BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • “Necesito otro trago”
    La Atalaya 2010 | 1 de enero
    • Algunos creen que bebiendo solos no hacen daño a nadie, pero se equivocan: sus excesos también afectan la vida de quienes los rodean, a menudo con terribles consecuencias.b En muchas ocasiones, el maltrato verbal y físico, las agresiones, los asesinatos y los accidentes automovilísticos y laborales, así como numerosos problemas de salud, son consecuencia de la bebida. Lo cierto es que el abuso del alcohol le cuesta a la sociedad miles de millones de dólares al año, sin contar el costo personal y emocional para el individuo y su familia.

  • ¿Qué dice la Biblia del alcohol?
    La Atalaya 2010 | 1 de enero
    • Peligros de beber demasiado

      Es cierto que beber un poco de alcohol tiene efectos positivos, pero en grandes cantidades altera el funcionamiento de nuestra mente y nuestro organismo. Veamos algunas consecuencias de su abuso:

      Nubla el juicio de la persona y le hace “pensar y decir tonterías” (Proverbios 23:33, Versión Popular). Alberto, mencionado en el artículo anterior, lo explica de este modo: “El alcoholismo es una enfermedad que no solo afecta el cuerpo; también afecta la forma de pensar y de actuar. Uno no ve el daño que les causa a los demás”.

      Disminuye las inhibiciones. La Biblia dice: “Vino y vino dulce son lo que quitan el buen motivo” (Oseas 4:11). Así es, bajo los efectos del alcohol pueden empezar a parecernos admisibles —o incluso tentadores— ciertos deseos que solemos reprimir. Como resultado, es posible que restemos importancia a hacer lo que está bien, bajemos la guardia en cuestiones de moralidad y acabemos ofendiendo a Dios.

      El caso de John lo ilustra bien. En una ocasión en la que había discutido con su esposa salió furioso hacia el bar. Ya había bebido varios tragos cuando se le acercó una mujer. Unas cuantas copas después, se fue con ella y cometió adulterio. Terriblemente arrepentido, John reconoció más tarde que, si no hubiera sido por el alcohol, nunca habría hecho algo semejante.

      Hace perder el control de lo que se dice y se hace. “¿De quién son los lamentos? ¿De quién los pesares? ¿De quién son los pleitos? ¿De quién las quejas?”, pregunta la Biblia. Y entonces responde: “¡Del que no suelta la botella de vino ni deja de probar licores!” (Proverbios 23:29, 30, NVI). Esa persona se sentirá “como aquel que anda mareado en medio del mar, como aquel que anda allá arriba en lo más alto del mástil” (Proverbios 23:34, Sagrada Biblia, de Agustín Magaña). Todavía peor, un día se despertará y dirá: “No sentí cuando me golpearon, me dieron una paliza y ni cuenta me di” (Proverbios 23:35, PDT, 2008).

      Perjudica la salud. En Proverbios 23:32 se nos advierte que el alcohol “al final muerde como serpiente y envenena como víbora” (Nueva Biblia al Día [NBD]). Los médicos han confirmado que, tal como indica este versículo, el alcohol en grandes cantidades puede actuar como un veneno mortal. De hecho, se sabe que provoca diversos tipos de cáncer, hepatitis alcohólica, cirrosis, pancreatitis, hipoglucemia en los diabéticos, síndrome alcohólico fetal, derrames cerebrales y fallos cardíacos, entre otros. A veces basta con pasarse con la bebida en una sola ocasión para entrar en coma o incluso morir. Sin embargo, la peor consecuencia del consumo excesivo de alcohol no aparece en los libros de medicina.

      Expone a la persona al mayor peligro de todos. Aun cuando uno no llegue al punto de emborracharse, beber de más pone en peligro su relación con Dios. El profeta Isaías exclama en la Biblia: “¡Ay de los que se levantan muy de mañana para buscar solo licor embriagante, que se quedan hasta tarde en la oscuridad nocturna, de modo que el vino mismo los inflama!”. ¿Por qué se lamenta? Porque conoce las consecuencias espirituales de esa conducta: “La actividad de Jehová no miran, y la obra de sus manos no han visto” (Isaías 5:11, 12).

      Dios recomienda en su Palabra que no seamos de “los que beben vino en exceso” (Proverbios 23:20). Y a las mujeres de edad avanzada les previene contra estar “esclavizadas a mucho vino” (Tito 2:3). Pero ¿por qué conviene ser cuidadoso? Porque, por lo general, las personas comienzan poco a poco a beber más cantidad y con más frecuencia. Casi sin darse cuenta, llegan al punto de acostarse pensando: “¿Cuándo despertaré para ir a buscar otro trago?” (Proverbios 23:35, NBD). Quienes necesitan un trago “para funcionar” por la mañana tras una noche de excesos ya han cruzado un peligroso límite.

      La Biblia también advierte que quienes se entregan a “excesos con vino, diversiones estrepitosas [y] partidas de beber [...] rendirán cuenta al que está listo para juzgar a los vivos y a los muertos” (1 Pedro 4:3, 5). Y Jesús, en una profecía relacionada con la llegada del día de Jehová Dios en nuestros tiempos, dijo: “Presten atención a sí mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes” (Lucas 21:34, 35).

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir