Cómo usted puede protegerse del SIDA
PRIMERO, evite las fuentes de contaminación. ¿Cómo se puede hacer eso? Mediante vivir en armonía con las normas de conducta que el Dios Todopoderoso provee. Considere cómo estas pudieran haber protegido a miles de personas que están muriendo del SIDA.
El grupo más propenso
Este es el de los homosexuales activos, especialmente los que continuamente andan buscando nuevos compañeros. La Biblia dice:
“No debes acostarte con un varón igual a como te acuestas con una mujer. Es cosa detestable”. (Levítico 18:22.)
“Los varones dejaron el uso natural de la fémina y se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno y recibiendo en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error”. (Romanos 1:27.)
“Sépanlo bien. Los que llevan vidas inmorales —los fornicarios, los idólatras, los adúlteros, los homosexuales— no tendrán parte en el reino de Dios”. (1 Corintios 6:9, La Biblia al Día.)
¿Quiénes más son propensos?
Las personas que tienen relaciones sexuales con cualquiera que tenga el virus del SIDA, sea varón o hembra. La Biblia dice en cuanto a esto:
“Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros”. (Hebreos 13:4.)
“Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual [...] Por causa de esas cosas viene la ira de Dios”. (Colosenses 3:5, 6.)
Otros que corren gran riesgo
Los drogadictos que contaminan el cuerpo con drogas, inyectándoselas con agujas infectadas. La condenación bíblica respecto a la borrachera ciertamente puede aplicar al abuso de las drogas modernas cuyos efectos estupefacientes, que afectan la mente, son por lo menos tan fuertes como los efectos producidos por el alcohol.
“Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” (2 Corintios 7:1.)
“No se extravíen. Ni fornicadores [...] ni borrachos [...] heredarán el reino de Dios.” (1 Corintios 6:9, 10.)
Otro grupo que corre gran riesgo
Las personas que reciben sangre contaminada mediante transfusiones sanguíneas. Es significativo el hecho de que la Biblia prohíbe a los humanos el consumir sangre. Dice:
“No deben comer la sangre de ninguna clase de carne, porque el alma de toda clase de carne es su sangre. Cualquiera que la coma será cortado”. (Levítico 17:14.)
“Porque al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que sigan absteniéndose [...] de sangre”. (Hechos 15:28, 29.)
No toda persona está dispuesta a aplicar los principios bíblicos respecto a estos asuntos ni a aceptar que Dios tiene el derecho de decirnos lo que debemos hacer. Pero las personas que sí lo han hecho se sienten felices por el proceder que han escogido.