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  • ¿Fue llevada María corporalmente al cielo?
    La Atalaya 1977 | 15 de mayo
    • 378) Por consiguiente, las palabras de Gabriel a María muestran que ella fue altamente favorecida al llegar a ser la madre del Mesías, pero esas palabras no se pueden usar para apoyar doctrinas como la de la “inmaculada concepción” y la de la “asunción.”

      Además, la Biblia arguye contra el que se lleve a alguien corporalmente al cielo. Al considerar la resurrección a la vida celestial, el apóstol Pablo declara: “Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero uno es el resplandor de los cuerpos celestes y otro el de los cuerpos terrestres. Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna, otro el de las estrellas. Y una estrella difiere de otra en resplandor. Así también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción; se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. . . . Os digo esto, hermanos: La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los cielos.” (1 Cor. 15:40-50, BJ) Como todos los demás que obtienen vida inmortal en los cielos, María tendría que renunciar a su cuerpo de carne para experimentar un cambio a la naturaleza celestial.

      De modo que la evidencia bíblica señala inequívocamente a la conclusión de que María ni fue concebida libre de todo vestigio de pecado ni fue ‘elevada corporalmente al cielo.’ Esto es algo a lo cual uno debe dar consideración sobria. Jesucristo acusó a los líderes religiosos de su día de ‘enseñar doctrinas que sólo son preceptos de hombres.’ (Mat. 15:9, BJ) Tomando en cuenta la evidencia que hemos considerado, ¿no proviene el dogma de la “asunción” de María de “preceptos de hombres”? Por eso, si a usted se le ha enseñado esta doctrina, ¿no debería desear investigar para ver si otras cosas que ha aprendido tampoco están basadas en la Biblia, sino que solo son el producto del razonamiento humano? Por tal investigación, usted estará obrando en armonía con la admonición apostólica que dice: “Examinadlo todo y quedaos con lo bueno.”—1 Tes. 5:21, BJ.

  • Elías “oró que no lloviera”
    La Atalaya 1977 | 15 de mayo
    • Elías “oró que no lloviera”

      LA ORACIÓN de una persona justa, de una persona que disfruta de aprobación ante Jehová Dios, tiene fuerza. Produce resultados. (Sant. 5:16) Ese es el punto que ilustró el discípulo Santiago cuando escribió: “Elías era varón de sentimientos semejantes a los nuestros, y no obstante en oración oró que no lloviera; y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y volvió a orar, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.”—Sant. 5:17, 18.

      Aunque profeta, Elías como hombre no era diferente de ninguna otra persona humana justa. Tenía los mismos sentimientos, enfermedades e imperfecciones. Sin embargo, Jehová Dios contestó sus oraciones. Seguramente no va a hacer menos para sus siervos al suplicarles éstos en armonía con su voluntad.

      Se puede notar que las Escrituras Hebreas no declaran específicamente que Elías haya ‘orado’ tocante a los asuntos que menciona Santiago. Sin embargo, hay evidencia de que debe haber orado. Tocante a lo que Elías hizo precisamente antes de que terminara la larga sequía, leemos: “Subió a la cima del Carmelo y empezó a agazaparse a tierra y a mantener su rostro puesto entre sus rodillas.” (1 Rey. 18:42) Sí, Elías asumió una posición que parecería indicar un acercarse a Dios en oración. Lógicamente, pues, oró y también debe haber hecho súplica con relación a la declaración que le hizo antes a Acab: “¡Tan ciertamente como que vive Jehová el Dios de Israel delante de quien en efecto estoy de pie, no habrá durante estos años ni rocío ni lluvia, excepto por orden de mi palabra!”—1 Rey. 17:1.

      Por supuesto, el discípulo Santiago escribió bajo inspiración y por eso pudo manifestar hechos que no se mencionan específicamente en las Escrituras Hebreas, pero que sin embargo están en plena armonía con esas Escrituras. Y el orar de Elías es un ejemplo de esto.

      Lo que Santiago escribió acerca de Elías debe estimularnos a perseverar en la oración. Podemos estar seguros de que recibiremos cualquier cosa que pidamos, siempre y cuando esté en armonía con la voluntad de Dios.—Juan 14:13, 14.

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