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  • Las drogas... los problemas se agravan
    ¡Despertad! 1988 | 8 de diciembre
    • Las drogas... los problemas se agravan

      EN LA actualidad, las drogas son noticia continuamente. Es difícil ponerse a leer un periódico o una revista de noticias y no ver en ellos alguna referencia a este problema: se arresta a un diplomático que trataba de introducir drogas en un país; se acusa a un dirigente nacional de colaborar en el contrabando de drogas; un conocido atleta debe someterse a un programa de rehabilitación para drogadictos; agentes federales registran un avión o un barco y descubren un enorme alijo de estupefacientes; una famosa figura del mundo del espectáculo muere debido a una sobredosis de drogas; se descubre que un maquinista implicado en un accidente ferroviario estaba bajo la influencia de las drogas; un político hace del control de las drogas un punto central de su campaña, y así sucesivamente.

      Tanto se ha agravado el problema de las drogas, que el año pasado veinticuatro países se unieron para tomar medidas drásticas contra ellas. “Destruyeron 5.046 toneladas métricas de hojas de coca y 17.585 toneladas de plantas de marihuana —informa la revista U.S.News & World Report—. Pese a ello, el Departamento de Estado [norteamericano] considera los actuales programas de erradicación ‘insuficientes para reducir el suministro mundial de narcóticos’.”

      La incautación de drogas, los arrestos y las condenas han aumentado, pero también han aumentado los abastecimientos de drogas ilegales. Solo una pequeña parte de las drogas que se producen termina por ser encontrada e incautada, y en muchos lugares, conseguir droga es más fácil que nunca. Por ejemplo: a pesar de los esfuerzos concertados en 1986 para llevar a cabo redadas y destruir los laboratorios que procesan la cocaína, la producción de hojas de coca en Bolivia, Colombia y Perú aumentó en un 10% entre 1986 y 1987. La cocaína que se vende ahora en las calles es mucho más pura y los precios han caído en picado, lo que da evidencia de que el abastecimiento es aún mayor.

      “De los países industrializados del mundo, Estados Unidos es el que tiene la proporción más elevada de consumo de drogas ilegales entre los jóvenes; estos se inician en el consumo de las drogas a edades mucho más tempranas que nunca antes”, dice un informe de Behavior Today. Una encuesta descubrió que más de la mitad de los estudiantes que cursan los últimos años de enseñanza secundaria admitieron haber probado alguna droga ilegal durante su vida; también descubrió que esta elevada proporción ascendía hasta aproximadamente el 80% entre los que rondaban los veinticinco años. Se calcula que en Estados Unidos hay en la actualidad 1.200.000 drogadictos, junto con otros 23.000.000 de personas que suelen tomar drogas “como diversión”.

      Los demás países no están libres de la epidemia de las drogas. El periódico soviético Pravda cita las siguientes palabras del ministro del Interior, Alexander Vlasov: “La lucha contra la drogadicción y los delitos asociados con ella ha pasado a ser una de las principales tareas del Ministerio del Interior”. Según informa Soviet Weekly, “durante los pasados dos años, 80.000 ciudadanos soviéticos han sido acusados de delitos relacionados con las drogas”, y a pesar del tratamiento para los drogadictos, “el problema sigue siendo de grandes proporciones, habiéndose registrado unos 131.000 consumidores de drogas”.

      Se dice que Hungría tiene entre 30.000 y 50.000 drogadictos, y se calcula que en Polonia hay entre 200.000 y 600.000 adictos y consumidores de drogas duras, en su mayor parte jóvenes de menos de veinticinco años de edad. Pakistán estima que la cifra de adictos al opio se acerca a los 313.000, mientras que los adictos a la heroína suman 150.000. El miembro del parlamento europeo Sir Jack Stewart Clark prevé que el número de consumidores habituales de cocaína en Europa occidental podría llegar a tres o cuatro millones para mediados de la década de los noventa. Se calcula que en España ya hay entre 60.000 y 80.000 cocainómanos.

      El problema de las drogas se ha extendido tanto, que un estudio realizado por las Naciones Unidas dijo que ha llegado hasta el punto de poner en peligro “la propia seguridad de algunos estados”.

