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“Decir a los presos, Salid”La Atalaya 1952 | 15 de febrero
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reúnen para venir a ti.” (Isa. 49:14; Isa 49:15-18, NC; Mo) Desde 1919 en adelante, el resto de los hijos espirituales de la organización de Dios, Sión, cobraron denuedo y se apresuraron para reedificar la organización visible desolada y para revivificar la adoración libre y sin temor de Jehová y para renovar la proclamación de su reino por Cristo Jesús. De modo que volvieron a Sión con gozo, y Jehová le probó a Sión que él no se había olvidado de ella, dejándola en su condición desolada y arruinada. Las manos de su poder, en las cuales se había impreso o grabado el amado nombre de ella, se pusieron en acción para reedificarla y levantar sus muros de protección. Su gran Siervo Cristo Jesús mandó a los hijos espirituales de ella que estaban en el sistema de prisiones de la Babilonia diciéndoles, “¡Salid!,” y luego los condujo de vuelta a Sión. Las tinieblas del desagrado divino se han apartado de ellos, y ahora se regocijan en la luz de su favor y aprobación.
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Los testigos de Jehová en PakistánLa Atalaya 1952 | 15 de febrero
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Los testigos de Jehová en Pakistán
Las condiciones son diferentes en Pakistán, principalmente debido al islam, la religión nacional. Afecta al testimonio a cada paso, como por ejemplo, en la obra de casa en casa. Debido al sistema de separar a las mujeres, el cual llaman purdah (literalmente, “cortina”), sólo es posible ponerse en contacto con los hombres, y esto únicamente por la mañana, antes del trabajo. Muchas veces no se hallan ni a esa hora, porque salen a la feria para hacer las compras del día. Y por la tarde generalmente comen, se visten y salen. Por eso casi siempre se hacen las citas para la noche y para verse en el Salón del Reino más bien que en las casas. A veces habrá tres o cuatro grupos en diferentes partes del salón, y un testigo podrá tener citas por cuatro o cinco horas sin parar.
Pero la testificación se lleva a cabo principalmente en los comercios. Aquí reciben a uno calurosamente, le dan donde sentarse y lo invitan a beber té. El negocio queda suspendido. Es prudente beber el té, aunque sea su vigésima taza, porque el negarse a beberla es como invitar a quien lo sirve a que no muestre interés en el mensaje que le trae. Pero hay límite a la cantidad de té que uno se puede beber, aun en el sediento Pakistán. De modo que mientras bebe, habla.
Los musulmanes, quienes constituyen casi toda la población, son fanáticos en la práctica de su religión, con un celo que, por lo general, brota de la ignorancia. En parte debido a su ceguedad y en parte al temor de la persecución que ineludiblemente recibirá de sus compañeros en la religión musulmana, ninguno de ellos se ha declarado de parte de la verdad hasta ahora. A pesar de eso varios de ellos están estudiando la Biblia cuidadosamente y están al punto de dar el paso decisivo. Estos son sinceros en su amor a la verdad y la justicia, sintiéndose profundamente conmovidos por lo que han aprendido y continuando su estudio denodadamente a pesar de la gran oposición. Uno de estos amantes de la verdad, echado de su casa, duerme y estudia en su taller. Algún día uno de éstos dará el paso decisivo, y cuando lo haga no hay duda de que otros seguirán.
En cierta ocasión un señor vino al Salón del Reino y dirigiéndose a uno de los publicadores, dijo: “Cuando me encontré con usted en la calle el otro día, contradije todo lo que usted me decía por temor de que algún musulmán nos oyera, pero verdaderamente creo que ustedes tienen la verdad y tengo gran deseo de saber más.”
Parece que vigilan mucho a nuestro pequeño grupo de testigos, no con sospecha sino interés. Ven que somos diferentes de lo que ellos entendían que era el cristianismo, el catolicismo romano. La creencia de los musulmanes en un solo Dios y la repugnancia que le tienen a la adoración de ídolos los hace alejarse del catolicismo. Pero cuando se enteran de que nosotros estamos tan opuestos a la trinidad corno ellos lo están y que no tenemos ídolos, ni siquiera un kaaba meteórico, son inducidos a hacer una mayor investigación.
Ahora, tal como si fuera la respuesta a una oración, tenemos un ejemplar anticipado del libro ¿Qué ha hecho la religión para la humanidad? con su capítulo sobre el islam. Para nosotros es una evidencia de que Jehová está dirigiendo su atención a estos países paganos, para librar a los que están sentados en tinieblas y en la sombra de muerte. Cuando Jehová empieza a libertar los presos, no hay poder que pueda frustrarlo.—Del 1952 Yearbook of Jehovah’s Witnesses.
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