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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1974 | 15 de octubre
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Uno también puede considerar que cuando Dios diseñó los cuerpos humanos inicialmente encontró que su obra era ‘muy buena.’ Se desprende que uno no querría deformar o desfigurar seriamente su cuerpo.—Gén. 1:27, 31.
Por otra parte, la Biblia sí menciona aretes (así como narigueras) y actualmente no hay modo de saber si el uso de éstos envolvía el horadarse las orejas o no.—Gén. 24:22, 47; Éxo. 32:2; 35:22; Eze. 16:12.
Podemos notar, también, que el pacto de la Ley estipulaba el horadar la oreja de un esclavo hebreo que había cumplido su período requerido de esclavitud y que quería seguir siendo esclavo de un amo bueno. (Éxo. 21:2-6) El amo habría de horadar uno de los lóbulos del esclavo con un punzón como señal de esto. Por supuesto, esto no era simplemente para adorno como en el caso de horadar las orejas para ponerse aretes; sin embargo, el efecto en la carne de la persona era el mismo.
Al considerar juntos estos diversos factores es evidente que no se puede dar ninguna respuesta dogmática. Cada cristiana tiene que ejercer su conciencia personal en el asunto. Algunas, al aplicar los principios susodichos, quizás no quieran horadarse las orejas; tal vez otras crean que pueden hacerlo a conciencia. La mujer casada que favorece el que le horaden las orejas debe consultar correctamente a su cabeza marital primero. De manera similar, una menor presentaría el asunto a sus padres y acataría la decisión de ellos, en armonía con el arreglo de Jehová para la familia.—Col. 3:18, 20; Efe. 5:22-6:4.
Como cristianos también debemos considerar los sentimientos ajenos. Podemos recordar el consejo de los apóstoles que muestra que el ponerse adornos no es tan importante como el adornarse “con modestia y buen juicio” y “obras buenas.”—1 Ped. 3:3; 1 Tim. 2:9, 10.
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¿Qué hay de tanto interés en “La Atalaya”?La Atalaya 1974 | 15 de octubre
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