      ¿Por qué es el tema de las drogas una cuestión tan candente? En realidad, ¿qué razón hay para que la gente tome drogas? ¿Por qué han fracasado los esfuerzos a gran escala realizados para contener este problema cada vez mayor? ¿Qué puede hacerse para detener la creciente amenaza de las drogas?

  • Las drogas... peligrosas y mortíferas
    ¡Despertad! 1988 | 8 de diciembre
    • Las drogas... peligrosas y mortíferas

      LA HISTORIA de las drogas —sustancias que afectan a los sentidos— se remonta a los albores de la humanidad. Las sustancias naturales que actúan sobre el sistema nervioso se descubrieron pronto: el alcohol para relajar una mente cansada, los opiáceos para aliviar el dolor e inducir el sueño, las hojas de coca para inhibir los sentidos e incrementar el aguante.

      El alcohol se conoce desde hace mucho tiempo. En la Biblia, en Génesis 9:20, 21, se nos dice que “Noé comenzó a trabajar de labrador y procedió a plantar una viña. Y empezó a beber del vino y se embriagó”. Al parecer, el opio ya era conocido en la antigua Mesopotamia, y hay registros de que se usaba extensamente en la antigua Grecia. El peyote, el tabaco, la coca, el soma, todas estas son drogas que han desempeñado un papel importante a lo largo de la historia.

      Incluso en la literatura de ficción, las drogas han encontrado un hueco. Homero cuenta de la pérdida de memoria que sobrevino a algunos de los hombres de Ulises en la tierra de los lotófagos. El afamado detective novelesco Sherlock Holmes se inyectaba una solución de cocaína al 7% que decía encontrar “maravillosamente estimulante y clarificadora para la mente”, un punto de vista similar al que promovía Sigmund Freud, un intelectual de la vida real.

      Las propiedades medicinales de las drogas fueron descubiertas rápidamente, pero su uso no se limitó a la medicina. Comenzaron a emplearse extensamente en ritos religiosos. Se las utilizaba para tratar de ampliar la capacidad de percepción, intensificar los sentimientos, acentuar el aprecio, alterar los estados de ánimo e incrementar la capacidad de amar. Pero también tenían una capacidad infinita para la destrucción y para crear problemas sociales.

      Es interesante notar que muchas de las drogas que hoy están prohibidas no siempre fueron consideradas peligrosas para la salud o el bienestar humanos. Por ejemplo: durante la segunda mitad del siglo XIX, la cocaína, el opio y la heroína estaban legalizadas en Estados Unidos y se conseguían con facilidad. Podían comprarse sin receta en cualquier farmacia. Algunas se usaron extensamente en medicinas patentadas. La Coca-Cola contuvo cocaína durante diecisiete años, hasta que fue reemplazada por la cafeína en 1903.

      Algunos países que en la actualidad tratan de acabar con el comercio de las drogas anteriormente lucharon para expandirlo. Las guerras del opio —dos guerras peleadas a mediados del siglo XIX por cuestiones comerciales cuando el gobierno chino trató de detener el mercado ilegal de opio en su país— terminaron con la derrota de China y la obligación de legalizar la importación de opio a ese país.

      ¿Delito sin víctimas?

      También hoy hay quien favorece la legalización de las drogas. Se considera que esto es la solución de los problemas que supone el comercio ilegal de drogas. Otros opinan que consumir drogas “para divertirse” es un asunto personal y privado, y lo califican de diversión inofensiva. Pero, ¿es el consumo de drogas ilegales un “delito sin víctimas”, como aseguran algunos? Considere los siguientes ejemplos:

      ● Natasha Ashley, una mujer de veintiséis años de edad embarazada de ocho meses y medio, está hablando con una amiga en una acera de una zona llamada Little Italy, en la ciudad de Nueva York. Súbitamente, un coche salta el bordillo, atropella a las dos mujeres y aplasta la pierna izquierda de la señora Ashley contra una farola, dejándosela casi destrozada desde la rodilla hacia abajo. Su amiga también resultó con una pierna rota. La policía encontró al conductor dentro del automóvil bajo los efectos de las drogas y mientras todavía sostenía en la mano una jeringuilla. “Parece que se administró una sobredosis mientras conducía”, dijo el paramédico que atendió a las víctimas.

