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La fiebre de las discotecas arrebata al mundo¡Despertad! 1979 | 22 de junio
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La fiebre de las discotecas arrebata al mundo
DURANTE el pasado diciembre un grupo internacional de estudiantes que se había reunido en Brooklyn, Nueva York, estaba considerando las actividades sociales en los 20 países de donde habían venido. “¿Hay discotecas en su país?” se les preguntó. “¿Son muy populares?”
Muchas manos se levantaron por toda la sala. “Las discotecas son muy populares en mi país,” respondió un estudiante de Portugal. Hubo respuestas similares de personas de México, las Filipinas, Jamaica... país tras país. La rapidez con la que se ha desarrollado esta popularidad ha sido espectacular.
A mediados de los años setenta las discotecas se multiplicaron rápidamente en la escena del entretenimiento. Entonces, como llevadas por una poderosa marejada, arrebataron al mundo entero.
Su tremendo impacto
En algunas zonas casi toda clase de local imaginable está siendo convertido en una discoteca, y muchas personas se han apresurado a sacar provecho de las ganancias.
Se calcula que en un año reciente los ingresos totales de las discotecas fueron aproximadamente de 5.000.000.000 de dólares tan solo en los Estados Unidos, cosa que en el campo del entretenimiento fue superada solo por los deportes organizados. Se informa que en los EE. UU. durante el año pasado el número de discotecas aumentó de 10.000 a 18.000, lo cual significa que en promedio, se han estado abriendo más de 20 discotecas al día. Aproximadamente de 40 a 45 millones de norteamericanos han ido a una discoteca por lo menos una vez; de 17 a 19 millones de norteamericanos van a ellas con regularidad.
Aun si usted no va a las discotecas, es posible que éstas afecten su vida de muchas maneras. ¿Le gusta a usted patinar? Bueno, la transformación de las pistas de patinar en discotecas marcha a paso acelerado. Según calculó la revista Discothekin el verano pasado, para fines de 1978, 1.000 de las 6.000 pistas de patinar de los Estados Unidos serían “discopistas” de patinar. La revista dijo que esto expondría “semanalmente a otras 3 millones de personas a la música de discoteca.”
¿Ve usted televisión? Se puede oír el fuerte ritmo de discoteca en la música de fondo de los anuncios y los dramas. Vibra en las ondas aéreas de las radioemisoras. Se toca durante los intermedios en los juegos de balompié y se transmite por sistemas electrónicos a las tiendas. Al ir de compras, puede que usted halle secciones enteras en las tiendas por departamentos con percheros llenos de ropa especialmente diseñada para bailar en las discotecas.
Hasta negocios que no tienen relación alguna con las discotecas están esforzándose por sacar provecho de la “discomanía.” Según la revista Discoworld: “¡Existe una farmacia llamada Discofarmacia! Parecen ser una cadena de farmacias establecidas por todo el sur de California, y no tienen nada que ver en lo absoluto con el concepto de las discotecas, excepto que la popularidad del término atrae a los clientes desprevenidos.” La misma revista cuenta acerca de cajas de “galletitas de discoteca” en los anaqueles de pan de la ciudad de Nueva York.
¿Qué son las discotecas?
Recientemente la palabra discoteca ha adquirido un nuevo significado. El World Book Dictionary define “discothèque” como “un cabaret donde se tocan discos fonográficos para bailar.”
Pero hay más envuelto en este asunto de las discotecas. Discoworld, una de las revistas que comenzaron a publicarse en 1976 en el ardor de la fiebre de las discotecas, explica: “En cierto modo, las discotecas fueron la versión de los años setenta del retorno de las tragaperras. Solo que esta vez, las tragaperras eran más ruidosas y grandes y más grandiosas que nunca antes.”
Así es que el término “discoteca” no identifica solo a un lugar para bailar, como un cabaret, sino también se refiere a un tipo de música característico que está diseñado para bailar.
¿Pero qué hace que una discoteca moderna difiera de los lugares anteriores para bailar? ¿Y cómo difiere la música de discoteca de otros tipos de música?
Música y locales característicos
Lo que le da a la música de discoteca su sonido característico es el fortísimo ritmo grave que vibra repetidamente a un tiempo de 4/4 y a aproximadamente 120 pulsaciones por minuto. La letra de las canciones también sirve de “anzuelo” —a menudo es algo tan sencillo como “te amo”— repetido vez tras vez. Por lo general los amplificadores de bajos están cerca del piso a fin de que los que bailan sientan el enérgico e insistente ritmo a través de todo su cuerpo. Por eso, personas que son totalmente sordas pueden bailar al compás de la música, porque, aunque no pueden oírla, sienten el ritmo.
Por lo general en las discotecas modernas se toca música especial para discoteca. Pero este nuevo tipo de música no es la única cosa que distingue a las discotecas de las antiguas salas de baile. También se caracterizan por sus luces de distintos colores, frenéticas, intermitentes, sus imágenes eléctricas que se reflejan en paredes cubiertas de espejos y techos relucientes. Todo está diseñado para crear una experiencia sicodélica.
No obstante, el corazón de la discoteca de hoy día es su refinado sistema de sonido de gran potencia, que puede costar decenas de miles de dólares. Los discos fonográficos, también, son producto de la tecnología moderna. Estos discos son una mezcla electrónica de diferentes grupos instrumentales que han grabado sus partes por separado y en ocasiones diferentes. A este procedimiento se le llama doblaje de banda múltiple. Es debido a los extravagantes doblajes y los brillantes arreglos que tantas personas se sienten atraídas a las grabaciones de música de discoteca. Como hizo notar Discoworld: “Las representaciones de discomúsica en vivo sencillamente no igualan las versiones tecnológicamente embellecidas en los estudios.”
