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  • ¿Por qué sufre tanto África?
    ¡Despertad! 1992 | 8 de agosto
    • ¿Por qué sufre tanto África?

      JACOB es un hombre de cuarenta y dos años que tiene sida. Su esposa también está infectada. “Ella sabe que se lo he contagiado yo”, admite Jacob.

      Pero ¿cómo contrajo Jacob el mortífero virus? Él explica: “Vivía solo en Harare y conducía un camión desde Zambia, pasando por Zimbabue, hasta Botsuana y Suazilandia. Mi esposa vivía con nuestros cuatro hijos en Manicaland [Zimbabue]. Y los camioneros hacíamos algunas cosas con las que teníamos que haber ejercido más cuidado”.

      La plaga de la promiscuidad

      Actualmente, la conducta sexual promiscua constituye la principal vía de propagación del sida en África. En pocas palabras, “las reglas de conducta sexual han decaído mucho”, explica Dawn Mokhobo, investigadora del sida. La revista African Affairs dice que “el África subsahariana da mucha importancia a los hijos, pero casi ninguna al matrimonio. Las relaciones sexuales fuera del matrimonio, aunque [...] resulten en un embarazo, no se desaprueban terminantemente”. Según la revista Nature, la típica vía de propagación de esta infección comienza con la prostituta. El informe dice: “Las prostitutas son las que propagan la epidemia en la mayoría de las mujeres monógamas mediante el contacto con maridos promiscuos”.

      No obstante, pocos están dispuestos a cambiar su conducta. El Panos Document sobre el sida en África narra la siguiente experiencia de un investigador médico en Zaire: “Una noche, después de hacer unos análisis de sangre en una zona rural con algunos colegas médicos zaireños, ellos salieron con algunas muchachas de la localidad. Se acostaron con ellas, y solo uno utilizó preservativo”. Cuando les preguntó si no se daban cuenta del riesgo que corrían, “se rieron, diciendo que no se puede dejar de vivir sólo porque se pueda contraer una enfermedad”. Muchos, efectivamente, opinan que tener relaciones sexuales con cualquiera es “vivir”; para ellos es una forma de diversión, de distracción.

      Como en muchas otras partes del mundo, los jóvenes tienen una marcada tendencia a la promiscuidad. Una encuesta reciente llevada a cabo en África del Sur entre 377 jóvenes reveló que más del 75% habían tenido relaciones sexuales. Respecto a esto, un misionero que sirve en la región central de África meridional comentó que “la mayoría de las muchachas ya se han quedado embarazadas a los quince años”. Y añade: “Cuando ves a una muchacha joven y soltera, piensas: ‘El año que viene por estas fechas estará embarazada’”.

      Sin embargo, en el caso de África, hay otros factores que han acelerado la propagación del sida.

      Familias desbaratadas

      “Mientras haya una gran cantidad de hombres con edades comprendidas entre los veinte y los cuarenta años que se vean obligados a trabajar lejos de sus esposas y familias —sea en fábricas urbanas, minas, plantaciones o en las rutas de transporte por carretera⁠—, no disminuirá la propagación del sida”, explica la revista Africa South. Los emigrantes africanos tienen que aguantar unas condiciones de vida muy difíciles. Separados de sus esposas y familias, muchos luchan por encontrar alojamiento y empleo en las ciudades. Según la revista African Affairs, el estrés de tratar de mantenerse a sí mismos y a sus familias que han dejado atrás hace que los emigrantes experimenten “frustración y un sentido de ineptitud”. La revista añade que esto muchas veces anima al emigrante a “renunciar por completo a sus responsabilidades”.

      Las rutas de transporte por carretera se distinguen en particular como conductos letales de propagación del sida. Un camionero dijo: “Tengo que asegurarme de que a dondequiera que vaya tenga una amiga que cuide de mí”. En un barrio bajo de cierta población del este de África hay un grupo de viviendas que podrían calificarse de criadero de sida, pues en ellas ejercen su oficio 600 prostitutas. Muchos de sus clientes son camioneros que se dejan caer por allí para lo que ellos llaman una “pausa para el té”. Se ha calculado que los índices de infección por el VIH entre estas prostitutas es de más del 80%. Pero, a pesar de ello, los camioneros infectados siguen su camino hasta la siguiente “pausa para el té” y con el tiempo regresan a su casa, propagando a su paso la letal enfermedad de la que son portadores.

