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  • “Trabajando duro y esforzándonos”
    La Atalaya 1981 | 1 de marzo
    • “Trabajando duro y esforzándonos”

      “Estamos trabajando duro y esforzándonos, porque hemos cifrado nuestra esperanza en un Dios vivo, que es Salvador de hombres de toda clase, especialmente de los fieles.”—1 Tim. 4:10.

      1-3. ¿Por qué es apropiado que los cristianos de hoy día presten atención a su actitud para con el trabajo?

      ¿LE GUSTA trabajar duro? ¿Aprecia usted los esfuerzos y logros que valen la pena? Si así es, usted está en contraste con muchas personas del día actual.

      2 Probablemente usted haya observado que, aunque siempre ha habido personas perezosas, la aversión al trabajo parece ir en aumento. (Pro. 20:4; 19:24; 2 Tes. 3:11) Notamos esta tendencia en los consejos que se dan comúnmente, como éste: ‘Tómalo con calma. No te eches cargas encima.’ Lo que al principio es solo aversión al trabajo duro, fácilmente puede convertirse en una actitud de desdén a todo trabajo.

      3 Como cristianos, sin duda nos parece que no tenemos ese espíritu. Sin embargo, sería poco práctico creer que estamos inmunes a esa disposición cuando la actitud del mundo en general es tan poderosa y tan penetrante. Nos puede beneficiar el examinar periódicamente nuestro modo de ver el trabajo, porque el modo en que lo vemos puede afectar nuestra participación en actividades cristianas que Dios considera importantes.

      TRABAJADORES DIGNOS DE IMITACIÓN

      4. ¿Cuán importante es el trabajo?

      4 Muchos hombres que han observado la vida y los valores relacionados con ella han comentado sobre la importancia del trabajo. El estadista alemán Karl W. von Humboldt dijo: “El trabajo le es tan necesario al hombre como el comer y dormir.” Ese hecho en sí mismo proporciona a muchas personas razón para estar ocupadas y ser productivas. Los cristianos, sin embargo, tienen otra razón para cultivar una actitud de aprecio al trabajo duro: A este respecto, Jehová y Jesucristo nos han fijado un patrón que debemos imitar.—Efe. 5:1; 1 Cor. 11:1.

      5, 6. ¿Qué ejemplo dan Jehová y Jesús respecto al trabajo?

      5 El entero universo —desde el imponente Sol termonuclear hasta la delicada mariposa— da testimonio de que Dios es trabajador. Todas sus creaciones visibles son sus “obras.” Además, la protección y guía que él constantemente suministra a sus siervos son “obras” que debemos apreciar. (Sal. 145:4-6, 10; 8:4-9) Su Hijo también es un trabajador industrioso. Dejando atrás la carpintería en un pueblo galileo, Jesús viajó centenares de kilómetros a través del campo caluroso y polvoriento para ayudar a la gente... para sanar, predicar, enseñar. (Mat. 4:17, 23-25; Luc. 8:1; 9:57, 58) Aunque Cristo era perfecto, se cansaba y experimentaba hambre debido a que trabajaba mucho y por largo tiempo.—Mat. 21:18; Mar. 1:32, 35; 6:32-34; Juan 4:3-6, 34.

      6 De esto sabemos con certeza que ni Dios ni Jesús tienen la actitud manifestada en la expresión: ‘Tómalo con calma.’ Cristo declaró: “Mi Padre ha seguido trabajando hasta ahora, y yo sigo trabajando.” (Juan 5:17) En realidad, Cristo explicó que sus “obras” —lo que él hacía con el apoyo de Dios— manifestaban patentemente que él tenía la aprobación de Dios. (Juan 10:25, 38) Y no debe pensarse que no haya enlace entre este hecho y nuestra vida. El cumplimiento de todas nuestras esperanzas basadas en la Biblia depende de lo que Jesús hizo como adorador industrioso de Dios.

      7. ¿Con qué clase de enfoque debemos reflexionar sobre nuestro modo de ver el trabajo?

      7 Cada uno de nosotros podemos, y debemos, reflexionar sobre nuestro modo de ver el trabajo y el patrón de trabajo que seguimos. Al hacer esto, no tenemos que criticarnos severamente ni ser demasiado exigentes con nosotros mismos. Todos tenemos nuestros límites físicos así como circunstancias restrictivas. Además, el proceder de Jesús nos manifiesta que es justo disfrutar de descanso, de esparcimiento, de asociación grata y de algunas comodidades. (Mar. 6:31; Luc. 5:29; 7:34; Juan 2:2-10; 12:2, 3) Pero la mismísima imperfección que subraya nuestra necesidad de descanso puede hacer que llevemos el descanso a extremos, como lo recalcan las advertencias bíblicas contra la pereza. La realidad es que, tal como el tener hambre hace más sabrosa la comida, así el trabajo duro hace más agradable el descanso y el esparcimiento.—Ecl. 2:24; 5:12, 18.

      8, 9. ¿Cuándo deben los cristianos ser trabajadores industriosos?

