Durante los años treinta, Italia tomó el control de Albania, y el rey Zogú I y su familia huyeron del país en 1939.

En el invierno de 1940, tropas griegas penetraron en Albania y reclutaron hombres.

CAMBIAN LOS GOBERNANTES, NO LAS PRUEBAS

A pesar de los esfuerzos fascistas por conservar el control, el partido comunista albanés iba ganando terreno furtivamente en medio de las batallas y el caos de la guerra.

En septiembre de 1943, los fascistas se retiraron y hubo una invasión de tropas alemanas, que en una sola noche mataron a 84 personas en Tirana.

Las fuerzas alemanas se retiraron de Albania en el año 1944, y el ejército comunista estableció un gobierno provisional.

La nueva administración comunista subió mucho los impuestos y se adueñó de edificios, fábricas, negocios, tiendas y cines. No se permitía a la gente comprar, vender o alquilar terrenos, y todas las cosechas debían entregarse al Estado. El 11 de enero de 1946, el país se proclamó la República Popular de Albania. El partido comunista ganó las elecciones, formó gobierno y nombró jefe de Estado a Enver Hodja.

Se abrieron más escuelas y se enseñó a leer a los niños, aunque el gobierno comunista no quería que se leyera nada que no fomentara su ideología.