-
El alcohol y usted¡Despertad! 1986 | 8 de marzo
-
-
El efecto del alcohol
Cuando usted toma una bebida alcohólica, el alcohola está “ansioso” por incorporarse a la corriente sanguínea. A diferencia de los alimentos, el alcohol no necesita ser digerido. Un 20% pasa inmediatamente al caudal sanguíneo a través de las paredes estomacales. El resto es absorbido cuando pasa al intestino delgado.
El grado en que le afecte dependerá de la concentración de alcohol en la corriente sanguínea. La rapidez con que se logre esa concentración dependerá a su vez de varios factores:
1) Cantidad de alcohol que se ingiere: ¿Cuánto alcohol ingiere usted al emplear bebidas alcohólicas comunes? ¿Contiene menos alcohol una lata de cerveza que un trago de whisky? Por extraño que parezca, tanto el vaso de cerveza como el de vino y un trago de whisky contienen casi la misma cantidad de alcohol: unos 15 centímetros cúbicos (media onza)b.
En consecuencia, un informe titulado Physiological Effects of Alcohol, publicado por el Instituto Nacional contra el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo, presentó esta conclusión: “En términos del efecto que tiene la bebida en la mente y el organismo, lo que realmente importa no es la bebida que se escoge, vino, cerveza o bebidas más fuertes, sino la cantidad de alcohol que se ingiere”.
2) Velocidad de absorción: Hay varios factores que inciden en la velocidad con que el alcohol pasa al caudal sanguíneo. El alimento es uno. Es decir, cuando uno tiene alimento en el estómago y bebe alcohol, el alcohol tiende a diluirse y su absorción disminuye. Una persona que bebe un vaso de vino durante la comida tendrá un nivel más bajo de alcohol en la sangre que si bebiese esa misma cantidad de vino con el estómago vacío. El espaciamiento entre bebidas también puede afectar la absorción. Dos bebidas que se toman con muy pocos minutos de diferencia entre sí tendrán un efecto embriagante mucho mayor que si se tomaran con un par de horas de diferencia.
Otro factor es su peso. ¿Por qué? Sencillamente, porque mientras más pese la persona, más líquido tendrá en su cuerpo en el cual diluir el alcohol. A modo de ejemplo, un informe titulado Development of a Traffic Safety and Alcohol Program for Senior Adults (Plan para el desarrollo de un tráfico rodado seguro y el control del alcohol en adultos de edad)c dijo: “Una persona de 73 kilos (160 libras) de peso tiene unos 50 kilos (110 libras) de agua en su cuerpo para diluir el alcohol. Si en una hora ingiere alcohol tres veces, su nivel de alcoholemia (presencia de alcohol en la sangre) será de un 0,07%. Si la persona pesara 45 kilos (100 libras) y bebiera la misma cantidad de alcohol en la misma cantidad de tiempo, su nivel de alcoholemia sería de un 0,11%. Si esta persona estuviera conduciendo estaría en condición de ser arrestada por embriaguez”.
Otro factor que también puede afectar la velocidad de absorción en la sangre es la concentración de alcohol en la bebida. Es decir, a mayor concentración de alcohol, más rápida será la absorción.
Hemos visto que la absorción de alcohol en el caudal sanguíneo puede acelerarse o disminuirse dependiendo de los factores indicados. Sin embargo, aún hay otro factor que determina cuánta cantidad de alcohol puede concentrarse en su caudal sanguíneo.
3) Velocidad de oxidación: Una vez que el alcohol se halla en la corriente sanguínea, su organismo inicia el proceso de eliminación. Un pequeño porcentaje (entre el 2 y el 10%) se elimina a través del aliento, el sudor y la orina sin sufrir transformación alguna. La cantidad restante pasa por un proceso de oxidación, o “combustión”, que se desarrolla principalmente en el hígado, donde la estructura química del alcohol se descompone liberando calor y energía.
¿Con cuánta rapidez oxida el hígado el alcohol? La velocidad de oxidación puede variar ligeramente de una persona a otra, dependiendo de factores tales como el peso y la salud. Según el informe de Malfetti y Winter, “por norma general, una persona de 68 kilos (150 libras) de peso puede oxidar (o ‘quemar’) en una hora el alcohol de una dosis normal de bebida”.
¿Por qué se concentra el alcohol en la corriente sanguínea si el hígado inicia tan rápidamente el proceso de eliminación? Muy simple: Cuando el porcentaje de absorción excede el de oxidación, aumenta el nivel de alcohol en la sangre. El informe Physiological Effects of Alcohol lo ilustra de esta manera: “Es como achicar el agua de un bote con agujeros: Si el alcohol ‘entra’ en la sangre más rápidamente que lo que el cuerpo puede ‘echarlo’, su nivel o concentración aumenta”. Y según aumenta el nivel de alcohol en la sangre, aumenta también el grado de toxicidad en la persona.