      8 La palabra “trabajo” puede hacernos pensar particularmente en el trabajo seglar que muchos de nosotros efectuamos para obtener las necesidades de la vida. El consejo bíblico muestra que en esta actividad debemos ser concienzudos, diligentes. (Pro. 10:4; 22:29) Esto también debe ser cierto respecto a nuestros deberes en el hogar o hasta respecto a nuestros estudios en la escuela, porque todo aspecto de nuestra vida puede reflejar el mejoramiento que ha logrado en nosotros la aplicación de los principios cristianos. El apóstol Pablo escribió: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres, porque ustedes saben que es de Jehová que recibirán el debido galardón de la herencia.”—Col. 3:23, 24.

      9 Sin embargo, concentrémonos ahora en una parte específica de la vida del cristiano... la alabanza que rinde a Dios por medio de predicar y enseñar. Esta obra es vital, porque por medio de ella ‘podemos salvarnos a nosotros mismos y a los que nos escuchan.’—1 Tim. 4:16.

      10, 11. ¿Qué razones especiales tenemos para trabajar duro en la difusión de la fe cristiana?

      10 Nótese que Pablo no indicó que el cristiano debería interesarse sólo en su propia salvación. Debería interesarse intensamente en ayudar a otros a aceptar a Jesús como el Cristo y a practicar la devoción piadosa que “encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.” (1 Tim. 4:8) Después de mencionar esta esperanza, Pablo escribió:

      “Porque a este fin estamos trabajando duro y esforzándonos, porque hemos cifrado nuestra esperanza en un Dios vivo, que es Salvador de hombres de toda clase, especialmente de los fieles.”—1 Tim. 4:10.

      11 Piense en ello. La salvación que Dios da —vida eterna en felicidad— está al alcance de “hombres de toda clase.” Pero, al fin, ¿quiénes serán salvos? Solo “los fieles,” los que desarrollen y ejerzan fe. Puesto que el apóstol reconocía esto, él no podía ‘tomar las cosas con calma’ viviendo una vida bastante normal y solo de vez en cuando, de serle conveniente, hablando a unas cuantas personas acerca de esta salvación que podían alcanzar. ¡No! La perspectiva de que otras personas podían aprender el mensaje cristiano y entrar en el camino de la salvación fue para Pablo tan impresionante, de tan arrolladora importancia, que ‘estuvo trabajando duro y esforzándose.’ ¿Piensa usted de la misma manera? Reflexione personalmente sobre su curso de actividad durante el mes pasado, o durante los pasados seis meses. ¿Está absolutamente claro —tanto para usted como para otras personas, incluso para Dios— que usted está trabajando duro, que está esforzándose?

      TRABAJANDO DURO PARA DIFUNDIR EL MENSAJE DEL REINO

      12. ¿Qué relación existe entre las obras y la salvación?

      12 Los cristianos saben que no pueden ser salvos simplemente haciendo ciertas obras, como si pudieran ganarse así la justicia y la salvación. (Rom. 3:28) Sin embargo, es cierto que, si tenemos fe genuina, produciremos obras como resultado de esa fe. (Sant. 2:18-26) Por eso, es apropiado que consideremos, con corazón guiado por oración, nuestra fe y obras.

      13. Según lo que dijo Jesús, ¿qué harían sus discípulos después que él muriera?

      13 Al ‘trabajar duro y esforzarnos,’ como lo hizo Pablo, podemos participar en el cumplimiento de una verdad profética que Jesús pronunció. ¡Imagínese!... usted puede ayudar a probar que las palabras de Jesús son ciertas. ¿Cuáles palabras? Las palabras expresadas en respuesta a la solicitud que Felipe hizo: “Muéstranos al Padre.” (Juan 14:8) Jesús dijo:

      “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también. . . . Las cosas que les digo a ustedes no las hablo de por mí; sino que el Padre que permanece en unión conmigo está haciendo sus obras. Muy verdaderamente les digo: El que ejerce fe en mí, ése también hará las obras que yo hago; y hará obras mayores que éstas, porque yo estoy prosiguiendo mi camino al Padre.”—Juan 14:9, 10, 12.

      14, 15. ¿Quiso decir Jesús, por lo que dijo en Juan 14:12, que sus seguidores ejecutarían mayores milagros que los que él ejecutó? ¿Por qué?

      14 ¿Cómo podrían los discípulos de Jesús hacer obras mayores que las que él hizo? ¿Pudiera usted participar en hacer estas obras mayores? La Biblia revela que Dios hizo que algunos cristianos pudieran ejecutar milagros, como los de expulsar demonios, sanar a gente enferma y, en unos cuantos casos, resucitar a personas que habían muerto. Dios hizo esto para manifestar que entonces estaba tratando con la congregación cristiana y bendiciéndola. (Hech. 3:2-8; 5:12-16; 9:36-40; 16:16-18) Pero, ¿fueron mayores esas obras que las que Jesús hizo? Él sanó a todos los que vinieron a él y hasta a algunos que estaban a cierta distancia, alimentó milagrosamente a miles de personas, resucitó a los muertos y controló las fuerzas de la naturaleza. (Mat. 8:5-16, 23-27; 14:14-33; Juan 11:39-44) Además, los milagrosos dones del espíritu que algunos cristianos desplegaban habrían de terminar o ser eliminados. (1 Cor. 13:8-10) Por lo tanto, ¿cómo habrían de hacer los cristianos obras mayores que las de Jesús?

