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La astrología hoy¡Despertad! 1989 | 22 de noviembre
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La astrología hoy
“DESDE la Casa Blanca hasta Wall Street, la astrología nunca ha sido tan popular.” Así comienza un artículo periodístico que trataba sobre el interés de los estadounidenses en la astrología.
Seguramente, la referencia a la Casa Blanca habrá traído a la mente del lector las tan divulgadas palabras de Donald T. Regan, ex jefe de gabinete del presidente de E.U.A. En su libro For the Record, él escribió:
“Durante el tiempo que fui jefe de gabinete de la Casa Blanca, casi cada paso o decisión importante que tomaban los Reagan, la consultaban con una mujer de San Francisco que confeccionaba horóscopos, con el fin de asegurarse de que la disposición de los planetas fuese favorable para ese proyecto.”
Sin importar cualquier otra conclusión que pueda sacarse de ese relato, la verdad es que desempeñó un importante papel en hacer público el gran interés que tienen en la astrología las personas del mundo occidental, un mundo en el que se supone que la ciencia moderna tendría que haber disipado hasta el último vestigio de astrología. Considere los siguientes hechos:
◼ Según la AFA (Federación Americana de Astrólogos), en Estados Unidos hay aproximadamente 5.000 astrólogos profesionales dedicados de lleno a la astrología y por lo menos 50.000 que le dedican parte del tiempo. Cada año, las tarifas que paga la gente para que se les lea el futuro, suman un total de unos 35 millones de dólares (E.U.A.).
◼ “En Francia, cada año, [...] más de 10 millones de personas consultan a alguno de los más de 30.000 astrólogos o médiums espiritistas oficialmente reconocidos”, dice Toutes les Nouvelles, una revista semanal de París.
◼ Los horóscopos aparecen regularmente en el 92% de los diarios de Estados Unidos, es decir, en 1.500 de ellos. En Alemania, cuando el diario Weser Kurier dejó de imprimir la columna del horóscopo un solo día, la redacción recibió llamadas de lectores “que no sabían si quedarse en casa o pasar el día fuera, si debían invertir su dinero, y en caso afirmativo, dónde”.
◼ Cada vez son más los astrólogos que recurren a los ordenadores. Por ejemplo, Astro Inteligencia de Suiza puede suministrar una salida impresa de ordenador de veinte páginas de extensión con un análisis del horóscopo por un coste de 55 francos suizos ($36 [E.U.A.]). Un renombrado astrólogo británico envía al año más de veinte mil horóscopos personales informatizados por un precio de aproximadamente £10 ($18 [E.U.A.]) cada uno. Y hoy día, en ciudades como Nueva York, incluso se puede pedir el horóscopo por teléfono. La Compañía Telefónica de Nueva York dice recibir alrededor de un millón de llamadas al mes.
¿A qué obedece tal fascinación?
En esta época en que la gente se esfuerza por hacer realidad sus ambiciones, cualquier cosa que prometa ayudar a entender mejor el significado de la vida o a alcanzar una mayor comprensión de uno mismo, tiene garantizada una gran aceptación. Por consiguiente, según las palabras de un observador, una de las razones por las que la gente se siente atraída hacia la astrología es que “esta afirma darle detalles de la persona más importante de todas, usted mismo”.
Pero ¿es verdad que hace eso la astrología? Y, lo más importante, ¿es verdad que los astros controlan nuestra vida? Examinemos más de cerca este fenómeno.
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¿Es verdad que los astros controlan su vida?¡Despertad! 1989 | 22 de noviembre
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¿Es verdad que los astros controlan su vida?
“SON muchas las personas que desean saber las típicas tonterías, como cuándo van a ganar un millón de dólares o cuándo conocerán a su príncipe azul”, dice cierto astrólogo. Es verdad que la mayoría de las personas que recurren a la astrología lo hacen con la intención de conocer su futuro. Y muchos astrólogos están dispuestos a satisfacer sus deseos, a cambio de ciertos honorarios, por supuesto.
