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“La pandemia más devastadora de la historia”¡Despertad! 2002 | 8 de noviembre
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“La pandemia más devastadora de la historia”
DE NUESTRO CORRESPONSAL EN SUDÁFRICA
“En toda la faz de la Tierra no hay ninguna guerra tan destructiva como la pandemia del sida.”—Colin Powell, secretario de Estado de Estados Unidos.
EL PRIMER informe oficial sobre el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) apareció en junio de 1981. “Ninguno de los que tratamos el problema del sida en sus comienzos podría haberse imaginado las proporciones epidémicas que ha adquirido”, dice Peter Piot, director ejecutivo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA). En veinte años se ha convertido en la mayor pandemia de la historia, y todo indica que la situación seguirá agravándose.
Se calcula que hay más de 36.000.000 de infectados con el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), y otros 22.000.000 han muerto a consecuencia del sida.a Pese al tratamiento con fármacos antirretrovirales, utilizado particularmente en las naciones prósperas, en el año 2000 murieron de sida en todo el mundo 3.000.000 de personas: la cantidad anual más elevada desde que se declaró la epidemia.
El sida invade África
El África subsahariana, con unos 25.300.000 infectados, es hoy el epicentro de la pandemia. Tan solo en esta región, el sida se cobró 2.400.000 vidas en el año 2000 (el 80% del total mundial), lo que lo convierte en la principal causa de muerte en dicha región.b
Sudáfrica es la nación con mayor número de infectados en todo el mundo: unos 4.700.000. Todos los meses nacen en ese país 5.000 niños seropositivos. En su discurso a la decimotercera Conferencia Internacional sobre el Sida, celebrada en Durban en julio de 2000, el ex presidente sudafricano Nelson Mandela dijo: “Nos horrorizó descubrir que en Sudáfrica, 1 de cada 2 jóvenes, es decir, la mitad, morirá de sida. Lo más espantoso es que todas estas infecciones —de las que estamos informados por las estadísticas— y el sufrimiento humano que conllevan [...] podrían, y pueden, evitarse”.
La embestida del sida en otros países
Los porcentajes de seropositivos también se disparan en Europa oriental, Asia y el Caribe. A finales de 1999 había 420.000 en Europa oriental, cifra que, según un cálculo moderado, ascendió a 700.000 para finales del año 2000.
Un estudio realizado en seis ciudades importantes de Estados Unidos reveló que un 12,3% de los jóvenes homosexuales estaban infectados con el VIH. Además, solo el 29% de los seropositivos sabían que lo eran. La epidemióloga que dirigió el estudio dijo: “Nos desalentó mucho descubrir que tan pocos seropositivos supieran que lo eran. Este hecho significa que los recién infectados están transmitiendo el virus sin saberlo”.
En una reunión de especialistas en sida celebrada en Suiza en mayo de 2001 se dijo que esta enfermedad es “la pandemia más devastadora de la historia”. Como se ha podido observar, la embestida del sida ha sido particularmente agresiva en el África subsahariana. El siguiente artículo explica el porqué.
[Notas]
a Las cifras que damos corresponden a los cálculos publicados por ONUSIDA.
b Véase la revista ¡Despertad! del 22 de febrero de 2001, págs. 14, 15.
[Comentario de la página 3]
‘Lo más espantoso es que todas estas infecciones y el sufrimiento humano podrían, y pueden, evitarse.’—Nelson Mandela
[Ilustración de las páginas 2 y 3]
Muchos seropositivos no saben que lo son
[Reconocimiento de la página 3]
UN/DPI Photo 198594C/Greg Kinch
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La propagación del sida en África¡Despertad! 2002 | 8 de noviembre
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La propagación del sida en África
“Nos encontramos ante una especie de apocalipsis contemporáneo.”
ESTAS palabras de Stephen Lewis, enviado especial de la ONU para la cuestión del VIH/sida en África, reflejan los temores de muchos tocante a la situación de la epidemia en el África subsahariana.
