (Compare con 2 Tesalonicenses 2:6-12; 3:6-14.)
Sin embargo, tal vez usted haya oído que algunos investigadores afirman que actualmente la mayoría de los jóvenes se están llevando bastante bien con sus padres. En vista de lo que dice 2 Timoteo 3:1-5, ¿qué ha de pensar usted acerca de tales afirmaciones? Antes de llegar a una conclusión, consideremos la profecía de Pablo tomando en cuenta el fondo de la historia bíblica.
“Honra a tu padre y a tu madre”
Eso es lo que dice el quinto de los Diez Mandamientos (Éxodo 20:12). Estas palabras eran inculcadas en la mente de los jóvenes judíos (Deuteronomio 5:16; 6:6, 7). La desobediencia a los padres de uno era inconcebible... ¡un delito que merecía la pena de muerte en algunos casos (Deuteronomio 21:18-21)! El antiguo modo de vivir ayudaba a los padres a mantener ese control amoroso, pero estricto. La estructura familiar era patriarcal. El papel que desempeñaban los padres estaba bien definido. Se consideraba a los hijos como un haber, una bendición, y las faenas de la sociedad agrícola en que vivían los mantenían bastante ocupados. (Compare con Salmo 127:3.)
No obstante, a medida que la nación se apartó de los caminos de Jehová, la vida familiar fue deteriorándose. Unos 800 años después que se dieron los Diez Mandamientos, el profeta Miqueas hizo esta observación: “Porque hijo desprecia a padre; hija se levanta contra su madre [...] los enemigos de un hombre son los hombres de su casa” (Miqueas 7:6). De igual manera, Ezequiel dijo de la ciudad de Jerusalén: “A padre y madre los han tratado con desprecio en ti” (Ezequiel 22:7). Esa crasa falta de respeto a los padres era síntoma de una extensa degradación moral. Por consiguiente, Dios tomó severas medidas disciplinarias contra toda la nación. (Jeremías 1:15, 16.)
Visto el asunto desde ese ángulo, usted probablemente concuerde en que gran parte de la conducta de los jóvenes del siglo XX le hubiera parecido escandalosa a Pablo allá en el primer siglo. En aquel entonces eran inauditos los actuales puntos de vista liberales sobre la crianza de los hijos. Por eso, necesitamos tener presente que los estudios que pintan un cuadro color de rosa de la vida familiar de la actualidad pasan por alto las normas que Dios ha establecido para los hijos (Efesios 6:1-3). Cuando las actitudes y la conducta que son comunes entre los jóvenes hoy día se comparan con las normas de Dios, podemos entender por qué llama “desobediente” a la generación actual la Biblia. No es que todos los hijos sean necesariamente rebeldes. Pero la desobediencia se ha difundido e intensificado de modo significativo... algo muy notable.
Sin embargo, ¿se ha difundido realmente por todo el mundo la ‘desobediencia a los padres’? ¿Hay suficientes pruebas de que existe un conflicto entre padres e hijos como para indicar que estamos viviendo en “los últimos días”? (2 Timoteo 3:1, 2.)
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Desobediencia a los padres... ¿señal de los últimos días?La Atalaya 1983 | 1 de octubre
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Desobediencia a los padres... ¿señal de los últimos días?
“HAY una generación que hasta contra su padre invoca el mal y que ni siquiera a su madre bendice” (Proverbios 30:11). Ésta es una buena descripción de la generación que ha existido desde 1914. Pero ¿realmente han sido únicos a este respecto los jóvenes desde aquel año? Si tal es el caso, ¿a qué se debe?
Nuestro mundo va cambiando
En el pasado, la familia era un refugio en el que había amor y apoyo. No existía la menor duda acerca del papel que desempeñaba cada miembro de la familia ni de sus respectivas responsabilidades. El hombre ganaba el pan. La mayor parte de las mujeres se quedaban en casa y cuidaban de los hijos y de los quehaceres domésticos. El hombre y la mujer unían sus esfuerzos para enseñar valores y principios a los hijos. En muchos casos, los hijos estaban demasiado ocupados con los quehaceres domésticos para tener el tiempo de verse envueltos en travesuras graves.