No obstante, los astrólogos que se consideran modernos desprecian ese punto de vista. “Esto no es lo que yo hago —sigue diciendo el mencionado astrólogo—. Yo trato de ayudar a la gente a comprender su personalidad.” Entonces, ¿en qué sentido se espera que la astrología ayude a la gente a comprenderse a sí misma?
Todo el mundo sabe que el Sol, la Luna y las estrellas influyen en las actividades humanas. El Sol determina las estaciones y el ciclo del crecimiento. La Luna es la fuerza principal que hay detrás de las mareas. Las estrellas han sido utilizadas por mucho tiempo como guía en la navegación. ¿Es posible que estos cuerpos celestes también influyan en otras actividades de nuestra vida?
La astrología responde que sí. Su principio básico es que la posición que ocupan el Sol, la Luna y los planetas en las constelaciones en el momento de nuestro nacimiento, influye en nuestra personalidad y en nuestra vida. Por consiguiente, si sabe la fecha y el lugar de nacimiento de una persona, un astrólogo puede confeccionar un mapa u horóscopo que muestre la posición de las estrellas y de los planetas, e interpretar los factores que pueden influir en las acciones de dicha persona en un momento dado. ¿Qué base hay para tal afirmación? ¿Hasta qué grado es sensata?
Como experimento, el psicólogo francés Michel Gauquelin envió a un astrólogo la fecha y el lugar de nacimiento de un asesino que había sido ejecutado, para que las analizase. Después, envió el resultado del análisis a 150 personas que habían respondido a su anuncio, en el que ofrecía un análisis gratuito del horóscopo. ¿Qué sucedió? Resultó que el 90% de las personas dijeron que el análisis que recibieron era una descripción exacta de su personalidad y el 80% dijeron que hasta sus amistades y familiares concordaban en ello.
¡Vaya objetividad! Lo cierto es que las predicciones astrológicas por lo general están redactadas en un lenguaje tan vago —y la naturaleza humana es una cosa tan compleja—, que si uno está resuelto a buscar algo que encaje, siempre podrá encontrarlo, sin importar en qué se base la predicción.
La fuente
Todo esto nos lleva a la cuestión fundamental: suponiendo que los astros sí influyan en nuestra vida, ¿de qué manera lo hacen? De todas las fuerzas conocidas por la ciencia, ¿cuál o cuáles están implicadas? Debido a que las estrellas y los planetas están tan lejos, un científico comentó que “el tirón gravitatorio del médico que le asiste al nacer y la radiación electromagnética de las luces de la habitación, ejercen mayor influencia en el recién nacido que cualquiera de los planetas”. Si el efecto que tienen los astros no se debe a la fuerza de la gravedad, la fuerza electromagnética o cualquier otra fuerza conocida por la ciencia, ¿a qué se debe entonces?
Esta intrigante pregunta la plantea George Abell, profesor de astronomía, en el libro Science and the Paranormal. Después de examinar todas las afirmaciones hechas por astrólogos respecto al poder de las estrellas y los planetas, Abell escribe:
“Si los planetas ejerciesen alguna influencia en nosotros, tendría que ser mediante una fuerza desconocida y que poseyese propiedades muy extrañas: tendría que emanar de algunos cuerpos celestes, pero no de todos; tendría que afectar a algunas cosas de la Tierra, pero no a todas; y su poder no podría depender de la distancia, la masa y otras características de los planetas de los que emanase. En otras palabras, carecería de la universalidad, el orden y la armonía que caracteriza a toda otra fuerza y ley natural conocida que opera en el universo real.”
La ciencia no sabe de ninguna fuerza semejante. Si la astrología funciona de algún modo, tendría que hacerlo con una o más fuerzas ajenas al “universo real”. Pero, si recordamos que la astrología tiene sus raíces en la antigua Babilonia, donde se adoraba a las estrellas y planetas como si fuesen deidades, no debe sorprendernos que la fuente de su influencia no provenga del “universo real”, sino de lo sobrenatural.