Hay varios factores que influyen en la propagación del virus del sida, y esta enfermedad, a su vez, ha agravado otros problemas. Las condiciones reinantes en algunos países de África y de otras partes del mundo donde el sida va ganando terreno suelen estar relacionadas con lo siguiente:
Moralidad. Como el contacto sexual es la principal vía de transmisión del VIH, la carencia de normas morales claras obviamente fomenta la propagación de la enfermedad. Pero muchos opinan que no es práctico recomendar la abstinencia entre las personas no casadas. “El simple hecho de advertir a los adolescentes que no tengan relaciones sexuales no surte efecto —escribe Francois Dufour en The Star, un periódico de Johannesburgo (Sudáfrica)—. Los jóvenes se ven bombardeados a diario con imágenes eróticas que les dicen el aspecto que han de tener y cómo deben comportarse.”
Este análisis de la situación se ve confirmado por la conducta de la juventud. Por ejemplo, una encuesta llevada a cabo en cierto país indicó que una tercera parte de los adolescentes de entre 12 y 17 años habían tenido relaciones sexuales.
En Sudáfrica, la violación se considera un grave problema nacional. Una noticia publicada en el periódico The Citizen, de Johannesburgo, decía que “es algo tan común, que ha llegado a superar a todo otro peligro para la salud que afrontan las mujeres de este país y, cada vez más, las niñas también”. El mismo artículo hacía esta observación: “Las violaciones de niñas se han duplicado últimamente [...]. Al parecer, los perpetradores cometen estos actos porque creen el mito de que el seropositivo que viola a una virgen, se cura”.
Enfermedades de transmisión sexual (ETS). El índice de enfermedades de transmisión sexual en la región es muy elevado. La revista South African Medical Journal publicó: “La presencia de una ETS duplica o hasta quintuplica el riesgo de infección por el VIH-1”.
Pobreza. Un buen número de países africanos se encuentran sumidos en la pobreza, situación que favorece la propagación del sida. Los artículos que pueden considerarse de primera necesidad en las naciones desarrolladas no están disponibles en la mayoría de los países en vías de desarrollo. Existen comunidades grandes que no disponen de electricidad ni tienen acceso a agua limpia para beber. En las zonas rurales no hay carreteras o, si las hay, son insuficientes. Gran parte de la población está desnutrida, y las instalaciones médicas son pocas e inadecuadas.
El sida tiene un impacto negativo en el comercio y la industria. Al aumentar el número de trabajadores infectados, las empresas mineras experimentan un descenso en la producción. Para compensar, algunas se plantean maneras de automatizar y mecanizar ciertas operaciones. En cierta mina de platino se calcula que durante el año 2000 los casos de sida entre los empleados casi se duplicaron y el porcentaje de infectados ascendió a un 26%.
Una lamentable consecuencia del sida es la gran cantidad de huérfanos que deja. Además de perder a los padres y la seguridad económica, estos niños tienen que soportar el estigma vinculado al síndrome. Por lo general, los miembros de la familia extendida o de la comunidad son demasiado pobres para ayudarles o no están dispuestos a hacerlo. Muchos huérfanos dejan de ir a la escuela. Algunos recurren a la prostitución, con lo que la enfermedad se propaga aún más. A fin de brindarles ayuda, en varios países se han creado programas oficiales o de iniciativa privada.
Ignorancia. Un gran número de seropositivos desconocen que lo son. Muchos no quieren someterse a la prueba del sida por el estigma que este conlleva. Según un comunicado de prensa del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), “a veces, a las personas infectadas por el VIH, o que se sospecha que lo están, se las rechaza en los centros de asistencia sanitaria, se les niega vivienda y empleo, les rehúyen sus amigos y colegas, no les conceden cobertura las aseguradoras o se les prohíbe la entrada en otros países”. Algunos hasta han sido asesinados al descubrirse su estado.
Cultura. En numerosas sociedades africanas, la mujer generalmente no puede preguntarle a su esposo si le es fiel ni negarse a tener relaciones sexuales o sugerirle medidas para que estas sean más seguras. Muchas tradiciones culturales suelen reflejar desconocimiento y negación de la realidad del sida, como es el caso de quienes achacan la enfermedad a la brujería y recurren a la ayuda de hechiceros.
Instalaciones médicas inadecuadas. Los limitados centros de salud se ven aún más sobrecargados a consecuencia del sida. Dos grandes hospitales informan que más de la mitad de sus pacientes internos son seropositivos. El médico jefe de un hospital de KwaZulu-Natal dijo que sus salas están ocupadas al 140% de su capacidad. A veces hay dos pacientes en una sola cama, e incluso otro bajo ella, en el suelo (South African Medical Journal).