      15 Jesús había hablado lo que su Padre quería que él hablara. El mayor bien que él hizo, y el más duradero, no fue por sus milagros, sino por su maravillosa enseñanza acerca del Reino.a (Luc. 4:32, 43) Después que Jesús fue resucitado, comisionó a los que seguían sus pisadas a ‘hacer discípulos de gente de todas las naciones, enseñándoles.’ (Mat. 28:19, 20) Sí, los cristianos habrían de llevar a cabo una extensa obra de testificación. Esta habría de hacerse en escala más amplia que la predicación de Jesús, por un período más largo y a muchísima más gente. Así, harían obras mayores que las que él hizo.

      16. ¿Terminaría la obra de Jesús con su muerte y ascensión al cielo?

      16 La obra que Jesús hizo de predicar y enseñar acerca del Reino no habría de terminar con Su muerte y ascensión al cielo. Desde allí él continuaría conduciendo la importante campaña educativa, pero lo haría por medio de sus seguidores. Lucas pasa a decir que Jesús, antes de su ascensión, dijo a los discípulos más “acerca del reino de Dios.” (Hech. 1:3) Finalmente Jesús les dijo: “Serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.”—Hech. 1:8.

      17, 18. En el día del Pentecostés de 33 E.C., ¿cómo empezaron los seguidores de Jesús a cumplir lo que él dijo acerca de obras mayores?

      17 Enseguida los discípulos empezaron a hacer obras mayores que las que Jesús hizo. En el día del Pentecostés de 33 E.C. Jesús derramó espíritu santo sobre los 120 discípulos que estaban esperando en Jerusalén. Tras eso, ¿qué se pusieron a hacer éstos? ¿A multiplicar alimento? ¿A dar instrucción agrícola a la gente? ¿Siquiera a curar a algunos enfermos? No; se pusieron a hablar, a declarar “las cosas magníficas de Dios.” (Hech. 2:1-11) Entonces el apóstol Pedro dio un testimonio tan convincente que miles de personas que le escucharon aceptaron a Cristo.

      18 El tan solo bautizar a tan grande cantidad de creyentes nuevos aquel día debe haber sido una verdadera tarea. Posiblemente se separaron en grupos y fueron a estanques en diferentes partes de la ciudad. Evidentemente para el fin del día los discípulos informaron sobre lo que se había hecho, porque el relato dice que ‘los que abrazaron la palabra y fueron bautizados ascendieron a unas tres mil almas.’ De unos 120 discípulos a más de 3.000 (un aumento de más del 2.500 por ciento) en tan solo un día. (Hech. 1:15; 2:41) Verdaderamente habían comenzado a hacer obras mayores que las que hizo Jesús.

      19. ¿Era ésta una obra que solo habrían de hacer los apóstoles o ancianos de las congregaciones?

      19 Pero quizás algunos cristianos piensen hoy día: ‘Yo no soy ningún Pedro ni Pablo. ¿No eran ellos personas de la clase que se requeriría para hacer obras mayores que las que hizo Jesús?’ Esa es una pregunta válida. El libro de los Hechos revela que los apóstoles, los evangelistas especiales y los ancianos espirituales de las congregaciones ciertamente participaron en predicar el Reino. Pero, fíjese en este hecho histórico que nos relata el discípulo Lucas: “Se levantó gran persecución contra la congregación que estaba en Jerusalén; todos salvo los apóstoles fueron esparcidos por las regiones de Judea y de Samaria.” (Hech. 8:1) Y al ser esparcidos, ¿qué hicieron estos cristianos, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres? “Los que habían sido esparcidos fueron por la tierra declarando las buenas nuevas de la palabra.” (Hech. 8:4) Sí, todos predicaron.

      20. ¿Por qué es especialmente importante ahora el que pensemos en participar en el cumplimiento de Juan 14:12?

      20 Hoy día los cristianos verdaderos llevan a cabo la obra de predicar y enseñar que Jesús comenzó y que sus hermanos y hermanas del primer siglo continuaron. Pero los acontecimientos actuales que están cumpliendo las profecías bíblicas nos indican que pronto Dios pondrá fin al inicuo sistema de cosas actual y así terminará la predicación actual de las “buenas nuevas del reino.” (Mat. 24:14) Por eso, cada uno de nosotros podemos preguntarnos: ‘¿Estoy participando a plenitud actualmente en la obra vital que Jesús mencionó en Juan 14:12? ¿Estoy trabajando duro y esforzándome? Cuando esta obra quede terminada, ¿me sentiré satisfecho sabiendo que participé plenamente en ella?’

      ¿CUÁNTO ESPERA DIOS QUE HAGAMOS?

      21-23. ¿Qué revaluación podemos hacer de nuestras circunstancias?

      21 Al participar a grado satisfaciente en la obra cristiana de predicar, no debemos pasar por alto las obligaciones válidas que la Biblia nos impone respecto a nuestra familia, parientes, trabajo o escuela. (1 Tim. 5:8) Tampoco agradaría a Dios que abrigáramos sentimientos de culpa al cumplir con esas obligaciones; deberíamos hacerlo alegremente. Pero a veces podemos examinar nuestras actividades y el empleo de nuestro tiempo.

      22 Posiblemente para muchos de nosotros sería beneficioso el someternos a un examen de conciencia equilibrado, seguido por autodisciplina. Tal vez sería útil eliminar mucho de lo que no es esencial para mantener un nivel de vida digno.

