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    La Atalaya 1972 | 15 de septiembre
    • Dios ‘venía sobre ellos,’ revelando los mensajes que habrían de anunciarse. Esto tenía el efecto de incitar a los profetas, impeliéndolos a hablar. Como dijo el profeta Jeremías: “Me cansé de contenerme, y no pude aguantarlo.”—Jer. 20:9.

      Cuando el espíritu de Dios venía sobre ellos para ‘llenarlos de poder,’ no solo hacían los profetas cosas que eran fuera de lo común, sino que también su expresión y manera de actuar deben haber reflejado la intensidad de su sentimiento. Consideremos nuestro propio caso. Quizás oigamos algunas noticias muy importantes, quizás gozosas, quizás perturbadoras. ¿No es verdad que muchas veces, antes que podamos dar esas noticias a otra persona, ella nos pregunta: ‘¿Por qué te comportas así, o luces tan diferente?’

      Por lo tanto, puede ser que la expresión ‘portarse como profeta’ aluda a la manera extraordinaria en que se expresaban o se portaban los profetas. Su concentración total y su denuedo celoso al llevar a cabo su comisión hacía que en ciertas ocasiones su comportamiento les pareciera raro, hasta irracional, a otros. Por ejemplo, a los jefes militares les pareció que el profeta que ungió a Jehú como rey estaba loco. Pero, al darse cuenta de que el hombre era profeta, los jefes aceptaron su mensaje con plena seriedad.—2 Rey. 9:1-13.

      En 1 Samuel 18:10 leemos que Saúl ‘se portó como profeta’ mientras David tocaba el arpa. No se quiere decir que Saúl comenzó a declarar profecías, sino que mostró una perturbación física como la de un profeta precisamente antes de profetizar o cuando profetizaba. Mientras estaba en aquella condición extraordinaria, de perturbación, Saúl dos veces le arrojó una lanza a David.—1 Sam. 18:11.

      Más tarde, cuando el rey Saúl envió mensajeros para apoderarse de David en Nayot, estos mensajeros empezaron a ‘portarse como profetas.’ Evidentemente se portaron de una manera semejante a la de los profetas precisamente antes de profetizar o durante el tiempo en que profetizaban. Parece que el espíritu de Dios operó en estos mensajeros de tal manera que se olvidaron completamente del propósito de su misión.—1 Sam. 19:20, 21.

      Después, cuando Saúl decidió ir personalmente en busca de David, se le hizo ‘portarse como profeta.’ Mientras se ‘portaba como profeta,’ Saúl se despojó de sus prendas de vestir y se quedó “desnudo todo aquel día y toda aquella noche,” durante cual tiempo David evidentemente se escapó. (1 Sam. 19:22-20:1) ¿Significa esto que los profetas con frecuencia andaban desnudos? No, porque solo hay dos casos de profetas que hayan andado desnudos. Estos fueron Isaías y Miqueas, y ellos anduvieron desnudos con un propósito definido; para representar alguna faceta de sus profecías respectivas. (Isa. 20:2-4; Miq. 1:8-11) No se declara por qué se hizo que Saúl estuviera desnudo. Pudo haber sido para mostrar que era un simple hombre, despojado de sus prendas de vestir reales e impotente contra la propia autoridad y poder regios de Jehová. No podía esperar tener buen éxito en nada que fuese contrario al propósito de Dios tocante a David.

      ● ¿No hay una contradicción en los Proverbios, en el Pro. capítulo 26:4, 5? El versículo cuatro dice: “No le respondas a nadie estúpido conforme a su tontedad, para que tú mismo también no vengas a ser igual a él.” Pero el versículo cinco dice: “Respóndele a alguien estúpido conforme a su tontedad, para que no se haga alguien sabio a sus propios ojos.”—F. D., Ecuador.

      No hay contradicción aquí. Más bien, los versículos simplemente contrastan la manera correcta con la manera incorrecta de contestar a una persona estúpida. El versículo cuatro da instrucción de no contestar a una persona estúpida en armonía con su tontedad en el sentido de recurrir a sus métodos degradantes de argumento... mofa, ataques a personalidades, fuerte habla estrepitosa, arranques de ira, etcétera. Al recurrir a eso uno demostraría estar en el mismo nivel que la persona estúpida, y es contra eso que advierte la parte posterior del versículo cuatro. De modo que, la segunda parte del versículo es la que indica cómo ha de entenderse la primera parte.—Compare con Proverbios 20:3; 29:11.

      Por otra parte, sería adecuado contestar al estúpido “conforme a su tontedad” en el sentido de analizar sus contenciones, desenmascarándolas como ridículas. El mostrar que sus argumentos llevan a conclusiones enteramente diferentes de las que ha sacado lo disuadiría de continuar en su camino estúpido. Serviría de censura y reprensión. No debería sentirse tan sabio. El sacar a relucir las consecuencias de un argumento tonto, es decir, el demostrar el fin absurdo e indeseable a que conduce ese punto de vista, es una de las mejores maneras de tratar con argumentos de esa clase.

      Por ejemplo, alguien que desea ridiculizar la Biblia quizás sostenga que la teoría de la evolución hace anticuada la Biblia, o que la Biblia solo consta de fábulas para los ignorantes. En este caso, en vez de recurrir directamente a las Escrituras, el creyente en la creación podría presentar argumentos como los que se encuentran en el libro ¿Llegó a existir el hombre por evolución, o por creación? que toman las creencias, teorías y declaraciones de personas que no aceptan el testimonio de la Biblia y señalan las dificultades insuperables que presenta la evolución a sus creyentes al tratar de explicar la existencia de la materia, la vida, etcétera.

      También hay otro sentido en el cual el cristiano no debe contestar conforme a la tontedad del estúpido. Debe evitar frases vacías, altisonantes. Debe hablar, “no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el espíritu, combinando asuntos espirituales con palabras espirituales.” Por lo tanto, cuando el cristiano está delante de individuos versados en la sabiduría de este mundo no debe temer ni titubear, porque los hombres que confían en esa sabiduría son estúpidos, tontos a los ojos de Dios. No debe tratar de adoptar su manera de hablar, ni su lenguaje, aunque suene muy pulido y erudito. Debe usar las palabras espirituales de la Biblia, las verdades sencillas y claras, confiando en que Dios abra el corazón de los que posiblemente escuchen y sean movidos por estas palabras de sabiduría verdadera. Pablo procedió así cuando se halló ante hombres de sabiduría mundana en la ciudad de Corinto.—1 Cor. 2:1-5, 13.

      La palabra hebrea kesil, que se usa para “estúpido” en Proverbios 26:4, 5, encierra en sí la noción de impiedad, irreverencia o insolencia (de modo religioso). El término no se refiere necesariamente a una persona ignorante, sino más bien a estupidez moral, falta de entendimiento y sabiduría. Es el no usar uno sus facultades mentales de modo correcto, especialmente en asuntos que tienen que ver con cosas espirituales.—Compare con Salmo 14:1.

      Los hombres que confían en la sabiduría de este mundo no son espirituales, sino carnales en su punto de vista. La Biblia dice claramente que son estúpidos. No es que sean ignorantes; son experimentados en lo del mundo. Pero lo que están haciendo los coloca en un derrotero de choque con Dios.—1 Cor. 2:14.

  • ¿Podrá hacerse realidad la vida eterna?
    La Atalaya 1972 | 15 de septiembre
    • ¿Podrá hacerse realidad la vida eterna?

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