      ● Michael Perkins, de tan solo doce años de edad, está muerto. Murió en un incendio que destruyó el edificio de apartamentos en el que vivía. La policía dice que el incendio fue provocado por traficantes de crack después de que su padre se quejara de las actividades relacionadas con la droga que llevaban a cabo en el edificio.

      ● Rosa Urena no comenzará a asistir a la universidad el próximo otoño ni se casará el año que viene, como había planeado. Mientras dormía en su cama, fue herida de muerte en la cabeza por una bala perdida que atravesó la ventana de su habitación y la cabecera de la cama. Debido a una disputa territorial, unos traficantes de drogas acribillaron a balazos el edificio donde vivía.

      ● Un adicto al crack de diecisiete años de edad comienza una serie de robos para sostener su drogodependencia. Ocho días más tarde, cuando se le captura, lleva asesinadas a cinco personas y heridas a otras seis. “Todas las víctimas eran simples trabajadores inocentes”, hizo notar el jefe de los detectives a cargo del caso.

      Todos estos incidentes relacionados con las drogas no son más que unos cuantos de los que tuvieron lugar este año en una sola ciudad. Y están aumentando a un ritmo alarmante.

      ¿Cuán seguro se sentiría usted en una autopista si supiera que un porcentaje relativamente alto de los demás conductores han ingerido una droga que afecta el juicio y los reflejos? ¿Subiría tranquilo a un autobús, un avión o un tren si supiera que los responsables de su seguridad podrían estar bajo los efectos de las drogas? “Ya se han dado casos de drogadictos que son pilotos de avión, maquinistas de tren, conductores de autobuses y camiones, empresarios, médicos, profesores y otras personas que ocupan cargos de autoridad y que han originado situaciones peligrosas por ‘colocarse’ [drogarse] mientras están de servicio”, dice el periódico Manchester Guardian Weekly.

      La investigación llevada a cabo sobre un reciente accidente ferroviario de trágicas consecuencias ocurrido en Mount Vernon (Nueva York) reveló que los cinco ferroviarios implicados habían tomado drogas. El administrador federal de ferrocarriles, John H. Riley, dijo: “Durante los pasados dieciséis meses hemos tenido una media de un accidente ferroviario grave en el que hubo implicado consumo de alcohol o de drogas cada diez días, con un saldo de más de 375 personas fallecidas o heridas. En los últimos dos años, uno de cada cinco accidentes ferroviarios en los que hemos hecho pruebas para detectar drogas ha dado positivo, y el 65% de las víctimas mortales ha fallecido en accidentes en los que uno o varios empleados habían ingerido alcohol o drogas”.

      Las drogas y el crimen

      Uno no tiene que viajar para sufrir las consecuencias del extenso consumo de drogas. Las víctimas frecuentemente son personas que están en sus propios hogares o en las calles. Impelidos por la necesidad de sostener su costoso hábito, muchos drogadictos recurren a cometer delitos: asaltos, robos, robos con escalo. “Un estudio efectuado recientemente por el Departamento de Justicia descubrió que un sorprendente 79% de los acusados de delitos en algunas ciudades dieron positivo en las pruebas para detectar el consumo de drogas”, dice la revista U.S.News & World Report.

      Además, también hay que considerar los frecuentes tiroteos entre facciones rivales del mundo de las drogas y las represalias que toman contra los que no les pagan. En muchas ocasiones, transeúntes inocentes se ven atrapados en estas confrontaciones. “Si sucede que alguien a quien hay que matar se encuentra en un grupo de otras cuatro o cinco personas —dice un oficial de policía—, lo sentimos por esas cuatro o cinco personas.”

      En la capital de Estados Unidos, Washington D.C., hubo 228 asesinatos en 1987, el 57% de los cuales estuvieron relacionados con los estupefacientes. En la ciudad de Nueva York se cometieron 1.961 asesinatos, una media de cuatro diarios. Más del 38% de estos asesinatos pueden atribuirse a las drogas. “El Departamento de Bomberos de Oakland (California, Estados Unidos) atribuye más de 180 casos de incendios premeditados ocurridos en la ciudad el año pasado a las guerras entre las diferentes bandas de traficantes de drogas y a las represalias tomadas contra clientes morosos o residentes que se quejaron públicamente del comercio de crack —una forma muy potente de cocaína— que se lleva a cabo impunemente en la ciudad”, dice un informe del periódico The New York Times.

