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Pronto acabarán los problemas de la humanidadLa Atalaya 2002 | 15 de junio
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“Reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo”
El apóstol dice que Dios se ha propuesto tener lo que él llama “una administración [o manejo de los asuntos] al límite cabal de los tiempos señalados”. ¿Qué significa esto? Que Dios ha fijado un tiempo para “reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra” (Efesios 1:10). En realidad, Dios ha iniciado un sistema para volver a poner todas las cosas en el cielo y en la Tierra en armonía y bajo Su control directo. Cabe señalar que con relación al término que en este versículo se traduce “reunir todas las cosas de nuevo”, el biblista J. H. Thayer hace el siguiente comentario: “Juntar de nuevo para sí [...] todas las cosas y los seres (hasta ahora desunidos por el pecado) en un solo estado de comunión con Cristo”.
Esas palabras indican que Dios tiene que actuar así en vista de la manera como surgió la desunión en un principio. En los albores de la historia humana, nuestros primeros padres, Adán y Eva, se unieron a la rebelión de Satanás el Diablo contra Dios. Querían independizarse y tener el derecho a decidir por sí mismos lo que era bueno y lo que era malo (Génesis 3:1-5). En conformidad con la justicia divina, se les expulsó de la familia de Dios y perdieron la comunión con él. Sumieron a la humanidad en la imperfección y en todas las horribles consecuencias que sufrimos en la actualidad (Romanos 5:12).
Permiso temporal para la maldad
Tal vez alguien pregunte: “¿Por qué permitió Dios que obraran así? ¿Por qué no empleó su poder supremo para imponer su voluntad a fin de impedir todo el dolor y sufrimiento que experimentamos hoy?”. Quizá sea lo natural pensar de este modo. Pero ¿qué se probaría realmente con esa demostración de gran poder? ¿Admiraría usted a alguien que a la primera señal de disensión sencillamente aplastara a todos los opositores porque tiene el poder para hacerlo? ¿Aprobaría tal comportamiento? Por supuesto que no.
Aquellos rebeldes en realidad no desafiaron la omnipotencia de Dios. Fue más bien un desafío a la legitimidad y a la justicia de su gobernación. Para zanjar de una vez para siempre las cuestiones fundamentales que surgieron, Jehová ha permitido que sus criaturas se gobiernen a sí mismas sin Su control directo por un período limitado (Eclesiastés 3:1; Lucas 21:24). Cuando termine ese lapso, intervendrá para volver a ejercer el dominio completo de la Tierra. En aquel entonces será muy obvio que Su manera de gobernar es la única que garantiza paz, felicidad y prosperidad duraderas para los habitantes del planeta. Desaparecerán por siempre todos los opresores del mundo (Salmo 72:12-14; Daniel 2:44).
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Pronto acabarán los problemas de la humanidadLa Atalaya 2002 | 15 de junio
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Se acerca el tiempo señalado para que Jehová actúe directamente y elimine toda la opresión e injusticia de la Tierra, aunque en realidad el proceso de restauración empezó en Pentecostés de 33 E.C. ¿Cómo? Al comenzar a reunir en ese tiempo “las cosas en los cielos”, es decir, a aquellos que gobernarían con Cristo en los cielos, incluidos los cristianos efesios (Efesios 2:4-7). Más recientemente, en nuestros tiempos, Jehová ha estado reuniendo “las cosas en la tierra” (Efesios 1:10). Mediante una campaña de predicación mundial, él está dando a conocer a todas las naciones las buenas nuevas acerca de su Reino en manos de Jesucristo. A quienes responden a ese mensaje se les reúne incluso ahora en un lugar de protección y curación espirituales (Juan 10:16). Dentro de poco serán completamente librados de toda injusticia y sufrimiento en una Tierra limpia convertida en un paraíso (2 Pedro 3:13; Revelación 11:18).
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