Todo indica que la ya trágica situación de África puede empeorar. “Todavía nos encontramos en las primeras etapas de la epidemia”, observó Peter Piot, de ONUSIDA.
Es bien sabido que en algunos países se está luchando contra dicha enfermedad. Y en junio de 2001, la Asamblea General de las Naciones Unidas celebró por primera vez una conferencia especial para discutir el problema del VIH/sida. ¿Tendrán éxito los esfuerzos del hombre? ¿Cuándo se detendrá finalmente el avance mortífero del sida?
[Ilustración y recuadro de la página 5]
LA NEVIRAPINA Y EL DILEMA DEL SIDA EN SUDÁFRICA
¿Qué es la nevirapina? De acuerdo con la periodista Nicole Itano, es “un fármaco antirretroviral que, según las pruebas efectuadas, ha demostrado reducir a la mitad las probabilidades de transmisión del sida [de madre] a hijo”. Una empresa farmacéutica alemana ofreció suministrarlo a Sudáfrica gratuitamente durante los próximos cinco años. Sin embargo, en agosto de 2001, el gobierno aún no había aceptado la oferta. ¿Por qué?
Sudáfrica tiene 4.700.000 seropositivos, más que cualquier otro país del mundo. El periódico londinense The Economist informó en febrero de 2002 que el presidente sudafricano Thabo Mbeki “cuestiona la opinión convencional de que el VIH causa el sida” y “desconfía del costo, la seguridad y la utilidad de los fármacos antisida. No los ha proscrito, pero a los médicos sudafricanos se les recomienda no utilizarlos”. ¿Por qué es esto alarmante? Porque en Sudáfrica nacen cada año miles de niños infectados por el VIH, y el 25% de las embarazadas son portadoras del virus.
En vista de este conflicto de pareceres, se llevó el caso a los tribunales para obligar al gobierno a distribuir nevirapina. El Tribunal Constitucional de Sudáfrica dio a conocer su dictamen en abril de 2002. Según un artículo de Ravi Nessman publicado en The Washington Post, el mencionado tribunal decidió que “el gobierno tiene que poner el fármaco al alcance de aquellas instituciones de salud que tengan la capacidad para administrarlo”. Aunque por el momento el gobierno sudafricano ha estado ofreciendo el fármaco en dieciocho centros piloto del país, se dice que esta nueva resolución ha dado esperanza a todas las embarazadas seropositivas de la nación.
[Ilustración y recuadro de la página 6]
UN VIRUS ASTUTO ENGAÑA A LA CÉLULA
Entremos un momento en el minúsculo mundo del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). “Después de tantos años examinando virus a través del microscopio electrónico, todavía me asombra y emociona la precisión y complejidad que se observa en el diseño de estructuras tan diminutas”, observó una científica.
Un virus es menor que una bacteria, y esta, a su vez, es mucho menor que la célula humana de término medio. Según una autoridad en la materia, el tamaño del VIH es tan reducido que “230 millones [de partículas de VIH] cabrían en el punto que cierra esta oración”. Los virus no pueden multiplicarse a menos que se infiltren en una célula huésped y asuman el control de los recursos de esta.
Cuando el VIH invade el cuerpo humano, tiene que luchar con las considerables fuerzas que el sistema inmunológico tiene a su disposición.a La médula ósea produce un sistema de defensa compuesto de glóbulos blancos, los cuales comprenden dos tipos principales de linfocitos, conocidos como células T y células B. Otros glóbulos blancos reciben el nombre de fagocitos (“devoradores de células”).
Las células T están divididas en categorías según su función. Están las células T auxiliares, que constituyen el principal blanco de ataque del VIH; estas desempeñan un papel muy importante en la estrategia de defensa del organismo, pues ayudan a identificar a los invasores y estimulan la producción de células que ataquen y destruyan al enemigo. Las células T agresoras (llamadas también asesinas) son activadas para destruir las células del organismo invadidas por el virus. Las células B producen anticuerpos, los cuales son utilizados en la lucha contra las infecciones.
Una estrategia engañosa
El VIH es miembro de la familia de los retrovirus. Su genoma está en forma de ARN (ácido ribonucleico), no de ADN (ácido desoxirribonucleico). El VIH pertenece a un subgrupo específico de retrovirus conocidos como lentivirus, llamados así porque pueden permanecer latentes por un período prolongado antes de que se manifiesten síntomas graves de la enfermedad.
