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Proclamemos con valor la palabra de DiosLa Atalaya 2004 | 15 de noviembre
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Proclamemos con valor la palabra de Dios
“Ve, profetiza a mi pueblo.” (AMÓS 7:15.)
1, 2. ¿Quién era Amós, y qué revela la Biblia en cuanto a él?
MIENTRAS participaba en el ministerio, un testigo de Jehová Dios tuvo que enfrentarse a un sacerdote que le gritaba: “¡Deja de predicar! ¡Vete de aquí!”. ¿Cómo respondió? ¿Cedió a esa exigencia, o siguió proclamando valerosamente la palabra de Dios? Podemos averiguarlo, pues esta persona puso por escrito sus vivencias en un libro que lleva su nombre: el libro bíblico de Amós. Más adelante profundizaremos en su enfrentamiento con el sacerdote, pero antes veamos algunos datos sobre Amós.
2 ¿Quién era Amós? ¿Cuándo y dónde vivió? Encontramos las respuestas a estas preguntas en Amós 1:1: “Las palabras de Amós, que se contaba entre los ganaderos de ovejas de Teqoa, [...] en los días de Uzías el rey de Judá y en los días de Jeroboán hijo de Joás, el rey de Israel”. Amós era natural de Teqoa, población del territorio de Judá situada a 16 kilómetros al sur de Jerusalén, y vivió a finales del siglo IX a.E.C., cuando el rey Uzías gobernaba en Judá y el rey Jeroboán II en el reino de diez tribus de Israel. Era ganadero de ovejas. En realidad, Amós 7:14 muestra que no solo era “guarda de ganado”, sino también “punzador de higos de sicómoros”. Así pues, durante cierta época del año era trabajador temporero. Su labor consistía en punzar, o agujerear, higos a fin de acelerar su maduración, una tarea tediosa.
“Ve, profetiza”
3. ¿Cómo nos ayudará el ejemplo de Amós si no nos sentimos capacitados para predicar?
3 Amós admitió con franqueza: “Yo no era profeta, ni era hijo de profeta” (Amós 7:14). Así es, ni su padre era profeta ni él mismo había recibido formación de profeta. Sin embargo, de entre todos los habitantes de Judá, Jehová asignó Su obra a Amós, no a un poderoso rey ni a un ilustrado sacerdote ni a un acaudalado jefe. Esto nos enseña una reconfortante lección. Quizá nosotros tampoco tengamos una elevada posición social ni mucha formación académica. Pero ¿deberíamos sentirnos por ello incapaces de predicar la palabra de Dios? ¡Por supuesto que no! Jehová puede capacitarnos para proclamar su mensaje incluso en territorios difíciles. Puesto que eso fue precisamente lo que hizo con Amós, analizar el ejemplo de este valeroso profeta beneficiará a todos los que deseen proclamar la palabra de Dios con valor.
4. ¿Por qué constituyó un desafío para Amós profetizar en Israel?
4 Jehová dio este mandato a Amós: “Ve, profetiza a mi pueblo Israel” (Amós 7:15). Dicha comisión representaba un reto. En ese momento, el reino de diez tribus de Israel disfrutaba de paz, seguridad y prosperidad material. Muchos israelitas tenían “casa[s] de invierno” y “casa[s] de verano” construidas, no con simples adobes, sino con costosa “piedra labrada”. Algunos poseían elegantes muebles con incrustaciones de marfil y bebían vino procedente de “viñas deseables” (Amós 3:15; 5:11). Como resultado, un gran número de ellos se habían vuelto apáticos. En realidad, el territorio de Amós quizá fuera muy parecido a aquel donde muchos de nosotros efectuamos nuestro ministerio.
5. ¿Qué injusticias estaban cometiendo algunos israelitas?
5 El hecho de que los israelitas tuvieran posesiones no era malo en sí. Pero algunos amasaban sus fortunas de modo fraudulento. Los ricos estaban “defraudando a los de condición humilde” y “aplastando a los pobres” (Amós 4:1). Poderosos mercaderes, jueces y sacerdotes se confabulaban para robar a los pobres. Remontémonos al tiempo de Amós y observemos lo que aquellos hombres estaban haciendo.
Violaban la Ley de Dios
6. ¿Cómo explotaban a su prójimo los comerciantes israelitas?
6 Vayamos en primer lugar al mercado, donde comerciantes deshonestos hacían “pequeño el efá” y “grande el siclo”, e incluso vendían “simple desecho” como si fuera grano (Amós 8:5, 6). Estafaban a sus compradores en la cantidad, en el precio y en la calidad del producto. Se aprovechaban de los pobres hasta arruinarlos, y cuando a estos no les quedaba más remedio que venderse como esclavos, los compraban “por el precio de un par de sandalias” (Amós 8:6). Para aquellos mercaderes avarientos, sus hermanos israelitas no valían más que simple calzado. ¡Qué forma de humillar a los necesitados, y qué grave violación de la Ley de Dios! Sin embargo, estos mismos negociantes guardaban “el sábado” (Amós 8:5). En efecto, su devoción no era más que una fachada.
7. ¿Qué hacía posible que los comerciantes quebrantaran la Ley de Dios?
7 Ahora bien, ¿cómo conseguían librarse del castigo por quebrantar la Ley divina, que mandaba: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”? (Levítico 19:18.) Se salían con la suya porque estaban confabulados con los jueces, quienes deberían haber velado por el cumplimiento de la Ley. En la puerta de la ciudad, donde se atendían los casos judiciales, los jueces ‘tomaban dinero con el que se compraba su silencio y desviaban a la gente pobre’. En lugar de proteger a los pobres, los traicionaban a cambio de un soborno (Amós 5:10, 12). Como vemos, los jueces también hacían caso omiso de la Ley de Dios.
8. ¿Qué conducta pasaban por alto los sacerdotes malvados?