El poder que hay detrás de la astrología
La Biblia indica que “el mundo entero yace en el poder del inicuo”, Satanás el Diablo, que es una criatura espíritu invisible, pero poderosa, capaz de controlar y manipular a la gente y los acontecimientos de la Tierra. (1 Juan 5:19.) Por medio de maniobrar los asuntos para hacer que ciertas predicciones parezcan realizarse, Satanás y los demonios, no solo han logrado que la gente se aficione a la astrología, sino que la han convertido en una forma de religión.
No obstante, es significativo saber el tipo de predicciones que supuestamente se han realizado. ¿No tienen que ver en su mayoría con muertes, homicidios, asesinatos, desastres —cosas siniestras y macabras, peculiarmente satánicas y demoniacas—? La pura verdad es que la astrología es una de “las maquinaciones del Diablo”, que él utiliza con el fin de controlar a las personas e influir en ellas para que cumplan su propósito. (Efesios 6:11.)
¿Cuál es ese propósito? “El dios de este mundo los ha hecho ciegos de entendimiento, para que no vean la brillante luz del evangelio del Cristo glorioso”, responde la Biblia. (2 Corintios 4:4, Versión Popular.) En lo que a esto respecta, la astrología ha servido bien a su amo. El astrofísico australiano Vince Ford hizo la siguiente observación: “La astrología se ha convertido en un tipo de religión, pero es bastante indemostrable [...]. Todo lo que puedo decir es que lamento que los que creen en ella no asuman la responsabilidad por sus actos, en lugar de echar la culpa a las pobres estrellas”.
En el siglo VIII a. E.C., el profeta Isaías, por inspiración, pronunció un humillante desafío contra los astrólogos: “Que se pongan de pie, ahora, y te salven, los adoradores de los cielos, los contempladores de las estrellas, los que divulgan conocimiento en las lunas nuevas respecto a las cosas que vendrán sobre ti”. (Isaías 47:13.)
El que cree en la astrología cede ante el punto de vista fatalista de “lo que tenga que ser, será”, porque “está escrito en los astros”. Esto equivale a negar la voluntad de Dios o la responsabilidad que los seres humanos tienen de actuar conforme a esa voluntad.
Así que, en lugar de buscar en los astros señales y agüeros que nos sirvan de guía para nuestra vida, ¿qué podemos aprender de los astros? Sí, ¿qué pueden decirnos? El siguiente artículo ofrece una respuesta.
[Fotografía en la página 8]
Horóscopo más antiguo del mundo, probablemente del 29 de abril del año 410 a. E.C. Fue hecho en Babilonia
[Reconocimiento]
Cortesía de Visitors of the Ashmolean Museum, de Oxford
[Recuadro en la página 6]
¿Es científica la astrología?
Descubrimientos científicos más recientes han presentado grandes desafíos para la astrología. Considere los siguientes hechos:
◼ Ahora se sabe que las estrellas que parecen estar en una constelación no están en realidad agrupadas. Algunas de ellas se encuentran muy distantes y otras relativamente cerca. De modo que las propiedades zodiacales de las diversas constelaciones son solo imaginarias.
◼ Los astrólogos primitivos no conocían los planetas Urano, Neptuno y Plutón, ya que no fueron descubiertos hasta que se inventó el telescopio. ¿Cómo explican entonces su “influencia” los mapas astrológicos trazados siglos antes?
◼ La genética ha demostrado que los rasgos de nuestra personalidad no se forman al momento de nacer, sino en la concepción, cuando uno de los millones de espermatozoides del padre fecunda el óvulo de la madre. Sin embargo, la astrología determina el horóscopo de una persona según el momento del nacimiento, nueve meses después de la concepción.
◼ Los astrólogos dividen el zodiaco, zona del cielo a través de la que parecen moverse el Sol, la Luna y los planetas, en doce porciones iguales, y asignan a cada una de ellas una constelación como su signo. En realidad, hay catorce constelaciones en esa zona del cielo. Estas no son iguales en tamaño y además, hasta cierto grado, se traslapan entre sí. Así que los mapas trazados por los astrólogos no tienen ningún parecido físico con lo que está en el cielo.
