-
SIDA... ¡único en la historia mundial!¡Despertad! 1986 | 22 de abril
-
-
SIDA... ¡único en la historia mundial!
TAN recientemente como en 1981 la enfermedad conocida como SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) era casi desconocida. Ahora se ha esparcido a casi todos los continentes y está sembrando el pánico en el mundo.
El SIDA ataca el sistema inmunológico del ser humano: el mecanismo del cuerpo para combatir las enfermedades. Hace que la persona sea víctima indefensa de ciertos tipos raros de cáncer y otras enfermedades mortíferas. Hasta un millón de estadounidenses, y centenares de miles de personas en otros países, tal vez ya han sido expuestos a esta temible enfermedad.
Allá en 1980-1981, ciertos médicos de Los Ángeles y Nueva York comenzaron a descubrir un tipo raro de neumonía llamada Pneumocystis carinii y un tipo de cáncer que por lo general crece lentamente llamado sarcoma de Kaposi. Todas las víctimas eran homosexuales o drogadictos, varones jóvenes. Los médicos dijeron que los síntomas eran “las consecuencias inmunológicas de algún proceso desconocido”.
El Dr. Ward Cates, de los Centros para el Control de Enfermedades, de los Estados Unidos, luego dijo que el potencial de esta enfermedad era “mucho peor que el de cualquier otra cosa que la humanidad haya experimentado antes”. El Dr. John Seale, especialista en enfermedades infecciosas, concordó con esto. El verano pasado, en el Journal of the Royal Society of Medicine, de Gran Bretaña, él dijo que el SIDA puede causar “una pandemia letal en las atestadas ciudades y aldeas del Tercer Mundo de magnitud sin precedente en la historia humana”.
Se extiende por todo el mundo
Fue en los Estados Unidos, en 1981, donde primero se identificó el SIDA. Desde aquel pequeño comienzo, la cantidad de víctimas en este país aumentó a 10.000 para abril de 1985, y a más de 16.500 para enero del año en curso. Ya han muerto más de 8.400 personas y no hay esperanza para el resto de las víctimas, puesto que se considera que el SIDA es invariablemente mortífero.
Recientemente se informó que la cantidad de víctimas ha ido duplicándose cada nueve meses. Si sigue avanzando a ese paso, aproximadamente medio millón de estadounidenses habrá contraído el SIDA hacia fines de esta década, casi la misma cantidad de estadounidenses que murió debido a la influenza española, de 1918-1919. ¡Por eso no es de extrañar que al SIDA se le haya llamado “una de las enfermedades infecciosas más funestas de todos los siglos”!
Aunque al principio la mayoría de las víctimas de que se tenía conocimiento vivían en los Estados Unidos, en poco tiempo el SIDA se extendió por todo el mundo. The New York Times informó: “El SIDA se ha propagado en Ginebra y en París a tal grado que ahora es casi igual a lo difundido que está en Los Ángeles, lo cual refleja la cantidad de casos que han surgido fuera de los Estados Unidos”. Y la revista Time del 28 de octubre de 1985 dijo: “En la República Federal de Alemania, donde han surgido 300 casos, el Instituto Robert Koch calcula que hay unos 100.000 portadores del virus HTLV-3”.
De acuerdo con cierto informe que se publicó en la primavera del año pasado, de los pacientes en quienes se diagnosticó la enfermedad en Europa, el 61% murió en menos de un año, y el 83% en menos de tres años.
Identificando la causa
Temprano en 1984 dos grupos distintos de investigadores, en diferentes continentes, anunciaron que habían aislado el virus del SIDA. El profesor Luc Montagnier, del Instituto Pasteur de París, y el Dr. Robert Gallo, del Instituto Nacional contra el Cáncer, de los Estados Unidos, informaron por separado que habían aislado el virus que probablemente causaba el SIDA. Este virus ataca a un subgrupo de glóbulos blancos llamados linfocitos T-4. Por eso, los franceses le dieron el nombre de virus asociado de la linfoadenopatía (LAV, siglas en inglés), mientras que los estadounidenses lo llamaron retrovirus linfotrópico humano-3 (HTLV-3, siglas en inglés).
¿Dónde se originó esta enfermedad de alcance internacional? ¿Cómo pudo esparcirse tan rápidamente? Y ¿qué precauciones sería sabio tomar? Estas importantes preguntas se consideran en los siguientes artículos.
