Reconozca que hace falta el entretenimiento
LA FALTA Y EL EXCESO IGUALMENTE DAÑINOS
EN TIEMPOS pasados cuando se tenía en mucho la ética laboral, muchos consideraban que el jugar era un desperdicio de tiempo. En la actualidad muchos tienen la búsqueda de los placeres como el propósito principal de la vida. Sin embargo, debe haber un equilibrio entre el trabajo y el juego.
El trabajo de la clase correcta le da significado y propósito a la vida. El juego apropiado repone las fuerzas al trabajador cansado y es un cambio grato que recrea en él el entusiasmo por más trabajo. Demasiado trabajo durante un período demasiado largo rinde el cuerpo y deprime el espíritu. Las vacaciones prolongadas más de lo necesario para refrescar a uno se hacen aburridas. No se dedique excesivamente a una actividad mientras pasa por alto la otra.
No debemos cometer el mismo error que los puritanos religiosos y tener por mala toda diversión. No debe condenarse el comer porque algunos sean glotones. El beber no está prescrito porque algunos se emborrachan. Tampoco debe uno desaprobar el entretenimiento porque algunos extremistas abusan de él. Debemos interesarnos en el entretenimiento para determinar las clases correctas y las cantidades correctas, y no con la idea de rechazarlo.
Disfrutando del aire libre
En algunos lugares la gente va a las playas, montañas y parques en números tan grandes que el apiñamiento llega a ser un problema. Sin embargo, estas zonas verdaderamente ofrecen una variedad infinita de entretenimiento... caminatas, natación, la carrera al trote, acampar, giras campestres, estudio de la naturaleza y así sucesivamente.
Pero en muchos casos no es necesario viajar largas distancias. Muchos viven cerca de un monte. Hasta en el mismo patio de uno se pueden erigir pajareras y estaciones para alimentar a los pájaros. O alguna vez tiéndase boca abajo en la hierba y observe un espacio de unos 100 centímetros cuadrados, y vea si no lo fascinan los insectos, hormigas y arañas con toda su actividad. ¿Vive usted en una ciudad grande, en una selva de asfalto? Aun allí tiene a su disposición parques y zoos. Los museos y planetarios deleitan e instruyen.
Padres, planeen tales actividades para sus hijos. Denles alguna dirección, algún estímulo por medio de señalar las posibilidades. Tal vez les puedan explicar el ciclo de vida de una mariposa o de una hormiga. Satisfagan la curiosidad de sus hijos acerca de la creación de Jehová. Una manera divertida de interesar a sus hijos en Jehová Dios y en sus creaciones terrestres es enseñarles acerca del propósito de Dios para la Tierra y para ellos como los cuidadores de la Tierra. Hagan como se nos recomienda en Job 12:7-10: “Pregunta, por favor, a los animales domésticos, y ellos te instruirán; también a las criaturas aladas de los cielos, y ellas te informarán. O muéstrale tu preocupación a la tierra, y ella te instruirá; y los peces del mar te lo declararán.”
A veces el trabajo mismo es un recreo. El hombre que trabaja en una oficina, o el estudiante que pasa toda la semana absorto en los libros, pudiera esparcirse al trabajar en el patio, o hallar el establecimiento de un pequeño huerto un proyecto satisfaciente. Aun en una ciudad grande puede que esté disponible una pequeña porción de terreno. O se pudiera plantar flores o hierbas aromáticas en macetas en el antepecho de las ventanas. Para muchas personas el cultivar plantas dentro de la casa es una afición fascinadora y útil para embellecer la casa. Se pueden criar canarios u otros pájaros dentro de la casa. Las peceras también constituyen un proyecto fascinador.
Hay muchas maneras de introducir en la casa las creaciones interesantes de Jehová a fin de estudiarlas y entretenernos con ellas. De nuevo hay que usar la imaginación y los padres tienen que dirigir la atención de los hijos a las diferentes posibilidades.
Aficiones y actividades favoritas
¡A los pequeñuelos les encanta hacer tortitas de barro! Sin embargo, las madres no lo ven con el mismo entusiasmo. Pero no es nada más que tierra, y se elimina fácilmente con el agua. Esta diversión puede convertirse en afición a medida que el niño va creciendo. El barro puede convertirse en arcilla y la tortita en alfarería. Esta artesanía es bastante interesante y es una que diferentes miembros de la familia de las avispas han practicado por largo tiempo con gran destreza instintiva. Otras actividades pudieran incluir el hacer artículos de macramé, proyectos de costura, tejido, cocina, obras de cuero que incluyen el trabajo de entrenzar y repujar, y hay muchas otras.