Cuando el VIH se introduce en una célula huésped, puede utilizar los mecanismos de esta para alcanzar sus fines. “Reprograma” el ADN de la célula para hacer muchas copias de sí mismo. Pero antes tiene que utilizar un “idioma” distinto. Debe convertir su ARN en ADN a fin de que este pueda ser leído y comprendido por la célula huésped. Con ese objetivo emplea una enzima viral llamada transcriptasa inversa. La célula finalmente muere, tras haber producido miles de partículas VIH nuevas, las cuales infectan otras células.
Cuando el número de células T auxiliares ha disminuido considerablemente, otras fuerzas enemigas pueden invadir el organismo sin temor de contraataque, y el organismo sucumbe a todo tipo de enfermedad e infección. La persona infectada pasa de una fase avanzada del sida al sida manifiesto. El VIH ha logrado paralizar el entero sistema inmunológico.
Esta es una explicación simplificada, por supuesto. Debe tenerse presente que los investigadores desconocen muchos detalles tanto del sistema inmunológico como de la forma de actuar del VIH.
Por casi dos decenios, este pequeño virus ha sido el destinatario de los recursos mentales y físicos de los investigadores médicos más destacados de todo el mundo, lo que ha supuesto enormes inversiones económicas. Pero se ha aprendido mucho respecto al VIH. Hace unos años, el médico cirujano Sherwin B. Nuland dijo: “Es realmente sorprendente la cantidad de información [...] recopilada sobre el virus de inmunodeficiencia humana y el progreso efectuado en la creación de un sistema de defensa contra sus ataques”.
Con todo, el avance mortífero del sida continúa a un ritmo alarmante.
[Nota]
a Véase la revista ¡Despertad! del 8 de febrero de 2001, págs. 13-15.
[Ilustración]
El VIH invade los linfocitos del sistema inmunológico y los reprograma para que produzcan más VIH
[Reconocimiento]
CDC (Atlanta, Georgia)
[Ilustración de la página 7]
Hay miles de jóvenes que sí se rigen por las normas de la Biblia
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¿Se logrará detener el sida? Si así es, ¿cómo?¡Despertad! 2002 | 8 de noviembre
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¿Se logrará detener el sida? Si así es, ¿cómo?
EN MUCHOS países africanos se ha negado por tiempo la realidad de la epidemia del sida. Es un asunto del que algunas personas prefieren no hablar. Pero en los últimos años se ha intentado educar a la población, particularmente a la juventud, y fomentar el diálogo franco. De todas maneras, no se ha conseguido demasiado, pues cuando ciertas costumbres y formas de vida están muy arraigadas, cuesta cambiarlas.
Avances en el campo médico
La comunidad científica ha aprendido mucho sobre el VIH y ha creado fármacos que han prolongado la vida de gran número de enfermos. Por ejemplo, ha resultado eficaz la combinación de un mínimo de tres antirretrovirales, denominada tratamiento antirretroviral de gran actividad.
Aunque dichos fármacos no curan, han logrado reducir el índice de mortalidad de los infectados con el VIH, particularmente en los países desarrollados. A menudo se subraya la importancia de suministrar estos medicamentos a las naciones en desarrollo, pero el problema es que son costosos y no están al alcance de la mayoría de los bolsillos en tales países.
Surge, pues, la pregunta: ¿tiene más importancia el lucro que la vida humana? El doctor Paulo Teixeira, director del programa brasileño sobre el VIH/sida, reconoció la situación existente con estas palabras: “No podemos permitir que miles de personas se queden sin fármacos para sobrevivir, solo porque una industria manufacturera quiera obtener ganancias muy superiores a las que normalmente se obtienen”. Y añadió: “Considero de suma importancia no anteponer los intereses comerciales a las cuestiones éticas y humanas”.
Unos cuantos países han decidido anular algunas patentes de grandes farmacéuticas y fabricar o importar versiones genéricas de ciertos fármacos a un costo muy inferior.a La revista South African Medical Journal informa que, de acuerdo con cierto estudio, “los precios mínimos [de los medicamentos genéricos] resultaron ser un 82% más bajos que los precios de referencia de Estados Unidos”.
