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“¡Apelo a César!”Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
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10, 11. ¿Cómo demostró Pablo su respeto hacia Agripa, y qué le contó sobre su propio pasado?
10 Con mucho respeto, Pablo le agradeció a Agripa la oportunidad de defenderse ante él, sobre todo porque este rey era un experto en todas las costumbres y las controversias de los judíos. A continuación, comenzó a repasar su propio pasado: “Yo viví como fariseo, según la secta más estricta de nuestra religión” (Hech. 26:5). Mientras era fariseo, Pablo esperaba la venida del Mesías. Pero ahora, que era cristiano, afirmaba sin miedo que Jesucristo era ese Mesías que Dios les había prometido siglos antes a sus antepasados. Le dijo que el motivo por el que lo estaban juzgando era que predicaba el cumplimiento de esa promesa, en la que también creían quienes lo acusaban. Esto hizo que a Agripa le picara todavía más la curiosidad.e
11 Después, Pablo le habló de la crueldad con la que había perseguido a los cristianos. Dijo: “Estaba convencido de que debía usar todos los medios posibles para luchar contra el nombre de Jesús el Nazareno. [...] Como estaba sumamente furioso con ellos, llegué al punto de perseguirlos hasta en ciudades apartadas” (Hech. 26:9-11). Pablo no estaba exagerando. Muchas personas fueron testigos de su violencia contra los cristianos (Gál. 1:13, 23). Puede que Agripa se preguntara: “¿Por qué habrá cambiado tanto?”.
12, 13. a) ¿Cómo explicó Pablo por qué había cambiado? b) ¿En qué sentido había estado “dando coces contra el aguijón”?
12 Pablo mismo explicó por qué había cambiado cuando contó lo siguiente: “Viajaba a Damasco, autorizado y comisionado por los sacerdotes principales, cuando al mediodía vi en el camino, oh, rey, una luz del cielo más brillante que el sol, y nos envolvió a mí y a los que iban conmigo. Cuando todos caímos al suelo, oí una voz que me decía en hebreo: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Te estás haciendo daño por estar dando coces contra el aguijón’. Pero yo le dije: ‘¿Quién eres, Señor?’. Y el Señor me contestó: ‘Soy Jesús, a quien tú persigues’” (Hech. 26:12-15).f
13 Antes de esta visión, Pablo se había comportado como un animal que estaba “dando coces [o patadas] contra el aguijón”. ¿En qué sentido? Pues bien, a las bestias de carga las solían guiar usando una vara con punta afilada llamada aguijón. Si el animal se resistía y le daba patadas a la vara, solo conseguía lastimarse. De forma parecida, Pablo se resistía a seguir la guía de Dios, y solo conseguía lastimar su relación con él. Era sincero, pero vivía engañado. Cuando Jesús se le apareció en el camino de Damasco, logró que cambiara su forma de pensar (Juan 16:1, 2).
14, 15. ¿Qué dijo Pablo sobre los cambios que había hecho en su vida?
14 Luego, Pablo le explicó a Agripa lo mucho que cambió su vida: “No desobedecí la visión celestial, sino que fui primero a los de Damasco, luego a los de Jerusalén, así como por todo el país de Judea y también a las naciones, y les llevé el mensaje de que se arrepintieran y volvieran a Dios realizando obras que demostraran su arrepentimiento” (Hech. 26:19, 20). Ahora ya llevaba años cumpliendo la misión que Jesús le había dado cuando se le apareció aquella vez. ¿Qué frutos había dado su predicación? Los que aceptaron el mensaje se arrepintieron, dejaron de hacer cosas malas y empezaron a hacer la voluntad de Dios. Gracias a eso, llegaron a ser gente de bien, ciudadanos ejemplares que promovían el orden y el respeto a la ley.
15 Pero a sus enemigos les daba igual que su predicación le beneficiara a la gente. De hecho, Pablo dijo: “Por eso los judíos me agarraron en el templo y trataron de matarme. Sin embargo, gracias a la ayuda de Dios, sigo hasta este día dando testimonio tanto a grandes como a pequeños” (Hech. 26:21, 22).
16. ¿Cómo podemos imitar a Pablo al hablar de nuestras creencias ante las autoridades?