Además, el papel del pinchadiscos es importante en el éxito de una discoteca. Es un arte el pasar de una canción a otra sin interrumpir el ritmo, y saber precisamente qué pieza tocar y cuándo tocarla. La revista Spinner hace notar respecto a uno de los más famosos pinchadiscos: “Por medio de usar la grabación sicológica y el alumbrado correctos, puede crear una aceleración que lleva a la gente a un pináculo de frenesí y disminuirla hasta el arrullo de una canción de cuna sin que pierdan el interés.”
Principios de la fiebre
El sonido de las discotecas nació en tiempos recientes en Nueva York, y se derivó de una combinación de música negra y latina. Comenzó a hacerse popular en el verano de 1974. Por ese entonces, también se estaba desarrollando una nueva danza disciplinada que se efectuaba con un compañero... el “Hustle.” Ese fue el baile que le dio vida a las discotecas. Es algo semejante a cierto baile de movimientos convulsivos, llamado “Lindy” o “jitterbug,” que era popular en los años cuarenta. Entonces, en 1975, el compositor de canciones Van McCoy escribió el triunfo musical pegadizo “The Hustle,” y la fiebre de las discotecas comenzó a subir.
Sin embargo, lo que en realidad aumentó de súbito la fiebre de las discotecas fue la película cinematográfica “Fiebre del Sábado Noche,” que se estrenó para fines de 1977. Para el año pasado los ingresos de esta película ascendían a 130 millones de dólares, lo cual la hace uno de los más grandes triunfos de taquilla en la historia cinematográfica. Se han vendido 15 millones de ejemplares del álbum de la banda sonora de la película, cosa sin precedente que sobrepasó a The Sound of Music como el álbum que había obtenido los mayores ingresos en la historia fonográfica. Y la fiebre de las discotecas parece continuar subiendo.
¿Por qué va la gente?
Hasta donde se recuerda, hay más personas bailando que en cualquier otro tiempo. ¿Por qué? ¿Qué las atrae a las discotecas?
En un artículo para la revista Harper’s, Salley Helgesen tal vez lo resumió bien. “Escúchenme,” dijo ella, “las discotecas van a ser la próxima IBM. Tiene que suceder, la gente necesita compensar por la satisfacción que no reciben en su vida, y no hay nada más allá fuera.”
Es cierto que muchas personas obtienen poca satisfacción de su trabajo, de la escuela, o de cualquier otra faceta de su vida. Desean hallar escape, despojarse de las inhibiciones, y las discotecas suministran la oportunidad de hacerlo. Como dijo un operador de discotecas: “Por unas pocas horas a la semana pueden sacar a relucir todo su interior y sencillamente moverse y dejar que la música les llene la cabeza mientras rechazan todo lo demás. Por un poco de tiempo, pueden escapar de su propia vida.”
Es comprensible que todos necesitamos algún esparcimiento, un cambio de paso de nuestras actividades regulares. Pero, ¿son las discotecas un lugar sano para disfrutar de entretenimiento sosegador? Los estudiantes de los 20 países que se mencionaron al principio expresaron su preocupación. Aquellos hombres eran representantes de las sucursales de los testigos de Jehová y estaban asistiendo a un curso de repaso de cinco semanas de duración que se efectuó en Brooklyn. ¿Tenían razón para preocuparse en cuanto a que los cristianos fueran a las discotecas?
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¿Cuáles son sus raíces?¡Despertad! 1979 | 22 de junio
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¿Cuáles son sus raíces?
LAS raíces o fuentes de cualquier cosa por lo general tienen mucho que ver con lo que se produce. ¿Qué hay, pues, en cuanto a las discotecas? ¿Cuáles son sus raíces?
Quizás esto le sorprenda. Considere la cubierta del número de enero de 1978 de Discoworld. A fin de dar publicidad a uno de los artículos en su interior, anunciaba: LOS FIESTEROS... LAS RAÍCES HOMOSEXUALES DE LAS DISCOTECAS.
¿Le sorprende eso? No obstante, es cierto que los homosexuales han tenido mucho que ver con el desarrollo de las discotecas. Y continúan siendo una fuerza importante detrás de ellas. El nuevo libro Disco Fever publicó una lista de discotecas y declaró:
“Algunos lectores reconocerán que muchas de las discotecas que se alistan aquí son discotecas ‘gay’ o clubes de homosexuales. La revista ‘Billboard’ [una prominente revista para actores de variedades] ha calculado que por lo menos 50 por ciento de las discotecas del país son de homosexuales, lo cual no sorprende en vista de que la comunidad homosexual le dio al movimiento de las discotecas su ímpetu principal. Invariablemente, a medida que se esparcen las noticias acerca de un nuevo club homosexual en el que el sonido y los decorados son magníficos, la gente normal que desea bailar comienza a tocar a la puerta.”
No se hacen esfuerzos por ocultar las conexiones homosexuales de las discotecas. Por el contrario, el Free Press de Detroit hace notar: “Las discotecas probablemente serán recordadas como el primer suceso cultural en el que se dio publicidad libre a la participación de homosexuales.”
Pero más que eso, a veces parece haber cierto orgullo en cuanto a esas conexiones con homosexuales. Richard Peterson, profesor de sociología de la Universidad Vanderbilt y especialista en las implicaciones sociales de la música contemporánea, hizo notar que ser homosexual en el mundo de las discotecas “no solo es aceptable, sino también un poco a la moda.”
En años recientes ciertamente ha habido grandes cambios en las normas de la moralidad sexual. Y las discotecas reflejan este cambio a mayor grado que tal vez cualquier otro aspecto de la vida moderna. Enfatizando este hecho, la revista Horizon de mayo de 1977 dijo:
“En el baile de hombres con hombres y mujeres con mujeres, las discotecas representan un verdadero cambio drástico en las convenciones sociales y las actitudes sexuales.
