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El divorcio... ¿qué dice, realmente, la Biblia?La Atalaya 1988 | 15 de mayo
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‘Así no fue desde el principio’
Las palabras de Jesús citadas al principio de este artículo fueron parte de su respuesta a esta pregunta de los fariseos: “¿Es lícito para un hombre divorciarse de su esposa por toda suerte de motivo?”. (Mateo 19:3-6.) No satisfechos con la respuesta de Jesús, los fariseos pasaron a preguntarle: “Entonces, ¿por qué prescribió Moisés dar un certificado de despedida y divorciarse de ella?”. A esto Jesús dijo: “Moisés, en vista de la dureza del corazón de ustedes, les hizo la concesión de que se divorciaran de sus esposas, pero tal no ha sido el caso desde el principio”. Y añadió: “Yo les digo que cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra, comete adulterio”. (Mateo 19:7-9.)
Debe notarse que la declaración de Jesús de que “tal no ha sido el caso desde el principio” se hizo respecto a un divorcio que se efectuaba ‘dando un certificado de despedida’. En otras palabras, cuando Dios instituyó el primer matrimonio, que enlazó a Adán y Eva, no puso a disposición de ellos “toda suerte de motivo” para disolverlo. Puesto que eran una pareja perfecta, no había razón alguna para que su matrimonio no fuera un éxito. Eso sería, si seguían viviendo en armonía con la ley y la dirección de Dios.
Cuando la humanidad cayó en el pecado y la imperfección, estos mismos factores afectaron al matrimonio como institución. (Romanos 5:12.) Puesto que los humanos ya no eran perfectos, el egoísmo, la avidez y la búsqueda del provecho propio torcieron y corrompieron las relaciones humanas. Eso fue lo que Jesús llamó “dureza del corazón”, la condición por la cual la Ley de Moisés concedió la oportunidad de divorciarse. No obstante, Jesús recordó esto a los fariseos: “Tal no ha sido el caso desde el principio”. Ahora que se hallan en condiciones de imperfección, los cónyuges deberían hacer cuanto se necesitara para resolver toda dificultad y problema en vez de usarlos como base o excusa para deshacer su matrimonio. Sin embargo, Jesús señaló que hay una excepción, a saber, la fornicación. La infidelidad marital puede ser base para disolver un matrimonio.
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El divorcio... ¿qué dice, realmente, la Biblia?La Atalaya 1988 | 15 de mayo
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Algunos alegan que en vista de que Jesús usó la palabra “fornicación” (griego: por·néi·a), y no “adulterio” (griego: moikjéi·a), Jesús tiene que haberse referido a algún acto premarital impropio que anularía por completo el matrimonio. Esto es restringir innecesariamente el significado de la palabra. Diversas autoridades reconocen que por·néi·a significa “impudicia, ramería, prostitución, fornicación”, y que en Mateo 19:9 “representa, o incluye, el adulterio”. Otros afirman que Jesús mencionó la fornicación como simplemente un ejemplo entre muchas otras razones para el divorcio. Está claro que eso es imponer una opinión sobre el texto.
De lo ya visto se desprende que la Biblia no dice que todos los matrimonios tienen que ser permanentes y que por ningún motivo en absoluto puede permitirse el divorcio. Por otra parte, la Biblia estipula una sola base aceptable para el divorcio, a saber, “por motivo de fornicación”.
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