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    Anuario de los testigos de Jehová 2010
    • SE ENCUENTRA A UNA OVEJA AISLADA

      “¿Hay algún Testigo en Valona?”, preguntaron los hermanos cuando se habló del progreso de la predicación en Albania. Algunos solo sabían de una mujer de edad avanzada que supuestamente había perdido parte de sus facultades mentales. Entonces vino a la oficina una señora diciendo que ella y su familia eran ungjillorë y que una mujer llamada Areti les había enseñado la verdad bíblica en Valona. Así que unos Testigos de Tirana viajaron a Valona para encontrar a Areti.

      ¿Quién era ella? Areti Pina era una anciana bajita que los invitó a entrar en su casa. Parecía un tanto reservada, así que cuando le dijeron que eran sus hermanos espirituales, se quedó como si nada.

      Después de unos minutos, ella finalmente dijo: “¿Les puedo hacer algunas preguntas?”. Entonces empezó a lanzarles una pregunta tras otra: “¿Creen en la Trinidad? ¿Cuál es el nombre de Dios? ¿Creen en el infierno? ¿Qué ocurre cuando morimos? ¿Qué le pasará a la Tierra? ¿Cuántos irán al cielo?”.

      Los hermanos contestaron todas las preguntas.

      —¿Ustedes predican? —preguntó entonces Areti.

      —Sí, predicamos —contestó uno de los hermanos.

      —Pero ¿cómo predican? —insistió ella.

      —De casa en casa —respondió el hermano.

      Areti se echó a llorar, se puso en pie de un brinco y abrazó al hermano.

      Luego dijo emocionada: “Ahora sé que son mis hermanos. Solo el pueblo de Jehová predica de casa en casa”.

      En Valona había grupos protestantes que sabían que Areti era una persona religiosa y le habían pedido que se uniera a ellos. “Pero yo no quería tener nada que ver con Babilonia la Grande —explicó Areti a los hermanos—, así que necesitaba estar segura de que ustedes eran mi verdadera familia espiritual.”

      Areti se había bautizado en 1928, cuando tenía 18 años. Subía y bajaba las montañas a pie, predicando con su Biblia en la mano. Aunque había perdido el contacto con los hermanos durante años, siguió predicando fielmente por su cuenta.

      “Jehová es maravilloso —dijo llorando Areti—. ¡Nunca me olvidó!”

      La gente la consideraba una loca por haber tenido fe en Dios bajo el estricto régimen totalitario de Albania. Pero Areti no estaba loca; su mente estaba tan lúcida como siempre.

  • Albania
    Anuario de los testigos de Jehová 2010
    • [Ilustración de la página 178]

      Areti Pina predicó fielmente por su cuenta

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