El poder de una palabra amable
“La angustia deprime al hombre; la palabra amable lo alegra.” (Proverbios 12:25, Versión Popular.)
LOS cristianos no son inmunes a la adversidad. A veces experimentan angustia por vivir en estos “tiempos críticos, difíciles de manejar”. (2 Timoteo 3:1.)
Cuando se sufre adversidad, ¡qué bendición es oír palabras amables de un amigo leal! “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia”, dice la Biblia. (Proverbios 17:17.) Se conocía al fiel Job por ser esa clase de amigo. Aun Elifaz le dijo: “Tus palabras han levantado el ánimo a quienes tambaleaban, y has sostenido las rodillas débiles”. (Job 4:4, Katznelson.)
Sin embargo, cuando Job necesitó ánimo, Elifaz y sus compañeros no pronunciaron palabras amables. Culparon a Job por su adversidad, dando a entender que había cometido alguna falta secreta. (Job 4:8.) La obra The Interpreter’s Bible comenta: “Lo que Job necesita es la compasión de un corazón humano. Lo que recibe es una serie de clichés religiosos y tópicos morales absolutamente ‘verídicos’ y absolutamente hermosos”. Tanto turbó a Job el habla de Elifaz y sus compañeros, que se vio impulsado a clamar: “¿Hasta cuándo seguirán ustedes irritando mi alma y seguirán aplastándome con palabras?”. (Job 19:2.)
Nunca deberíamos hacer que otro siervo de Dios tuviera que clamar angustiado por causa de nuestras palabras desconsideradas y poco amables. (Compárese con Deuteronomio 24:15.) Un proverbio bíblico advierte: “La muerte y la vida están en poder de la lengua; cual sea el uso que de ella hagas, tal será el fruto”. (Proverbios 18:21; Nácar-Colunga, 1947.)
Siendo que la palabra tiene tanto poder, sigamos el ejemplo del apóstol Pablo. Cuando estuvo en Macedonia, ‘animó con muchas palabras a los de allí’. (Hechos 20:2.)