Factores que obstaculizan el tratamiento
Con el tiempo, las grandes farmacéuticas empezaron a ofrecer medicamentos contra el sida —a precios muy inferiores— a los países en desarrollo que los necesitaban. Se esperaba que de esta forma muchas más personas se beneficiarían de los fármacos. Sin embargo, para que en las naciones en desarrollo se pueda acceder fácilmente a ellos, hay una serie de obstáculos importantes que vencer. Uno de ellos es el costo. Pese a la drástica reducción de los precios, aún son demasiado caros para la mayoría de los que los necesitan.
Otro problema es que la administración de los fármacos no es sencilla. Han de tomarse bastantes pastillas diarias, y a determinadas horas. Si no se toman debidamente o se interrumpe el tratamiento, podrían surgir cepas del VIH resistentes a la medicación. Y no es fácil conseguir que los pacientes sigan el tratamiento como es debido cuando, como sucede en buena parte de África, escasean la comida, el agua limpia para beber y las instalaciones médicas.
Además, los pacientes necesitan seguimiento. Si desarrollan resistencia a la enfermedad, debe modificarse la combinación de fármacos que toman. Para ello se requiere personal médico con experiencia, y los análisis son caros. Por si fuera poco, los medicamentos tienen efectos secundarios y están surgiendo cepas farmacorresistentes del virus.
En la reunión especial sobre el sida celebrada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en junio de 2001 se propuso la creación de un fondo mundial para la salud destinado a ayudar a los países en desarrollo. Según los cálculos, harían falta entre 7.000 y 10.000 millones de dólares. De momento, las cantidades prometidas para este fondo están muy por debajo de lo esperado.
Los científicos abrigan grandes esperanzas de encontrar una vacuna, y ya se están probando algunas en diversos países. De todas formas, aunque alcancen su objetivo, pasarán varios años antes de que la vacuna se fabrique, se pruebe y se demuestre su inocuidad para uso general.
Ciertos países, como Brasil, Tailandia y Uganda, han tenido bastante éxito con los tratamientos. Brasil ha reducido a la mitad el índice de mortalidad relacionado con el sida usando medicamentos de fabricación nacional. El pequeño país de Botsuana, que cuenta con suficientes medios económicos, está haciendo lo posible por suministrar antirretrovirales a todos los habitantes que los precisan y dotar a la nación de las instalaciones médicas esenciales.
La derrota del sida
El sida se distingue de algunas otras epidemias por algo muy importante: es evitable. En muchos casos, por no decir todos, quienes están dispuestos a atenerse a los principios bíblicos fundamentales pueden evitar el contagio.
Las normas morales de la Biblia son claras. Los no casados deben privarse de las relaciones sexuales (1 Corintios 6:18). Los casados deben ser fieles a su cónyuge y no cometer adulterio (Hebreos 13:4). Acatar el mandato bíblico de abstenerse de sangre también contribuye a protegerse contra el sida (Hechos 15:28, 29).
Quienes ya están infectados pueden experimentar gran gozo y consuelo al aprender que Dios promete para el futuro próximo un mundo libre de enfermedad, y también al ajustarse a los requisitos de Dios.
La Biblia nos asegura que a su debido tiempo todos los males de la humanidad, incluidas las enfermedades, terminarán. Esta promesa se halla en el libro de Revelación (Apocalipsis): “Oí una voz fuerte desde el trono decir: ‘¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado’” (Revelación 21:3, 4).
La promesa profética del capítulo 21 de Revelación no es solo para aquellos que pueden costearse medicamentos caros. Isaías 33:24 la confirma y especifica: “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’”. Cuando llegue ese día, todos los habitantes de la Tierra cumplirán las leyes de Dios y gozarán de salud perfecta. Por fin, el avance mortífero del sida —y de todas las demás enfermedades— se detendrá para siempre.
[Nota]
a Los genéricos tienen la misma composición que los medicamentos originales patentados por otras farmacéuticas. Los países miembros de la Organización Mundial del Comercio pueden anular legalmente tales patentes en situaciones de emergencia.
[Ilustraciones y recuadro de las páginas 9 y 10]
ESTA ERA LA VERDADERA CURACIÓN QUE YO BUSCABA
Tengo 23 años y vivo en el sur de África. Recuerdo bien el día que descubrí que era seropositiva.