      La sociedad entera siente los efectos tanto del abuso de las drogas —el aumento de delitos y violencia, las cargas que suponen la reducción de la productividad económica y los trágicos accidentes, la corrupción pública— como del alto costo que este abuso supone. Pero, en realidad, quienes pagan el precio más alto son los propios consumidores de drogas. ¿Cómo?

      Los riesgos de consumirlas

      “La drogadicción es mala. Puede destruir la mente y matar el cuerpo. En una palabra, es una cosa estúpida.” Así se expresó con relación a las drogas Malcolm Lawrence, quien fue colaborador especial del secretario de Estado norteamericano para el Control Internacional de Estupefacientes. Pero, ¿qué hay de los que se jactan de que no son adictos y aseguran que pueden dejarlo cuando quieran? “Conozco gente que ha tomado crack varias veces y nunca lo ha vuelto a hacer”, dijo un estudiante de escuela secundaria.

      “Es verdad que no todos los chicos que le dan una chupada a un porro o se beben una botella entera de licor terminan como yo”, dice un ex adicto llamado Ken Barun, que empezó a consumir marihuana cuando tenía dieciséis años y luego pasó a píldoras, alucinógenos, heroína y cocaína. Él pensaba que nunca llegaría a cumplir veinticinco años. Pero muchos sí desarrollan drogodependencia, y nadie puede decir a quién le va a suceder eso hasta que ya es demasiado tarde.

      Uno de los problemas de las drogas es que le dejan a uno indefenso. Por ejemplo: la cocaína, en la actualidad una de las drogas de las que más se abusa, en un principio hace que uno se sienta más fuerte, más despierto y seguro de sí mismo, hace que uno sienta que puede controlar más su propia vida. Es una sensación tan buena, que impele a desear probarla una y otra vez. Pero cuando uno continúa con el consumo, comienza a sentirse mal sin la droga: inquieto, confuso, nervioso, deprimido. Le hace falta más. Ahora bien, junto con el consumo continuado vienen la adicción y una larga serie de problemas, entre los que están la paranoia, las alucinaciones y las psicosis.

      Los investigadores han descubierto que el consumo de cocaína puede causar daños permanentes al corazón y provocar ataques cardiacos y apoplejías. Se cree que Len Bias, un famoso jugador norteamericano de baloncesto que murió en 1986 debido a un ataque al corazón provocado por la cocaína, solo tomó la droga una vez.

      El crack, un derivado de la cocaína, es aún peor. La publicación Medical Aspects of Human Sexuality dice que “la razón de que el crack sea tan peligroso es que es una droga con un potencial extremadamente alto para crear adicción y una enorme capacidad para causar graves trastornos médicos y psiquiátricos”. Puesto que es barato y fácil de conseguir, atrae especialmente a los jóvenes. Se sabe de consumidores de crack que han asesinado a sus padres y después se han suicidado.

      “Los informes de muertes y emergencias médicas relacionadas con la cocaína aumentaron significativamente entre los años 1983 y 1986”, dice un informe especial del interventor general de Estados Unidos. Los datos recogidos por DAWN (siglas en inglés para Servicio de Información sobre el Abuso de las Drogas) de diversos médicos y hospitales muestran un aumento de un 167% en las emergencias médicas y de un 124% en las muertes causadas por el consumo de esta droga en dicho período.

      Trágicos efectos en los jóvenes

      Uno de los resultados más trágicos del abuso de las drogas es el efecto que tiene en los niños. “La historia del maltrato y abandono de niños en la ciudad de Nueva York durante 1987 es la historia de un aumento vertiginoso en el abuso de las drogas”, informa el Internal Fatality Review Panel of the Human Resources Administration, uno de los organismos oficiales de la ciudad. Se dieron 46.713 casos de maltrato y abandono de niños, con el resultado de que murieron 103 de estas criaturas. Aparte de esto, durante el año fiscal de 1987 nacieron en la ciudad más de 2.500 niños con síntomas de síndrome de abstinencia. Como consecuencia de la cocaína, muchos bebés nacen prematuramente. Además, pesan muy poco al nacer, ya que la droga limita el flujo de sangre a la placenta y reduce el suministro de oxígeno y sustancias nutritivas que llegan al feto.