8 Mientras tanto, ¿qué hacían los sacerdotes de Israel? Para averiguarlo, centremos nuestra atención en otro escenario. Fijémonos en qué pecados permitían los sacerdotes “en la casa de sus dioses”. Mediante Amós, Dios dijo: “Un hombre y su propio padre han ido a la misma muchacha, con el propósito de profanar mi santo nombre” (Amós 2:7, 8). ¡Qué desvergüenza! Padres e hijos israelitas cometían actos inmorales con la misma prostituta de templo, y aquellos sacerdotes malvados pasaban por alto semejante inmundicia (Levítico 19:29; Deuteronomio 5:18; 23:17).
9, 10. ¿De qué violaciones de la Ley de Dios eran culpables los israelitas, y qué paralelo se observa hoy día?
9 Con referencia a otro mal proceder, Jehová declaró: “Sobre vestiduras tomadas en prenda se estiran al lado de todo altar; y el vino de los que han sido multados beben en la casa de sus dioses” (Amós 2:8). Está claro que los sacerdotes y el pueblo en general tampoco obedecían la ley que se halla en Éxodo 22:26, 27, donde dice que el vestido tomado en prenda tenía que devolverse antes de que se pusiera el Sol. Por el contrario, lo empleaban como manta en la que tenderse mientras banqueteaban y bebían en honor de dioses falsos. Y con las multas que imponían a los pobres, compraban el vino que bebían en celebraciones paganas. ¡Cuánto se habían apartado de la senda de la adoración pura!
10 Los israelitas estaban infringiendo descaradamente los dos mayores mandamientos de la Ley: amar a Jehová y amar al prójimo. Por consiguiente, Jehová envió a Amós para que condenara su infidelidad. Hoy día, tanto las naciones de la cristiandad como las del resto del mundo se ven plagadas por la misma corrupción que existía en el antiguo Israel. Mientras unas pocas personas prosperan, las prácticas inmorales de los líderes corruptos de las grandes empresas, la política o la religión falsa arruinan en sentido económico y emocional a muchas otras. No obstante, Jehová se interesa por aquellos que sufren y que se sienten impulsados a buscarlo. Por este motivo, ha encomendado a sus siervos de la actualidad una tarea semejante a la de Amós: proclamar Su palabra con valor.
11. ¿Qué nos enseña el ejemplo de Amós?
11 Puesto que existen grandes similitudes entre la obra de Amós y la nuestra, obtendremos muchos beneficios si analizamos su ejemplo. De hecho, Amós nos enseña 1) qué mensaje debemos proclamar, 2) cómo debemos hacerlo y 3) por qué no pueden detener nuestra predicación los opositores. Examinemos estos tres puntos uno a uno.
Cómo podemos imitar a Amós
12, 13. ¿Cómo mostró Jehová el desagrado que le causaban los israelitas, y cuál fue la reacción de ellos?
12 Los testigos de Jehová centramos nuestro ministerio cristiano en la obra de predicar el Reino y hacer discípulos (Mateo 28:19, 20; Marcos 13:10). Sin embargo, también damos a conocer las advertencias divinas, de la misma forma que Amós declaró que Jehová condenaría a los inicuos. Por ejemplo, Amós 4:6-11 muestra que en repetidas ocasiones Dios expresó claramente el desagrado que le causaban los israelitas. Los castigó con “falta de pan”, retuvo de ellos “el aguacero”, los hirió con “abrasamiento y tizón”, y les envió “una peste”. ¿Consiguieron todas estas desgracias que los israelitas se arrepintieran? “No volvieron a mí”, dijo Dios. De hecho, lo rechazaron una y otra vez.
13 Así pues, los israelitas impenitentes sufrieron el castigo divino, pero no sin antes recibir una advertencia profética. En armonía con esto, Dios había declarado: “El Señor Soberano Jehová no hará ni una cosa a no ser que haya revelado su asunto confidencial a sus siervos los profetas” (Amós 3:7). Tal como Jehová había revelado a Noé la venida del Diluvio y le había dicho que advirtiera a la gente, de igual modo comisionó a Amós para que diera una última advertencia. Lamentablemente, Israel no prestó atención a este mensaje divino ni rectificó su conducta.
14. ¿Qué semejanzas existen entre la época de Amós y la nuestra?
14 De seguro concordaremos en que la época de Amós y la nuestra guardan notables semejanzas. Jesucristo profetizó que en el tiempo del fin se producirían numerosas calamidades, y también predijo una obra de predicación mundial (Mateo 24:3-14). Sin embargo, al igual que en los días de Amós, la mayoría de la gente pasa por alto tanto las señales de los tiempos como el mensaje del Reino. Las consecuencias para estas personas serán las mismas que sufrieron los israelitas que no se arrepintieron, a quienes Jehová advirtió: “Prepárate para encontrarte con tu Dios” (Amós 4:12). Se encontraron con Dios cuando él ejecutó su sentencia: fueron conquistados por Asiria. En nuestros días, este mundo impío ‘se encontrará con Dios’ en Armagedón (Revelación [Apocalipsis] 16:14, 16). Pero mientras Jehová siga mostrando paciencia, dirigimos a cuantas personas podemos esta exhortación: “Busquen a Jehová, y sigan viviendo” (Amós 5:6).
Afrontemos la oposición como lo hizo Amós
15-17. a) ¿Quién era Amasías, y cómo respondió a las declaraciones de Amós? b) ¿Qué acusaciones presentó Amasías contra Amós?
15 No solo podemos imitar a Amós respecto a qué proclamar, sino también respecto a cómo hacerlo. Este hecho se resalta en el capítulo 7, donde encontramos al sacerdote mencionado al comienzo. Nos referimos a “Amasías el sacerdote de Betel” (Amós 7:10). La ciudad de Betel era un centro de la religión apóstata de Israel, la cual incluía la adoración de becerros. Por lo tanto, Amasías era un sacerdote de la religión oficial de la nación. ¿Qué hizo al oír las valientes declaraciones de Amós?
16 Amasías dijo al profeta: “Oh hombre de visiones, anda, vete corriendo a la tierra de Judá, y allí come pan, y allí puedes profetizar. Pero en Betel ya no debes volver a profetizar, porque es el santuario de un rey y es la casa de un reino” (Amós 7:12, 13). En esencia, le dijo: “¡Vete a tu casa! Tenemos nuestra propia religión”. Además, procuró que el gobierno proscribiera las actividades de Amós diciendo a Jeroboán II: “Amós ha conspirado contra ti dentro de la misma casa de Israel” (Amós 7:10). En efecto, Amasías acusó al profeta de traición. Le aseguró al rey: “Esto es lo que ha dicho Amós: ‘A espada Jeroboán morirá; y en lo que respecta a Israel, sin falta irá al destierro desde su propio suelo’” (Amós 7:11).
