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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1959
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1959
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¿Qué es la contingencia?

LA CONTINGENCIA es una enseñanza bíblica. No, ésta no es lo mismo que el fatalismo, enseñanza que pretende que el derrotero de cada persona, toda experiencia que tiene y su destino final están sujetos al hado y por lo tanto están todos irrevocablemente determinados de antemano. Más bien, la contingencia quiere decir que ciertos eventos sin falta han de acontecer con el tiempo. Estas contingencias las determina un superior que gobierna los tiempos y las sazones. Hay contingencias de condenación y contingencias de favor que traen bendiciones. Hasta que sea tiempo para esas contingencias, las personas individuales tienen gran libertad para escoger, lo cual determina el resultado para ellas en cuanto a si permanecerán bajo condenación para aniquilación o serán dignas de participar en contingencias de favor futuras.

Al hombre, que fué creado a la imagen de Dios, se le concedió originalmente la posibilidad de tener vida eterna en una tierra paradisíaca. Debido a la rebelión de Adán contra la soberanía de Jehová él y su prole fueron sometidos a una contingencia de muerte. (Rom. 5:12) Esta condenación ahora le impuso un límite de tiempo a la duración de su vida, limitación como la que originalmente fué diseñada para las bestias del campo, las cuales no fueron creadas a la imagen del Dios sempiterno. “Pues hay una contingencia con respecto a los hijos del género humano y una contingencia con respecto a la bestia, y ellos tienen la misma contingencia. Como muere el uno, así muere el otro.”—Ecl. 3:19.

Esta contingencia de la muerte no hace acepción de personas, sea que fueren adoradores verdaderos o falsos, ricos o pobres. “Una misma contingencia hay para el justo y para el inicuo, el bueno y el limpio y el inmundo, y el que sacrifica y el que no está sacrificando. El bueno es lo mismo que el pecador . . . Esto es lo calamitoso en todo lo que se ha hecho debajo del sol, que, porque hay una sola contingencia para todos, el corazón de los hijos de los hombres está lleno también de maldad, y hay locura en su corazón durante su vida, y después de eso—a los muertos.”—Ecl. 9:2, 3.

El afán del hombre por avanzar sus propias obras egoístas con el tiempo resulta vano. Las desventajas implicadas bajo esta gran contingencia de la muerte no pueden ser vencidas sea que fuere uno prudente en su sabiduría práctica o que fuere estúpido en su insensatez. “Respecto a cualquiera que fuere sabio, tiene los ojos en la cabeza, pero el estúpido va caminando en pura oscuridad. Y he llegado a saber, yo también, que hay una misma contingencia que les acaece a todos ellos. Y yo mismo dije en mi corazón: ‘Una contingencia semejante a la que le sobreviene al estúpido me acaecerá a mí, sí, a mí.’ ¿Por qué, entonces, me había hecho yo sabio, yo de manera sobreabundante en ese tiempo? Y hablé en mi corazón: ‘Esto también es vanidad.’ Pues no hay más recuerdo del sabio que del estúpido hasta tiempo indefinido.” (Ecl. 2:14-16) Olvidados en el polvo del tiempo están todos los logros y obras egoístas de los antiguos sabios y de los insensatos. Pero el hombre que trata de seguir un curso de dedicación a Dios, efectúa obras útiles que para él terminan en vida y bendiciones futuras.—1 Cor. 15:58.

Al cristiano que es fiel a su dedicación le aguardan contingencias de favor asombrosamente grandes, certezas futuras. Con el tiempo el gobierno del Reino dominará esta tierra por mil años. Con el tiempo la paz bañará este globo. Con el tiempo la muerte será borrada. Con el tiempo la curación física y espiritual de los pueblos restaurará la perfección humana. Con el tiempo la tierra llegará a ser un paraíso. Maravilla de maravillas, con el tiempo habrá resurrecciones de los muertos. La supremacía soberana de Jehová con el tiempo será vindicada al fin de los mil años cuando la mayoría de la humanidad restaurada probará su integridad en la prueba final. Con el tiempo los que la prueben recibirán el don de la vida eterna. Hombres y mujeres entonces serán adoptados por Jehová como sus hijos e hijas terrenales para siempre.

¡Qué esperanza les traen a los fieles siervos de Jehová en estos días del fin del mundo estas contingencias que provienen de un proceder de integridad cristiana! Estas contingencias no hacen fatalistas a los testigos de Jehová. No, estas contingencias asombrosas que todavía han de llevarse a cabo sirven para aguzar el interés que tenemos en hacernos dignos del don de vida eterna que Dios da mediante Jesucristo nuestro Señor. (Rom. 6:23) Puede que la contingencia de la muerte alcance a uno antes del Armagedón, antes que termine el largo dominio de la muerte. De modo que use bien cada día que usted esté vivo antes del Armagedón para edificarse una buena hoja de servicios para con su Dios. Alabe a Jehová el ordenador de las contingencias merecidas a los inicuos y a los buenos mientras todavía tenga aliento. Asegúrese de la contingencia que Jehová Dios les asigna a los que cumplen su voluntad.—1 Juan 2:17.

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