El ir a ver los escaparates de las tiendas es una actividad que hace temblar a muchos hombres fuertes, pero que deleita a muchas mujeres y muchachas. Las madres hasta pueden hacer instructiva la ocasión. Pueden considerar precios, calidad, gangas y principios económicos. Además, es una excursión poco costosa, especialmente si se va cuando las tiendas están cerradas.
El visitar fábricas puede proporcionar entretenimiento que es tanto interesante como educativo. Lleve la familia a una imprenta, a las oficinas de un periódico, a una planta textil, una chocolatería, una planta automovilística o a una mina de carbón. En muchas fábricas se conducen giras, y es muy interesante y entretenedor ver cómo se elaboran y fabrican muchos productos de uso diario. Y el visitar una acería, por ejemplo, fácilmente pudiera ser el tema de una narración escrita u oral en el aula de clases.
Simplemente para diversión
El entretenimiento no siempre tiene que ser educativo. Puede servir simplemente de diversión. Esto también tiene su valor. Recrea y reanima tanto a los jóvenes como a los de más edad y les repone las fuerzas para los asuntos más serios de la vida.
Sin embargo, no todos tenemos los mismos intereses. Lo que interesa a uno pudiera aburrir a otro. El sexo de uno también puede contribuir a la diferencia de los intereses. ¡También la edad de uno! Los de más edad no deben pensar que los jóvenes siempre estarán satisfechos con sentarse y hablar o leer o participar en un juego de damas simplemente porque ellos lo están. Los adolescentes rebosan de energía que tienen que liberar. Puede que anhelen participar en un juego de béisbol, balonvolea, badminton, balonmano, baloncesto, fútbol, o algún otro recreo activo.
Posiblemente dos o tres familias pudieran ir a un parque y disfrutar de una comida campestre. Después, los que desean pueden quedarse sentados y conversar, otros que tienen energía encerrada que anhela expresarse podrán hacerlo por medio de uno de los juegos ya mencionados. Si hay competición de buen humor no resulta en ningún daño; pero si el ganar llega a ser el punto de toda importancia, entonces surgen argumentos y se arruina la diversión.
Los niños más pequeños pueden hallar columpios o cajones de arena con que jugar. Hasta los cajones de cartón vacíos o unos cuantos palos o cubos de madera se convierten en casas o cuevas, o aviones o automóviles, o cualquier cosa que la imaginación activa de los niños quiera hacer de ellos. Muchas veces los niños dejan a un lado los juguetes costosos mientras pasan toda la tarde en un montón de arena o jugando con una caja de cartón grande, pues sus imaginaciones vívidas convierten estos artículos en cualquier cosa que se les ocurra al momento. Un camión plástico de bomberos que costó 20 dólares siempre es un camión de bomberos. Pero una caja grande de cartón... ¡Ah! ¡eso puede ser cualquier cosa!
A los adultos les da gusto ver a los niños jugar, u observar un juego de pelota, y quizás hasta tomen parte en ello si se sienten así dispuestos. Las familias que pasan tiempo juntas así llegan a ser familias mejores, más estrechamente unidas, y evitan las brechas entre las generaciones. Además, este arreglo suministra la supervisión donde se necesita. Si todos están de acuerdo en cuanto a la adoración de su Creador, entonces evitan el echar a perder los buenos hábitos como resultado de la mala asociación. (1 Cor. 15:33) Las congregaciones pueden aumentar su amor fraternal y comprensión cuando las familias no solo estudian y predican juntas, sino que también disfrutan de recreo limpio juntas.
Música y baile
Algunos miembros de la familia quizás tengan propensión hacia la música. El aprender a tocar un instrumento es desafiador y satisfaciente, y también puede llegar a ser una fuente de entretenimiento para los oyentes. Si dos o tres o hasta más miembros de las familias cristianas hacen esto, posiblemente con el tiempo puedan tocar juntos para su propio disfrute y para el placer de los oyentes. Puede que otros hasta deseen bailar al compás de la música que tocan.