17 Amasías condensó en esa única oración tres afirmaciones engañosas. Por un lado, declaró: “Esto es lo que ha dicho Amós”. Pero Amós nunca se había atribuido la autoría de la profecía. Al contrario, siempre aseguraba: “Esto es lo que ha dicho Jehová” (Amós 1:3). Amasías también lo acusó de afirmar: “A espada Jeroboán morirá”. Sin embargo, como vemos en Amós 7:9, lo que él en realidad había profetizado era esto: “Yo [Jehová] ciertamente me levantaré contra la casa de Jeroboán con una espada”. Dios había anunciado que tal calamidad le sobrevendría a “la casa” del rey, es decir, a sus descendientes. Por último, Amasías aseguró que Amós había dicho: ‘Israel sin falta irá al destierro’. No obstante, Amós también había revelado que los israelitas que se pusieran de parte de Dios serían bendecidos. Obviamente, Amasías se valió de medias verdades para que se proscribiera de forma oficial la predicación de Amós.
18. ¿Qué semejanzas existen entre las tácticas de Amasías y las que emplean los eclesiásticos de la actualidad?
18 ¿Hemos notado las semejanzas entre las tácticas de Amasías y las de los enemigos del pueblo de Jehová de la actualidad? Igual que aquel sacerdote intentó acallar a Amós, ciertos sacerdotes, prelados y patriarcas de nuestros días tratan de detener la predicación de los siervos de Dios. Amasías acusó falsamente de traidor a Amós. Del mismo modo, algunos eclesiásticos sostienen falsamente que los testigos de Jehová suponen una amenaza para la seguridad nacional. Y tal como Amasías acudió al rey para combatir a Amós, así el clero recurre a sus aliados políticos para que se persiga a los testigos de Jehová.
Los adversarios no pueden detener la predicación
19, 20. ¿Cómo reaccionó Amós ante la oposición de Amasías?
19 ¿Cómo reaccionó Amós ante la oposición de Amasías? En primer lugar, preguntó al sacerdote: “¿Dices: ‘No debes profetizar contra Israel [...]’?”. Entonces, el valeroso profeta de Dios proclamó sin vacilar precisamente lo que Amasías detestaba oír (Amós 7:16, 17). Amós no se dejó intimidar. ¡Qué magnífico ejemplo para nosotros! Jamás desobedeceremos a Dios en lo que respecta a declarar su palabra, ni siquiera en los países donde Amasías modernos estén promoviendo crueles persecuciones. Al igual que Amós, seguiremos proclamando: “Esto es lo que ha dicho Jehová”. Y los opositores nunca lograrán detener nuestra predicación, pues “la mano de Jehová” está con nosotros (Hechos 11:19-21).
20 Amasías debería haber sabido que sus amenazas no servirían de nada. Amós ya había explicado por qué nadie en la Tierra podría silenciarlo, y este es el tercer punto que examinaremos. Como vemos en Amós 3:3-8, el profeta empleó una serie de preguntas para ilustrar que todo suceso tiene una causa, y luego dio esta aplicación: “¡Hay un león que ha rugido! ¿Quién no tendrá miedo? ¡El Señor Soberano Jehová mismo ha hablado! ¿Quién no profetizará?”. En otras palabras, Amós dijo a sus oyentes: “Tal como uno no puede evitar asustarse cuando oye el rugido de un león, yo no puedo dejar de predicar la palabra de Dios, pues he oído el mandato de Jehová de que lo haga”. El temor piadoso, su profunda reverencia por Jehová, lo impelió a hablar con valor.
21. ¿Cómo respondemos al mandato divino de predicar las buenas nuevas?
21 Nosotros también oímos la comisión de predicar que Jehová nos da. ¿Y cuál es nuestra respuesta? Como Amós y los primeros discípulos de Jesús, con la ayuda de Dios proclamamos valerosamente Su palabra (Hechos 4:23-31). Ni la persecución que provocan nuestros adversarios ni la apatía que demuestran aquellos a quienes predicamos nos harán callar. Con un celo similar al de Amós, los testigos de Jehová de todo el mundo nos sentimos impelidos a seguir declarando las buenas nuevas con valor. Tenemos la responsabilidad de advertir a las personas del juicio divino que se aproxima. Pero ¿qué implica ese juicio? El siguiente artículo responderá a esta pregunta.
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Los malvados no escaparán al castigo de JehováLa Atalaya 2004 | 15 de noviembre
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Los malvados no escaparán al castigo de Jehová
“Prepárate para encontrarte con tu Dios.” (AMÓS 4:12.)
1, 2. ¿Por qué podemos confiar en que Dios acabará con la maldad?
¿LLEGARÁ el día en que Dios ponga fin a la maldad y al sufrimiento que hay en la Tierra? A comienzos del siglo XXI, esta pregunta es más oportuna que nunca. Da la impresión de que en todas partes abundan las pruebas de la crueldad del hombre para con su semejante. ¡Cuánto anhelamos un mundo sin violencia, terrorismo ni corrupción!
2 Sin embargo, podemos confiar plenamente en que Jehová acabará con la maldad. Sus propias cualidades son una garantía de que actuará contra los malvados, pues es recto y justo. Su Palabra nos dice en Salmo 33:5: “Él es amador de justicia y derecho”. Y en otro salmo leemos: “Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia” (Salmo 11:5). Es evidente que Jehová, el Dios todopoderoso, que ama el derecho y la justicia, no tolerará para siempre aquello que odia.
3. ¿Qué se destacará al seguir examinando las profecías de Amós?