“No es ni un secreto ni una excusa para chismear el hecho de que algunas de las mejores discotecas de Norteamérica y Europa comenzaron como establecimientos de homosexuales que comenzaron a abrir sus puertas a cualquiera que deseara bailar. . . . De vez en cuando las columnas de la vida nocturna de los periódicos principales hacen notar el hecho de que algunas discotecas son de homosexuales o ‘mixtas,’ lo cual da por sentado libertades que hasta muy recientemente eran base de escándalo.”
¿Asunto de preocupación?
En vez de preocuparse, muchas personas aplauden los cambios en las normas sexuales. Se alegran de ver desechadas las inhibiciones y reciben con gusto las nuevas libertades sexuales que se ponen tan de manifiesto entre los que frecuentan las discotecas. Pero las personas que efectivamente respetan las enseñanzas de la Biblia se preocupan. ¿Por qué?
Porque, en vez de aprobar la homosexualidad o siquiera tolerarla, la Biblia la condena. En su ley a la nación de Israel, Dios declaró: “No debes acostarte con un varón igual a como te acuestas con una mujer. Es cosa detestable.” (Lev. 18:22) ¿Cuán serio era este asunto?
La Palabra de Dios responde: “En el caso donde un hombre se acuesta con un varón igual a como uno se acuesta con una mujer, ambos han hecho una cosa detestable. Deben ser muertos sin falta. Su propia sangre está sobre ellos.” (Lev. 20:13) Sí, así es como Dios consideraba la homosexualidad.
¿Ha cambiado de opinión Dios? Considere esta advertencia apostólica a los cristianos: “De seguro ustedes saben que los injustos nunca llegarán a poseer el reino de Dios. No se equivoquen: nadie que sea fornicador ni idólatra, nadie que sea culpable de adulterio o de perversión homosexual . . . poseerá el reino de Dios.”—1 Cor. 6:9, 10, The New English Bible.
Sí, la Palabra de Dios claramente revela que la homosexualidad es mala, y que los que se envuelven en ese modo de vivir no disfrutarán de la bendición de Dios. En vista de esto, ¿podemos entender por qué los superintendentes cristianos expresarían su preocupación al ver la propagación de la popularidad de las discotecas?
Pero las discotecas tienen otras raíces. ¿Cuáles son?
Raíces de la música y el baile
En el artículo inicial se observó que la música de discoteca es de popularidad reciente. Pero las autoridades dicen que sus orígenes se pueden trazar a tiempos antiguos. En “Evolución de la música de discoteca,” un artículo de fondo que fue publicado en septiembre de 1977, Discoworld dice:
“Lo que la mantiene unida, de hecho, lo que la hace música de discoteca, es el ritmo.
“Y, para el que no está informado, el ritmo de las discotecas no comenzó en una hermosa mañana de 1965 . . . ni siquiera cuando Van McCoy por primera vez hizo un impacto en las gráficas una década más tarde con su versión de ‘The Hustle.’ En ese ritmo —la base de la música de discoteca— nos habla África.
“Hablando de raíces. Cuando uno va a una discoteca hoy día, está participando básicamente en una versión de 1977 de ceremonias que se efectuaban hace eones en la Costa Occidental de África. Ciertamente, la música de discoteca ha sido engalanada con las últimas fruslerías tecnológicas, como grabaciones de veinticuatro pistas sonoras, ‘sintetizadores,’ amplificación ensordecedora, sobreimposición de cuerdas y voces arrulladoras. Pero si uno elimina todos estos accesorios está disfrutando del mismo ritmo que sin duda movía a los antepasados de Kunta Kinte.”
¿Es objetable la música de discoteca simplemente porque tiene un antiguo origen africano? Es obvio que no, no más objetable que si el origen de esta música fuera asiático, europeo o americano antiguos. Sin embargo, lo que sí tiene relación con el asunto es el propósito de la música antigua. ¿Qué clase de danzas se efectuaban con ella?
La literatura relacionada con las discotecas ha comentado sobre estas antiguas danzas y su propósito. De hecho, ante los bailarines de discoteca modernos se pone como ejemplo el desenfreno salvaje de aquellos antiguos bailadores; se les insta a deshacerse de cualesquier inhibiciones que tengan. Discoworld de mayo de 1977 dice:
“Los nativos bailaban para exorcisar a diablos-demonios y espíritus malos de sus cuerpos frenéticos y para conseguir que la Madre Tierra produjera nuevas cosechas. En la primavera bailaban durante los ‘ritos de fertilidad’ a fin de que las mujeres produjeran niños saludables para perpetuar la especie. Bailaban para celebrar la vida nueva y hasta para prepararse para la muerte. Pero prescindiendo del propósito exacto de su danza, toda la danza en realidad era una manifestación de la adoración a sus dioses, adoración que o rendía homenaje a los dioses; procuraba la buena voluntad de los dioses; o trataba de apaciguar la ira de los dioses . . . A menudo la energía se hacía tan intensa que se sacrificaba a una virgen joven o a un cordero con la esperanza de que la sangre derramada aplacara a los dioses.”
Entonces, a modo de consejo para el moderno bailarín de discoteca, este artículo de revista pasa a decir: “Sencillamente es asunto de soltar las riendas. Primero hay que liberar la mente; entonces el cuerpo sigue. Cuando bailo casi proyecto el espíritu y abandono el cuerpo.”
Otro número de Discoworld también llama atención a las raíces de las discotecas “entre los adoradores de vudú, hombres de tribus primitivas, los macumbas brasileños y bosquimanos de Kalaharí,” y entonces aconseja: “El cuerpo es un complejo de fuerzas de energía entrelazadas y conectadas con fuerzas de energía cósmica aún mayores. Así lo consideraban los antiguos y así estamos comenzando a volver a aprenderlo. Al bailar, trate de estar consciente de cada sensación hasta que por fin pierda gradualmente la conciencia, y se mezcle con sus alrededores.”