Las cosas que han sucedido desde que estalló la I Guerra Mundial en 1914 han hecho añicos este cuadro idílico. Tal como profetizó Jesús, el nuestro ha sido un siglo de guerras brutales, desafuero y escaseces de alimento (Mateo 24:4-14). ¿En qué ha resultado esto? Ha cambiado drásticamente nuestro modo de vivir. Esta era del viajar ha resultado en mucha separación entre los miembros de la familia, quienes hacen viajes por su cuenta. Al verse liberadas de mucho del trabajo doméstico pesado, gracias a los adelantos en la tecnología, muchas mujeres han cambiado los quehaceres del hogar por un trabajo asalariado. Los maestros de escuela y las personas encargadas de guarderías infantiles se han convertido en padres y madres suplentes. Los niños luchan contra el aburrimiento, puesto que los aparatos eléctricos desempeñan las tareas domésticas.
Estos sucesos recientes han aumentado grandemente la tirantez dentro de la familia. La cantidad de divorcios ha subido vertiginosamente. También ha ido aumentando a paso acelerado la cantidad de hogares en los que solo hay el padre o la madre. Una madre que no tiene cónyuge dice lo siguiente respecto a lo difícil que se le hace esta tarea: “Cuando llego de la oficina a la casa, mis hijos ya han estado fuera de la escuela por tres horas. No hay manera de saber lo que han estado haciendo. Estoy segura de que mi hija de 16 años de edad tiene relaciones sexuales con un compañero de clase de ella, y que después de la escuela mi hijo de 13 años de edad suele pasar el tiempo en la sala de billar de la localidad”.
Víctimas de la generación del “yo”
Es posible que no haya habido ninguna otra generación tan obsesionada como ésta por los “derechos” personales. De acuerdo con cierto sicólogo prominente, esto ha resultado en que los padres “gradualmente hayan empezado a permitir que sus hijos arguyan con ellos, hagan valer sus propios sentimientos e ideas, y hasta sean un poco desobedientes”. ¿Es esto provechoso?
El autor Robert Coles, ganador del premio Pulitzer, dijo: “Muchos padres tienen miedo de criar a sus hijos por su propia cuenta... basándose en sus propias convicciones y su propia fe moral. Se sienten acobardados por los muchos expertos que escriben libros acerca de la crianza de los hijos y les dicen lo que deben hacer”. Como víctimas de las teorías tolerantes sobre la crianza de los hijos, los padres complacen los caprichos de sus hijos... solo para enfrentarse luego con la verdad de la siguiente declaración bíblica: “Si uno viene mimando a su siervo desde la juventud, éste en el período posterior de su vida hasta llegará a ser un ingrato”. (Proverbios 29:21.)
Los efectos de la televisión
Recientemente, el Instituto Nacional para la Salud Mental publicó un informe extenso intitulado “La televisión y el comportamiento”. El informe mostró que la televisión, además de bombardear la mente con violencia temeraria e inmoralidad, tiene otros efectos perturbadores en la vida familiar. Por ejemplo, “es sorprendente la gran cantidad de casos” en los que la decisión en cuanto al programa que se ha de ver recae sobre los hijos, quienes “frecuentemente resultan ser árbitros de lo que la familia ve; han llegado a ser los que toman las decisiones en la familia”.
El libro Generation of Narcissus afirma que la televisión produce otro efecto secundario insidioso. Declara que debido a la televisión “los niños experimentan el llamado mundo real desde un punto de vista único. Se trata de un mundo que aparentemente se extiende hacia afuera desde el propio cuerpo de ellos”. Sí, puede que el niño que esté enviciado con la televisión desarrolle un punto de vista de la vida que gire enteramente en torno a sí mismo.
Todos éstos son factores que han trastornado el equilibrio natural de la vida familiar. Pero ¿realmente están reaccionando a esto los jóvenes por medio de rebelarse contra la autoridad de los padres?
La desobediencia... la franca y la furtiva
‘El aumento del desafuero’ entre los jóvenes es una de las señales más obvias de que ciertos jóvenes sí se están rebelando contra la autoridad de los padres (Mateo 24:12). Por ejemplo, se informa que “niños de edad escolar cometen una cuarta parte de todos los delitos graves de la urbe londinense [Inglaterra]”. En los Estados Unidos “las detenciones de delincuentes juveniles debido a delitos violentos [...] aumentó en 293% entre 1960 y 1975; y el índice total de detenciones de delincuentes juveniles va aumentando en 10% anualmente... el doble de lo que es el porcentaje de aumento en el caso de los adultos”. De la China provienen informes acerca de delincuentes juveniles que han “matado, defraudado, robado, cometido ultrajes sexuales, traficado en drogas y cometido estafas”.