3 Veamos otra garantía de que Jehová pondrá fin a la maldad: los relatos de cómo actuó en el pasado. En el libro bíblico de Amós encontramos sobresalientes ejemplos del trato que Jehová dispensa a los impíos. Sigamos examinando las profecías de Amós para ver cómo se destacan tres características de los castigos divinos. Primero, siempre son merecidos. Segundo, son ineludibles. Y tercero, son selectivos, pues Jehová los impone a los malvados, pero tiene misericordia de quienes se arrepienten y manifiestan una buena disposición (Romanos 9:17-26).
Los castigos divinos siempre son merecidos
4. ¿Adónde envió Jehová a Amós, y con qué propósito?
4 En los días de Amós, los israelitas ya estaban divididos en dos reinos: al sur, el reino de dos tribus de Judá, y al norte, el de diez tribus de Israel. Jehová comisionó a Amós para que fuera profeta y lo envió desde su ciudad de origen, situada en Judá, hasta Israel, donde lo empleó para proclamar Sus juicios.
5. ¿Contra qué naciones profetizó en primer lugar Amós, y por qué razón, entre otras, merecían la condena divina?
5 Amós no comenzó su labor dando a conocer la sentencia de Dios contra el rebelde reino norteño de Israel, sino que primero proclamó el castigo divino que les esperaba a seis naciones vecinas: Siria, Filistea, Tiro, Edom, Ammón y Moab. Ahora bien, ¿merecían realmente estas naciones dicha condena? Por supuesto que sí. Para empezar, eran enemigas acérrimas del pueblo de Jehová.
6. ¿Por qué iba Dios a ocasionar grandes desgracias a Siria, Filistea y Tiro?
6 Por ejemplo, Jehová condenó a los sirios “debido a que trillaron a Galaad” (Amós 1:3). Los sirios invadieron esta región de Israel situada al este del río Jordán y causaron graves daños a los siervos de Dios que allí vivían. ¿Qué hay de Filistea y Tiro? Los filisteos eran culpables de capturar israelitas, llevarlos al destierro y venderlos a los edomitas. Además, algunos israelitas acababan en manos de tirios que se dedicaban al tráfico de esclavos (Amós 1:6, 9). En efecto: ¡vendían a siervos de Dios como esclavos! No es de extrañar que Jehová fuera a castigar con grandes desgracias a Siria, Filistea y Tiro.
7. ¿Qué tenían Edom, Ammón y Moab en común con Israel, pero cómo trataron a los israelitas?
7 Edom, Ammón y Moab compartían una peculiaridad: las tres naciones estaban emparentadas con Israel. Los edomitas descendían de Abrahán por parte de Esaú, el hermano gemelo de Jacob, así que en cierto sentido eran hermanos de los israelitas. Por otro lado, los ammonitas y los moabitas eran descendientes de Lot, sobrino de Abrahán. Pues bien, ¿trataron Edom, Ammón y Moab a sus parientes israelitas como hermanos? ¡Desde luego que no! Edom usó la espada sin piedad contra “su propio hermano”, y los ammonitas trataron con extrema crueldad a los prisioneros israelitas (Amós 1:11, 13). Y aunque Amós no hace referencia directa al maltrato que el pueblo de Dios recibió de los moabitas, estos tenían un largo historial de oposición contra Israel. A estas tres naciones emparentadas les esperaba un severo castigo. Jehová prometió traer sobre ellas una destrucción implacable.
Los castigos divinos son ineludibles
8. ¿Por qué no pudieron escapar al castigo divino las seis naciones vecinas de Israel?
8 No cabe duda de que las seis naciones que fueron objeto de las primeras profecías del libro de Amós merecían la condena divina. Además, no podrían escapar a ella. Desde el capítulo 1, versículo 3, hasta el capítulo 2, versículo 1, Jehová repite seis veces: “No lo volveré atrás”. Fiel a su palabra, no se abstuvo de castigar a esas naciones. La historia confirma las calamidades que todas sufrieron. De hecho, al menos cuatro de ellas —Filistea, Moab, Ammón y Edom— con el tiempo dejaron de existir.
9. ¿Qué merecían los habitantes de Judá, y por qué?
9 A continuación, Amós se centra en una séptima nación: Judá, su tierra de origen. Quizá a sus oyentes del reino norteño les sorprendiera oírlo proclamar una condena contra el reino de Judá. ¿Por qué merecían tal sentencia sus habitantes? “Debido a que rechazaron la ley de Jehová”, contesta Amós 2:4. Jehová no tomó a la ligera semejante falta de respeto deliberada a su Ley. Según Amós 2:5, predijo: “Enviaré un fuego dentro de Judá, y tendrá que devorar las torres de habitación de Jerusalén”.
10. ¿Por qué no pudo Judá evitar la calamidad?
10 La infiel Judá no podría evitar la calamidad que se aproximaba. Por séptima vez, Jehová dijo: “No lo volveré atrás” (Amós 2:4). Judá sufrió el castigo predicho cuando los babilonios la desolaron en el año 607 a.E.C. Una vez más comprobamos que no hay forma de que los inicuos escapen al castigo divino.
11-13. ¿Contra qué nación profetizó Amós principalmente, y qué formas de opresión existían en ella?
11 El profeta acababa de declarar las sentencias de Jehová contra siete naciones. Quienes creyeran que con ello había terminado de profetizar se equivocaron, pues aún le quedaba mucho por decir. En realidad, la comisión que Amós recibió consistía principalmente en anunciar una implacable condena contra el reino norteño de Israel, un castigo merecido debido al deplorable estado de decadencia moral y espiritual de la nación.
12 Amós denunció la opresión que proliferaba en el reino de Israel. En Amós 2:6, 7 leemos al respecto: “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Debido a tres sublevaciones de Israel, y debido a cuatro, no lo volveré atrás, debido a que vendieron a alguien justo por simple plata, y a alguien pobre por el precio de un par de sandalias. Jadean por el polvo de la tierra sobre la cabeza de personas de condición humilde; y el camino de la gente mansa desvían’”.
13 A los justos los vendían “por simple plata”, lo que probablemente significa que los jueces se dejaban sobornar con dinero y condenaban a los inocentes. Los acreedores vendían a los pobres como esclavos por el precio de “un par de sandalias”, quizá debido a deudas de poca cuantía. Los hombres despiadados ‘jadeaban’, o se afanaban con ansia, para rebajar a las “personas de condición humilde”, hasta el punto de que estas se arrojaban polvo sobre la cabeza en señal de angustia, duelo o humillación. La corrupción estaba tan extendida que “la gente mansa” no podía esperar justicia alguna.
