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Testigos hasta la parte más distante de la TierraLos testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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Brilla la luz espiritual en África occidental
Un Estudiante de la Biblia de Barbados que se había marchado a África occidental con un contrato de trabajo, escribió a la Sociedad Watch Tower de Nueva York a los siete años de su llegada para informar que había muchas personas interesadas en la Biblia en aquella zona. Unos cuantos meses más tarde, el 14 de abril de 1923, W. R. Brown y su familia llegaron a Freetown (Sierra Leona) procedentes de Trinidad en respuesta a una invitación del hermano Rutherford.
Enseguida se realizaron las gestiones necesarias para que el hermano Brown discursara en el Wilberforce Memorial Hall el 19 de abril. Asistieron a su conferencia unas quinientas personas, entre ellas la mayoría de los clérigos de Freetown. Al domingo siguiente volvió a discursar, esta vez con un tema que el hermano C. T. Russell había utilizado muchas veces: “Ida y vuelta al infierno. ¿Quiénes están allí?”. El hermano Brown empleaba diapositivas con textos bíblicos en sus discursos para que el público pudiera seguir la lectura de las citas bíblicas que intercalaba. Cuando hablaba, repetía una y otra vez: “No lo dice Brown, sino la Biblia”, por lo cual se le llegó a conocer como “Brown el de la Biblia”. Y como consecuencia de sus razonamientos bíblicos lógicos, algunos miembros destacados de las iglesias presentaron su renuncia y empezaron a servir a Jehová.
El hermano Brown viajó largas distancias para iniciar la obra del Reino en otras zonas. Con ese fin presentó muchos discursos bíblicos, distribuyó una gran cantidad de publicaciones y animó a otros a hacer lo mismo. Llevó las buenas nuevas a Costa de Oro (hoy Ghana), Liberia, Gambia y Nigeria. Desde Nigeria otros llevaron el mensaje del Reino a Benín (conocido entonces como Dahomey) y a Camerún. El hermano Brown sabía que en aquellos lugares se tenía en poca estima la llamada “religión del hombre blanco”, así que en el Glover Memorial Hall de Lagos habló sobre el fracaso de la religión de la cristiandad. Al término de la reunión los asistentes, entusiasmados, obtuvieron 3.900 libros para sí mismos y para otras personas.
Cuando el hermano Brown llegó a África occidental, solo unas pocas personas habían escuchado el mensaje del Reino. Cuando partió de allí, veintisiete años después, había más de once mil testigos de Jehová activos en la zona. Se estaban desenmascarando las falsedades religiosas; la adoración verdadera había arraigado y se estaba propagando rápidamente.
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[Fotografía en la página 434]
“Brown el de la Biblia” denunció enérgicamente la adoración falsa por toda África occidental
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