[Fotografía en la página 3]
Virus del SIDA brotando de glóbulos blancos
[Reconocimiento]
Centros para el Control de Enfermedades, Atlanta, Georgia
-
-
¿Quiénes corren el riesgo?¡Despertad! 1986 | 22 de abril
-
-
¿Quiénes corren el riesgo?
¿DE DÓNDE vino el virus del SIDA? Los círculos médicos de Europa y los Estados Unidos opinan que se originó en África central. Un mono africano (cercopithecus sabaens) es portador de un virus parecido, y se opina que el estrecho contacto con los monos infectados causó que el virus pasara a seres humanos.
Pero las primeras víctimas del SIDA se identificaron en los Estados Unidos. ¿Cómo se supone que el virus los haya alcanzado? Por vía de Haití, según la opinión popular. Muchos haitianos visitaron África durante un programa de intercambio cultural a mediados de los años setenta. Se dice que después ciertos homosexuales, que contrajeron la enfermedad mientras estaban de vacaciones en Haití, llevaron el SIDA a Nueva York.
No obstante, los africanos se oponen firmemente a tales teorías y las consideran “una campaña propagandista”. El Dr. V. A. Orinda, redactor de una publicación médica africana, sugiere que turistas de diferentes partes del mundo introdujeron el SIDA en África. Pero lo cierto es que nadie sabe con certeza de dónde vino el virus del SIDA.
De todos modos, por varios años esta enfermedad mortífera estuvo rondando los Estados Unidos silenciosa pero prolíferamente. Hace solo unos años, después de ser descubierta, se convirtió rápidamente en una gran amenaza para la salud a nivel mundial.
Los que corren el riesgo
El SIDA se contrae mediante el intercambio de fluidos corporales, particularmente la sangre y el semen. Así, cualquiera que tenga relaciones sexuales con alguien que esté infectado con el virus del SIDA corre el riesgo de contraerlo. El tipo de prácticas sexuales de los homosexuales hace que estos sean especialmente vulnerables a la enfermedad. De hecho, más del 70% de las víctimas del SIDA en los Estados Unidos son homosexuales varones, por lo que algunos llaman al SIDA una enfermedad de los homosexuales.
Entonces, en 1982, alguien que no era homosexual cayó víctima del SIDA. Era un drogadicto. Debido a compartir las mismas agujas y no esterilizarlas, los drogadictos no solo estaban inyectándose la droga, sino también el virus del SIDA procedente de la sangre de sus asociados. En poco tiempo los que se inyectaban la droga llegaron a formar el segundo grupo que corría gran riesgo de contraer el SIDA.
¿Significa esto que los que sufren picaduras de mosquitos que llevan sangre de alguien infectado con el SIDA corren el riesgo de contraer esta enfermedad? No hay prueba de que el SIDA se transmita de esta manera. “El personal médico que brega con agujas contaminadas toca una mayor cantidad de sangre que lo que un mosquito pudiera transmitir”, dice el Dr. Harold Jaffe, principal investigador del SIDA. “Pero —añade él—, no creo que se pueda decir que sea imposible.”
Además de los homosexuales y los drogadictos, otro grupo en que comenzó a aparecer el SIDA fue en el de los hemofílicos: personas que tienden a sangrar con facilidad. Comúnmente se les trata con una sustancia concentrada conocida como Factor VIII, hecha de plasma sanguíneo que se produce de hasta 5.000 donantes diferentes. La revista médica The Lancet, de Gran Bretaña, dijo que “probablemente aumente la cantidad de casos en los países en que se usa el factor concentrado VIII que proviene de los Estados Unidos”. Así, la revista dijo que el porcentaje de hemofílicos alemanes que informaron que tenían los anticuerpos del virus del SIDA creció ¡de cero en 1980 a 53% en 1984!
Pero también se ha hallado el virus del SIDA en la orina, la saliva y las lágrimas. ¿Podría uno contraer esta enfermedad mediante el intercambio de estos fluidos corporales? No hay prueba de que alguien haya contraído el SIDA de esta manera, y la opinión médica general es que no es probable que la enfermedad se transmita por dichos fluidos. Sin embargo, el Dr. Richard Restak, neurólogo de Washington, D.C., dice: “Si el virus existe en estos fluidos, la sabiduría práctica dicta que podemos suponer que hay la posibilidad de que también se transmita la enfermedad por estas vías”.