14. ¿Quiénes estaban siendo maltratados en el reino de diez tribus de Israel?
14 Fijémonos en quiénes estaban siendo maltratados: los habitantes de la tierra que eran justos, pobres, de condición humilde y mansos. El pacto de la Ley que Jehová estableció con Israel exigía que se tuviese compasión de los débiles y necesitados. No obstante, la situación de estos en el reino de diez tribus de Israel no podía ser peor.
“Prepárate para encontrarte con tu Dios”
15, 16. a) ¿Por qué se advirtió a Israel que ‘se preparara para encontrarse con su Dios’? b) ¿Cómo indica Amós 9:1, 2 que los pecadores no escaparían a la ejecución de la sentencia divina? c) ¿Qué le ocurrió al reino de diez tribus de Israel en el año 740 a.E.C.?
15 Puesto que la inmoralidad y otros pecados abundaban en Israel, el profeta Amós tenía buenas razones para advertir al pueblo rebelde: “Prepárate para encontrarte con tu Dios” (Amós 4:12). La infiel nación de Israel no podría escapar al castigo divino que se aproximaba, pues Jehová declaró por octava vez: “No lo volveré atrás” (Amós 2:6). Respecto a los pecadores que quizá trataran de ocultarse, Dios dijo: “Ninguno de ellos que huya logrará escapar, y ninguno de ellos que escape logrará su fuga. Si cavan hasta dentro del Seol, de allí mi propia mano los tomará; y si suben a los cielos, de allí los haré bajar” (Amós 9:1, 2).
16 Los malvados no escaparían a la ejecución de la sentencia de Jehová cavando “hasta dentro del Seol”, lo que en sentido figurado alude a sus intentos de esconderse en las partes más bajas de la Tierra. Tampoco escaparían subiendo “a los cielos”, es decir, buscando refugio en las montañas altas. La advertencia de Jehová era clara: no hay escondrijo que esté fuera de su alcance. La justicia divina exigía que el reino norteño respondiera por su maldad, y el momento señalado llegó. En el año 740 a.E.C., unos sesenta años después de que Amós pusiera por escrito su profecía, el reino de Israel cayó ante los conquistadores asirios.
Los castigos divinos son selectivos
17, 18. ¿Qué revela el capítulo 9 de Amós tocante a la misericordia divina?
17 Las profecías de Amós nos han ayudado a ver que los castigos divinos siempre son merecidos e ineludibles. Pero también nos enseñan que son selectivos. Si Jehová es capaz de hallar a los malvados dondequiera que se escondan y aplicarles su sentencia, de igual manera puede encontrar a los rectos y arrepentidos, aquellos a quienes decide mostrar misericordia. Este hecho queda hermosamente destacado en el último capítulo del libro de Amós.
18 En el capítulo 9, versículo 8, leemos que Jehová declaró: “No aniquilaré completamente a la casa de Jacob”. Asimismo, según los versículos 13 a 15, prometió recoger “de vuelta a los cautivos” de su pueblo. A estos se les mostraría misericordia, y disfrutarían de seguridad y prosperidad. “El arador realmente alcanzará al cosechador”, predijo Jehová. Pensemos en ello: una cosecha tan abundante que todavía no se habría terminado de recogerla cuando llegara la temporada de arar y sembrar de nuevo.
19. ¿Qué ocurrió con un resto de Israel y Judá?
19 Se puede decir que Jehová fue selectivo al juzgar a Judá e Israel, pues castigó a los inicuos, pero tuvo misericordia de quienes se arrepintieron y mostraron la debida disposición. En cumplimiento de la promesa de restauración que aparece en el capítulo 9 de Amós, un resto arrepentido de Israel y Judá regresó del cautiverio babilónico en el año 537 a.E.C. y restauró la adoración pura en su amada tierra. Además, reconstruyeron sus casas y plantaron viñas y huertos en un entorno seguro.
No escaparán al castigo de Jehová
20. ¿Qué garantía nos ofrece el análisis de los mensajes de juicio que proclamó Amós?
20 El análisis de los mensajes divinos de juicio que proclamó Amós nos ofrece la garantía de que Jehová pondrá fin a la maldad actual. ¿Por qué? Primero, porque estos ejemplos de lo que Jehová hizo con los inicuos en el pasado muestran lo que hará en nuestros días. Y segundo, porque la ejecución de la sentencia divina contra el apóstata reino de Israel indica claramente que Dios causará la destrucción de la cristiandad, la parte más reprensible de “Babilonia la Grande”, el imperio mundial de la religión falsa (Revelación 18:2).
21. ¿Por qué merece la cristiandad el castigo divino?
21 No cabe la menor duda de que la cristiandad merece el castigo divino. El deplorable estado religioso y moral en que se encuentra habla por sí mismo. La sentencia de Jehová contra la cristiandad —y el resto del mundo de Satanás— es merecida. También es ineludible, pues cuando llegue el momento de su ejecución, se cumplirán las palabras del capítulo 9 de Amós, versículo 1: “Ninguno de ellos que huya logrará escapar, y ninguno de ellos que escape logrará su fuga”. En efecto, sin importar dónde se escondan los inicuos, Jehová los encontrará.
22. ¿Qué aspectos de los castigos divinos pone de relieve 2 Tesalonicenses 1:6-8?
22 Los castigos divinos siempre son merecidos, ineludibles y selectivos, como se desprende de estas palabras del apóstol Pablo: “Es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús” (2 Tesalonicenses 1:6-8). “Es justo por parte de Dios” saldar cuentas con quienes merecen su condena por causar tribulación a sus ungidos. Los impíos no sobrevivirán a ‘la revelación de Jesús con sus poderosos ángeles en fuego llameante’, así que ese castigo será ineludible. También será selectivo, pues Jesús traerá “venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas”, pero con ello consolará a los fieles que sufren tribulación.
