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Un tiempo para la cabeza y un tiempo para el corazónLa Atalaya 1966 | 1 de abril
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¿Por qué dejaba David que este hijo suyo bien parecido hiciera lo que quería? ¿Por qué no podía decir nada que ofendiera a su hijo? Porque David no comprendió que había un tiempo para la cabeza, un tiempo para ser firme y aplicar reprensiones, y un tiempo para el corazón, un tiempo para sentimiento, y por eso, crió a un hijo que trató de arrebatarle el trono a su padre antes de que éste pudiera darlo a su heredero legítimo, Salomón.
Aparentemente el rey David había cometido el mismo error tocante a su hijo de aun mejor parecido, Absalom, porque cuando ese hijo traidor e insolente fue muerto en una tentativa sin éxito para usurpar el trono de su padre, David pareció inconsolable, no conociendo límites su aflicción. Lamentó: “¡Hijo mío, Absalom, hijo mío, hijo mío, Absalom! ¡Oh que yo pudiera haber muerto, yo mismo, en lugar de ti, Absalom, hijo mío, hijo mío!” Aptamente, su general, Joab, censuró a David: “Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos, los que proveen escapatoria para tu alma hoy en día y para el alma de tu” casa, “por amar a los que te odian y odiar a los que te aman.” ¡Sí, cuán impropios fueron el sentimiento y la aflicción de David por su hijo inicuo Absalom en aquella ocasión!—2 Sam. 18:33; 19:5, 6.
Hoy en día constantemente hay muchos padres que están cometiendo el mismo error que el rey David, dejando que el corazón gobierne cuando la cabeza debería hacerlo, siendo dominados por el sentimiento cuando deben ser firmes y adherirse a principios justos y ponerlos en vigor, y que están segando resultados semejantes. Por eso, en el libro recientemente publicado Teen-Age Tyranny (La tiranía de los adolescentes) dos autoridades en el campo de la juventud y la educación expresan preocupación por “la abdicación de los derechos y privilegios de los adultos para la conveniencia de los inmaturos,” los adolescentes. Entre otras cosas dicen que oficiales de la policía en los principales estados en que se pasan vacaciones “parecen concordar en que la recepción que obtienen de los padres a quienes se les informa por teléfono durante la noche que sus hijos adolescentes han sido arrestados por borrachera y conducta desordenada es una combinación de incredulidad e ira—contra la policía.”
Pero, ¿usted no tiene hijos? Todavía este principio le atañe a usted, porque usted puede aplicarlo al tratar con usted mismo. Hay ocasiones cuando uno puede ser bondadoso con uno mismo pero también ocasiones cuando uno tiene que ser firme, ser duro con uno mismo, por decirlo así. Así, cuando Pedro quiso que Jesús fuera bondadoso consigo mismo, sabiendo Jesús que Dios había señalado para él un derrotero de sufrimiento, Jesús le dijo a Pedro: “¡Ponte detrás de mí, Satanás!” Y pudiera decirse que el que Pedro quisiera ser bondadoso consigo mismo cuando debería haber sido firme explica el que haya negado tres veces a su Amo.—Mat. 16:21-23; 26:69-75.
No hay duda: hay un tiempo para la cabeza y un tiempo para el corazón. ¡Felices somos cuando sabemos el tiempo para cada cosa!
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Un poco de levaduraLa Atalaya 1966 | 1 de abril
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Un poco de levadura
La manera en que se prepara el pan en las aldeas de Chipre ilustra las palabras del apóstol Pablo en cuanto al poder de “un poco de levadura” para hacer fermentar toda la masa. Desde tiempo inmemorial el método que se ha seguido ha sido mezclar la harina con agua y entonces amasarla bien. Cuando se considera que se ha amasado satisfactoriamente, se añade un pedacito de levadura. Hay varias clases de levadura, pero la que más se usa viene de masa vieja. Por lo general, cuando se termina de amasar se guarda un trozo de la masa en un lugar caliente. Este pedacito, después de treinta y seis a cuarenta y ocho horas, es levadura lista para actuar y se puede usar para fermentar toda la masa.—1 Cor. 5:6.
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