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La superintendencia amorosa edificaLa Atalaya 1976 | 15 de noviembre
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realidad una provisión oportuna de Jehová por medio de Cristo Jesús. Reconociéndolos como esa clase de provisión, consideremos su ejemplo celoso, y no vacilemos en ir a ellos con nuestros problemas y preguntas. Ellos en realidad son quienes han sido ‘dados’ para ayudarnos en amor, para que “crezcamos en todas las cosas en aquel que es la cabeza, Cristo.”—Efe. 4:7, 8, 11, 15.
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Pastores del rebaño bajo un solo SeñorLa Atalaya 1976 | 15 de noviembre
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Pastores del rebaño bajo un solo Señor
1. ¿Quién es el “pastor excelente,” y qué relación tiene para con las “ovejas”?
CUANDO el Señor Jesucristo estuvo en la Tierra, se identificó como el “pastor excelente.” Los que escuchaban su voz y lo seguían eran sus “ovejas.” Él dijo que entregaba su alma a favor de ellos. (Juan 10:1-15) Por consiguiente los seguidores de Cristo Jesús que componen la congregación fueron comparados por Cristo Jesús a ovejas que estuvieran en un rebaño. En Lucas 12:32 Jesús mencionó un “rebaño pequeño” al cual se le daría el Reino, y en Juan 10:16 Jesús mencionó a “otras ovejas” que también escucharían su voz y que llegarían a formar parte del un solo rebaño con Jesucristo como su pastor.
2. ¿Por qué tienen que tratar como cosa preciosa al rebaño los subpastores?
2 Más tarde escritores bíblicos cristianos usaron expresiones similares cuando se dirigieron a los superintendentes cristianos que estaban asignados para servir como pastores bajo el Señor Jesucristo. A los superintendentes efesios, Pablo dijo: “Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo.” (Hech. 20:28) Aquí Pablo enfatizó que era necesario que estos pastores reconocieran que la congregación pertenece a Dios y que fue comprada con la sangre de su propio Hijo, sangre que Dios considera muy preciosa. Por consiguiente, estos pastores tienen que tratar al rebaño como algo sumamente precioso a la vista de Dios y Cristo, a quienes pertenece el rebaño.
3. (a) En el primer siglo, ¿qué se esperaba de cada miembro del rebaño? (b) ¿Cómo se edificaba la unidad en la congregación?
3 Para cuando Pablo dio ese consejo, los miembros comparables a ovejas de la congregación cristiana no estaban ubicados en un solo lugar o en una sola ciudad, sino que se encontraban en congregaciones ubicadas en muchas ciudades del Imperio Romano. Se hallaban en muchos lugares, pero todavía eran un solo rebaño, bajo el un solo pastor, Cristo Jesús, y se esperaba que todo miembro del rebaño estuviera en unidad con los demás, de acuerdo con la oración que hizo Jesús antes de morir: “Yo hago petición, no respecto a éstos solamente, sino también respecto a los que ponen fe en mí por medio de la palabra de ellos; para que todos ellos sean uno, así como tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy en unión contigo, que ellos también estén en unión con nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.” (Juan 17:20, 21) Los que fueron asignados a rendir servicio a las congregaciones en el primer siglo tenían que trabajar para edificar la unidad de ellas por medio de dirigir la atención al Cabeza nombrado de la congregación, Jesucristo, y estimular a todos a imitarlo a él en adherirse a la verdad y en demostrar amor genuino. Como está escrito en Efesios 4:15, 16: “Hablando la verdad, por el amor crezcamos en todas las cosas en aquel que es la cabeza, Cristo. De él todo el cuerpo, estando unido armoniosamente y haciéndosele cooperar por medio de toda coyuntura que da lo que se necesita, conforme al funcionamiento de cada miembro respectivo en la debida medida, contribuye al crecimiento del cuerpo para la edificación de sí mismo en amor.” Por eso, aunque había que ejecutar muchas variedades
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