Esperanza para los rectos
23. ¿Qué consuelo y esperanza ofrece el libro de Amós?
23 Las profecías de Amós contienen un maravilloso mensaje de consuelo y esperanza para las personas de buena disposición. Como se predijo en el libro de Amós, Jehová no aniquiló totalmente a su pueblo antiguo. Con el tiempo reunió a los cautivos de Israel y Judá, los hizo regresar a su tierra de origen y los bendijo con abundante seguridad y prosperidad. ¿Qué significa esto en nuestros días? Podemos estar seguros de que, en la venidera ejecución de la sentencia divina, Jehová hallará a los malvados dondequiera que se escondan y encontrará a los que considere dignos de su misericordia en cualquier lugar de la Tierra en que vivan.
24. ¿Qué bendiciones han recibido los siervos de Jehová de la actualidad?
24 Mientras llega el momento de que Jehová ejecute su sentencia contra los malvados, ¿qué experimentamos sus siervos fieles? Pues bien, él nos está bendiciendo con desbordante prosperidad espiritual. Nuestra forma de adoración está libre de las mentiras y tergiversaciones que se han derivado de las doctrinas falsas de la cristiandad. Además, Jehová nos ha bendecido con abundante alimento espiritual. Sin embargo, recordemos que estas generosas bendiciones de Jehová conllevan una gran responsabilidad. Él espera de nosotros que advirtamos al prójimo del castigo que se aproxima. Nuestro deseo es hacer todo lo posible por encontrar a los que están “correctamente dispuestos para vida eterna” (Hechos 13:48). Así es, queremos ayudar a cuantas personas podamos a que se beneficien de la prosperidad espiritual de la que nosotros ya disfrutamos. Y deseamos que sobrevivan a la venidera ejecución de la sentencia divina contra los inicuos. Naturalmente, para obtener estas bendiciones debemos poseer una buena condición de corazón. Como veremos en el siguiente artículo, las profecías de Amós también recalcan este aspecto.
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Busquemos a Jehová, Aquel que examina los corazonesLa Atalaya 2004 | 15 de noviembre
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Busquemos a Jehová, Aquel que examina los corazones
“Búsquenme, y sigan viviendo.” (AMÓS 5:4.)
1, 2. ¿Qué hemos de entender cuando las Escrituras dicen que Jehová “ve lo que es el corazón”?
JEHOVÁ DIOS le dijo al profeta Samuel: “El simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón” (1 Samuel 16:7). ¿Cómo ve Jehová “lo que es el corazón”?
2 En las Escrituras, el corazón simboliza a menudo la persona interior: sus deseos, pensamientos, emociones y afectos. Así que cuando la Biblia dice que Dios ve el corazón, hemos de entender que mira más allá de la apariencia externa de alguien y se centra en su verdadera personalidad.
Dios examina a Israel
3, 4. Según Amós 6:4-6, ¿qué condiciones existían en el reino de diez tribus de Israel?
3 ¿Qué vio Aquel que examina los corazones cuando, allá en los días de Amós, fijó su mirada en el reino de diez tribus de Israel? Amós 6:4-6 habla de hombres ‘que se acostaban en lechos de marfil, se echaban sobre sus divanes, y comían los carneros del rebaño y los toros jóvenes de entre los becerros engordados’. Además, ‘habían inventado para sí instrumentos de canto y bebían de tazones de vino’.
4 A primera vista, la escena podría parecer agradable. En la comodidad de sus lujosos hogares, los ricos disfrutaban de la comida y bebida más selecta, y se entretenían con los mejores instrumentos musicales. También poseían “lechos de marfil”. En Samaria, la capital del reino de Israel, los arqueólogos han hallado piezas de marfil exquisitamente talladas (1 Reyes 10:22). Es muy probable que muchas de ellas estuvieran adheridas al mobiliario o incrustadas en los paneles decorativos de las paredes.
5. ¿Por qué estaba disgustado Dios con los israelitas contemporáneos de Amós?
5 ¿Le molestaba a Jehová que los israelitas vivieran con comodidad, saborearan deliciosos manjares y vino excelente o escucharan música agradable? ¡Desde luego que no! Al fin y al cabo, es él quien provee todas estas cosas en abundancia para nuestro disfrute (1 Timoteo 6:17). Más bien, le disgustaban los malos deseos del pueblo y la maldad de sus corazones, así como su actitud irrespetuosa hacia Él y su falta de amor por sus hermanos israelitas.
6. ¿Cuál era el estado espiritual de Israel en tiempos de Amós?
6 Los que ‘se echaban sobre sus divanes, comían los carneros del rebaño, bebían vino e inventaban instrumentos de canto’ se iban a llevar una sorpresa. A tales hombres se les preguntó: “¿Están ustedes poniendo fuera de su mente el día calamitoso [...]?”. Las condiciones que reinaban en Israel deberían haberles preocupado muchísimo, pero lo cierto era que “no [habían] enfermado ante la catástrofe de José” (Amós 6:3-6). Pese a la prosperidad económica de la nación, Jehová vio que José —es decir, Israel— se hallaba en un estado espiritual desastroso. No obstante, el pueblo seguía indiferente, absorto en sus quehaceres cotidianos. Muchas personas manifiestan hoy una actitud parecida. Quizás reconozcan que vivimos en tiempos difíciles, pero mientras ellos no se vean afectados, poco les importan los problemas ajenos. Además, ven con total indiferencia los asuntos espirituales.
Israel, una nación en decadencia
7. ¿Qué les ocurriría a los habitantes de Israel si no prestaban atención a las advertencias divinas?
7 El libro de Amós dibuja el cuadro de una nación en decadencia a pesar de su aparente prosperidad. Dado que no prestaban atención a las advertencias divinas ni corregían su punto de vista, Jehová los abandonaría en manos de sus enemigos. Los asirios los sacarían de sus espléndidos lechos de marfil y los llevarían al cautiverio. ¡Adiós a las comodidades!
8. ¿Cómo había llegado Israel a su lamentable estado espiritual?