16 Los cristianos debemos estar “siempre listos para presentar una defensa” de nuestra fe (1 Ped. 3:15). Es bueno que recordemos la forma en que Pablo habló ante Agripa y Festo cuando hablemos de nuestras creencias ante jueces y otras autoridades. Si les explicamos que la Biblia nos ha ayudado a ser mejores personas y que también ayuda a quienes nos escuchan, tal vez lleguen a tener una opinión más positiva sobre nosotros.
“Me convencerías de hacerme cristiano” (Hechos 26:24-32)
17. ¿Cómo reaccionó Festo a los argumentos de Pablo, y cómo reaccionan hoy también muchas personas?
17 Los argumentos tan convincentes de Pablo no dejaron indiferentes a esos dos gobernantes. Veamos lo que pasó: “Mientras Pablo decía estas cosas en su defensa, Festo gritó: ‘¡Te estás volviendo loco, Pablo! ¡Tanto estudiar te está haciendo perder la cabeza!’” (Hech. 26:24). Hoy día, muchas personas reaccionan de manera parecida: se escandalizan y piensan que quienes enseñamos lo que la Biblia realmente dice somos unos fanáticos. Además, a la mayoría de la gente culta de este mundo le cuesta mucho aceptar la enseñanza cristiana de la resurrección.
18. ¿Qué respuesta le dio Pablo a Festo, y qué dijo Agripa después?
18 ¿Qué le respondió Pablo al gobernador? “No estoy volviéndome loco, excelentísimo Festo. Estoy diciendo palabras verdaderas y con sentido. Sé que el rey al que le estoy hablando con tanta franqueza está bien enterado de todo esto”. Entonces le dijo al rey Agripa: “¿Crees lo que dicen los Profetas? Yo sé que tú lo crees”. Y el rey le respondió: “En poco tiempo me convencerías de hacerme cristiano” (Hech. 26:25-28). No sabemos si lo dijo en serio o no, pero está claro que el testimonio de Pablo lo dejó pensando.
19. ¿A qué conclusión llegaron Festo y Agripa en el caso de Pablo?
19 A continuación, los dos gobernantes se pusieron de pie, y así les dieron a entender a los presentes que la audiencia había concluido. “Al ir saliendo, se decían unos a otros: ‘Este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte o la prisión’. Y Agripa le dijo a Festo: ‘Este hombre podría haber sido puesto en libertad si no hubiera apelado a César’” (Hech. 26:31, 32). Los dos llegaron a la conclusión de que Pablo era inocente. De ahora en adelante, tal vez verían a los cristianos con otros ojos y los tratarían mejor.
20. ¿Por qué valió la pena el testimonio que les dio Pablo a aquellos gobernantes?
20 Al parecer, ninguno de estos poderosos gobernantes se hizo cristiano. Entonces, ¿valió la pena todo el testimonio que les dio Pablo? Sí. Gracias a que habló “ante reyes y gobernadores” de Judea, las buenas noticias llegaron a sectores del Gobierno romano a los que de otra manera quizás nunca habrían llegado (Luc. 21:12, 13). Además, sus hermanos en la fe se sintieron animados al saber todo lo que vivió y la fidelidad con que aguantó las pruebas (Filip. 1:12-14).
21. ¿Por qué vale la pena que sigamos predicando pese a las pruebas y la oposición?
21 ¿Y qué puede decirse de nosotros hoy? Si seguimos predicando pese a las pruebas y la oposición, también valdrá la pena. Quizás podamos dar testimonio a autoridades que de otra manera tal vez nunca podrían escuchar el mensaje. Y puede que nuestra fidelidad y aguante anime a muchos cristianos a ser todavía más valientes y seguir dando un testimonio completo del Reino de Dios.
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“¡Apelo a César!”Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
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e Pablo, como todos los cristianos, creía que Jesús es el Mesías. Pero los judíos no creían en Jesús, así que para ellos Pablo era un apóstata (Hech. 21:21, 27, 28).
f Sobre la expresión “al mediodía”, es interesante el siguiente comentario de un biblista: “A menos que un viajero tuviera mucha prisa, al mediodía descansaba a causa del calor. Aquí vemos lo empeñado que estaba Pablo en su misión de persecución”.
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