El National Catholic Reporter del pasado mes de noviembre dijo que la permanencia del SIDA ha causado preocupación respecto a compartir la copa de vino que se usa en la comunión. Cuando la pregunta respecto a dicha práctica se planteó a los Centros para el Control de Enfermedades, de Atlanta, Georgia, E.U.A., el Dr. Donald R. Hopkins, director interino, dijo que no había prueba de que el SIDA se transmitiera así. No obstante, añadió que la falta de prueba “no implica que no haya riesgos”.
Puesto que posiblemente se pueda contraer el SIDA mediante el tener contacto estrecho con los que sufren de él, ¿es de extrañar que a muchas personas les preocupe este asunto? Pero a menudo a los padres se les garantiza que sus hijos no contraerán el SIDA por medio de compañeros de clase. Como prueba de ello, se alega que las víctimas del SIDA no han contagiado a miembros de la familia aunque se besan, comen con los mismos utensilios y comparten las mismas instalaciones sanitarias. Sin embargo, el escritor neoyorquino William F. Buckley, hijo, comprende la preocupación de muchos padres, y dice al respecto:
“Cuando Rock Hudson [famosa víctima del SIDA] salió del hospital, todas las enfermeras que lo atendieron —y esto sucedió en un hospital moderno, no en la choza de un médico brujo— recibieron instrucciones de quemar sus vestiduras. Para alimentar al paciente se usaban platos de papel y plástico y tenedores y cucharas plásticas... los cuales después eran destruidos”. ¿Por qué se tomaron tales precauciones si el personal médico no creía que había riesgo alguno de contagiarse?
Peligros de las transfusiones de sangre
Por otro lado, no hay duda de que el SIDA sí puede transmitirse cuando alguien recibe la sangre de alguien que tenga la enfermedad. Hasta los donantes de sangre que son portadores del virus del SIDA, pero que todavía no muestran los síntomas, pueden contagiar a otras personas con el SIDA.
El Dr. Arthur Ammann informó que en San Francisco cierto bebé que había recibido varias transfusiones de sangre poco después de nacer, desarrolló posteriormente el SIDA. Uno de los donantes, que en aquel entonces se sentía bien, no cayó enfermo con el SIDA sino hasta siete meses después de haber donado la sangre. Tanto el donante como el bebé que recibió la sangre murieron.
Cuatro infantes prematuros de Australia desarrollaron el SIDA después de haber recibido sangre del mismo donante en quien luego se hallaron anticuerpos del SIDA. De los cuatro infantes, tres murieron antes de los siete meses.
Un niño del estado de Georgia, E.U.A., murió del SIDA cinco años y medio después de haber recibido una sola transfusión de sangre de cierto homosexual que no había mostrado los síntomas pero en quien después fueron descubiertos anticuerpos del SIDA mediante una prueba. Tristemente, los médicos del Colegio de Medicina de Georgia informan: “Muchas personas han recibido sangre de dicho donante desde que le hicimos la transfusión a nuestro paciente”. (The New England Journal of Medicine, 9 de mayo de 1985, página 1256.)
Cierto estudio indicó que casi el 40% de los pacientes “que habían contraído el SIDA mediante transfusiones [...] tenían 60 años de edad o más” y “en muchos casos habían recibido las transfusiones durante intervenciones quirúrgicas, a menudo en operaciones para implantar tubos de desviación en las arterias coronarias”. (The New England Journal of Medicine, 12 de enero de 1984.)
Esto hace surgir esta importante pregunta: ¿Hay alguna manera segura de evitar que el SIDA se transmita mediante una transfusión de sangre?
¿Una prueba sanguínea confiable?
Puesto que se aisló el virus que causa el SIDA, se pudo desarrollar una prueba sanguínea que por lo menos podía revelar si la persona había estado expuesta al SIDA y había desarrollado los anticuerpos. Esto hizo posible que hubiera un programa más riguroso para seleccionar a los donantes de sangre.
Parece que la prensa y mucho personal médico creían que esto había resuelto el problema. Por ejemplo, la revista Newsweek del 12 de agosto de 1985 dijo que dicha prueba “garantizaba, desde el punto de vista de la mayoría de los expertos, que el SIDA ya no se esparciría mediante el suministro de sangre de la nación”.
