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¿Por qué estoy obsesionada con el peso?¡Despertad! 1999 | 22 de abril
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“Tengo una gran lucha interna. Por un lado, quiero comer, y por otro, me resisto porque tengo miedo de engordar demasiado.”—Jaimee.
¿QUÉ es lo que más temes? Muchas chicas responderían, sin dudar, que lo que más les preocupa es aumentar de peso. De hecho, una encuesta reveló que a las jóvenes de hoy les da más miedo engordar que una guerra nuclear, el cáncer o hasta perder a sus padres.
A veces, la inquietud por el peso comienza a una edad sorprendentemente temprana. La doctora Catherine Steiner-Adair dice que muchas niñas, incluso antes de llegar a la adolescencia, se reúnen para hablar de sobrepeso, y en tales charlas manifiestan el desprecio mutuo que sienten por sus cuerpos. Obviamente, no hablan por hablar. En una encuesta efectuada entre 2.379 niñas, el 40% estaba tratando seriamente de perder peso. Y las encuestadas solo tenían 9 ó 10 años.
Con el tiempo, muchas de ellas pueden caer en la trampa de las dietas de moda. Peor aún, algunas pueden acabar como Jenna, joven de 20 años que mide 1,60 metros (5 pies y 4 pulgadas) y solo pesa 40 kilos (90 libras). “Es que no quiero comer —dice Jenna—. Temo que si lo hago, volveré a recuperar en un mes lo que me ha costado tres años perder.”
Tal vez puedas ponerte en el lugar de Jenna. Quizás tú también hayas querido adelgazar para verte mejor. Desde luego, no hay nada malo en preocuparse por la apariencia. Pero en el caso de Jenna, el afán de adelgazar casi le costó la vida.
Se matan de hambre
Jenna lucha con un peligroso trastorno alimentario denominado anorexia nerviosa, lo mismo que Jaimee, citada al principio. Estas jóvenes se estaban matando literalmente de hambre, y no son las únicas. Se calcula que 1 de cada 100 muchachas padece anorexia. Eso significa que el problema afecta a millones de jóvenes, tal vez incluso a alguna que tú conozcas.a
La anorexia puede desencadenarse de un modo bastante inocente. La adolescente empieza una dieta aparentemente inofensiva, quizás para perder unos kilos. Pero cuando alcanza su objetivo, no queda satisfecha. Al mirarse al espejo queda descontenta; sigue viéndose gorda, así que decide bajar un poco más. Luego otro poco más, y otro poco más... y se presenta el problema: la semilla de la anorexia ya está sembrada.
Por supuesto, no todas las jóvenes que se ponen a dieta son anoréxicas. Algunas tienen motivos válidos para preocuparse, y les beneficiaría perder un poco de peso. Pero muchas tienen un criterio distorsionado de su figura. La revista FDA Consumer asemeja esta actitud a la acción de mirarse en un espejo curvo de feria. “Te ves más gorda de lo que eres”, comenta.
De ahí que la anoréxica tenga un miedo patológico a engordar, aunque esté flaca como un palo. Tal vez haga ejercicio de manera compulsiva para mantener el peso y suba varias veces al día a la báscula para asegurarse de que no está experimentando una “regresión”. En las comidas, solo se sirve porciones minúsculas. O tal vez ni siquiera come. “Cada día iba a la escuela con el almuerzo que me había preparado mamá, y casi a diario lo tiraba a la basura —dice Heather—. Pronto me acostumbré tanto a no comer que aunque quisiera, no podía. No tenía hambre.”
Al principio, las anoréxicas como Heather están contentísimas de ver cómo adelgazan. Pero finalmente, la falta de nutrición adecuada se hace sentir. La enferma se vuelve somnolienta y aletargada. Sus tareas escolares se ven afectadas. Puede que le cese la menstruación.b Con el tiempo, el ritmo cardíaco y la presión sanguínea le pueden bajar peligrosamente. Ella, en cambio, vive ajena a todo peligro. De hecho, el único peligro que le preocupa es el de recuperar el peso perdido, aunque solo sea un poco.
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¿Por qué estoy obsesionada con el peso?¡Despertad! 1999 | 22 de abril
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Riesgos para la salud
Los tres trastornos alimentarios pueden repercutir gravemente en la salud. La anorexia llega a provocar desnutrición grave, y en muchos casos —según algunos cálculos hasta el 15%— puede resultar mortal. Los atracones, vayan seguidos de vómitos o no, son perjudiciales para la salud. La obesidad puede acabar ocasionando graves enfermedades cardiovasculares, diabetes y hasta algunos tipos de cáncer. Los vómitos autoinducidos perforan a veces el esófago, y el uso excesivo de laxantes y diuréticos puede conducir, en casos extremos, a un paro cardíaco.
Pero hay otro aspecto de los trastornos alimentarios que debe tomarse en cuenta. Tanto en el caso de la anorexia, como en el de la bulimia y la sobreingesta compulsiva, las afectadas suelen sentirse infelices. Tienden a tener poca autoestima y son más proclives a la ansiedad y la depresión. Es obvio que necesitan ayuda. Pero ¿cómo se las puede ayudar a librarse de su obsesión con el peso? Esta pregunta se tratará en un artículo futuro de esta serie.
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