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Ansiedad por el peligroLa Atalaya 2015 | 1 de julio
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Ansiedad por el peligro
“Cuando oigo las sirenas, se me acelera el corazón y corro al refugio antiaéreo —dice Alona—. Pero incluso allí me siento nerviosa. Y es peor si estoy fuera de casa, sin un lugar donde protegerme. Un día que iba por la calle sonaron las sirenas. Empecé a llorar y no podía respirar. Pasaron horas hasta que logré calmarme. Y entonces las sirenas volvieron a sonar.”
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Ansiedad por el peligroLa Atalaya 2015 | 1 de julio
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Con su esposo, Avi
Y es que la oración nos puede tranquilizar. “Cuando empiezan a sonar las sirenas, le pido a Dios que me ayude a calmarme —relata Alona—. Además, mi esposo me llama por teléfono y oramos juntos. Eso me tranquiliza.”
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