Pero las pautas revisadas del Servicio de Sanidad Pública de los Estados Unidos que han de aplicarse a las personas que se hallan en las categorías de “alto riesgo”, no indican eso. Por el contrario, dicen: “La prueba no puede identificar a todo el que tal vez sea portador del virus porque no toda persona que se haya contagiado con el virus tiene los anticuerpos. [...] Hay la posibilidad de que no se puedan detectar los anticuerpos del virus mediante una prueba sanguínea aunque uno haya sido infectado con él. Si esto sucediera, la sangre se usaría para tratar a pacientes que entonces correrían el riesgo de contagiarse con el HTLV-3 y el SIDA”.
La revista FDA Consumer de mayo de 1985, de la Administración para Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, dijo que “el que una prueba para detectar anticuerpos produzca resultados negativos no garantiza que la persona no tenga el virus. [...] Esto se debe a que tal vez los anticuerpos todavía no se hayan desarrollado si la persona quedó expuesta al virus recientemente”.
The New York Times publicó que el Dr. Myron Essex, presidente del departamento de biología del cáncer, del Colegio de Sanidad Pública de Harvard, había dicho lo siguiente: “Es muy improbable que la prueba esté detectando más del 90% [de la sangre contaminada], y opino que su eficacia es de solo un 75 a 80%. Me sorprendería muchísimo si la prueba revelara un porcentaje más alto”.
La prueba no solo fracasa respecto a descubrir toda sangre que esté contaminada con el virus, sino que de acuerdo con el comentario de la revista Time, “esta prueba sanguínea es muy costosa para que muchos países puedan hacerla a gran escala”.
Una encuesta realizada por la revista Newsweek publicó que el 21% de los entrevistados dijeron que ellos u otras personas a quienes conocían estaban rehusando la cirugía electiva que requiere transfusiones. Tal vez ahora más personas procurarán a médicos que empleen los métodos más cuidadosos que los especialistas han desarrollado en el campo de la cirugía sin sangre, campo que va expandiéndose.
-
-
El SIDA y la moralidad¡Despertad! 1986 | 22 de abril
-
-
El SIDA y la moralidad
¿QUÉ ocurrió en las décadas de los sesenta y los setenta que causó tal explosión en los años ochenta? Pues se adoptó la “nueva moralidad” de la libertad sexual, la cual estimulaba la actitud de que todo se permitía. Al comentar al respecto, el periodista neoyorquino Ray Kerrison escribió:
“La súbita explosión del SIDA tal vez mueva también a la sociedad a reexaminar sus valores, los cuales han ido decayendo con mayor velocidad que un tren incontrolado.
”Por años los políticos y los tribunales han estado promulgando la pésima falacia de que los actos privados del ciudadano no incumben a nadie sino a sí mismo.
”Tal declaración puede llamarse la doctrina de la consensualidad. De hecho, dice que dos o más personas pueden hacer lo que quieran con tal que no violen los derechos de otras personas.
”Así, se ha removido una restricción moral tras otra, lo cual ha desatado una ola de comportamiento permisivo y la aceptación de normas que eran inimaginables hace 30 años.
”Ahora estamos recogiendo la amarga cosecha”.
Particularmente han sufrido los homosexuales, y esto se debe a su excesiva promiscuidad sexual y a la clase de prácticas sexuales que son comunes entre ellos. La revista Science Digest dice: “Un estudio efectuado por el CDC [Centros para el Control de Enfermedades] mostró que los pacientes que tenían el SIDA y estaban bajo tratamiento tuvieron un promedio de 1.100 compañeros sexuales durante su vida”.
Pero los homosexuales no son los únicos que despliegan promiscuidad sexual: la sociedad en general también ha adoptado la moralidad de que cualquier cosa se permite. Como consecuencia, Harvey V. Fineberg, decano del Colegio de Sanidad Pública de Harvard, dice que el SIDA está difundiéndose “lenta pero inexorablemente en la comunidad heterosexual”.
Particularmente en África, esta enfermedad está afligiendo a la población en general. El pasado mes de noviembre, Lawrence K. Altman, corresponsal médico para The New York Times, escribió: “Parece que el SIDA está esparciéndose mediante las relaciones sexuales convencionales entre los heterosexuales de África y está afectando a las mujeres casi tan a menudo como a los hombres, de acuerdo con los investigadores de la localidad”.
Cuando una mujer contrae el SIDA de algún compañero, es posible que ninguno de los dos ni siquiera sepa que está contagiado. Es triste decirlo, pero a veces ocurre que los infantes que nacen de madres que tienen el virus del SIDA se convierten en víctimas inocentes. Y los hombres heterosexuales que tienen relaciones sexuales con prostitutas pudieran contraer la enfermedad.
Por todas partes la gente tiene temor. ¿Qué sucederá?