      Otros factores son la guerra civil y los conflictos políticos, situaciones que generan millones de refugiados. “Donde hay guerra política y civil —comenta Alan Whiteside, especialista en sida⁠— la conducta social normal va en declive. [...] Los refugiados que se trasladan de un lugar a otro pueden constituir un foco de infección y, además, suelen tener más parejas sexuales.”

      Una catástrofe médica

      África cuenta con tan pocos fondos que no puede hacer frente a sus problemas médicos. “En muchos países africanos el presupuesto económico para atención sanitaria por persona y por año es inferior al coste de un solo análisis de sangre para detectar el virus del sida”, explica el folleto Understanding & Preventing AIDS (Cómo entender y prevenir el sida). Keith Edelston, autor del libro AIDS—⁠Countdown to Doomsday (El sida: La cuenta atrás del juicio final) explica igualmente: “Con frecuencia, ni hay disponible jabón para esterilizar el equipo ni lejía doméstica corriente para limpiar los líquidos [orgánicos] que se derraman”.

      La práctica que existe en algunos países africanos de utilizar las mismas jeringas para muchos pacientes motivó a Keith Edelston a advertir: “Vaya con cuidado si necesita inyecciones [...] en África [...]. Exija una nueva jeringa y una nueva aguja sacadas de un envoltorio esterilizado delante de usted”.

      Por otra parte, el riesgo de infección accidental está provocando una seria disminución en los profesionales médicos. Dos doctores vinculados a un hospital sudafricano sufrieron arañazos de aguja mientras trataban a pacientes de sida. Se infectaron y murieron. Como resultado, seis médicos extranjeros dimitieron de aquel hospital.

      Bajo estas condiciones, no es de extrañar que muchos estén reconsiderando la práctica de transfundir sangre, uno de los propagadores más virulentos del sida. “La sangre contaminada sigue siendo una importante vía de propagación”, dice la publicación South African Medical Journal, y añade que “en África central todavía no existe prácticamente ningún tipo de análisis sistemático de sangre, y por lo menos el 60% de la sangre donada está infectada”.

      Por consiguiente, África, ya asediada por muchas tragedias, está sufriendo de nuevo. Y una de las consecuencias más trágicas de la plaga del sida en África es el sufrimiento que ocasiona a las mujeres y a los niños.

      Los inocentes que sufren

      Lucy es una víctima inocente del sida, víctima de la promiscuidad de su marido. Ahora, a los veintitrés años de edad, es viuda y experimenta una lucha interna con sus sentimientos. “Todavía estoy tratando de decidir si debo recordarle con cariño u odiarle por haberme infectado”, dice ella. Los sentimientos de Lucy son característicos del intenso dolor y sufrimiento que el sida inflige a las víctimas inocentes.

      “Aunque en los países en vías de desarrollo el VIH afectará a mujeres y hombres aproximadamente por igual —dice el mensuario The World Today⁠—, el impacto que tiene en las mujeres es probable que sea [...] desproporcionadamente duro.” Esto es cierto sobre todo en África, donde las mujeres —en marcada desventaja por el analfabetismo, la pobreza y los maridos emigrantes⁠— sufren en silencio.

      Pero las víctimas más trágicas del sida son los niños. El UNICEF (Fondo Internacional de las Naciones Unidas para el Socorro a la Infancia) calcula que en esta década morirán de sida en África 2,9 millones de mujeres, dejando 5,5 millones de niños huérfanos. Un funcionario de cierto país que tiene al menos 40.000 huérfanos por causa del sida, informó que ya “hay pueblos [...] donde solo quedan niños”.

      Una situación característica es la de las madres infectadas que tienen hijos infectados también. La publicación South African Medical Journal explica que “una pregunta que comúnmente plantea la madre de un bebé seropositivo es: ‘¿quién morirá antes?’”.

      No es de extrañar que muchas mujeres se sientan vulnerables al sida. El doctor zambiano M. Phiri dice: “Las mujeres vienen preguntando qué pueden tomar para no contraer la enfermedad. [...] Temen que, aunque ellas se cuiden personalmente, su pareja, su marido, quizás no sea tan fiel. Esto las preocupa”.