¿Prestan los bailadores de discoteca atención a este tipo de consejo? ¿Sueltan las riendas comúnmente en desenfreno salvaje? Note lo que dice el nuevo libro Disco Fever: “Con las discotecas vino el baile de discoteca... una forma de baile totalmente divorciada de la disciplina del Hustle, no obstante completamente en armonía con éste en la pista de baile. . . . El baile de discoteca —sea que se le llame de estilo libre o de forma libre— es baile de hacer lo suyo.” Sí, es un estilo de baile en el que no hay inhibiciones y en que todo está permitido.
¿Pero es esto objetable? ¿Es malo adoptar un estilo de baile que los antiguos usaban en la adoración de sus dioses? Sí, para los cristianos verdaderos lo es. ¿Por qué? Porque el Creador, el Dios de la Biblia, condenó a aquellos dioses de las naciones. Él no aprobaba las antiguas danzas de fertilidad que fueron diseñadas para estimular las pasiones sexuales de los participantes y los observadores. Lamentando la situación que se desarrolló entre los israelitas de la antigüedad, la Biblia dice:
“Ellos también siguieron edificándose lugares altos [sitios en los que se efectuaban ritos licenciosos] y columnas sagradas [símbolos fálicos del dios Baal] y postes sagrados [que representaban a una diosa cananea de la fertilidad] sobre toda colina alta y debajo de todo árbol frondoso. Y hasta el prostituto de templo se hallaba en el país. Actuaron conforme a todas las cosas detestables de las naciones que Jehová había expulsado de delante de los hijos de Israel.”—1 Rey. 14:23, 24; Isa. 57:5-8.
Pero, ¿hay verdadera base para comparar lo que se efectúa en las discotecas modernas con los lugares antiguos en los que se efectuaban danzas de fertilidad que excitaban sexualmente? Echémosle una ojeada más detenida a todo lo que está envuelto en el concepto de discoteca.
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La clase de lugares que son las discotecas¡Despertad! 1979 | 22 de junio
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La clase de lugares que son las discotecas
POR todo el mundo millones de personas van semanalmente en busca de alguna discoteca para entretenerse. ¿A qué clase de lugares están yendo? ¿Se parecen mucho todas las discotecas?
No necesariamente. Las discotecas pueden diferir considerablemente unas de otras, pues como dice la revista Discothekin: “Discoteca sencillamente es música y baile y se le puede dar cualquier forma que uno desee. La gente dicta el éxito de un club, y si el dueño/administrador es astuto puede determinar su clientela con solo definir por medio de la música el ambiente que desea crear... sea el de los años setenta, los cuarenta o hasta los alegres noventa.”
Hasta hay discotecas para niñitos; otras están diseñadas particularmente con sus abuelos en mente. Algunos lugares se clasifican como “restaurantes-discotecas.” Pueden ser restaurantes durante las primeras horas de la noche. Pero más tarde se usan como discotecas. Esto le permite al dueño del restaurante obtener ingresos adicionales durante horas en las cuales su restaurante normalmente estaría cerrado. En Europa la mayoría de las discotecas son sitios en los que uno puede comer y beber así como bailar.
De modo que no todas las discotecas son iguales; puede fijarse ese nombre a lugares muy diferentes. Pero, ¿cuál es la esencia —la sustancia misma o alma— de las discotecas? ¿Qué estilo de vida promueven? ¿Cómo se refleja éste en su música, su baile, su indumentaria, y así por el estilo?
¿Qué son las discotecas?
Kitty Hanson, quien ha investigado y escrito extensamente sobre el tema, dice acerca de una discoteca moderna: “Bajo el deslumbrante dosel de luces, el piso parecía combarse a fuerza del golpear de los pies, y el aire comenzó a crepitar debido a la tremenda energía física. Entonces la sala estalló. El aire se llenó de gritos y llamados y miles de brazos oscilaban frenéticamente a medida que el efecto de la música casi arrebataba a los bailarines y los alzaba del piso. Fue un momento candente, hirviente de emoción puramente primitiva. Fue la esencia de la experiencia de las discotecas.”
¿Qué es esta “emoción puramente primitiva” —la esencia de la experiencia de las discoteca— que se evoca en los bailarines? Show Business, una revista para actores de variedades, nos da una idea en su artículo “Dinámica Década de Discotecas,” al decir:
“Un efluvio de aceptación rodea la tendencia de las discotecas . . . Las anticuadas costumbres sexuales, combatidas con éxito durante los años sesenta, se han rendido ante una nueva libertad sexual en que la gente trata honradamente con sus deseos y participa sin sentimiento de culpa.
“El homosexual baila codo a codo con la persona normal, y a ninguno de los dos parece importarles un bledo. Es esta libertad polifacética lo que constituye el alma de las discotecas, y su corazón es el pulsante ritmo de la música de discoteca.”
La expresión sexual libre, liberada —el abandono de las restricciones— esa es la esencia, el alma de las discotecas. De seguro esto recuerda las antiguas danzas de fertilidad en las que los adoradores se desencadenaban en movimientos frenéticos que excitaban las pasiones, y que muy bien pueden haber culminado con el coito sexual entre los participantes a fin de inducir a la “Madre Tierra” a producir nuevas cosechas.
Cierto, no todas las discotecas necesariamente animan a desechar las inhibiciones, pero las discotecas están identificadas con dicho estilo de vida ‘sexualmente-libre.’ “Lo que hace diferir a la discomanía de la mayoría de sus predecesores es su tendencia manifiesta a convertirse en orgía,” explica la revista Esquire. “Toda discoteca implícitamente es una orgía . . . Por medio de ofrecer la satisfacción instantánea y total de todos los deseos sexuales en un ambiente de intensa excitación imaginativa, la orgía inspirada por la discoteca promueve el despertar de un estado ensalzado de conocimiento, de éxtasis literal, o de estar fuera del cuerpo.”
