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Libro bíblico número 28: Oseas“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
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Al comienzo de su carrera como profeta, a Oseas se le mandó que tomara “una esposa de fornicación” (1:2). Ciertamente Jehová hizo esto con un propósito. Israel había sido para Jehová como una esposa que se había hecho infiel al cometer fornicación. No obstante, él sería amoroso con ella y trataría de recobrarla. Gómer, la esposa de Oseas, podía ser una ilustración exacta de esto. Lo que se da a entender es que después del nacimiento de su primer hijo ella le fue infiel a Oseas, y parece que los demás hijos que tuvo fueron producto de su adulterio (2:5-7). El relato indica esto cuando declara que ella “le dio a luz [a Oseas] un hijo” pero no hace referencia alguna al profeta con relación al nacimiento de los otros dos hijos (1:3, 6, 8). El capítulo 3, versículos 1-3, parece indicar que Oseas volvió a tomar como esposa a Gómer al comprarla como si fuera una esclava, y esto cuadra con el hecho de que Jehová volviera a aceptar a su pueblo después que este se arrepintió de su adulterio.
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Libro bíblico número 28: Oseas“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
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Se ilustra el adulterio de Israel (1:1–3:5). La “esposa de fornicación” de Oseas le da un hijo, Jezreel. Después ella tiene otros dos hijos: una hija, Lo-ruhamá, que significa “[A Ella] No Se Le Mostró Misericordia”, y un hijo, Lo-ammí, que significa “No Mi Pueblo”. Jehová dio estos dos nombres para indicar que ‘ya no mostraría misericordia de nuevo a la casa de Israel’ y para recalcar que los rechazaba a todos como pueblo Suyo (1:2, 6, 9).
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Libro bíblico número 28: Oseas“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
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La ilustración de la esposa adúltera que de manera tan vívida se representó en la propia vida de Oseas muestra que Jehová abomina a los que se apartan de él para volverse a la idolatría y la adoración falsa, y cometen así adulterio espiritual. Cualquiera que haya tropezado y cometido un error debe volver a Jehová, mostrar arrepentimiento genuino y ‘ofrecer en cambio los toros jóvenes de sus labios’. (Ose. 14:2; Heb. 13:15.)
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