      Por lo tanto, ¿qué puede hacer una persona casada si descubre que su cónyuge ha sido promiscuo? Si se opta por el perdón y la reconciliación matrimonial, el cónyuge culpable debería concordar en hacerse pruebas médicas para ver si es portador del VIH. (Compárese con Mateo 19:9; 1 Corintios 7:1-5.) Hasta que se conozcan los resultados, los cónyuges que se ven en esta situación quizás decidan abstenerse de relaciones sexuales o por lo menos tomar medidas preventivas contra una posible infección.

      En vista del largo período de incubación del sida, los jóvenes que piensan casarse deberían ejercer cuidado antes de comprometerse con alguien cuyo pasado sea dudoso en el aspecto moral, aunque ahora rija su vida según las normas cristianas. Respecto a este grupo de riesgo, el doctor S. M. Tibangayuka, especialista tanzano en sida, sugiere que los jóvenes tengan la precaución de hacerse “las pruebas del sida antes de casarse”.

      En realidad, mientras haya sida en África y en el resto del mundo, habrá víctimas inocentes, entre ellas esposas e hijos, que sufran.

      [Fotografía en la página 7]

      El elevado número de víctimas del sida en África obedece a muchas razones

      [Reconocimiento]

      OMS/E. Hooper

  • El sida en África. ¡Una advertencia al mundo!
    ¡Despertad! 1992 | 8 de agosto
    • El sida en África. ¡Una advertencia al mundo!

      “SI USTED tiene un amante al año durante seis años, y lo mismo hacen todos sus amantes, pudiera decirse que ha tenido contacto sexual con cuarenta y cinco mil personas.” Este cálculo sencillo de la doctora K. E. Sapire, citado en la revista sudafricana Continuing Medical Education, ilustra la enorme posibilidad que existe de que los promiscuos sexuales se infecten de sida.

      Pero ¿por qué centrarse en África?

      Porque lo que está sucediendo allí constituye una advertencia para el mundo. África no es el único lugar donde existe una desenfrenada promiscuidad sexual. Se trata de un fenómeno mundial. “En definitiva —dice el doctor Dennis Sifris, especialista en sida⁠—, todas las personas del mundo que llevan una vida sexual activa con más de una pareja están potencialmente en peligro.” La revista U.S.News & World Report comentó de igual modo que, según las normas morales de hoy, ni siquiera “el matrimonio es garantía de heterosexualidad —o de fidelidad⁠— y, por consiguiente, no constituye una verdadera protección contra el sida”.

      De modo que, por buenas razones, la revista African Affairs advierte: “La epidemia podría repetirse en cualquier otro lugar”. Todos los indicios apuntan a que la crisis que existe en África ya está en vías de repetirse en otras muchas partes del mundo.

      La revista Newsweek informa que en Brasil, por ejemplo, “cifras elevadísimas de heterosexuales han contraído sida de sus amantes infectados”. El Ministerio de Sanidad de ese país calcula que ya hay medio millón de seropositivos. “Si no se hace nada —dice el doctor Carlos Alberto Morais de Sá, director del programa de investigación del sida en el hospital universitario Gaffrée e Guinle de Río de Janeiro⁠—, se nos va a presentar una tragedia en la sanidad pública.”

      Estados Unidos también se encuentra bajo amenaza. “Aunque el número de casos de heterosexuales [infectados] es relativamente minúsculo —informa la revista Time⁠—, el año pasado [1990] dicha cantidad aumentó de golpe en un 40%, un aumento más rápido que el de cualquier otro colectivo.” La semana después de hacerse público que el famoso deportista Magic Johnson había contraído el sida por contacto heterosexual, las líneas telefónicas de los servicios médicos quedaron saturadas debido a las llamadas de personas presas del pánico que clamaban por más información sobre esta enfermedad.

      Asia también está dando señales alarmantes de que se le avecina una catástrofe inminente. La cantidad de seropositivos en esa parte del globo terráqueo ha aumentado de prácticamente cero en 1988 a más de un millón actualmente. “En comparación, los niveles de infección en África parecerán de poca importancia”, predice el doctor Jim McDermott en su informe al regreso de una misión investigadora en Asia. Él añade: “Estoy convencido de que Asia es el gigante dormido de una epidemia mundial de sida”.

