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La presión de nuestros compañeros: ¿puede ser provechosa?La Atalaya 1999 | 1 de agosto
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Aprovechemos la sana influencia de nuestros compañeros
Los médicos y otros profesionales de la salud saben lo valioso que es rodear a los pacientes de personas optimistas y de otras influencias sanas. Tal ambiente puede ayudarlos a recobrar la salud. Quienes han perdido un miembro del cuerpo, por ejemplo, a menudo reciben ayuda durante el largo proceso de rehabilitación física y recuperación emocional cuando otros que han sufrido un trauma similar les cuentan su experiencia y les dan ánimo. Es obvio que cuando estamos en un ambiente sano, con personas optimistas a quienes podemos imitar, nos hallamos ante una presión de grupo positiva.
Este principio también es cierto en la congregación cristiana, pues una de las razones por las que Jehová manda que su pueblo se reúna regularmente es para que se beneficie de la buena influencia de sus compañeros. Dios nos exhorta a ‘incitarnos al amor y a las obras excelentes y animarnos unos a otros’ (Hebreos 10:24, 25). Ese ánimo es de gran valor debido a las muchas presiones negativas y dañinas del mundo de la actualidad. Como consecuencia de tales presiones, los cristianos tienen que ‘esforzarse vigorosamente’ por mantenerse fuertes en sentido espiritual (Lucas 13:24). Por eso necesitamos y agradecemos el apoyo amoroso de nuestros hermanos en la fe. Además, algunos quizás tengan que aguantar ‘espinas en la carne’, como lo son las enfermedades o las discapacidades (2 Corintios 12:7). Otros pudieran estar luchando para superar ciertos malos hábitos o la depresión, o quizá se les haga difícil cumplir con las exigencias de la vida. Por eso es prudente rodearnos de personas que se mantengan cerca de Jehová Dios y que disfruten sirviéndole. Tales compañeros nos levantarán el ánimo y nos ayudarán a ‘aguantar fieles hasta el fin’ (Mateo 24:13).
De modo que si escogemos a buenos compañeros, podemos controlar la influencia que ejercen en nosotros. Asimismo, el excelente alimento espiritual y la guía práctica que se suministra en las reuniones cristianas refuerza el ánimo personal que recibimos de los hermanos.
Claro está, no siempre es fácil llegar a las reuniones cristianas. Algunos reciben poco apoyo de sus cónyuges, o no reciben ninguno; otros tal vez tengan que preparar a los hijos, o quizás tengan problemas con la transportación. Pero piense: si no permite que estos obstáculos le impidan asistir a las reuniones, el ejemplo que usted dé podrá animar a otros hermanos que afrontan circunstancias parecidas. En otras palabras, usted y quienes están en su misma situación no solo dan un buen ejemplo, sino que también son una influencia sana para sus compañeros, y lo hacen sin ejercer la más mínima presión sobre nadie.
De hecho, el apóstol Pablo, quien también afrontó muchas dificultades y obstáculos, animó a los cristianos a imitar su buen ejemplo y el de otros cristianos maduros. Dijo: “Unidamente háganse imitadores de mí, hermanos, y fijen los ojos en los que andan de la manera que concuerde con el ejemplo que ustedes tienen en nosotros” (Filipenses 3:17; 4:9). Los primeros cristianos de Tesalónica siguieron el buen ejemplo de Pablo. Este escribió acerca de ellos: “Ustedes llegaron a ser imitadores de nosotros y del Señor, puesto que aceptaron la palabra bajo mucha tribulación con gozo de espíritu santo, de modo que llegaron a ser un ejemplo a todos los creyentes de Macedonia y de Acaya” (1 Tesalonicenses 1:6, 7). Nuestra actitud y ejemplo positivos pueden tener un efecto similar en nuestros compañeros.
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La presión de nuestros compañeros: ¿puede ser provechosa?La Atalaya 1999 | 1 de agosto
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Es mucho más sabio cultivar amistades con quienes se esfuerzan por agradar a Jehová, que se deleitan en asuntos espirituales. Estos compañeros nos ayudarán a reflejar “la sabiduría de arriba”. Dicha sabiduría “es primeramente casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, [...] [y no] hipócrita” (Santiago 3:17). Esto no significa que las personas espirituales sean incapaces de hablar de otros asuntos aparte de los espirituales. Por el contrario, solo piense en los diversos temas interesantes que se presentan en las publicaciones de la Watch Tower, tales como la revista ¡Despertad! En realidad, los temas edificantes sobre los que podemos hablar no tienen fin, y al mostrar interés en una amplia variedad de materias demostramos amor por la vida y por la creación de Jehová.