      23 Nadie debe criticar lo que otros hagan a este respecto. Lo importante es analizar nuestro propio proceder para saber si nosotros mismos todavía estamos manifestando profundo aprecio por la parte que nos toca en hacer obras mayores que las que hizo Jesús.

      24. ¿Qué buen ejemplo nos dio una viuda pobre?

      24 Tal vez estemos dando nuestro todo, aunque sea menos de lo que la salud y las circunstancias permiten que otra persona dé. Pero la cantidad en sí misma no es el criterio. Recuerde el comentario favorable que Jesús hizo acerca de la viuda pobre que contribuyó dos moneditas de “muy poco valor.” Aquellas monedas (leptas) valían aproximadamente la sexagésima cuarta parte de lo que se ganaba en un día. ¿A cuánto llega eso según el valor de las cosas donde usted vive? Sin embargo, Jesús encomió el proceder de la viuda, porque ella “echó cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.” (Mar. 12:41-44) Podemos confiar en que nosotros también recibiremos tal aprobación si estamos dando nuestro todo —trabajando duro y esforzándonos— en la obra de testificar.

      25. ¿Qué hizo María por Jesús poco antes de la muerte de él?

      25 También podemos recordar la ocasión en que María, la hermana de Lázaro, ungió a Jesús con costoso aceite perfumado. Algunos discípulos se quejaron, porque el aceite valía 300 denarios. Tomando en cuenta los sábados y los días de fiesta, a un obrero le tomaría un año entero el ganar aquella suma. ¿Cuánto gana usted, o algún miembro de su familia, en un año? (Juan 12:3-8; Mat. 20:2) Respecto al esfuerzo de María, Jesús dijo lo siguiente:

      “Excelente hecho hizo ella para conmigo. . . . Ella hizo lo que pudo; se anticipó a ponerme aceite perfumado sobre el cuerpo en vista del entierro. En verdad les digo: Dondequiera que se prediquen las buenas nuevas en todo el mundo, lo que hizo esta mujer también se contará para memoria de ella.”—Mar. 14:6-9.

      26, 27. ¿De qué manera fue ejemplar María?

      26 Nótense estas palabras: “Ella hizo lo que pudo.” No hay evidencia de que María haya recibido poder para ejecutar milagros; no podía ser apóstol, tampoco podía ocupar el puesto de un anciano cuando se formara la congregación cristiana; y posiblemente no haya podido viajar extensamente con las “buenas nuevas.” Pero “hizo lo que pudo.” ¿Qué sentido encierran esas palabras? En algunos idiomas la expresión: “Haga lo que pueda” tiene el sabor de: ‘No te eches cargas encima; tómalo con calma.’ Pero Jesús no quiso decir eso. María verdaderamente se había esforzado. Algunos traductores de la Biblia han vertido esas palabras de las siguientes maneras: “Ella ha hecho cuanto podía,” o: “Ella ha hecho cuanto estaba en su mano.”—Versión Moderna; Serafín de Ausejo (Herder).

      27 Este proceder de dar plenamente de sí misma era el modo en que María acostumbraba obrar, no algo que hubiera hecho una sola vez. En una ocasión anterior María manifestó en lo que tenía el corazón cuando se sentó a los pies de Jesús para escuchar su enseñanza. (Luc. 10:38-42) Ahora siguió apoyando a este sobresaliente predicador, Jesús. Y es de interés que Jesús relacionó lo que María hizo con la obra de predicar mundial, pues dijo que adondequiera que se difundieran las “buenas nuevas” ella sería recordada. Ella estaba interesada en la predicación. También lo estuvo Jesús, hasta Su muerte.

      28. ¿Qué clase de religión es el cristianismo, y qué significa esto para nosotros?

      28 ¿Somos nosotros como aquellas dos mujeres que dieron su todo? ¿Estamos intensamente interesados en la obra de predicar que Jesús comenzó cuando estuvo en la Tierra y que actualmente él continúa por medio de cristianos que están en todas partes de la Tierra? Deberíamos estarlo. Dios lo está. Cuando el cristianismo empezó en el día del Pentecostés del 33 E.C., era una religión de testificar, y Dios la apoyó por medio de su espíritu. Todavía está haciendo eso, porque no ha cambiado. Él es “un Dios vivo,” pues él mismo está vivo y ofrece vida a todos los adoradores verdaderos. Se ve, pues, que hoy el cristianismo debe ser, y sigue siendo, una religión de testificar. Y los cristianos tienen toda razón para ser trabajadores entusiastas en el servicio de Dios, “que es Salvador de hombres de toda clase, especialmente de los fieles.”—1 Tim. 4:10.

  • ‘Ocupados en la obra santa de las buenas nuevas’
    La Atalaya 1981 | 1 de marzo
    • ‘Ocupados en la obra santa de las buenas nuevas’

      “La bondad inmerecida que de Dios me fue dada [fue] de ser siervo público de Cristo Jesús a las naciones, ocupándome en la obra santa de las buenas nuevas.”—Rom. 15:15, 16.

      1, 2. ¿Por qué son importantes el habla y la conducta nuestras?

      LA REPUTACIÓN que una persona llega a tener depende de sus actividades y de su habla. Lo que otras personas concluyen acerca de ella y de sus principios suele basarse en lo que le hayan visto hacer y en lo que le hayan oído decir. El rey Salomón escribió lo siguiente: “Aun por sus acciones el joven se da a conocer, en cuanto a si su obra es pura o recta.”—Pro. 20:11, Literal Translation de Young; Mat. 7:16-20.