8 ¿Cómo había llegado la nación de Israel a tan lamentable estado? Todo había comenzado en el año 997 a.E.C., cuando Rehoboam sucedió en el trono a su padre, el rey Salomón, y diez tribus de Israel se separaron de las tribus de Judá y Benjamín. El primer monarca del reino de diez tribus de Israel fue Jeroboán I, “hijo de Nebat” (1 Reyes 11:26). Este rey convenció a sus súbditos de que viajar a Jerusalén para adorar a Jehová era demasiado fatigoso para ellos. Pero en realidad no le preocupaba el bienestar del pueblo, sino sus propios intereses (1 Reyes 12:26). Temía que si los israelitas continuaban acudiendo al templo de Jerusalén para honrar a Jehová en las fiestas anuales, con el tiempo se pondrían nuevamente de parte de Judá. Para impedirlo, colocó un becerro de oro en Dan y otro en Betel. Así pues, la adoración de becerros se convirtió en la religión oficial del reino de Israel (2 Crónicas 11:13-15).
9, 10. a) ¿Qué celebraciones religiosas instauró el rey Jeroboán I? b) ¿Cómo veía Dios las fiestas que se celebraban en Israel en tiempos de Jeroboán II?
9 Jeroboán intentó dotar a la nueva religión de un aire de respetabilidad. Con ese fin instauró ceremonias religiosas que se asemejaban a las fiestas celebradas en Jerusalén. En 1 Reyes 12:32 leemos: “Jeroboán hizo además una fiesta en el mes octavo, en el día quince del mes, como la fiesta que había en Judá, a fin de hacer ofrendas sobre el altar que había hecho en Betel”.
10 Jehová nunca aprobó tales celebraciones paganas. Mediante Amós, dejó muy claro este hecho más de un siglo después, durante el mandato de Jeroboán II, quien subió al trono del reino de diez tribus de Israel en torno al año 844 a.E.C. (Amós 1:1). Según Amós 5:21-24, Dios declaró: “He odiado, he rechazado sus fiestas, y no disfrutaré del olor de sus asambleas solemnes. Pero si ustedes me ofrecen holocaustos, ni siquiera en sus ofrendas de dádivas me complaceré, ni sus sacrificios de comunión de animales cebados miraré. Remuevan de mí la bulla de sus canciones; y el sonido melodioso de sus instrumentos de cuerda no oiga yo. Y que salga rodando el derecho como aguas, y la justicia como un torrente que constantemente fluya”.
Paralelos con nuestros días
11, 12. ¿Qué paralelos se observan entre el culto del antiguo Israel y el de la cristiandad?
11 Está claro que Jehová examinó los corazones de los participantes en las fiestas de Israel y rechazó sus celebraciones y ofrendas. Del mismo modo hoy, Dios repudia las festividades paganas de la cristiandad, como la Navidad o la Pascua Florida. Para los siervos de Jehová, la justicia no es compatible con el desafuero, ni la luz con la oscuridad (2 Corintios 6:14-16).
12 Pueden observarse más paralelos aún entre el culto que practica la cristiandad y el de los israelitas que adoraban becerros. Aunque algunos cristianos nominales aceptan la verdad de la Biblia, la cristiandad en general no adora a Dios porque lo ame de veras. Si así fuera, se esforzaría por adorarlo como a él le agrada, es decir, “con espíritu y con verdad” (Juan 4:24). Además, la cristiandad no permite que “salga rodando el derecho como aguas, y la justicia como un torrente que constantemente fluya”, sino que vez tras vez les resta importancia a los requisitos morales de Dios. De hecho, tolera la fornicación y otros pecados graves, e incluso llega al punto de bendecir las uniones homosexuales.
“Amen lo que es bueno”
13. ¿Por qué necesitamos obedecer las palabras de Amós 5:15?
13 Jehová dice a todos los que anhelan adorarle como a él le agrada: “Odien lo que es malo, y amen lo que es bueno” (Amós 5:15). El amor y el odio son sentimientos muy poderosos que emanan del corazón figurado. Dado que este puede traicionarnos, debemos hacer todo lo posible por protegerlo (Proverbios 4:23; Jeremías 17:9). Si dejamos que nuestro corazón alimente malos deseos, puede que lleguemos a amar lo malo y a odiar lo bueno. Y si para hacer realidad tales deseos practicamos el pecado, por más que manifestemos todo el celo del mundo, no recuperaremos el favor de Dios. Por lo tanto, pidámosle a Jehová que nos ayude a ‘odiar lo que es malo y amar lo que es bueno’.
14, 15. a) ¿Quiénes estaban haciendo lo bueno en Israel, pero cómo se les trataba en algunos casos? b) ¿Cómo podemos animar a los siervos de tiempo completo de nuestros días?
14 No todos los israelitas estaban practicando lo que era malo a los ojos de Jehová. Por ejemplo, Oseas y Amós ‘amaban lo que era bueno’ y fueron fieles profetas. Otros hicieron el voto de ser nazareos. Durante el período de su nazareato se abstenían de los productos de la vid, en particular del vino (Números 6:1-4). ¿Cómo veían los demás israelitas la trayectoria de sacrificio de estas personas de fe? La sorprendente respuesta a esta pregunta revela hasta qué punto se había degradado la nación. Amós 2:12 contesta: “Ustedes siguieron dando de beber vino a los nazareos, y sobre los profetas pusieron un mandato, diciendo: ‘No deben profetizar’”.
15 El fiel ejemplo de los nazareos y los profetas debería haber avergonzado a aquellos israelitas ávidos de placeres y haberlos impulsado a cambiar. Pero en vez de eso, mostrando falta de amor, procuraban desanimar a los que eran leales para que no glorificaran a Dios. No instemos nunca a nuestros hermanos precursores, misioneros, superintendentes viajantes o miembros de la familia Betel a que abandonen su servicio de tiempo completo simplemente para volver a una supuesta vida normal. Más bien, animémoslos a proseguir con su buena labor.
16. ¿Por qué puede decirse que la situación de los israelitas fue mejor en los días de Moisés que en los de Amós?