      También nacen bebés con el terrible virus del SIDA, transmitido por el consumo de drogas por vía intravenosa y contagiado por la madre al feto. Para finales de este año, tan solo en la ciudad de Nueva York habrán nacido unos mil bebés infectados con el virus del SIDA. “Únicamente hemos empezado a ver la devastación”, dice el doctor Leonard Glass, director de la sección neonatal del Centro Hospitalario de Kings County. Todos los meses mueren a causa del SIDA en este hospital de Brooklyn tres o cuatro bebés.

      En vista de las peligrosas y mortíferas consecuencias del abuso de las drogas, sería lógico pensar que el mundo se rebelaría contra el tráfico de drogas y lo desbarataría. ¿Por qué, pues, está aumentando? ¿Existe alguna esperanza en el futuro?

      [Ilustración en la página 9]

      Víctimas indefensas: el que los padres consuman drogas afecta al no nacido

      [Recuadro en la página 7]

      Algunas drogas de las que comúnmente se abusa

      Droga Posibles efectos Riesgos

      de su consumo

      Opio Euforia, somnolencia, Respiración

      Heroína apatía, náuseas poco profunda,

      convulsiones,

      coma, muerte

      Barbitúricos Habla confusa, Pulso débil

      Quaaludes desorientación, y acelerado,

      Valium cambios drásticos respiración poco

      de estado de ánimo, profunda,

      languidez coma, muerte

      Cocaína Aumento de la Recelos,

      Crack confianza y comportamiento

      Anfetaminas la agudeza mental, extraño,

      euforia, disminución alucinaciones,

      del apetito, ansiedad convulsiones, muerte

      LSD Ilusiones, Episodios más

      PCP(“polvo alucinaciones, largos e intensos,

      de ángel”) alteraciones en la comportamiento

      percepción extraño y peligroso,

      del tiempo y la distancia psicosis, muerte

      Hachís Euforia, disminución Fatiga, aturdimiento,

      Marihuana de las inhibiciones, paranoia, tal vez

      aumento del apetito psicosis

  • Las drogas... ¿existe alguna esperanza?
    ¡Despertad! 1988 | 8 de diciembre
    • Las drogas... ¿existe alguna esperanza?

      ¿POR qué han fracasado todos los esfuerzos por frenar la creciente marea de la droga ilegal? Por decirlo en una palabra: DINERO. Las drogas son un gran negocio. Los beneficios se calculan en miles de millones de dólares.

      Se cree que los ingresos totales que producen las ventas de estupefacientes tan solo en Estados Unidos ascienden a entre 60.000 millones y 120.000 millones de dólares. Si restamos unos 20.000 millones de dólares para gastos, eso deja un beneficio neto de entre 40.000 millones y 100.000 millones de dólares. “El tráfico de drogas, que mueve unos 300.000 millones de dólares al año, es el mayor negocio del mundo”, dice la revista World Press Review.

      Con tanto dinero a su disposición, los traficantes de drogas han explotado la avaricia y el egoísmo inherentes en el hombre y han obtenido el poder de hacer prácticamente cualquier cosa que deseen. “Ya no cuentan su dinero, lo pesan —dijo un teniente de policía—. Pueden sobornar a los testigos; en realidad, pueden sobornar a quien les parezca.” Se informa que un traficante de drogas de Bolivia se ofreció a saldar la entera deuda exterior del país —3.800 millones de dólares— si las autoridades dejaban de insistir en que se respetasen las leyes sobre narcóticos.

      Los magnates de la cocaína y la marihuana del mundo occidental incluso han llegado a superar la influencia que por tanto tiempo han ejercido los señores del opio de Asia. “A base de untar la mano a quien haga falta y utilizar el revólver cuando sea necesario, los caciques de la droga han sembrado corrupción desde Bolivia hasta las Bahamas, y en más de un país están amenazando con reemplazar al gobierno elegido como el poder dominante”, informa la revista Time. “Nos hemos puesto en contra de una organización que es más fuerte que el gobierno”, dijo el anterior presidente colombiano Belisario Betancur.