◼ La trayectoria del Sol con respecto a las constelaciones desde el punto de vista del observador terrestre, lleva hoy día un mes de retraso con relación a los mapas y tablas que confeccionaron los astrólogos hace dos mil años. Por consiguiente, según la astrología, una persona nacida a finales de junio o principios de julio sería del signo Cáncer —muy sensible, malhumorada y reservada— porque, de acuerdo con los mapas, el Sol está en la constelación de Cáncer. No obstante, en realidad, el Sol está en la constelación de Géminis, lo que supuestamente haría que la persona fuese “comunicativa, graciosa y habladora”.
[Recuadro en la página 7]
La astrología en Oriente y Occidente
La astrología occidental atribuye características especiales a cada una de las doce constelaciones recorridas por el Sol en su curso anual aparente. Estos grupos estelares recibieron su nombre de los griegos, quienes veían en su configuración diferentes criaturas, como por ejemplo: Aries (carnero), Taurus (toro) y Géminis (gemelos).
Es interesante que la astrología practicada antiguamente en China y Japón también divide el Zodiaco en doce regiones que corresponden a los doce animales de las llamadas ramas terrestres: el perro, el gallo, el mono, la cabra, el caballo, etcétera. Y se dice que cada uno de estos animales ejerce su influencia durante cierto período de tiempo en función de sus características. Así es que tanto la astrología oriental como la occidental designan a las zonas correspondientes de los cielos de la siguiente manera:
Zodiaco de Occidente Zodiaco de Oriente
Aries (carnero) Perro
Taurus (toro) Gallo
Géminis (gemelos) Mono
Cáncer (cangrejo) Cabra
Leo (león) Caballo
Virgo (virgen) Serpiente
Libra (balanzas) Dragón
Escorpio (escorpión) Liebre
Sagitario (arquero) Tigre
Capricornio (cabra) Toro
Acuario (aguador) Rata
Piscis (peces) Cerdo
¿Qué observamos cuando comparamos los dos sistemas? Resulta extraño, pero en Oriente parece que las constelaciones funcionan de manera totalmente distinta a como lo hacen en Occidente. Así, la astrología occidental dice que una persona que nace cuando el Sol está en Aries, por ejemplo, es positiva, si nace cuando está en Taurus, es testaruda, etcétera. Pero difícilmente se podrían asociar esas cualidades con el perro y el gallo, los signos que la astrología oriental asignaría en estos casos. Lo mismo puede decirse de los otros signos paralelos. Por consiguiente, los diferentes sistemas asignan a los mismos astros características distintas. De modo que, ¿son los astros o es la imaginación de los astrólogos lo que ejerce el control?
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¿Qué pueden decirle los astros?¡Despertad! 1989 | 22 de noviembre
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¿Qué pueden decirle los astros?
EL CIELO estrellado en una noche clara es un espectáculo verdaderamente magnífico, incluso cuando se contempla a simple vista. La Luna plateada, las incontables y titilantes estrellas, la tenue Vía Láctea, todo ello parece tan sereno, tan misterioso. Es muy natural que uno se pregunte: “¿Por qué están ahí? ¿Están tratando de decirnos algo?”.
Desde tiempos inmemorables, el hombre ha tratado de encontrar las respuestas a estas inquietantes preguntas. Sin embargo, solo hace relativamente poco que los científicos empezaron a darse cuenta de la mota tan minúscula e insignificante que es la Tierra en comparación con el inescrutablemente vasto universo material. ¡Qué absurdo es imaginarse que todos los miles de millones de galaxias de estrellas, a millones de años luz de distancia, están ahí tan solo para comunicarnos detalles de nuestra vida y nuestro destino! Deben tener algo mucho más importante que decirnos.
Un mensaje claro
Aunque hay los que, como hemos visto, tratan de leer en los astros señales y agüeros, a muchísimas personas la magnificencia de los cielos estrellados les comunica un mensaje sublime, que despierta sus más profundos sentimientos de temor y reverencia. “Las leyes naturales del universo son tan precisas —observó el científico espacial Wernher von Braun—, que [...] tienen que haber sido establecidas por alguien.” Del mismo modo, respecto al “orden que existe en todo el universo que nos rodea”, el ex astronauta John Glenn señaló que la única conclusión lógica es que “algún Poder puso todo esto en órbita y lo mantiene allí”.