Énfasis en el yo
Algunos quizás piensen en el baile de discoteca en particular como una forma disciplinada de baile que da realce al Hustle, y para algunos quizás lo sea. Sin embargo hay más envuelto en el baile de discoteca. Más bien, se concentra la atención de los que bailan no tanto en bailar con otra persona, sino en hacer como se le antoje —‘hacer lo suyo’— como dicen. Es una escena de exhibición sexual.
Se ha notado que la “discocultura” tiene por fuerza direccional el desenfreno y la complacencia para consigo mismo, y como resultado se han hecho algunos comentarios sumamente interesantes. Note el editorial “Discoteca, Narcisismo y Sociedad” en el Daily News de Nueva York del 19 de marzo de 1978:
“Separados por muros de música ensordecedora y arrebatados en una locura de luces brillantes, los que bailan hacen lo suyo, apenas tocándose, sin mirarse unos a otros, y ni siquiera hablarse. Es muy semejante a pararse ante un espejo y gritar: ‘yo, yo, yo, yo . . . ’ sin cesar.
“Esta autoindulgencia pura refleja una filosofía de raíces peligrosamente profundas en nuestra sociedad. Predica que cualquier cosa que el individuo desee hacer es 100% correcta... prescindiendo de cómo afecte a cualquier otra persona.
“La actitud se manifiesta en nuestra creciente proporción de divorcios, en nuestras legiones de familias rotas y en los incontables libros y movimientos amoldados a satisfacer los deseos personales y el amor propio.
“Queda muy poco espacio para el amor en la filosofía que impregna el mundo de las discotecas. Y eso es una lástima, porque los que han olvidado —o nunca han conocido— los gozos de dar y compartir se están perdiendo la parte más rica de la vida.”
El artículo del 20 de junio de 1978 de Esquire, tiene un empuje semejante, y se intitula “El estilo de las discotecas: Ámate a ti mismo.” El decir “que la discoteca se ha edificado sobre un renacimiento del ‘baile de contacto’ o que tiene como foco un paso llamado el Hustle latino,” “es o una ilusión por parte de los instructores [de baile] de las escuelas Arthur Murray o sencillamente una página femenina de periodismo malo. Lo cierto es que el actual bailarín de discoteca se interesa en la clase de espectáculo de un solo hombre que John Travolta despliega en la secuencia más excitante de Fiebre del Sábado Noche.”
Puesto que la película Fiebre del Sábado Noche ha tenido tanto que ver con el fenómeno del crecimiento y la propagación de las discotecas, considerémosla. ¿Qué clase de estilo de vida realza esa película y, de hecho, promueve?
“Fiebre del Sábado Noche”
El personaje principal de la película vive solo para una cosa... brillar en la discoteca el sábado por la noche. Se presentan las aventuras sexuales de los que frecuentan las discotecas, incluso el sexo oral, que se efectúa fuera de la discoteca en el automóvil durante los intermedios del baile. El lenguaje es de la peor especie. No obstante, todo esto se presenta como algo normal... el modo de vivir entre los que frecuentan las discotecas. En un artículo noticioso: “Por qué los adolescentes no deben ver ‘Fiebre del Sábado Noche,’” el Dr. Herbert Hoffman, un sicólogo neoyorquino, dice:
“Travolta y sus amigos están enseñando a los adolescentes a envolverse sexualmente con las jóvenes sin sentimientos románticos de ninguna clase, a usar a las muchachas como objetos sexuales, a privar de personalidad a la entera experiencia sexual.
“Las ideas que los adolescentes se llevan consigo de esta película pueden dañar trágicamente toda su vida.
“Los jóvenes se esforzarán por ‘marcarse un tanto’ con el sexo opuesto, con la idea de que tener relaciones con una joven es un logro del cual jactarse ante los amigos a fin de realzar su posición ante el grupo.
“Las jovencitas estarán convencidas de que o se requiere la promiscuidad a fin de asegurar la popularidad, o que los hombres están en busca de ‘una sola cosa.’ En cada caso, se pone en peligro la oportunidad que tienen de un envolvimiento profundo y emocionalmente duradero.
“Es una película enferma y no debemos permitir que los adolescentes susceptibles la vean.”
No obstante, millones de jóvenes en todo el mundo, a menudo junto con sus padres, han ido en tropel a ver esta película, haciendo de ella uno de los triunfos más grandes en la historia de la taquilla. Como se hizo notar, la película realza la esencia misma de las discotecas. Pero también lo hacen otros aspectos de la escena de las discotecas.
Música, ropa y drogas
A medida que crece su popularidad, son pocas las personas que no están familiarizadas con el sonido de la música de discoteca. Muchas canciones populares de los decenios anteriores se han mezclado con el ritmo pulsátil de la música de discoteca. A medida que se acostumbran a estas tonadas, hasta algunas personas de más edad a quienes les gustaban las canciones originales empiezan a disfrutar de las versiones actualizadas. Pero, de nuevo, ¿cuál es a menudo el empuje dominante de la música de discoteca?
Al informar acerca de uno de los grupos populares de música de discoteca, Discoworld dice: “En ‘Baby I’m On Fire,’ de su álbum actual, ‘Arabian Nights,’ las tres mujeres pronuncian con sonidos entrecortados y ronroneos ‘Oh, me estoy quemando.’ Entra un saxofón fálico, que convierte la canción en una fabulosa banda de sonido para un espectáculo con bailarinas semidesnudas de Times Square.” Entonces la revista añade: “El estilo cargado de sexo de la Familia Ritchie cae dentro de la esfera del empuje principal de la música de discoteca de hoy día, que es celebrar el placer.”