      2 ¿Qué significado tienen esas palabras para usted, si usted es cristiano? ¿No deberían otras personas poder notar por nuestra conducta y palabras que estamos sirviendo al Dios verdadero, Jehová? La Biblia nos asegura que Dios es santo y puro, que sus principios son justos y producen lo bueno. (Isa. 6:3; Job 34:10; Deu. 32:4) Si nosotros verdaderamente estamos absorbiendo el espíritu de lo que Dios es, eso debería dejarse ver claramente por la vida que llevamos.—Efe. 5:1.

      3, 4. (a) ¿Qué efecto produjo la adoración e historia de Israel? (b) ¿Qué efecto debería tener en otros el observar el cristianismo?

      3 A medida que la adoración verdadera se pone de manifiesto en las vidas humanas, puede tener un efecto beneficioso en otras personas. Por ejemplo, hubo un tiempo en que Jehová trató principalmente con Israel. Dijo a los israelitas: “Deben resultar santos, porque yo Jehová su Dios soy santo.” (Lev. 19:2; compare con Éxodo 19:5, 6.) Las leyes dietéticas, higiénicas y morales que Dios dio a los israelitas ayudaron a protegerlos de las muchas prácticas contaminadoras que eran comunes en las naciones que los rodeaban. Muchos extranjeros podían ver que el camino de la adoración verdadera producía excelentes resultados y que Dios estaba conduciendo y protegiendo a Israel. Esto impresionó a los extranjeros e impulsó a muchos de ellos mismos a adorar a Jehová.—1 Rey. 8:41, 42; 10:1; Rut 1:16.

      4 Se produce el mismo buen efecto cuando los cristianos verdaderos viven en armonía con las instrucciones que Dios da. Las vidas transformadas y la “conducta excelente” de los cristianos hacen que algunos testigos oculares se sientan impulsados a ‘glorificar a Dios.’ (1 Ped. 2:12, 15; 3:1, 2; Tito 2:7, 8; 1 Tes. 4:11, 12) Pero la Biblia muestra claramente que el cristianismo no se concentra simplemente en que uno viva una vida limpia y moral y desarrolle una excelente personalidad que refleje el “fruto del espíritu.” (Gál. 5:22, 23; Efe. 4:22-24) Por importantes que sean estos rasgos del cristianismo, si uno quiere ser verdadero seguidor de Jesús todavía hay que hacer una obra singular.

      “LA OBRA SANTA DE LAS BUENAS NUEVAS”

      5. (a) ¿Qué otra cosa es importante para nosotros, según lo muestra el ejemplo de Jesús? (b) ¿Por qué es importante esta actividad?

      5 Como muchacho y más tarde como hombre perfecto, Jesús honró a su Padre celestial. Su modo de vivir y su personalidad sirvieron de excelente ejemplo a otros, y como resultado de observarlo a él muchos glorificaron a Dios. (Luc. 2:49, 52) Tan pronto como fue bautizado, Jesús “comenzó su obra,” esforzándose en ir de un lugar a otro “predicando las buenas nuevas del reino.” (Luc. 3:23; Mat. 4:17, 23) Hasta entrenó a otros a participar en esta obra, y los envió a instruir a la gente. (Luc. 10:1, 8, 9) Al principio esta obra de enseñar y de hacer discípulos se hizo solamente entre los judíos. Pero más tarde se extendería, porque, como lo explicó el apóstol Pablo en Romanos 15:8, 9, la voluntad de Dios era que a todas las gentes de la Tierra se les ayudara a glorificarlo.

      6, 7. ¿Qué “obra santa” hizo el apóstol Pablo?

      6 Pablo mismo trabajó activamente con ese fin. En Romanos 15:16 se refirió a sí mismo como “siervo público de Cristo Jesús a las naciones.” ¿Qué estaba envuelto en ese ‘servicio’? Pablo agregó que él estaba ‘ocupándose en la obra santa de las buenas nuevas de Dios, a fin de que la ofrenda, a saber, estas naciones, resultara acepta.’ ¿Qué significa eso?

      7 Romanos 15:16 es el único lugar en la Biblia en que se usa el verbo griego (hierourgounta) que quiere decir ‘trabajar u ocuparse en un asunto sagrado.’a Así, Pablo estaba diciendo que él estaba activamente ocupado en la obra santa o sagrada de predicar las buenas nuevas de Dios, el mensaje cristiano, a gente de las naciones. Los que aceptaban el mensaje y se hacían cristianos eran como una ofrenda que se presentaba a Dios, una ofrenda que Jehová aprobaba y bendecía con su espíritu.—Rom. 1:1, 16.

      8. ¿Cómo efectuó Pablo esta obra entre los judíos?

      8 ¿Cómo efectuaban Pablo y otros esta “obra santa de las buenas nuevas de Dios,” de predicar el mensaje cristiano? Las “buenas nuevas” podían salvar vidas, de modo que ellos deseaban alcanzar a cuantas personas les fuera posible. Puesto que Pablo mismo era judío, a veces podía dirigir la palabra a judíos reunidos en sinagogas. (Hech. 13:14-42; 14:1; 18:4) Pero, ¿podían él y otros cristianos llegar con el mensaje a la mayoría de las “naciones,” es decir, a los no judíos?

