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¿Ha acabado la ciencia con Dios?¡Despertad! 2010 | noviembre
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¿Qué tipo de fe escogerá usted?
Aunque a los nuevos ateos les guste enarbolar la bandera de la ciencia, el hecho es que ni el ateísmo ni el teísmo se apoyan exclusivamente en ella. Tanto uno como otro exigen fe en algo: el ateísmo en el ciego azar y el teísmo en una Primera Causa inteligente. Los nuevos ateos promueven la idea de que “toda fe religiosa es fe ciega”, señala John Lennox, profesor de Matemáticas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Y añade: “Debemos subrayar con insistencia que están equivocados”. La cuestión es entonces la siguiente: ¿qué fe se mantendrá en pie, la del ateo, o la del creyente? Pensemos, por ejemplo, en el origen de la vida.
Los evolucionistas admiten sin reparos que el origen de la vida sigue siendo un misterio, a pesar de las innumerables y contrapuestas teorías. Un destacado nuevo ateo, Richard Dawkins, afirma que en virtud de los incontables planetas que deben existir en el universo, es lógico que la vida apareciera en alguno de ellos. Pero muchos científicos renombrados no están tan seguros. John Barrow, profesor de la Universidad de Cambridge, dice que la creencia en “la evolución de la vida y de la mente” llega a “callejones sin salida en cada estadio evolutivo. Hay tantas formas en que la vida puede cesar de evolucionar en un entorno complejo y hostil que sería pura arrogancia suponer que, simplemente contando con carbono suficiente y tiempo suficiente, todo es posible”.
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Un mundo sin religión: ¿será un mundo mejor?¡Despertad! 2010 | noviembre
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Un mundo sin religión: ¿será un mundo mejor?
LOS nuevos ateos prevén un mundo sin religión: sin atentados suicidas, sin guerras religiosas y sin televangelistas que esquilmen a sus fieles. ¿Le atrae ese futuro?
Antes de responder, pregúntese: “¿Hay indicios de que el ateísmo universal pueda convertir nuestro planeta en un mundo mejor?”. Repasemos algunos datos. En su esfuerzo por imponer un estado marxista y ateo, los jemeres rojos asesinaron a más de un millón y medio de camboyanos. Por otro lado, en la atea Unión Soviética, la dominación de Stalin se tradujo en decenas de millones de muertos. Obviamente, no se puede culpar al ateísmo de dichas atrocidades, pero estas dan a entender que un estado ateo no garantiza la paz y la armonía.
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