      Tratar de echar la culpa a algún continente o grupo nacional en particular por el origen y la propagación del sida ni tiene sentido ni sirve para nada. La doctora June Osborn, decana de la Facultad de Sanidad Pública de la universidad de Michigán (E.U.A.), expresó sin rodeos: “No se trata de quién sea usted, sino de lo que hace”.

      ¿Continuará el sida causando estragos en todas partes? ¿Existe alguna solución a este problema, o llegará el día en que vastas zonas del continente africano y de otras partes del mundo queden despobladas por causa del sida?

      [Reconocimiento en la página 8]

      Foto de la OMS, de H. Anenden; en segundo plano, foto de la NASA

  • El sida. ¿En qué acabará?
    ¡Despertad! 1992 | 8 de agosto
    • El sida. ¿En qué acabará?

      ESTOY totalmente convencido de que durante esta década tendremos definitivamente una vacuna.” (Jorg Eichberg, jefe del servicio de investigación de vacunas en el Centro de Investigación Wyeth-Ayerst de Filadelfia [E.U.A.].)

      Imagínese lo maravilloso que sería que se descubriera una curación para el sida, o siquiera una vacuna preventiva. Para los 9.000 especialistas en sida que celebraron el año pasado en Florencia (Italia) una conferencia con el tema “La ciencia contra el sida”, no hay duda de que la búsqueda de tal curación ocupaba el primer lugar en su mente.

      Hoy día, nueve de cada diez nuevas infecciones de sida se producen en el mundo en vías de desarrollo, por lo que se ve la necesidad de encontrar una solución eficaz. Sin embargo, según la revista New Scientist, muchos de los asistentes a la conferencia de Florencia parecían haber “perdido el sentido de urgencia”. La revista sugiere que, como la situación es tan trágica, “quizás [muchos] simplemente habían dejado el problema a un lado”.

      La dura realidad es que los científicos están tropezándose con más preguntas que respuestas. New Scientist explica que “después de diez años de epidemia, los problemas a los que se encaran los virólogos e inmunólogos parecen igual de grandes que al principio”. Ian Weller, médico clínico británico especializado en sida, advirtió: “La batalla decisiva en la lucha antiviral no está a la vuelta de la esquina”.

      Pero si por fin se hallara una vacuna antisida, ¿sería fácil de obtener? El doctor Dennis Sifris, facultativo que sabe por experiencia propia cuáles son las condiciones de trabajo en África, explica: “Tenemos una vacuna muy eficaz para la tuberculosis, de modo que, en teoría, la tuberculosis debería haber sido erradicada [al igual que] el sarampión y la hepatitis B. Sin embargo, hoy día, esas tres enfermedades todavía están [...] entre las principales causas de muerte en África. De modo que, aunque se descubra una vacuna, el problema será ponerla al alcance de todos”.

      En vista de las pocas esperanzas de curación que existen, la única opción de África es persuadir a la gente para que cambie su conducta sexual. Pero la pregunta que sigue en pie es: ¿cómo?

      La reacción estándar

      La reacción estándar para solucionar el sida en África es distribuir preservativos y más preservativos. Los camioneros los reciben gratuitamente en los puestos fronterizos. Los periódicos los reparten en sobres. Clínicas y sanitarios los almacenan por millones.

      Aunque tales medidas puedan ejercer algún impacto en la propagación del sida, no están exentas de problemas, especialmente en África. Stefan van der Borght, sanitario de Médicos sin Fronteras en Angola, explicó que, aunque distribuir tres millones de preservativos parezca una buena medida, significa que un millón y medio de hombres solo pueden hacer el amor dos veces antes de que el suministro se agote.

