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¿Podemos hallar la religión correcta?La Atalaya 1982 | 1 de julio
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¿Qué fruto produce la religión verdadera? El recuadro de este artículo contiene una lista de algunos de estos frutos, los cuales podemos leer en la Biblia. Si usted compara esta lista con todas las religiones que usted conoce, estamos seguros de que reconocerá prontamente cuál tiene la verdad y cuál no la tiene.
No obstante, usted tendrá que examinar la lista cuidadosamente. Por ejemplo, notará que una marca de la religión verdadera es ‘tener amor genuino.’ Es cierto que la mayor parte de las religiones dicen que tienen esta clase de amor. Pero si el estafar en los negocios, practicar inmoralidad y ser egoístas son cosas comunes entre los miembros de una religión, ¿realmente se aman unos a otros? Y si están prestos a matarse unos a otros en revoluciones o guerras, ¿cuán genuino es el amor de ellos? De igual manera, otra marca es que “todas sus creencias se basan en la Biblia.” Por supuesto, los miembros de la mayor parte de las religiones de la cristiandad creen que sus creencias se basan en la Biblia. Pero ¿sabe usted de alguna religión en la que todos los miembros hayan sacado tiempo para abrir su Biblia y ver si lo que ésta dice concuerda con lo que ellos creen?
Si usted tiene algún problema en su búsqueda, los testigos de Jehová le ayudarán gustosamente.
En realidad, vale la pena procurar la religión verdadera. El hombre siente instintivamente la necesidad de disfrutar de una vida mejor que la que tiene ahora. La religión verdadera puede señalarnos el camino hacia esa vida. Es natural que nos hagamos preguntas como: “¿Por qué estamos aquí?” y “¿Qué propósito tiene la vida?” La religión verdadera nos pone en comunicación con la Fuente de toda vida, Jehová Dios, quien nos contesta estas preguntas. Además, a veces todos necesitamos desesperadamente guía para resolver los problemas a los que nos enfrentamos de día en día. La religión verdadera puede darnos esa guía.
Sí, hay una religión verdadera, y podemos hallarla. El que hagamos eso nos traerá beneficios eternos, pues la Biblia nos promete: “En cuanto a los que buscan a Jehová, no les faltará ninguna cosa buena.”—Salmo 34:10.
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Hacía ligeras las “cargas pesadas”La Atalaya 1982 | 1 de julio
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Hacía ligeras las “cargas pesadas”
JESÚS dijo respecto a los escribas y fariseos: “Atan cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos mismos ni con el dedo quieren moverlas.” (Mateo 23:4) Como prueba de que eso resultó ser cierto, leemos lo siguiente en A Dictionary of the Bible, redactado por James Hastings:
“Los escribas no fueron filósofos; fueron intérpretes de la sagrada Ley. ... Esta reglamentaba cada aspecto de la vida. ... Cada mandamiento bíblico estaba rodeado de una red de reglas secundarias. No había margen para un cambio de circunstancias; de cada judío se exigía inexorablemente obediencia plena a la Ley en todos sus detalles. A los preceptos de la Ley Escrita se añadieron los de la ‘Halaká’ o Ley Tradicional, que se transmitió de una generación a otra como encargo sagrado, y por último fue incorporado al Talmud. ... Así se hizo un intento de traer cada caso concebible dentro del campo de aplicación de la Ley, y de reglamentar con lógica despiadada todo lo referente a la conducta humana de modo estrictamente empírico. Se multiplicaron los detalles legales hasta que la religión se convirtió en un negocio, y la vida en una carga intolerable. Se redujo a los hombres a autómatas morales. Se ahogó la voz de la conciencia; el poder vivificante de la palabra Divina fue neutralizado y sofocado bajo una multitud de reglas eternas. De aquí la acusación de nuestro Señor contra los fariseos, de que debido a las tradiciones de ellos habían invalidado la Ley.”
¡Qué alentador tiene que haber sido para las personas humildes y sinceras saber que el Hijo de Dios no consideraba la adoración de tal manera! ¡Qué deleitables tienen que haber hallado las palabras de Jesús: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”!—Mateo 11:28-30.
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