También la revista Time mencionó la flagrante explotación del sexo, incluso los esfuerzos por excitar sexualmente a los oyentes. Su artículo “Reinado llamativo de la reina de las discotecas” dijo: “En 1976 . . . recibió un disco de oro por medio de simular el orgasmo 22 veces.”
Las cubiertas de los álbumes de los discos también suministran una idea del tipo de música que éstos contienen. A veces se realza la desnudez, aunque la explotación sexual a menudo es más sutil. De una cubierta Discoworld dice: “Las posturas de Jaqui y Dodie, combinadas con la de Ednah, crean un símbolo de tres letras que al observarlo casualmente es invisible a la conciencia, pero que se percibe instantáneamente en el nivel del subconsciente: S-E-X [Sexo en inglés].”
Los estilos de ropa de los que frecuentan las discotecas también están en armonía con el énfasis que éstas dan al sexo. El libro Disco Fever muestra la fotografía de una joven bailando en una discoteca de Nueva York. Su vestido está abierto hasta la cintura y tiene la pierna alzada, mostrando una vista interior de casi toda su cadera. El pie del grabado dice: “La escena . . . resume la atracción de las discotecas.” Paulette Weiss, del personal de redactores de la revista Stereo Review, dice acerca de las personas que han sido arrebatadas por la experiencia de las discotecas: “He visto a mujeres desnudarse en la pista de baile.”
Al mantener el paso con el énfasis que las discotecas dan al llamado “placer,” las drogas fluyen libremente en las discotecas. Recientemente un arresto ocasionado por el narcotráfico en la más famosa discoteca de Nueva York recibió mucha publicidad. Pero el Daily News de Nueva York hizo notar: “Según los que frecuentan el establecimiento, el descubrimiento de drogas en Estudio 54 no debe sorprender a nadie que haya pasado algún tiempo allí. Se informa que desde que el sitio abrió en abril del año pasado la cocaína y la marihuana se intercambian, venden y usan abiertamente.”—15 de diciembre de 1978.
Sonido y luces
Por lo general se considera que el sonido y las luces son vitales a la experiencia de las discotecas. El sonido no solo se oye; es tan abrumador que se siente.
Pero, ¿puede ser peligroso un sonido tan poderoso? Un reciente informe noticiero de Rio de Janeiro, Brasil, dijo: “La posibilidad de que las discotecas sean peligrosas a la salud ha hecho que el gobierno se abstenga de emitir licencias a 20 establecimientos en la ciudad meridional de Porto Alegre hasta que se pueda hacer una investigación médica.” La cuestión bien puede haber tenido que ver con los niveles de ruido, y eso es fácil de entender.
El año pasado se efectuó una verificación del sonido en las discotecas de Long Island, Nueva York, en los Estados Unidos, y los inspectores hallaron que 18 establecimientos tenían niveles de ruido que sobrepasaban 95 decibelios por más de 30 segundos. A cada uno de estos establecimientos se le obligó a fijar en su entrada una señal de advertencia: “LOS NIVELES DE SONIDO EN EL INTERIOR PUEDEN OCASIONAR DAÑO PERMANENTE AL OÍDO.” La investigación médica revela que los niveles de ruido que por lo general se experimentan en las discotecas pueden ocasionar daño permanente al oído de ciertas personas, particularmente a las que se exponen a estos niveles de ruido con regularidad.
Las luces también presentan un posible peligro a la salud. ¿Cómo es eso? Pues bien, ciertas discotecas tienen un sistema de luces laser. “Si el haz de luz entra en el ojo,” dice el profesor Paul L. Ziemer de la Universidad Purdue, “se puede recibir una quemada en la retina... un punto ciego permanente.” Además, las luces estroboscópicas que oscilan al compás del ritmo de la música, pueden producir mareo, náusea y accesos alucinatorios. Entre los que han emitido advertencias acerca de estos posibles peligros se encuentra el gobierno británico, que hizo esto en un folleto sobre la seguridad en las escuelas.
¿Le ayuda esta consideración de las discotecas —sus raíces y la clase de lugares que las discotecas son— a ver por qué aquellos superintendentes cristianos que se reunieron en Brooklyn, Nueva York, el pasado diciembre estaban preocupados acerca de la creciente popularidad de las discotecas?
Sin embargo, muchas personas disfrutan de las discotecas debido a las mismas cosas acerca de ellas que otros consideran peligrosas. Creen que los riesgos son mínimos, y que vale la pena correrlos para disfrutar de lo que ellos consideran un rato de placer. En realidad, ¿cuán grandes son los peligros? ¿Representa el ir a las discotecas un riesgo para el bienestar y felicidad duraderos? Estos son asuntos que merecen nuestra consideración.
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El modo cristiano de ver las discotecas¡Despertad! 1979 | 22 de junio
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El modo cristiano de ver las discotecas
¿ES PRUDENTE que los cristianos vayan a las discotecas? ¿Es prudente que vean películas como Fiebre del Sábado Noche? En muchas familias cuestiones como éstas han sido temas de conversación, y han producido cierta medida de preocupación.
Algunos superintendentes cristianos han hablado de estos asuntos en la plataforma pública, aun ante los auditorios de grandes asambleas. Por lo general, han señalado el peligro que corren los cristianos al ir a estos lugares. ¿Qué opina usted del consejo de ellos? ¿Considera usted que esos superintendentes cristianos son personas que ‘estropean la diversión,’ que se preocupan innecesariamente acerca de las actividades recreativas de sus compañeros cristianos?