En ciertos casos, hasta los padres son víctimas de dicha violencia desvergonzada. El sociólogo Richard J. Gelles ayudó a efectuar un estudio que reveló que “según se informa, 2.500.000 adolescentes [de los Estados Unidos] golpearon a uno de sus padres por lo menos una vez. Casi 900.000 padres de adolescentes [...] han sido víctimas de puñetazos, mordeduras, patadas, golpes con algún objeto duro, palizas, amenazas con cuchillo o pistola, o puñaladas o balazos”. Tales actos trágicos hacen resaltar la predicción bíblica de que durante los últimos días la gente no tendría ningún “cariño natural” (2 Timoteo 3:3). Fue verdaderamente espeluznante la conclusión de que “con toda probabilidad, tanto los índices como las predicciones subestiman el verdadero grado de la violencia que los adolescentes cometen contra sus padres”. (Cursivas nuestras, The Urban & Social Change Review, volumen 15, número 1, 1982.)
Los jóvenes también se rebelan contra la voluntad de sus padres por medio de participar en promiscuidad sexual. En una encuesta en la que tomaron parte 160.000 jóvenes norteamericanos, 31 por 100 de ellos, entre las edades de 13 y 15, admitieron que habían tenido relaciones sexuales. Entre los de 16 a 18 años de edad, 58 por 100 habían tenido relaciones sexuales. Del Japón igualmente provienen informes de que “los casos de muchachas adolescentes que han tenido relaciones sexuales han aumentado notablemente durante los pasados siete años”.
Algunos adolescentes, a hurtadillas, consumen bebidas alcohólicas o usan drogas que pueden resultar en enviciamiento. Aproximadamente 43 por 100 de los entrevistados confesaron haber fumado marihuana. Los investigadores llegaron a la conclusión de que el fumar marihuana “es un pasatiempo común entre muchos adolescentes”. La mitad de los entrevistados admitieron que mentirían a sus padres si éstos les preguntaran si fumaban marihuana.
Otros jóvenes, al sentirse frustados debido a que sus padres les exigen que saquen notas sobresalientes, pero no les dan mucho apoyo, se rebelan, sin decir nada, por medio de fracasar intencionalmente en la escuela. Aun otros desobedecena por medio de no dejarse persuadir a seguir las normas morales o religiosas de sus padres. Solo 53 por 100 de los jóvenes que participaron en la encuesta dijeron que seguirían la religión de sus padres. Los demás o dijeron que no la seguirían o que no estaban seguros. ¡Qué desilusión es esto para los padres! Meramente 17 por 100 de ellos dijeron que querían que sus padres les aconsejaran acerca de lo sexual; una cantidad aún más pequeña de los adolescentes dijeron que solicitarían el consejo de sus padres en cuanto a las drogas. Tales conflictos de opiniones convierten los hogares en campos de batalla.
Lo que usted puede hacer
Así, puede decirse con certeza que la nuestra es una generación única, que ha crecido bajo circunstancias únicas. La tendencia mundial hacia la desobediencia, junto con otras pruebas, nos llevan a la conclusión ineludible de que estamos viviendo en los últimos días.
No obstante, los testigos de Jehová han hallado que el estudio de la Biblia —no las teorías contradictorias sobre la crianza de los hijos que se promueven hoy— los equipa para tratar con los problemas de hoy. Hallan que el mandato de Efesios 6:1-4 es realista y práctico: “Hijos, sean obedientes a sus padres en unión con el Señor, porque esto es justo [...] Y ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová”. Por lo tanto, sería un placer para los Testigos ayudarle a usted a empezar un estudio sistemático de la Biblia.
Aun si usted no es padre ni madre, un estudio de la Biblia le será de gran provecho. El escudriñar la Palabra de Dios le ayudará a familiarizarse con Dios y Sus propósitos. Éste es el proceder sabio, pues la Biblia insta: “Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente sean ocultados en el día de la cólera de Jehová”. (Sofonías 2:3.)
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