Tal como el buen tenista mejora sus habilidades al hacer frente a otros buenos jugadores, así los buenos compañeros nos elevan en sentido mental, emocional y espiritual. Por otro lado, los amigos inapropiados pueden encaminarnos a un derrotero de hipocresía al animarnos a llevar una doble vida. Cuánto mejor es disfrutar de una conciencia limpia y de amor propio.
Algunos que se han beneficiado
La mayoría de las personas encuentran que no es muy difícil aprender las doctrinas de la Biblia, así como sus requisitos morales y espirituales. Sin embargo, lo que pudiera ser difícil es cumplir con ellos. Los siguientes ejemplos demuestran que la sana influencia de grupo puede ayudarnos a servir a Jehová de toda alma.
Un Testigo que participa en el ministerio de tiempo completo con su esposa dijo que los ejemplos de sus compañeros influyeron en las metas de su vida. Mientras crecía tuvo que soportar influencias perjudiciales. Pero escogió a amigos que lo animaban a ser regular en el ministerio y en la asistencia a las reuniones cristianas. La relación con estos lo ayudó a seguir adelante hacia la madurez espiritual.
Otro Testigo escribe: “Cuando mi esposa y yo nos casamos, nos mudamos a una congregación donde servía un matrimonio de precursores de más o menos nuestra edad. Su ejemplo contribuyó a que emprendiéramos el ministerio de tiempo completo. Luego, nosotros también nos concentramos en fomentar el espíritu de precursor en la congregación, de modo que muchos publicadores se hicieron precursores”.
Relacionarnos con quienes tienen metas teocráticas puede lograr que nos resulte más fácil obedecer a Jehová. Este es otro beneficio de la buena influencia del prójimo. Un Testigo que emprendió el ministerio de tiempo completo durante su juventud y que posteriormente sirvió de superintendente viajante, ahora trabaja en una de las sucursales de la Sociedad Watch Tower. Escribe: “Entre mis primeros gratos recuerdos figuran las visitas a nuestro hogar de siervos de tiempo completo. Siempre cabía una silla más en la mesa del comedor. Un superintendente de circuito me regaló un maletín para predicar cuando yo tenía 10 años. Hasta el día de hoy, ese maletín significa mucho para mí”.
Al reflexionar sobre su adolescencia, este Testigo añade: “Muchos de los jóvenes de la congregación querían participar en las actividades de la congregación, y su ejemplo estimuló a otros a tener ese mismo deseo”. Las buenas compañías ayudaron a este joven, parecido a un brote, a convertirse en un cristiano maduro, semejante a un árbol. Padres, ¿invitan a su hogar a quienes pueden tener un efecto positivo y edificante en sus hijos? (Malaquías 3:16.)
Claro está, no todos pueden participar en el ministerio de tiempo completo, como los hermanos a quienes hemos mencionado. Pero todos podemos aprender a amar a Jehová ‘con todo el corazón, alma y mente’ (Mateo 22:37). Los compañeros que escogemos tienen mucho que ver con el que cultivemos ese amor y, por consiguiente, con el que tengamos la perspectiva de alcanzar la vida eterna.
El salmista dio una fórmula eficaz para tener verdadero éxito en la vida: “Feliz es el hombre que no ha andado en el consejo de los inicuos, y en el camino de los pecadores no se ha parado, y en el asiento de los burladores no se ha sentado. Antes bien, su deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja. Y ciertamente llegará a ser como un árbol plantado al lado de corrientes de agua, que da su propio fruto en su estación y cuyo follaje no se marchita, y todo lo que haga tendrá éxito” (Salmo 1:1-3).
¡Qué maravillosa garantía! Aunque somos imperfectos y cometemos errores, tendremos éxito en la vida si dejamos que Jehová nos guíe y si nos valemos liberalmente de otra provisión divina: compañeros que pueden ejercer una buena influencia en nosotros, a saber, “toda la asociación de [nuestros] hermanos en el mundo” (1 Pedro 5:9).
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