      Él sabe lo que dice. En Colombia, los miembros de la Liga de Medellín —los potentados de la droga que dominan el negocio de la cocaína— han llevado a cabo una violenta campaña contra todos los que se les han opuesto o han intentado tomar acción legal contra ellos. Entre los que han asesinado se encuentran un ministro de Justicia, veintiún jueces, el director de un periódico, más de una docena de periodistas y veintenas de soldados y policías. “Nunca antes había podido una operación delictiva intimidar a una nación importante de tal manera —hace notar la revista Newsweek—. En Colombia, los jueces temen emitir sentencia, y los policías temen efectuar arrestos. Ahora los periodistas más críticos a menudo escriben sus columnas desde el extranjero, donde tienen la compañía de multitud de otros colombianos que han huido por su vida.”

      El suministro: una batalla perdida

      Debido al factor económico, la batalla para detener el suministro de estupefacientes se ha saldado con una derrota a todos los niveles. Los agricultores continúan cultivando coca, marihuana y adormidera (de la que se extrae el opio), lo que les reporta un beneficio varias veces mayor que el que obtendrían con las cosechas convencionales, que solo dan lo justo para subsistir. Para ellos, los potentados de la droga son benefactores que revitalizan la economía. Muchos oficiales de policía y aduanas hacen la vista gorda cuando se introducen drogas de contrabando, y ganan hasta cincuenta mil dólares más tan solo por hacer eso.

      Los traficantes también inician a niños de solo nueve o diez años en el lucrativo negocio de las drogas: ganan veinticinco centavos por cada ampolla vacía de crack que recogen en la calle, cien dólares al día por vigilar y avisar de la presencia de la policía, trescientos dólares al día por servir de recaderos que transportan droga y, ya como adolescentes, hasta tres mil dólares diarios por trabajar de traficantes. Como exhiben ante sus compañeros de clase sus ganancias en forma de prendas de piel, pesadas cadenas de oro y automóviles costosos, atraen a otros a hacer lo mismo.

      Los terroristas han encontrado en las drogas un medio para financiar sus operaciones. Ellos, a su vez, colaboran con los traficantes de drogas. Algunos líderes políticos emplean el comercio de la droga para enriquecerse y socavar a países enemigos. Ni los arrestos ni los encarcelamientos sirven para disuadirlos. Las ganancias que pueden obtenerse son tan inmensas que inmediatamente después que un traficante o un oficial corrupto es eliminado, hay dos que intentan tomar su lugar.

      “Desgraciadamente, la producción y el tráfico de drogas siguen siendo un gran negocio, y los niveles de consumo de droga por todo el mundo siguen aumentando —dice un informe hecho público en marzo por el Departamento de Estado norteamericano—. La corrupción de los oficiales gubernamentales y los policías, el soborno, la intimidación y la violencia de los traficantes, y la dura realidad de que los países se ven superados por los traficantes de narcóticos tanto en hombres, como en armas y presupuesto, siguen socavando los esfuerzos mundiales por detener la producción y el tráfico de estupefacientes.” Entonces, ¿dónde se puede hallar esperanza?

      ¿Está la respuesta en reducir la demanda?

      Hay quien piensa que la solución estriba en reducir la demanda de estupefacientes. Al igual que todo otro negocio, el comercio internacional de drogas funciona de acuerdo con la ley de la oferta y la demanda. Si no fuera por la actual demanda de drogas, aparentemente insaciable, el tráfico de drogas desaparecería. Sin embargo, a pesar de las advertencias, una mejor educación, las pruebas para detectar drogas y los llamamientos para ‘decir no a las drogas’, el consumo no disminuye. Lo que es peor, se está extendiendo.

      “Los demás países del mundo están comenzando a ‘engancharse’ —informa la revista Time—. La cultura americana de las drogas se ha exportado a la juventud europea y asiática. Aunque no es fácil obtener estadísticas, el consumo de drogas parece estar extendiéndose por todo el mundo, en especial en los países que exportan drogas a Estados Unidos.” Bolivia, por citar uno de estos países, recientemente ha visto aumentar en gran manera la cantidad de drogadictos. Aunque en este país el cultivo de coca es legal, para masticar las hojas y hacer infusiones, cada vez son más los jóvenes que se están volviendo adictos a una forma tóxica de cocaína que se fuma, llamada basuco. Vietnam informa que la cantidad de jóvenes adictos a la heroína y al opio, tanto en el sur como en el norte del país, está aumentando de modo alarmante. Se informa que en total hay unos cuarenta millones de consumidores de drogas ilegales por todo el mundo.