Lo que otros aconsejan
Bueno, ¿qué aconsejan los expertos en materia de discotecas... los publicadores de Discoworld? Una jovencita de 15 años de edad de Chicago, Illinois, escribió a esa revista: “Solía concurrir a las discotecas hasta hace dos semanas cuando uno de los maestros de mi escuela me sorprendió en ello y se lo dijo a mi padre. Me propongo volver a asistir después que las cosas se tranquilicen. Porque para mí la forma más deleitable de entretenimiento es bailar al compás del sonido de DISCOTECA.”
Discoworld publicó la carta de la jovencita en su número de mayo de 1977, junto con esta respuesta:
“Estimada Lidia,
“En realidad el que una niña de tu edad asista a las discotecas no es una buena idea. En el mundo de hoy día hay realidades duras y el que tengas que encararte a una de ellas pudiera ocasionar un dilema para ti y para tu familia. Sin duda tienes un tocadiscos en casa y suficientes discos para bailar hasta quedar plenamente satisfecha. Si necesitas un grupo, invita al resto de tus amigos.”
¿“Realidades duras . . . un dilema”?
¿A qué ‘duras realidades del mundo de hoy día’ quizás tenga uno que encararse al ir a las discotecas? ¿Cómo puede esto resultar en un “dilema” para una joven y su familia?
Una realidad dura fundamental es que el alma —la esencia misma— de las discotecas es la libertad de expresión sexual. El ambiente en esos establecimientos está diseñado para disminuir las inhibiciones. Una persona que actualmente es testigo de Jehová y que antes solía tomar drogas y frecuentar las discotecas, dijo: “En ciertas ocasiones podía excitarme más en una discoteca que con drogas debido al efecto de las luces estroboscópicas, la vibración de la música y el ambiente hipnótico.”
Otro Testigo, que lamentablemente tuvo que ser expulsado de la congregación cristiana debido a que fue devorado por la experiencia de las discotecas y cometió fornicación de todas clases, más tarde reconoció: “Es una selva. Hasta si uno va con su esposa y desea disfrutar de un poco de baile, los hombres que están allí la desnudan y violan en la mente de ellos aun antes que uno la saque a bailar.”
De modo que las realidades duras son que el ir a las discotecas expone a uno a encuentros sexuales, así como a un ambiente que disminuye las inhibiciones sexuales. Por supuesto, eso quizás sea lo que muchos, tal vez la mayoría, buscan. Sin embargo, el cristiano verdadero obedece el mandato apostólico: “Huyan de la fornicación.” (1 Cor. 6:18) Pero, francamente, ¿cómo pueden los cristianos estar prestando verdadera atención a este mandato y al mismo tiempo frecuentar las discotecas?
El envolvimiento en la inmoralidad no es una posibilidad remota. Es una posibilidad muy real. Con regularidad se reciben informes de que esto les sucede a los que van a las discotecas. Y frecuentemente ¿cuál es el resultado? Usted sabe... embarazos indeseados, enfermedades venéreas, familias rotas, problemas emocionales, temor, confusión, para no decir nada de una mala conciencia. El encararse a realidades tan duras ciertamente puede ocasionar un dilema, sí, una situación verdaderamente triste para la persona y para su familia.
¿Para qué estamos viviendo?
Los cristianos tienen que enfrentarse a un factor vital: No todo lo que es placentero es bueno; hasta es posible que a Dios le desagrade lo que a nosotros nos deleita. Considere al Moisés de la antigüedad, de quien la Biblia dice: “Por fe Moisés, ya crecido, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo ser maltratado con el pueblo de Dios más bien que disfrutar temporalmente del pecado . . . porque miraba atentamente hacia el pago del galardón.”—Heb. 11:24-26.
Puede haber disfrute, sí, diversión, en ir con la muchedumbre que participa del disoluto modo de vivir orientado a los placeres que caracteriza el estilo de vida de las discotecas. Pero, ¿realmente produce verdadero beneficio ese modo de vivir? ¿Eligió Moisés el siervo de Dios ese estilo de vida? No, pues debido a que amaba a Jehová y deseaba la recompensa que Dios ofrecía, Moisés rehusó disfrutar temporalmente del pecado.
Recientemente a una Testigo joven que anteriormente había estado envuelta en una vida disoluta, orientada a las drogas, se le preguntó acerca de su anterior modo de vivir. “No puedo negar que era divertido,” contestó ella. “No cesé de hacer esas cosas debido a que no eran divertidas —aunque por dentro sentía cierta inseguridad e infelicidad— sino que dejé de hacerlas debido a que llegué a aprender lo que le agradaba a Jehová Dios, y deseaba agradarle sobre todas las cosas.”
Por eso, ¿qué es lo de verdadera importancia para usted? ¿Es el ir en pos de la diversión temporera, algo que en vez de producir beneficio duradero pudiera causarle un encuentro con realidades duras? O, ¿es el agradar a Jehová, ganando su aprobación y vida eterna en su justo nuevo sistema? ¿Dónde está su corazón?
Es interesante el hecho de que el cristiano Clemente de Alejandría del siglo II escribió acerca de este asunto del entretenimiento mundano: “Nadie en posesión de sus facultades mentales preferiría lo que es agradable a lo que es bueno.” Como cristianos, que lo que escojamos para entretenimiento no sea sencillamente lo que consideremos placentero, divertido, antes bien, que nuestra selección sea determinada en particular por lo que es bueno.
La música y el baile... necesidad de precaución
Sin embargo, algunos cristianos quizás se sientan privados de algo, como si estuvieran perdiendo algo. ‘No todas las discotecas son tan malas,’ quizás arguyan. ‘¿Qué tiene de malo divertirse un poco?’
Como se hizo notar antes, el nombre discoteca puede fijarse a lugares que difieren mucho unos de otros. Algunas “discotecas” pueden ser restaurantes, y la música y el baile tal vez hasta sean muy incidentales, o ni siquiera se presenten durante las horas normales de cenar. Tales lugares, y tal vez hasta otros, pudieran presentar una forma de música y baile que los cristianos hallaran aceptable. Pero esas “discotecas” no reflejarían el estilo de vida de las discotecas, que está en conflicto con los preceptos del cristianismo verdadero.