¿Un cambio de moralidad?
“No hay duda de que esta enfermedad terminará con la revolución sexual”, predice el Dr. Donald Francis, del CDC, Estados Unidos. Como dice él: “Uno puede arriesgarse con el herpes y la hepatitis del tipo B, pero uno no puede arriesgarse con el SIDA”.
El Dr. Walter R. Dowdle, del CDC, añade: “Tenemos que comprender que es necesario que cambiemos nuestro modo de vivir”. De acuerdo con Dowdle, “esta no es una cuestión de moralidad. Es simplemente un hecho biológico”.
No obstante, es más que un simple hecho biológico... la moralidad sí está implicada. El hombre no originó las normas morales de las que la sociedad se ha burlado. Una Inteligencia superior hizo que se registraran hace mucho tiempo. Y el reconocer que Él es el Soberano nos ayuda a conformarnos a ellas.
Pero ¿qué normas, o código de conducta, ha provisto él? Y ¿cómo puede protegernos el obedecerlas?
[Recuadro en la página 8]
Cómo detener la propagación del SIDA
June Brown, al escribir para The Detroit News, explicó cómo se puede hacer esto: “Un remedio obvio que podría frenar drásticamente el índice de aumento sería el que la nación cambiara sus hábitos sexuales. Si toda persona escogiera a un compañero sexual saludable y permaneciera fiel a él hasta la muerte, el SIDA desaparecería casi por completo. Esto tal vez suene como una enseñanza bíblica. Pero a medida que siguen apareciendo nuevas enfermedades que se transmiten mediante las relaciones sexuales, cada una más mortífera que la anterior, la muy ignorada teología respecto a la fidelidad sexual súbitamente tiene sentido desde el punto de vista moderno de la salud”.
-
-
Cómo usted puede protegerse del SIDA¡Despertad! 1986 | 22 de abril
-
-
Cómo usted puede protegerse del SIDA
PRIMERO, evite las fuentes de contaminación. ¿Cómo se puede hacer eso? Mediante vivir en armonía con las normas de conducta que el Dios Todopoderoso provee. Considere cómo estas pudieran haber protegido a miles de personas que están muriendo del SIDA.
El grupo más propenso
Este es el de los homosexuales activos, especialmente los que continuamente andan buscando nuevos compañeros. La Biblia dice:
“No debes acostarte con un varón igual a como te acuestas con una mujer. Es cosa detestable”. (Levítico 18:22.)
“Los varones dejaron el uso natural de la fémina y se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno y recibiendo en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error”. (Romanos 1:27.)
“Sépanlo bien. Los que llevan vidas inmorales —los fornicarios, los idólatras, los adúlteros, los homosexuales— no tendrán parte en el reino de Dios”. (1 Corintios 6:9, La Biblia al Día.)
¿Quiénes más son propensos?
Las personas que tienen relaciones sexuales con cualquiera que tenga el virus del SIDA, sea varón o hembra. La Biblia dice en cuanto a esto:
“Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros”. (Hebreos 13:4.)
“Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual [...] Por causa de esas cosas viene la ira de Dios”. (Colosenses 3:5, 6.)
Otros que corren gran riesgo
Los drogadictos que contaminan el cuerpo con drogas, inyectándoselas con agujas infectadas. La condenación bíblica respecto a la borrachera ciertamente puede aplicar al abuso de las drogas modernas cuyos efectos estupefacientes, que afectan la mente, son por lo menos tan fuertes como los efectos producidos por el alcohol.
“Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” (2 Corintios 7:1.)
“No se extravíen. Ni fornicadores [...] ni borrachos [...] heredarán el reino de Dios.” (1 Corintios 6:9, 10.)
Otro grupo que corre gran riesgo
Las personas que reciben sangre contaminada mediante transfusiones sanguíneas. Es significativo el hecho de que la Biblia prohíbe a los humanos el consumir sangre. Dice:
“No deben comer la sangre de ninguna clase de carne, porque el alma de toda clase de carne es su sangre. Cualquiera que la coma será cortado”. (Levítico 17:14.)
“Porque al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que sigan absteniéndose [...] de sangre”. (Hechos 15:28, 29.)
No toda persona está dispuesta a aplicar los principios bíblicos respecto a estos asuntos ni a aceptar que Dios tiene el derecho de decirnos lo que debemos hacer. Pero las personas que sí lo han hecho se sienten felices por el proceder que han escogido.
-