Sin embargo, para darse cuenta de esto no es necesario ser un profesional muy instruido ni un gran científico. Por ejemplo, un rey hebreo de la antigüedad, conmovido ante tal espectáculo, expresó poéticamente lo que muy bien podría ser la reacción natural de la mayoría de nosotros. Él escribió:
“Los cielos están declarando la gloria de Dios;
y de la obra de sus manos la expansión está informando.
Un día tras otro día hace salir burbujeando el habla,
y una noche tras otra noche manifiesta conocimiento.
No hay habla, y no hay palabras;
no está oyéndose ninguna voz de parte de ellos.
Por toda la tierra ha salido el cordel de medir de ellos,
y hasta la extremidad de la tierra productiva sus expresiones.” (Salmo 19:1-4.)
Tal como una obra maestra de la pintura nos comunica algo en cuanto al talento y la habilidad del artista, los astros, aunque sin habla, palabras ni voz, nos están diciendo algo. No, no nos dicen que están encantados o que de algún modo ejercen influencia en nuestra personalidad y destino. Más bien, el orden y el diseño que se manifiestan en los cielos estelares transmiten el claro mensaje de que son la obra de un Diseñador y Creador inteligente y poderoso. El apóstol Pablo lo expresó de la siguiente manera: “Las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad”. (Romanos 1:20.)
La fuerza que gobierna todas las cosas
Al estudiar el universo material, los científicos están aprendiendo que toda la materia —desde la mayor de las galaxias hasta los átomos más pequeños— está gobernada por ciertas leyes físicas. Y nosotros formamos parte de ese universo gobernado por leyes y principios bien definidos, entre ellas algunas relativas a la moralidad.
El filósofo y educador alemán del siglo XVIII Immanuel Kant, reconocido por sus tratados sobre la lógica y la razón, escribió: “Hay dos cosas que, cuantas más veces y más firmemente reflexionamos en ellas, más nos llenan de una admiración y temor que siempre se renuevan y aumentan: los cielos estrellados y la ley moral interna”. Efectivamente, aquel que creó las leyes que gobiernan los “cielos estrellados” físicos, también creó “la ley moral interna”. (Romanos 2:14, 15.) Esta ‘ley interna’, alimentada y desarrollada por la Palabra de Dios, puede guiarnos en nuestra búsqueda de felicidad y propósito en la vida. Es por esta razón que el salmista, después de verse motivado a reconocer la gloria de Dios al observar los cielos estrellados, continuó diciendo:
“La ley de Jehová es perfecta, hace volver el alma.
El recordatorio de Jehová es fidedigno, hace sabio al inexperto.
Las órdenes de Jehová son rectas, hacen regocijar el corazón;
el mandamiento de Jehová es limpio, hace brillar los ojos.
El temor de Jehová es puro, subsiste para siempre.
Las decisiones judiciales de Jehová son verdaderas; han resultado del todo justas.” (Salmo 19:7-9.)
Por lo tanto, ¿qué nos dicen los astros? Que el Creador, en su sabiduría y amor, no solo ha provisto leyes físicas para gobernar el intrincado funcionamiento del universo que nos rodea, sino también leyes morales para orientarnos en nuestra cambiante y acelerada sociedad. No, Dios no nos hizo como si fuésemos piezas de ajedrez, cuya “función” está ya predeterminada y cuyos “movimientos” son controlados por el jugador. Más bien, él nos proveyó leyes morales que pueden ayudarnos a actuar de manera sabia, pero, como personas que gozamos de libre albedrío, el que aceptemos y apliquemos estas leyes morales dadas por Dios depende de nosotros.
¿Dónde se encuentran estas leyes? El apóstol Pablo nos dice: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra”. (2 Timoteo 3:16, 17.) Sí, la Palabra inspirada de Dios, la Biblia, contiene directrices provechosas para todas las actividades humanas. Por esta razón, la Biblia nos insta: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas. No te hagas sabio a tus propios ojos. Teme a Jehová y apártate de lo malo”. (Proverbios 3:5-7.)
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