Jehová Dios sin duda alguna no condena el entretenimiento. Su Palabra habla con aprobación de la música y el baile. (2 Sam. 6:14; Sal. 87:7; 149:3; Mat. 11:17; Luc. 15:25) Pero debido a que los cristianos verdaderos conocen los peligros muy reales de participar en tales cosas con personas que no respetan las leyes de Jehová, muchos prudentemente optan por disfrutar de ellas solos o con compañeros cristianos. Pero, ¿elimina esto necesariamente todas las posibilidades de dificultades? No, no lo hace. Por ejemplo, la música puede ser peligrosa hasta cuando uno la escucha solo. Estos comentarios de una joven que ahora es Testigo lo ilustran:
“Eran populares las canciones acerca de la diversión y la libertad. Hacer ‘lo que uno quiera’ y ‘lo que se le antoje’ se representaba como el modo de vivir. Puesto que constantemente dejaba que estas ideas entraran en mi mente y corazón, fui profundamente influenciada por mis ‘amigos’ músicos. Aunque personalmente nunca hablé con ellos, llegaron a contarse entre mis más íntimos asociados. ¡Mis compañeras de escuela y yo llegamos a estar tan familiarizadas con nuestros músicos favoritos como lo estábamos con el vecino del lado!
“Puesto que ya no era una niña, y no obstante en realidad todavía no era una mujer, rebosaba de emoción, imaginación e idealismo. Por lo tanto mis sentimientos y puntos de vista se ‘sintonizaban’ fácilmente con los de mis ‘amigos’ músicos. A medida que ‘lloraban’ sus canciones, yo también lloraba por dentro. A medida que ‘reían,’ yo reía. No pasó mucho antes que este poderoso impacto sobre mis sentimientos me ocasionara gran daño.
“Quise experimentar el amor romántico, verme colmada con el afecto que los músicos parecían tener. Mi conciencia, debilitada por este pensar mundano, ya no me protegía cuando comencé a concertar citas. Probé la marihuana y el LSD a fin de sentirme ‘parte del grupo.’ Mis acciones, sin darme cuenta de ello, eran influenciadas por los deseos que mis ‘amigos’ músicos me habían inculcado. Cuando uno de mis novios no resultaba ser mi amor ‘verdadero,’ esperaba hallar otro. ¿Dónde estaba la feliz relación que la música había descrito? Pasé de una relación a otra. Mis novios no podían encajar en el molde que yo había hecho para ellos. Así es que pasé muchas horas, a veces hasta días, de llanto y frustración.”
La música nos afecta. Y gran parte de la música de discoteca de hoy día puede tener un efecto adverso. Así es que use discernimiento al escuchar música. El baile, también, hasta cuando se efectúa con compañeros cristianos, puede presentar peligros potenciales. Cuando se está en contacto estrecho con miembros del sexo opuesto en el ambiente “romántico” de música y baile, es fácil excitar los sentimientos. Y especialmente cuando falta un buen motivo, puede producirse verdadera dificultad.
Tal falta de buen motivo resultó ser un problema en el primer siglo durante las “fiestas de amor” que los cristianos celebraban. Estas fiestas evidentemente eran reuniones sociales que se arreglaban para gozar de buen alimento y asociación edificante. Pero personas que no tenían motivo apropiado ejercían una influencia corruptora y evidentemente convirtieron aquellas reuniones sanas en asuntos ruidosos, alborotados, en los que se ponía de manifiesto la complacencia para consigo mismo.—Jud. 12; 2 Ped. 2:13, 14.
Se han desarrollado situaciones semejantes durante las reuniones sociales de cristianos de tiempos modernos. La introducción de música y baile de discoteca impropios ha contribuido a ello. Hay que tener cuidado para evitar que esto ocurra, y estar vigilantes para que personas con motivos impropios no se introduzcan y se aprovechen de estas ocasiones para corromper a otros. No solo los ancianos cristianos, sino todos, jóvenes y viejos por igual, necesitan percatarse de la responsabilidad de evitar que cualquier similitud del estilo de vida de la discoteca se manifieste entre el pueblo limpio y santo de Dios.
Como cristianos tenemos que prestar atención a la advertencia del apóstol Pedro: “Por lo tanto, puesto que Cristo sufrió en la carne, ustedes también ármense con la misma disposición mental . . . Porque basta el tiempo que ha pasado para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en hechos de conducta relajada, lujurias, excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber e idolatrías ilegales. Porque ustedes no continúan corriendo con ellos en este derrotero al mismo bajo sumidero de disolución, están perplejos y siguen hablando injuriosamente de ustedes. Pero estas personas rendirán cuenta al que está listo para juzgar a los vivos y a los muertos.”—1 Ped. 4:1-5.
¿Su último vals?
A diferencia de los miembros desesperanzados de este sistema que se está hundiendo rápidamente, los cristianos tienen verdadero propósito y meta en la vida. Reflejemos este hecho en el modo sano y recto en que vivimos. ¡Rechace la escena de las discotecas! Está vacía y enferma, y solo sirve como otra evidencia de la proximidad del fin del sistema. El antropólogo Jamake Highwater inadvertidamente señaló a este hecho, al decir:
“El baile es el indicador de actitudes más transparente que la cultura produce, porque no podemos mentir acerca del modo en que nos movemos. . . . (la escena de las discotecas) refleja el temor en algún nivel de que somos un pueblo en su estación terminal y que este es el último vals. Cuando voy a Estudio 54 [famosa discoteca de Nueva York], me recuerda lo que según me imagino sería el último baile en el Titanic.”
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