Soberanía benévola
LA Biblia declara una verdad patente cuando dice: “El hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo.” (Ecl. 8:9) En contraste, la soberanía de Jehová por medio de su Mesías se describe poéticamente de esta manera: “Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada, como chaparrones copiosos que mojan la tierra. En sus días el justo brotará, y la abundancia de paz hasta que la luna ya no sea. Y tendrá súbditos de mar a mar y desde el río hasta los cabos de la tierra.”—Sal. 72:6-8.
Bajo esa soberanía los hombres no dominarán o perjudicarán a su semejante. El amor al prójimo será lo que guiará. Así debería ser ahora. Dios lo dispone en estos dos ejemplos: en el matrimonio y en la congregación cristiana.
En el matrimonio, el hombre ha de ser la cabeza, pero no con despliegue de dominación. A él se le dice que ame a su esposa como se ama a sí mismo. Hasta más que eso, él ha de amarla como Cristo amó a su congregación... ¡y Cristo murió por ella! Es preciso que los esposos recuerden eso.
En la congregación existe el arreglo divino de que los ancianos superentiendan, mas nunca opriman. (Efe. 4:8, 11-16) Jesús dijo: “No sean llamados Rabí, porque uno solo es su maestro, mientras que todos ustedes son hermanos. Además, no llamen padre de ustedes a nadie sobre la tierra, porque uno solo es su Padre, el Celestial.” (Mat. 23:8, 9) Es preciso que los ancianos recuerden eso.
Sí, el hombre no debe dominar a otras personas para el perjuicio de éstas. Bajo la soberanía de Jehová, cuando solamente el gobierno celestial de Dios rija por toda la Tierra, ¡al hombre no se le permitirá actuar así!
[Recuadro/Ilustraciones en la página 28]
Dos instituciones divinas
EL MATRIMONIO
LA FAMILIA
‘Dios les dijo: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra.”’—Gén. 1:28.
EL ESPOSO Y PADRE
‘Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. Tener hijos en sujeción. Entrenar al muchacho.’—Efe. 5:28; 1 Tim. 3:4; Pro. 22:6.
LA ESPOSA Y MADRE
‘Amen a sus esposos, amen a sus hijos, sean trabajadoras en casa, sujetándose a sus propios esposos.’—Tito 2:4, 5.
LOS HIJOS
‘Los hijos son una herencia de parte de Jehová. Hijos, sean obedientes a sus padres.’—Sal. 127:3; Efe. 6:1.
EL ARREGLO DE ANCIANOS
EVANGELIZAR
‘Predica la palabra, ocúpate en ello urgentemente, haz la obra de evangelizador.’—2 Tim. 4:2, 5.
ENSEÑAR
‘Presta constante atención a tu enseñanza. Exhorta, con arte de enseñar.’—1 Tim. 4:16; 2 Tim. 4:2.
ACONSEJAR
‘Aun cuando un hombre da algún paso en falso, traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad.’—Gál. 6:1.
PASTOREAR
‘Pastoreen el rebaño de Dios bajo su custodia, de buena voluntad; tampoco por amor a ganancia falta de honradez, sino con verdaderas ganas.’—1 Ped. 5:2.