      Aparte del problema del abastecimiento, ¿qué efecto tiene la distribución indiscriminada de preservativos en la promiscuidad sexual, la principal causa del sida en África? Todo indica que tales medidas fomentan la actividad sexual en lugar de disminuirla. Hasta las autoridades gubernamentales están empezando a reconocer este hecho. Un país africano ya ha mandado a los medios informativos estatales retirar la publicidad de preservativos, puesto que dichos anuncios fomentan la conducta sexual promiscua. El autor Keith Edelston va un poco más allá en su libro Aids—⁠Countdown to Doomsday: “En vista de los peligros [...] inherentes al uso de preservativos, está bastante claro que el único método completamente seguro es la monogamia rigurosa”.

      No obstante, ¿es una opción realista el retorno a la moralidad monógama dentro de la estructura matrimonial?

      El fin del sida

      “Si mañana la gente dejase de acostarse con cualquiera —dice el profesor Reuben Sher, especialista en la temática del sida en África⁠—, el virus desaparecería. Morirían los portadores del virus y el virus con ellos.” En un artículo de fondo del periódico The Star, publicado en Johannesburgo (África del Sur), se decía algo similar: “Es muy difícil que alguien que no se acueste con todos ni comparta agujas ni acepte transfusiones de sangre, contraiga el virus [VIH]”.

      Ahora mismo, más de 450.000 testigos de Jehová africanos están evitando tales prácticas. Ellos creen firmemente que merece la pena acatar las normas morales basadas en la Biblia. Su razonamiento es el siguiente: En vista de que el Creador, Jehová Dios, hizo al ser humano, es lógico que merezca la pena prestar atención al código de conducta que Él ha establecido para el hombre. El principio registrado en Hebreos 13:4 es un buen ejemplo de dicho código: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación”. Los que han aplicado tales textos bíblicos no piensan que no se les deja disfrutar de la vida, pues se han librado de mucho trauma físico y emocional. (Compárese con Hechos 15:29; 2 Corintios 7:1; Efesios 5:3-5.)

      Es digno de mención que los medios informativos muchas veces han hecho comentarios favorables sobre la moralidad de los testigos de Jehová en África: “Han demostrado [...] ser ciudadanos decentes, ordenados, que cumplen con un alto código moral”, dijo el Daily Telegraph de Londres (Inglaterra). Y añadió: “La promiscuidad sexual y la poligamia que caracterizan a la sociedad africana son inconcebibles entre los Testigos”. En esta misma línea, Bryan Wilson, autor del libro Contemporary Transformations of Religion (Transformaciones contemporáneas de la religión), comenta que “en la sociedad africana, los Testigos [...] se convierten en personas excepcionales” y que “entre ellos se evidencia el efecto de [su] [...] código de moralidad”.

      Con esto no queremos decir que los testigos de Jehová estén totalmente al margen de los efectos del sida. Algunos han sido infectados por cónyuges que no se adhieren a los mismos principios cristianos que ellos, y otros contrajeron la enfermedad antes de hacerse Testigos. También, unos pocos han preferido incurrir de nuevo en el comportamiento de moralidad relajada del mundo de hoy, y una pequeña cantidad de este grupo ha contraído sida como fruto de sus obras. (Gálatas 6:⁠7.) No obstante, los que voluntariamente siguen un estilo de vida inmoral pierden su privilegio de permanecer en la congregación cristiana. (1 Corintios 5:13; 6:9, 10.) Pero la inmensa mayoría de los más de cuatro millones de testigos de Jehová que hay en todo el globo terráqueo disfrutan del bienestar físico, emocional y espiritual que resulta de adherirse a los principios morales del Creador.

      Felizmente, la Biblia indica que se avecina una solución duradera para azotes como el sida. (Revelación 21:1-4.) Jehová Dios promete un nuevo mundo donde todas las causas inmorales de enfermedades como el sida serán totalmente erradicadas. Ningún inocente sufrirá, pues todos llevarán vidas rectas y sanas que promuevan la felicidad verdadera. (Isaías 11:9; 2 Pedro 3:⁠13.)

      [Comentario en la página 9]

      “No necesitamos gastar miles de millones en investigación y desarrollo [...]. Necesitamos recobrar la moralidad.” —Doctor Mark Hendricks, inmunólogo sudafricano.

      [Fotografía en la página 9]

      La monogamia rigurosa es una manera importante de evitar la plaga del sida

      [Ilustración en la página 10]

      Dios promete un nuevo mundo enteramente libre de enfermedades como el sida

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