Por consiguiente, aunque el alcohol está “ansioso” por incorporarse a la corriente sanguínea, le toma tiempo salir. El cuerpo “quemará” el alcohol a una velocidad de oxidación fija. Mientras lo hace, usted no debe conducir. ¿Por qué? Porque el alcohol afecta algunas facultades esenciales para conducir con seguridad.
[Notas a pie de página]
a Por “alcohol” hacemos referencia a bebidas que contienen alcohol etílico o etanol. Hay otros tipos de alcohol, como el metílico (extraído de la madera) o el isopropílico (para friegas), pero estos son tóxicos.
b Por un vaso de cerveza nos referimos a 355 centímetros cúbicos (12 onzas), que contienen de un 4% a un 5% de alcohol, y por un vaso de vino a 148 centímetros cúbicos (5 onzas), cuyo contenido es de un 12% de alcohol. Por un vaso de whisky nos referimos a 44 centímetros cúbicos (1 1/2 onza), que contienen por término medio, un 40% de alcohol.
-
-
El alcohol y la carretera¡Despertad! 1986 | 8 de marzo
-
-
El alcohol y la vista
Se ha calculado que cuando usted conduce, del 85 al 90% de la información que recibe relacionada con el tráfico se percibe por la vista. Un intrincado conjunto de músculos controlan el movimiento de los ojos y el enfoque de la vista. El alcohol retarda la capacidad de reacción de ese conjunto de músculos y perjudica la eficacia de la visión de varias maneras.
Una facultad que el alcohol merma es la capacidad que tiene el ojo de controlar la cantidad de luz que entra en la retina. Esto es particularmente crítico por la noche. ¿Por qué? Porque incrementa el tiempo que le tomaría al ojo recuperarse de la ráfaga de luz que proviene del vehículo que pasa en dirección contraria. En la publicación Alcohol, Vision & Driving (El alcohol, la vista y la carretera), distribuida por la Asociación Norteamericana del Automóvil, se explica: “Por lo general, le toma un segundo a la pupila contraerse para ajustarse a la ráfaga de luz del vehículo que viene en dirección contraria. Después de la ráfaga de luz, se requieren otros siete segundos para que la pupila se adapte de nuevo a la oscuridad. Debido a la influencia del alcohol, esta readaptación toma más tiempo”.
Considere el peligro potencial que esto implica: Es ya tarde en la noche. Usted va conduciendo por una carretera estrecha y serpenteante... solo hay un carril en cada sentido. Los destellos de luz de los automóviles que van en ambos sentidos son enceguecedores. ¿Cuán seguro se sentiría usted si supiera que el conductor que viene en sentido contrario ha estado bebiendo?
El alcohol también merma la visión periférica, es decir: la capacidad de percibir lo que está a los lados cuando uno está mirando de frente. Esto es particularmente peligroso cuando uno ha bebido y conduce a gran velocidad. A este respecto, la publicación Alcohol, Vision & Driving dice: “La mayoría de los conductores no se dan cuenta de que a una velocidad de 48 kilómetros (30 millas) por hora, un conductor pierde un 25% de su visión periférica. A 72 kilómetros (45 millas) por hora, ha perdido un 50%. Y a una velocidad de más de 97 kilómetros (unas 60 millas) por hora, su visión es unidireccional, como en un túnel”.
Piense en las consecuencias previsibles, cuando un conductor a esas velocidades cruza una intersección o pasa junto a automóviles aparcados de los que puede salir algún niño repentinamente.
Además, el alcohol puede ocasionar visión doble, de modo que el conductor bebido podría ver dos vehículos acercándose a él en lugar de uno. También puede afectar la capacidad de calcular bien las distancias. De esto se desprende que el alcohol y la conducción —como el aceite y el agua— no se deben mezclar. La Biblia está en lo cierto cuando dice: “¿Quién tiene deslustre de ojos? Los que se quedan largo tiempo con el vino”. (Proverbios 23:29, 30.)
Pero, si hemos de ser exactos, ser conscientes del tráfico que nos rodea es solo una parte de lo que implica conducir con seguridad.
El alcohol y nuestra facultad de juicio
Cuando uno se percata de la condición del tráfico, juzga o decide qué acción tomar. Por ejemplo, imagínese que va conduciendo por una carretera de dos sentidos y que el automóvil delante de usted va muy despacio. Usted debe decidir si ha de adelantarle y cuál es el momento más seguro para hacerlo.
En una situación como esa el alcohol también puede ser mortífero. ¿Cómo? Es frecuente que así como aumenta el nivel de alcohol en la sangre, aumente también la confianza en uno mismo. El manual Alcohol and Alcohol Safety (El alcohol y la seguridad) dice al respecto: “Una persona que se halla en esta fase [con un 0,04-0,06% de alcoholemia] seguramente piensa de sí misma que está más alerta y en mejores condiciones que de costumbre, aun cuando sus reflejos, su capacidad de juicio y de reacción ante situaciones de emergencia han mermado. De hecho, según decrece su capacidad de maniobrabilidad, su confianza en tal capacidad aumenta”. (Compárese con Proverbios 20:1; 23:29-35.)
