¹⁹ Juan 3:35, 36 (NM) nos dice: “El Padre ama al Hijo y ha puesto todas las cosas en su mano. Aquel que ejerce fe en el Hijo tiene vida eterna; aquel que desobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.” Y 1 Juan 2:22, 23 (NM) dice: “¿Quién es el mentiroso si no es aquel que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo no tiene al Padre tampoco. El que confiesa al Hijo tiene también al Padre.” Y a esto 1 Juan 4:15 (NM) añade: “Cualquiera que confiesa que Jesucristo es el Hijo de Dios, Dios permanece en unión con tal persona y él en unión con Dios.” No hay otra manera de considerarlo: el adquirir nosotros conocimiento del único Dios verdadero y también de su Enviado, Jesucristo, es lo que significa vida eterna para nosotros.

Viviendo conforme al conocimiento superior

1. ¿Por qué tenemos que temer a Dios, y por qué tenemos que honrar a Jesucristo?

SI NOSOTROS imitamos a Jesucristo nunca seremos descarriados. Él temió a Dios y les enseñó a otros el temor de Dios conforme a la verdad. Tenemos que tener este temor apropiado de Dios si buscamos adquirir la información que conduce a la vida que verdaderamente es vida. Proverbios 1:7 nos dice: “El temor de Jehová es el principio de la ciencia [conocimiento]; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.” Ese temor del único Dios verdadero es el principio, es decir, la parte principal o la cosa primera en cuanto a conocimiento. Debido a que las personas sabias, inteligentes y poderosas de este mundo no tienen este temor de Jehová, todo el conocimiento que ellos acumulan y dispensan no puede salvar al mundo ni resultar en vida. Por medio de la Santa Biblia se nos enseña el temor de Dios. Y nuestro temor de él manifiesta sabiduría, porque él es la Fuente de toda vida. Si en vez de temerlo nosotros lo rechazáramos significaría cortarnos de esa gran Fuente de vida. Esto resultaría en aniquilación absoluta para nosotros. La misma Palabra de Dios nos dice que también honremos a Jesucristo debido a la parte principal que él desempeña en los arreglos vivificadores de Dios. Por eso gustosamente aceptamos al Hijo de Dios. Si lo rechazamos a él significa que nosotros estamos cortándonos de la conexión céntrica con Dios, el único conducto de vida desde Dios; y esto también resultaría en completa destrucción para nosotros. ¡Qué grande y benéfico es, entonces, adquirir conocimiento tanto del Padre como del Hijo!

2. (a) Para continuar en este temor y conocimiento ¿qué tenemos que hacer? (b) ¿Cómo adquirimos fe y esperanza, y son éstas todo lo necesario?

² Por nuestra parte el hacer esto nunca puede tener fin. Tenemos que avanzar a la perfección. Hemos conseguido verdadero esclarecimiento solamente yendo al Libro de información verídica, es decir, la Biblia, el don de Dios a nosotros. La información que ya hemos adquirido ha sido mediante un estudio de ese Libro. Pero para continuar en el temor y conocimiento de Dios y de su Hijo