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  • ¿Cómo controla la paz del Cristo en nuestros corazones?
    La Atalaya 2001 | 1 de septiembre
    • Cuando nos agobia la inquietud

      8. ¿Cuáles son algunas causas de inquietud, y en qué puede resultar esta?

      8 La inquietud es muy común en estos “últimos días” (2 Timoteo 3:1). Es cierto que Jesús dijo: “Dejen de inquietarse respecto a su alma, en cuanto a qué comerán, o respecto a su cuerpo, en cuanto a qué se pondrán” (Lucas 12:22), pero no todo el desasosiego es producto del interés por los bienes materiales. A Lot le “angustiaba sumamente” la depravación que había en Sodoma (2 Pedro 2:7). A Pablo le agobiaba “la inquietud por todas las congregaciones” (2 Corintios 11:28). El sufrimiento de Jesús la noche anterior a su muerte fue tal, que “su sudor se hizo como gotas de sangre que caían al suelo” (Lucas 22:44). Evidentemente, la ansiedad no siempre es indicio de una fe débil. Sin embargo, sin importar qué sea lo que la cause, si es intensa y prolongada, puede privarnos de la paz. Por culpa de ella, algunos hermanos se han sentido abrumados e incapaces de seguir cumpliendo con las obligaciones que conlleva el servicio a Jehová. “La solicitud ansiosa en el corazón de un hombre es lo que lo agobia”, dice la Biblia (Proverbios 12:25). Entonces, ¿qué podemos hacer si nos sentimos afligidos por las inquietudes?

      9. ¿Qué medidas prácticas pueden adoptarse para calmar la ansiedad, pero con qué causas de inquietud es imposible acabar?

      9 En algunos casos es posible tomar medidas prácticas. Si lo que nos angustia es una enfermedad, lo prudente es darle atención, aunque cada uno ha de tomar su propia decisión al respecto (Mateo 9:12).a En caso de que nos agobien nuestros muchos deberes, tal vez sea posible delegar algunos (Éxodo 18:13-23). Ahora bien, ¿qué pueden hacer aquellos que tienen pesadas obligaciones que no es posible delegar, como sucede con los padres? ¿Y el cristiano cuyo cónyuge está opuesto? ¿Y la familia que pasa por graves apuros económicos o que vive en zona de guerra? Es obvio que no está en nuestra mano acabar con todas las causas de zozobra que hay en este sistema de cosas, pero, aun así, es posible conservar la paz del Cristo en nuestro corazón. ¿De qué modo?

      10. ¿De qué dos maneras puede tratar de calmar la inquietud el cristiano?

      10 Una manera de hacerlo es buscando consuelo en la Palabra de Dios. “Cuando mis pensamientos inquietantes llegaron a ser muchos dentro de mí, tus propias consolaciones empezaron a acariciar mi alma”, escribió el rey David (Salmo 94:19). En las Escrituras encontramos las “consolaciones” de Jehová. Consultar con frecuencia este Libro inspirado nos ayudará a conservar la paz del Cristo en el corazón. La Biblia dice: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo” (Salmo 55:22). De igual modo, Pablo escribió: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús” (Filipenses 4:6, 7). La oración constante y ferviente contribuirá a que conservemos la paz.

      11. a) ¿Qué buen ejemplo nos dio Jesús respecto a la oración? b) ¿Cómo debemos ver la oración?

      11 Jesús fue un magnífico ejemplo a este respecto. Hubo ocasiones en que estuvo orando a su Padre durante horas enteras (Mateo 14:23; Lucas 6:12). La oración le ayudó a aguantar la prueba más difícil. La noche antes de morir, su angustia se intensificó sobremanera. ¿Cuál fue su reacción? Oró “más encarecidamente” (Lucas 22:44). En efecto, el Hijo perfecto de Dios era un hombre de oración. Por consiguiente, cuánto más debemos adoptar la costumbre de orar sus seguidores imperfectos. Jesús enseñó a sus discípulos a “orar siempre y no desistir” (Lucas 18:1). La oración es una comunicación real y esencial con Aquel que nos conoce mejor que nosotros mismos (Salmo 103:14). A fin de conservar la paz del Cristo en nuestros corazones, debemos ‘orar incesantemente’ (1 Tesalonicenses 5:17).

  • ¿Cómo controla la paz del Cristo en nuestros corazones?
    La Atalaya 2001 | 1 de septiembre
    • a A veces, las enfermedades, como la depresión clínica, causan o intensifican la ansiedad.

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