      9. ¿Qué métodos podían emplear los cristianos primitivos para ayudar a los no judíos?

      9 Los cristianos podían hablar a las personas a quienes hallaran en los lugares públicos, como en las plazas de mercado. (Hech. 17:17-22) Pero no es muy probable que por hacer solamente eso alcanzaran a casi todas las personas. ¿Qué se puede decir acerca de ir a los hogares de la gente como lo hicieron los discípulos de Jesús cuando él los envió a predicar en diferentes ciudades? (Mat. 10:5-13; Luc. 9:2-6) Los cristianos primitivos emplearon también este método al estar entusiásticamente ‘ocupados en la obra santa’ de difundir el cristianismo a todas las gentes.

      10. ¿Qué evidencia hay de que se testificaba de casa en casa para localizar y ayudar a los incrédulos?

      10 Podemos ver que así fue por los comentarios que Pablo hizo a hombres que habían llegado a ser ancianos en la congregación de Éfeso. Pablo, hablando de la predicación que había efectuado en el pasado, cuando les había dado a conocer el cristianismo, dijo: “No descuidé el predicarles acerca de las cosas que eran buenas para sus almas, y enseñé en las calles y de casa en casa, testificando así tanto a los judíos como a los arameos [o gentiles] acerca del arrepentimiento para con Dios y la fe en nuestro Señor Jesús.” (Hech. 20:20, 21, traducido del siriaco al inglés por George M. Lamsa)b Claro está que Pablo aquí se refiere a los esfuerzos que él había hecho por predicar a estos hombres cuando todavía eran incrédulos, personas que tenían que arrepentirse y cifrar su fe en Jesús. Pablo fue a los hogares de estos no creyentes. Él no tenía razón alguna para sentirse indeciso acerca de predicar a personas desconocidas, porque estaba haciendo una “obra santa” que Dios aprobaba y bendeciría.

      11. (a) ¿Cómo llevan a cabo esta “obra santa” los cristianos hoy día? (b) ¿Por qué es importante participar en la predicación de casa en casa?

      11 En tiempos modernos, también, los testigos de Jehová han estado activos en la testificación de casa en casa como un modo principal de comunicarse con las personas y predicar la verdad de Dios. Por supuesto, cada cristiano consciente de su obligación y privilegio de declarar las “buenas nuevas” se vale de toda oportunidad apropiada para testificar... a parientes, a compañeros de escuela y de trabajo, a vecinos y a personas desconocidas al conversar con ellas casualmente. Así, pues, aun en los países donde es imposible o imprudente dar el testimonio públicamente de casa en casa debido a la extrema oposición de encolerizados elementos religiosos o del estado policiaco, los cristianos siguen haciendo todo lo que pueden para testificar de estas otras maneras. Sin embargo, en todos los lugares donde no rigen tales condiciones extremas los testigos de Jehová visitan cada hogar sistemáticamente. El resultado de esto es que se da un ‘testimonio cabal’ y se alcanza a muchas personas que de otro modo tal vez no llegarían a conocer a cristianos verdaderos ni a oír “las buenas nuevas.”—Hech. 4:19, 20; 20:21; compare con Ezequiel 9:3, 4.

      ¿UN MODO EFICAZ DE TESTIFICAR?

      12-14. ¿Qué indicación hay de que el predicar de casa en casa puede surtir efecto?

      12 Pero, ¿sigue siendo este método de evangelizar un modo eficaz de ‘ocuparse en la obra santa de las buenas nuevas’? La evidencia grita: ¡SÍ! En 1977, en la revista Social Compass se publicó el artículo “Los testigos de Jehová en el Japón,” escrito por el sociólogo británico Bryan Wilson. En este artículo, el escritor dijo que los Testigos son personas “mucho más resueltas en la obra de evangelizar que cualquiera de” las ‘nuevas religiones’ del Japón. Este sociólogo también efectuó una encuesta que reveló lo siguiente:

      “La mayoría [el 58,3 %] de los que se han hecho Testigos declaran que inicialmente se les despertó el interés al recibir en su casa la visita de” un testigo de Jehová.

      13 Los mismos devotos fanáticos que rehúsan aceptar la enseñanza con fundamento bíblico que los testigos de Jehová difunden reconocen la eficacia de la evangelización que los Testigos llevan a cabo de casa en casa. Leemos:

      “Quizás [las iglesias] descuiden con exceso lo que precisamente constituye la preocupación máxima de los Testigos: la visita domiciliaria, que entra dentro de la metodología apostólica de la Iglesia primitiva. Mientras las Iglesias, en no pocas ocasiones, se limitan a . . . predicar en el interior de los lugares de culto, [los Testigos] siguen la táctica apostólica de ir de casa en casa.”—“El Catolicismo,” Bogotá, Colombia, 14 de septiembre de 1975.

      ‘A los participantes en el primer Congreso Nacional sobre la Evangelización se les dijo que los católicos deberían seguir el ejemplo de los testigos de Jehová en el evangelismo.’—“Tribune,” de Minneápolis, 29 de agosto de 1977.