      Ahora se reconoce que el problema de las drogas va mucho más allá de lo que ningún gobierno del mundo puede controlar. Entonces, ¿se comprometerán todas las naciones a colaborar entre sí para detener esta epidemia? Eso es prácticamente imposible si tenemos en cuenta que lo que mueve el tráfico ilegal de drogas es la avaricia y el dinero, y eso dejando aparte las irreconciliables diferencias políticas. Algunas naciones se retienen de imponer sanciones severas a sus aliados políticos aunque sean centro del tráfico de drogas. Además, millones de personas dependen de las cosechas de drogas para su subsistencia. “Hay países que simplemente se hundirían si el negocio de la droga se viniera abajo de repente”, dice la revista World Press Review.

      La verdadera esperanza

      Lo máximo que esperan las autoridades es reducir el consumo de drogas y que, con el tiempo, disminuya gradualmente la manía de consumir drogas. Sin embargo, la erradicación total del problema de las drogas es una esperanza válida. Está implícita en la siguiente promesa de la Biblia: “No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar”. (Isaías 11:9; Habacuc 2:14.) ‘Ningún daño ni ruina’ abarca los penosos problemas que se derivan del consumo de las drogas.

      Pero fíjese en la razón por la que no harán daño: la tierra ha de estar “llena del conocimiento de Jehová”. Es esencial una fuerte motivación para apartarse del consumo de las drogas. El amor a Jehová Dios y el deseo de agradarle, basado en un conocimiento exacto de Él y sus caminos, ha ayudado a muchos a librarse de la influencia de las drogas. Considere el ejemplo de Ángelo.

      Ángelo, actualmente de sesenta años, tiene una larga historia de drogadicción que se remonta hasta 1964. Unos amigos que parecían pasárselo muy bien le introdujeron en el mundo de las drogas. Ángelo comenzó con la marihuana, y de ahí pasó a la cocaína, el hachís, la morfina y el “ácido de cinco estrellas” (LSD), por mencionar algunas. “Me estaba drogando constantemente —explica Ángelo—. Me drogaba todos los días. Me parecía que podía comerme el mundo. Tenía la cabeza en órbita. Por aquel entonces los astronautas iban a ir a la Luna, pero yo quería ir más lejos.”

      Sin embargo, las drogas también le produjeron alucinaciones, le alteraron el carácter, le apartaron de la sociedad e hicieron que deseara suicidarse. “En marzo de 1979 comencé a leer la Biblia —cuenta Ángelo—. Había tenido alucinaciones y quería suicidarme. Pero pensé que primero trataría de averiguar adónde iba a ir cuando muriera. Unos Testigos llegaron a mi puerta, y les pedí que me explicaran la Biblia. Al estudiar la Biblia, me di cuenta de que el tomar drogas iba en contra de la ley de Dios, que nuestros cuerpos le pertenecen a Él y que, como dice 2 Corintios 7:1, debemos mantenernos libres de ‘contaminación’.”

      ¿Cómo se libró de las drogas? “Orando, orando con sinceridad —responde Ángelo—, y estudiando la Biblia todos los días. Uno ha de estar firmemente determinado a dejar las drogas. No es fácil, de ninguna manera. Pero me parecía que Jehová conocía mi corazón, y como se indica en Proverbios 3:5, 6, veía que podía apoyarme en Él. Teniendo en cuenta lo mucho que deseaba tomar drogas, personalmente opino que tuvo que ser Jehová quien me ayudó a dejarlo.”

      Al igual que Ángelo, muchos otros se han dado cuenta de que con una fuerte motivación, fe en Dios y confianza en su ayuda, junto con el apoyo de compañeros amorosos que se interesan en uno, la mortal adicción a las drogas puede vencerse. Pero, como pregunta la Biblia en Romanos 10:14, ¿cómo “pondrán fe en aquel de quien no han oído”? Los publicadores de esta revista se complacerán en ayudarle a obtener el “conocimiento exacto” de Dios y la esperanza segura de vida eterna en un nuevo mundo totalmente libre de las drogas. (Efesios 1:17; Romanos 15:4.)

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