La música no tiene nada de malo, sea cantada o instrumental, tampoco el baile. La música instrumental y el canto estaban incluidos en la adoración de Jehová en Israel. Los jóvenes y los de edad bailaban al son de la música, a veces solos y en otras ocasiones en danzas de grupo. (Éxo. 15:20; Sal. 87:7; 149:3; 150:4; Jue. 11:34; Jer. 31:13, Mat. 11:17; Luc. 15:25) En una de estas ocasiones alguien puso una objeción al baile vigoroso, pero no con la aprobación de Jehová.—2 Sam. 6:20.
No obstante, el bailar es como el comer y beber antes mencionados: puede ser bueno o malo, según el control que se ejerce. La música puede ser suave y fluida, o puede tener un compás fuerte, pero no debe ser estrepitosa o tan fuerte que perjudique el oído de uno o moleste a otros. El que el bailar sea bueno o malo no depende de si es lento o rápido; ¡pero si llega a ser sexualmente insinuante o estimulador, se ha propasado de lo que es entretenimiento correcto!
La experiencia dicta que ocasiones de música y baile tengan supervisión adecuada, no, por supuesto, para impedir o cercenar la diversión limpia e inocente, sino para que no se vaya a extremos que perjudiquen la moralidad cristiana. Hasta el vals puede hacerse inmoral en ciertos ambientes. Se puede participar correctamente de los bailes folklóricos, las contradanzas y la mayoría de los bailes modernos, pero, en el ambiente incorrecto, éstos también pueden degenerarse.
Lectura y conversación
Hay buenos libros y artículos de revistas con que uno puede entretenerse, pero también hay otros que dañan la moralidad. Estos últimos ‘ni siquiera deben mencionarse entre ustedes’ los cristianos. Debe tenerse por norma las cosas que son verdaderas, virtuosas y dignas de alabanza.—Efe. 5:3; Fili. 4:8.
La misma pauta debe aplicar a los cines y a la televisión. Todavía hay algunas películas que son limpias y que entretienen debidamente, pero éstas están llegando a ser la excepción más bien que la regla. Muchos programas de la televisión todavía ayudan a uno a esparcirse y son educativos. Los documentales tratan de la ciencia, la historia natural y asuntos de la actualidad y otros campos interesantes. Estos programas, junto con la buena lectura, nos equipan para conversar agradablemente con otros.
¿Conversar? Sí, el conversar no está muerto. La popularidad de los programas de televisión que presentan charlas manifiesta que el deseo de conversar todavía existe. Pero parece que muchas personas ya no pueden conversar interesantemente. Hablan, pero no comunican pensamientos e ideas estimuladoras. Sin embargo, empleando preguntas se puede hacer que estas personas revelen hechos interesantes acerca de sí mismas. Su niñez, su primer trabajo, por qué escogieron su carrera en particular, cómo llegaron a aceptar su religión... preguntas respecto a estos asuntos resultan en conversaciones muy interesantes.
Si somos perspicaces, corteses, prudentes y sinceros en nuestros elogios, otros que normalmente callan responderán y se comunicarán francamente. El que usted se interese en ellos hace que usted les interese a ellos. Dentro de poco fluye una conversación en que participan dos, cuatro o seis personas, todas las cuales disfrutan de ella a sumo grado. En el primer siglo de nuestra era común la conversación fascinaba a los griegos y a sus visitantes: “Todos los atenienses y los extranjeros que residían allí temporalmente no pasaban su tiempo libre en ninguna otra cosa sino en decir algo o escuchar algo nuevo.”—Hech. 17:21.
Lea, observe, escuche, piense y tendrá ideas nuevas y frescas que contribuir a conversaciones entretenidas. Evite el ser argumentador o dogmático. Eso mata la comunicación. Sea agradable y demuestre buen gusto, un conversador deleitoso.—Pro. 15:1; 16:21-24; 25:11; Ecl. 12:10; Col. 4:6.
En conclusión, sea prudente y no simplemente rechace el entretenimiento censurable. Presente alternativas adecuadas. Si su religión incondicionalmente condena todo entretenimiento, sus hijos lo abandonarán a usted y a ella tan pronto como les sea posible. De modo que no deje vacío el lugar que el entretenimiento debe ocupar. (Mat. 12:43-45) El artículo que sigue ofrece otras posibilidades de entretenimiento.