      14 La evangelización de casa en casa es un rasgo tan característico de los testigos de Jehová que, en muchos países, cuando el amo de casa abre la puerta, dice: “Ah, usted debe ser testigo de Jehová.” Cuando eso sucede, aunque no se considere nada más de la Biblia, se ha logrado algún bien. Se ha llamado atención al santo nombre de Dios, el cual merece ser santificado. Y el amo de casa ha quedado impresionado por el hecho de que los siervos de Dios estuvieron allí con el mensaje de Dios. (Mat. 6:9; Isa. 12:4; Eze. 33:6-9, 29) Pero, como lo indican las citas de arriba, frecuentemente el resultado abarca mucho más que eso.

      15. ¿Cómo se ha llevado a cabo esta obra eficaz en lugares donde hay obstáculos?

      15 La testificación directa de persona a persona en los hogares es un método tan útil y eficaz de comunicarse con las personas que los Testigos hacen grandes esfuerzos por participar en ella hasta en medio de condiciones difíciles. Tal fue el caso en un país africano donde las autoridades proscribieron esta actividad que tiene base bíblica. Los cristianos de aquella localidad sabían que este método de evangelizar es valioso, que ellos debían ‘obedecer a Dios como gobernante más bien que al hombre’ y que debían aplicar el consejo de Jesús de ser “cautelosos como serpientes y sin embargo inocentes como palomas.” (Hech. 5:29; Mat. 10:16, 17) ¿Qué harían?

      Podían organizarse de modo que unos cuantos de ellos dividieran una calle o zona larga según los números de las casas. A uno de ellos le tocaban todas las casas cuyo número terminara en 2 (2, 12, 22, 32, etc.) y él podía visitarlas en cualquier orden que quisiera, cuandoquiera que pudiera. A otro le tocaban las casas cuyo número terminara en 3 (3, 13, etc.) y éste podía visitarlas otro día. Así se podía dar un testimonio cabal.

      También se podían emplear diferentes modos de presentarse. Alguna cristiana tal vez llevara una canastilla de huevos o fruta y los ofreciera en venta al amo o ama de casa, pero a un precio más alto que el del mercado. Las ventas serían pocas, pero sería posible entablar muchas conversaciones sobre el elevado costo de la vida, las dificultades de la vida actual y entonces, si parecía favorable, el cumplimiento de las profecías bíblicas.

      O un cristiano que necesitara comprar vegetales pudiera valerse de este motivo para comunicarse con las personas de su “territorio.” Antes de ir al mercado pudiera visitar los hogares que tuvieran huerto, y preguntar acerca de comprar vegetales. Sea que se compre algo o no, frecuentemente es posible tener una conversación que incluya pensamientos bíblicos.

      Valiéndose de estos modos de predicar, los cristianos de la localidad de que tratamos evitaron el hostigamiento de rufianes políticos que anteriormente habían perturbado a los que predicaban de casa en casa. Además, se logró dar un testimonio cabal en la comunidad.

      16. ¿Qué otros ajustes o adaptaciones pudieran hacerse para que los Testigos sigan siendo eficaces en el uso de este método de predicar?

      16 Es posible que en otro lugar fuera necesario ajustar los métodos de diferente manera. En años pasados quizás haya sido normal visitar los hogares por la mañana, cuando muchas personas se hallaban en casa. Pero si las condiciones cambian porque la mayoría de las personas salen a trabajar, ¿se debe concluir que este método de predicar ya no es práctico? No, porque ¿de qué otra manera será posible comunicarse con todos —en cada casa y apartamento— y darles la oportunidad de beneficiarse de las “buenas nuevas”? Tal vez sea aconsejable hacer las visitas por la tarde o durante las primeras horas de la noche, cuando los miembros de la familia se hallen en casa. La meta es comunicarse con las personas y ayudarlas, a cuantas sea posible.—Compare con Hechos 16:13.

      17. Teniendo presente el ejemplo de Pablo, ¿cómo pudiéramos nosotros personalmente efectuar ajustes al llevar a cabo esta obra?

      17 El apóstol Pablo estuvo dispuesto a adaptar sus métodos y modo de abordar asuntos según las personas con quienes trataba. Dijo: “Hago todas las cosas por causa de las buenas nuevas, para hacerme partícipe de ellas con otros.” (1 Cor. 9:19-23) Una flexibilidad o adaptabilidad similar puede ser útil hoy día. Por ejemplo, ¿qué haría usted si viviera en un sector donde la mayoría de las personas hubieran perdido su interés en la religión y en la Biblia? ¿Ajustaría usted su presentación para hacer frente a eso?

      Un Testigo de Bélgica relata lo siguiente: ‘Tengo en la mano la Biblia abierta, pero no la identifico inmediatamente. Digo: “Mientras esperaba que usted viniera a la puerta estuve viendo lo que está escrito aquí . . . ‘Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra.’ [Mat. 5:5] ¿Cree usted que todavía haya personas de genio apacible entre nosotros?” Esto siempre resulta en el comienzo de una conversación, y después la persona acepta la Biblia con más facilidad.’

      UNA OBRA BENDECIDA POR DIOS

      18. ¿Qué razones tenemos para saber que Dios está interesado en la “obra santa de las buenas nuevas”?

      18 Los cristianos de toda la Tierra están intensamente interesados en “la obra santa de las buenas nuevas.” También lo está Jehová Dios. Pablo dijo que los nuevos cristianos que eran el resultado de la participación de él en esta obra eran como una ofrenda que era acepta a Dios, quien derramaba Su espíritu sobre ellos.—Rom. 15:16.