16 Aunque muchos israelitas del tiempo de Amós disfrutaban de prosperidad económica, no eran “rico[s] para con Dios” (Lucas 12:13-21). Sus antepasados se alimentaron solo de maná durante los cuarenta años que vagaron por el desierto. No celebraron banquetes con toros cebados ni se recostaron perezosamente en lechos de marfil. Sin embargo, Moisés les dijo con toda razón: “Jehová tu Dios te ha bendecido en todo hecho de tu mano. [...] Estos cuarenta años Jehová tu Dios ha estado contigo. No te ha faltado nada” (Deuteronomio 2:7). Así es, mientras estuvieron en el desierto, los israelitas siempre tuvieron cubiertas sus verdaderas necesidades. Y aún más importante, contaron con el amor, la protección y la bendición de Jehová.
17. ¿Para qué condujo Jehová a los israelitas de la antigüedad a la Tierra Prometida?
17 Jehová recordó a los contemporáneos de Amós que Él había introducido a sus antepasados en la Tierra Prometida y los había ayudado a limpiar la región de todos sus enemigos (Amós 2:9, 10). Pero ¿por qué había sacado Dios a aquellos israelitas de Egipto y los había guiado a la tierra de la promesa? ¿Fue para que llevaran una vida de ocio y lujo, y rechazaran a su Creador? ¡Claro que no! Más bien, lo hizo para que pudieran adorarlo como pueblo libre y espiritualmente puro. No obstante, los habitantes del reino de diez tribus de Israel no odiaban lo malo ni amaban lo bueno. Por el contrario, daban gloria a imágenes esculpidas y no a Jehová Dios. ¡Qué vergüenza!
Jehová pide cuentas
18. ¿Para qué nos ha liberado espiritualmente Jehová?
18 Dios no iba a pasar por alto la vergonzosa conducta de los israelitas. Él dejó clara su postura al decir: “Les pediré cuentas a ustedes por todos sus errores” (Amós 3:2). Estas palabras deben hacernos meditar sobre nuestra propia liberación de la esclavitud del Egipto de nuestros días, es decir, el presente sistema de cosas inicuo. Jehová no nos ha liberado espiritualmente para que persigamos metas egoístas, sino para que lo alabemos con sinceridad como un pueblo libre que practica la adoración pura. Y cada uno de nosotros tendrá que rendir cuentas del uso que le está dando a la libertad que Dios nos ha otorgado (Romanos 14:12).
19. ¿Qué había llegado a amar la mayoría de los israelitas, como indica Amós 4:4, 5?
19 Lamentablemente, la mayoría de los israelitas no prestó atención al impactante mensaje de Amós. El profeta puso al descubierto el deterioro espiritual de sus corazones con estas palabras que leemos en Amós 4:4, 5: “Vengan a Betel y cometan transgresión. En Guilgal sean frecuentes en cometer transgresión, [...] porque así lo han amado, oh hijos de Israel”. Los israelitas no habían cultivado buenos deseos. No habían protegido su corazón. Como consecuencia, en su mayoría habían llegado a amar lo malo y a odiar lo bueno. Aquellos obstinados adoradores de becerros no cambiaron de proceder, así que Jehová les pediría cuentas y tendrían que morir en sus pecados.
20. ¿Cómo podemos seguir la senda que indica Amós 5:4?
20 Para cualquiera que viviera en aquel tiempo, permanecer fiel a Jehová tuvo que ser un reto. No es fácil nadar contra la corriente, como bien saben los cristianos de la actualidad, tanto jóvenes como adultos. Sin embargo, el amor a Dios y el deseo de agradarle motivaron a algunos israelitas a practicar la adoración verdadera. A estos, Jehová les hizo la afectuosa invitación registrada en Amós 5:4: “Búsquenme, y sigan viviendo”. Pues bien, Dios muestra hoy la misma misericordia a quienes se arrepienten y lo buscan adquiriendo conocimiento exacto de Su Palabra y haciendo Su voluntad. No es una senda fácil, pero conduce a la vida eterna (Juan 17:3).
Prosperidad a pesar del hambre espiritual
21. ¿Qué clase de hambre padecen quienes no practican la adoración verdadera?
21 ¿Qué les esperaba a quienes no apoyaban la adoración verdadera? La peor clase de hambre: la espiritual. “Vienen días —dijo el Señor Soberano Jehová— [...], y ciertamente enviaré un hambre al país, un hambre, no de pan, y una sed, no de agua, sino de oír las palabras de Jehová.” (Amós 8:11.) La cristiandad está sumida en dicha hambre, pero las personas sinceras que hay en ella ven la prosperidad espiritual del pueblo de Dios y acuden a Su organización. Las siguientes palabras de Jehová marcan muy bien el contraste entre la situación de la cristiandad y la de los verdaderos cristianos: “¡Miren! Mis propios siervos comerán, pero ustedes mismos padecerán hambre. ¡Miren! Mis propios siervos beberán, pero ustedes mismos padecerán sed. ¡Miren! Mis propios siervos se regocijarán, pero ustedes mismos sufrirán vergüenza” (Isaías 65:13).
22. ¿Qué motivos tenemos para regocijarnos?
22 ¿Valoramos personalmente las dádivas y bendiciones espirituales que recibimos por ser siervos de Jehová? Cuando estudiamos la Biblia y las publicaciones cristianas, así como cuando asistimos a las reuniones de congregación y a las asambleas, realmente nos invade el deseo de clamar gozosamente a causa de nuestra buena condición de corazón. Nos regocija la clara comprensión que tenemos de la Palabra de Dios, incluidas las profecías que Amós escribió por inspiración divina.
23. ¿De qué disfrutan los seres humanos que glorifican a Dios?
23 Las profecías de Amós contienen un mensaje de esperanza para todos los seres humanos que aman a Dios y desean darle gloria. Sin importar nuestra presente situación económica ni las pruebas que debamos afrontar en este mundo turbulento, los que amamos a Jehová disfrutamos de sus bendiciones y del mejor alimento espiritual (Proverbios 10:22; Mateo 24:45-47). Así pues, que toda la gloria vaya a Dios, quien con tanta generosidad nos proporciona todas las cosas para nuestro beneficio. Resolvámonos a alabarlo sinceramente por la eternidad. Ese será nuestro gozoso privilegio si buscamos a Jehová, Aquel que examina los corazones.
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