Estaba con mi madre en el consultorio cuando el médico me lo dijo. Fue la peor noticia que había recibido en mi vida. Quedé confundida. No podía creerlo. Pensé que tal vez había sido un error del laboratorio. No sabía qué decir ni qué hacer. Quería llorar, pero no me salían las lágrimas. El doctor empezó a hablar con mi madre de los medicamentos antirretrovirales y de otras cosas, pero yo estaba tan horrorizada que no podía asimilar lo que decía.
Me di cuenta de que debió de infectarme algún compañero de la universidad. Necesitaba hablar con alguien que entendiera mi situación, pero no pude pensar en nadie. Me embargaron sentimientos de inutilidad y fracaso. Pese a que contaba con el apoyo de mi familia, estaba desesperada y asustada. Como todos los jóvenes, tenía muchos sueños. Aunque solo me quedaban dos años para terminar mi licenciatura en Ciencias, mi esperanza de acabarla se vino abajo.
Empecé a tomar los antirretrovirales que me recetaron y también acudí a consejeros sobre el sida, pero seguía deprimida. Pedí a Dios que me ayudara a encontrar el cristianismo verdadero antes de morir. Ningún miembro de la iglesia pentecostal a la que asistía vino a visitarme. Yo quería saber la verdad sobre adónde iría después de morir.
Una mañana, a principios de agosto de 1999, llamaron a mi puerta dos testigos de Jehová. Aquel día me encontraba muy mal, pero logré quedarme sentada en la sala de estar. Las dos señoras se presentaron y me dijeron que estaban ayudando a la gente a estudiar la Biblia. ¡Qué alivio sentí al ver por fin la contestación a mis oraciones! No obstante, me sentía tan débil que no era capaz de leer ni de concentrarme por mucho tiempo.
De todas formas, les dije que quería estudiar la Biblia, y fijamos un día y una hora para que me visitaran. Lamentablemente, antes de que acudieran a la cita tuve que ser ingresada en un hospital psiquiátrico debido a la depresión que sufría. A las tres semanas me dieron de alta y sentí un gran alivio al ver que las Testigos no me habían olvidado. Recuerdo que una de ellas se mantuvo en contacto conmigo para ver cómo seguía. A finales de ese año, cuando recuperé un poco la salud física, empecé el curso bíblico. Aunque no me resultó fácil dado que mi estado era muy inestable, la Testigo con la que estudiaba fue comprensiva y paciente conmigo.
Quedé profundamente impresionada con lo que las Escrituras me enseñaron de Jehová y sus cualidades, y de lo que realmente significa conocerle y anhelar la vida eterna. Por primera vez entendí la razón por la que sufre el ser humano. Me produjo una inmensa alegría aprender acerca del Reino de Dios y saber que pronto reemplazará a todos los gobiernos humanos. Me sentí impulsada a cambiar por completo mi forma de vivir.
Era la verdadera curación que buscaba. ¡Qué reconfortante fue darme cuenta de que Jehová todavía me ama y se interesa por mí! Antes pensaba que Dios me odiaba y que por eso contraje la enfermedad. Pero aprendí que Jehová, en su infinito amor, tomó medidas para posibilitar el perdón de los pecados sobre la base del sacrificio redentor de Jesucristo. Entonces supe con certeza que Dios se interesa por nosotros, como dice 1 Pedro 5:7: “Ech[en] sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes”.
Al estudiar la Biblia a diario y asistir a las reuniones que se celebran en el Salón del Reino, me estoy esforzando al máximo por estar lo más cerca posible de Jehová. Aunque no siempre me resulta fácil, en mis oraciones le expreso todas mis inquietudes y le pido fuerzas y consuelo. También me siento feliz de contar con el apoyo de los miembros de la congregación.
Participo habitualmente en la obra de evangelizar junto con mi congregación. Deseo brindar ayuda espiritual a mis semejantes, sobre todo a los que se encuentran en una situación similar a la mía. Di el paso del bautismo en diciembre de 2001.
[Ilustración]
Me produjo una inmensa alegría aprender acerca del Reino de Dios
[Ilustración de la página 8]
Grupo de orientación sobre el sida en Botsuana
[Ilustración de la página 10]
Cuando la Tierra sea un paraíso, todos gozarán de salud perfecta
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