      19. ¿Cómo puede ser eficaz esta obra aun cuando la mayoría de las personas no escuchen?

      19 Dios sigue aceptando y bendiciendo esta obra de predicar, incluso la importante actividad de ir de casa en casa para localizar a las personas y ayudarlas. Como una sola indicación de esto, considere la siguiente experiencia de un ministro que visita congregaciones en un distrito grande de Maryland (E.U.A.) y quien aceptó la invitación de acompañar a una Testigo cristiana en una visita para conducir un estudio bíblico. Dice él:

      “Pregunté al ama de casa qué la había movido a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Ella dijo que acostumbraba abrir la Biblia al azar, señalar con el dedo un versículo y leerlo. Pero rara vez podía entender lo que leía.

      “Un día se sentía muy deprimida debido a graves problemas de familia. De nuevo abrió la Biblia y escogió un versículo. No pudo entenderlo, y, puesto que se sentía deprimida y desilusionada, empezó a llorar. Oró a Dios, pidiendo que le enviara alguna persona que la ayudara a entender Su Palabra. Justamente cuando dijo aquello, sonó el timbre. Ella fue a la puerta y halló a una Testigo, que empezó por decirle: ‘¿Quisiera usted entender la Biblia?’ El ama de casa la haló rápidamente hacia dentro y enseguida se empezó un estudio que siguió efectuándose con regularidad.”

      20-23. ¿Qué bendiciones pueden ser el resultado de participar a mayor grado en la obra de predicar de casa en casa?

      20 Pueden producirse buenos resultados aun cuando parezca que la mayoría de las personas con quienes uno habla rechazan las “buenas nuevas” que uno les lleva.

      Un sábado por la tarde una adolescente iba de casa en casa en una aldea rural de África del Sur. Pocas personas la recibían favorablemente porque una organización religiosa de aquella comunidad había provocado mucho prejuicio en contra de los beneficiosos esfuerzos cristianos de los testigos de Jehová. Sucesivamente, en casa tras casa, le daban con la puerta en la cara. Parecía que la joven se esforzaba en vano.

      Pero, sin que ella lo supiera, ojos curiosos la vigilaban por la ventana de una casa al otro lado de la calle. Una anciana observaba que la Testigo perseveraba a pesar del tratamiento poco amistoso que recibía. Era claro que esta cristiana era diferente de los demás jóvenes.

      Cuando la Testigo llegó a la casa de la anciana, ésta la invitó a pasar. Aunque la joven hablaba principalmente inglés y la mujer hablaba afrikaans, pudieron comunicarse acerca de un importante mensaje bíblico para nuestro tiempo. Luego un ministro que hablaba afrikaans visitó a esta señora para cultivar el interés que ella manifestaba en la Biblia, y ella gustosamente convino en que con regularidad se condujera con ella un estudio de la Palabra de Dios.

      21 En realidad, hay muchas maneras en que se puede sentir la bendición de Dios sobre “la obra santa de las buenas nuevas.” Un ministro viajante que visita congregaciones del área de Nueva Orleáns, Luisiana (E.U.A.), escribió lo siguiente: “El espíritu de evangelizar está cobrando fuerza. Las últimas ocho o nueve congregaciones que hemos visitado han estado dedicando mucho más tiempo a la actividad de predicar. El resultado de este acrecentado esfuerzo ha sido que se ha localizado a más personas interesadas en las ‘buenas nuevas.’ Y puesto que los hermanos y las hermanas están más ocupados en proclamar las ‘buenas nuevas,’ en las congregaciones realmente va haciéndose más manifiesto un espíritu de paz y gozo.”

      22 Esta paz y gozo también aumenta en la vida personal y familiar de los cristianos que predican enérgicamente las “buenas nuevas” y que están conscientes de la bendición de Dios. Claro, seguirá habiendo problemas e inquietudes en la vida. Comprendemos que éstos existirán mientras seamos imperfectos y mientras continúe en pie el inicuo sistema de cosas actual. Pero a medida que el cristiano se encuentra más ocupado en la “obra santa de las buenas nuevas” ordenada por Dios disfruta de una vida más plena, más rica, más feliz. (Hech. 20:35) Esto no es simple teoría. Da resultados. Los dio en el caso del apóstol Pablo. Los está dando en el caso de millones de testigos de Jehová hoy día. Los dará en el caso de usted.

      23 Además, otras personas podrán ver la clase de cristiano que usted es. Observarán que usted participa en la obra de proclamar las “buenas nuevas.” Notarán la paz y el gozo que esta actividad cristiana, y otras, aportan a la vida de usted. Notarán las muchas maneras en que usted refleja la personalidad cristiana y el “fruto del espíritu.” (Efe. 4:24; Gál. 5:22, 23) Sí, usted manifestará a muchas otras personas que usted está sirviendo con éxito a un Dios santo.

      24. ¿Cómo puede llegar a sentirse usted por participar cabalmente en esta obra?

      24 Después que Pablo comentó acerca de estar ‘ocupado en la obra santa de las buenas nuevas,’ agregó lo siguiente: “Por lo tanto tengo motivo de alborozarme en Cristo Jesús cuando se trata de cosas pertenecientes a Dios.” (Rom. 15:17) Trabajemos todos como cristianos de tal manera que nosotros, también, podamos alborozarnos en Cristo Jesús.

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