Como resultado, el conductor bebido tiende a tomarse mayores riesgos en los adelantamientos o en la velocidad. Y si la persona es un conductor deficiente o con poca experiencia, ¡la más mínima influencia en su capacidad de juicio puede ser peligrosa!
El alcohol y nuestros reflejos
Ya es suficientemente grave que el conductor bebido tenga problemas con la vista y se permita mayores riesgos, pero, lo que agrava más el problema es que el alcohol también retarda la capacidad de reacción. Como resultado, podría tomarle solo una fracción más de segundo tener que retirar el pie del acelerador para pisar el freno.
A fin de ilustrar la peligrosidad de esta situación, el informe de Malfetti y Winter indicó que si usted se tomara dos latas de cerveza de 355 centímetros cúbicos (12 onzas) cada una en una hora, su capacidad de reacción se vería reducida en dos quintas partes de un segundo. Quizás eso no parezca mucho. Pero el informe indicó que en dos quintos de segundo, un automóvil que va a 90 kilómetros (55 millas) por hora recorrería ¡10,4 metros (34 pies) más! ¡Esa podría ser la diferencia entre salvar una situación o sufrir un accidente mortal!
Cuando usted analiza cómo el alcohol afecta su visión, su capacidad de juicio y sus reflejos, puede entender fácilmente por qué el alcohol y la carretera son una mezcla explosiva.
-
-
El alcohol y la carretera¡Despertad! 1986 | 8 de marzo
-
-
[Recuadro/Gráfico en la página 8]
El índice de alcoholemia y el comportamiento
Si una persona consume y absorbe alcohol más rápidamente que la velocidad con que su organismo puede oxidarlo, o “quemarlo”, aumentará su nivel de alcohol en la corriente sanguínea. Esto es lo que se designa por alcoholemia. Por ejemplo, un índice de alcoholemia de 0,02% indicaría que el 0,02% del volumen sanguíneo consiste de alcohol. Según aumenta el índice de alcoholemia, aumenta también el grado de toxicidad en la persona, como puede verse en la siguiente informacióna.
Un índice de alcoholemia del 0,02%: “Cuando el nivel de alcoholemia alcanza el 0,02%, se inicia la depresión a un grado moderado de los centros nerviosos que controlan las inhibiciones y el juicio que, en una persona con un peso de término medio (70 kilos [154 libras]), supondría la ingestión de 15 centímetros cúbicos (1/2 onza) de alcohol. Por lo general, esta es la cantidad de alcohol que hay en un vaso de cerveza, vino o en un trago de whisky”. (Alcohol and Alcohol Safety, manual preparado para la Administración Nacional para la Seguridad del Tráfico en Carretera y el Instituto Nacional contra el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo [E.U.A.].)
Un índice de alcoholemia del 0,05%: “La aptitud para conducir se ve perjudicada cuando se alcanza una proporción de alcohol en la sangre (0,04-0,05%) cuyos efectos se podrían hacer notar después de haber tomado solo dos o tres bebidas alcohólicas con el estómago vacío”. (Quinto informe especial al Congreso de los Estados Unidos sobre el alcohol y la salud.)
“Los cambios en el estado de ánimo y en el comportamiento se hacen manifiestos cuando se alcanza un índice de un 0,05%. En esta fase, se ven afectados tanto el juicio como los pensamientos y las inhibiciones.” (Development of a Traffic Safety and Alcohol Program for Senior Adults, por James L. Malfetti y Darlene J. Winter.)
En algunos lugares, personas con este índice de alcoholemia pueden ser arrestadas.
Un índice de alcoholemia del 0,10%: “Con un índice de alcoholemia del 0,10% (unas cinco bebidas en una hora), las acciones motoras voluntarias —andar, mover las manos, el habla— se vuelven torpes. La visión puede hacerse doble y borrosa. También puede perderse la visión periférica. Por ejemplo: en una autopista, un conductor o un peatón sólo verían lo que tienen directamente enfrente y no los peligros que pudieran haber a ambos lados”. (Senior Adults, Traffic Safety and Alcohol Program Leader’s Guide [Manual para personas de edad sobre el programa de la seguridad en la carretera y el alcohol], por Darlene J. Winter, Doctora en Filosofía.)
“Se calcula que conductores con una concentración de alcohol en la sangre superior a un 0,10% están de 3 a 15 veces más expuestos a accidentes mortales que los conductores que no beben.” (Quinto informe especial al Congreso de los Estados Unidos sobre el alcohol y la salud.)
En muchos lugares, personas con este índice de alcoholemia pueden ser arrestadas por conducir en estado de embriaguez.
Puede verse que uno no tiene que estar totalmente borracho para que su aptitud para conducir disminuya. Si tal es el caso, ¿por qué beber y conducir? La norma más segura a tener presente es: si conduce no beba y si bebe no conduzca.
-