De hospital histórico a singular Salón del Reino
EN 1770 el famoso explorador inglés y teniente James Cook navegaba en la embarcación Endeavour, de 369 toneladas, a lo largo de la costa oriental de Australia, que aún no había sido explorada. La noche del 11 de junio el barco chocó con un arrecife de coral en una zona remota hacia el norte del continente. El casco de roble del barco sufrió daños serios. Había que repararlo urgentemente para que la tripulación pudiera sobrevivir. La desembocadura de un río cercano fue un lugar ideal para efectuar las reparaciones, que tomaron seis semanas. Ciento tres años más tarde se descubrió oro en esa región. ¡Había comenzado la fiebre del oro! Decenas de miles de personas acudieron para hacer fortuna. Nació la ciudad de Cooktown.
En 1879 el gobierno concedió permiso para la construcción de un hospital permanente que atendiera a los enfermos y a los que se accidentaran en la minas. El 1 de julio del mismo año, en el otro lado del mundo, se publicaba el primer número de la revista Zion’s Watch Tower (conocida hoy como La Atalaya). Desde entonces esta revista ha provisto un programa para la salud espiritual de millones de personas temerosas de Dios. En aquel tiempo no se sabía que el edificio que se usaba como hospital en Cooktown algún día tendría mucho que ver con esta revista.
Después de más de un siglo, era necesario reemplazar el Hospital de Cooktown. El gobierno tenía fondos para construir un nuevo edificio, de modo que se ofreció la contrata para trasladar el antiguo edificio del hospital. La sociedad National Trust of Queensland mostró gran interés en este edificio histórico. Sin embargo, el costo de cambiarlo de sitio y restaurarlo era demasiado alto. No hubo ninguna oferta.
Para ese tiempo, la pequeña congregación de los testigos de Jehová de Cooktown estaba buscando un lugar permanente para celebrar reuniones cristianas. No tenían ningún terreno y disponían solo de 800 dólares australianos. ¿Cómo podían construir un Salón del Reino? Los representantes de la congregación local ofrecieron cambiar de sitio el edificio del hospital y quedarse con él sin pagar nada. ¿Cómo dirigiría Jehová los cosas? ¡Buenas noticias! ¡Se aceptó la oferta!
Pasemos al siguiente asunto: el terreno para el edificio. Sí, se les dijo que al parecer sería posible conseguir sin costo un terreno del gobierno, siempre y cuando se conservara y restaurara el edificio. Sin embargo, para ese tiempo un sector de la comunidad empezaba a oponerse al proyecto. Se redactó una petición con el fin de suspender los planes de los Testigos. Circuló el rumor de que los testigos de Jehová dominarían Cooktown, cerrarían todos los hoteles y salas de juego, y prohibirían la venta de tabaco. Por supuesto, eso nunca sucedió, pero cada vez se hizo más difícil la reclasificación de la zona y la obtención de los permisos necesarios para la construcción. Se acercaba con rapidez la fecha límite para cambiar de sitio el edificio. Se buscó la intervención del gobierno estatal de Queensland. (Compárese con Romanos 13:2.) Enseguida se concedió el permiso para usar un terreno del gobierno y también para la construcción. Con el edificio y el terreno en mano, ¿cuál sería el siguiente paso?
Se presentó un equipo de cientos de Testigos, trabajadores expertos y ayudantes procedentes de diferentes partes del estado de Queensland que ofrecen su tiempo voluntariamente y se han hecho expertos en la construcción rápida de Salones del Reino. Este proyecto presentaba desafíos especiales: trasladar secciones del hospital de dos pisos a su nueva ubicación y luego montar de nuevo el edificio. La estación monzónica se acercaba rápidamente, y amenazaban lluvias torrenciales. ¿Se terminaría el trabajo a tiempo? Algunas personas de la ciudad tenían sus reservas. Sin embargo, lo que para algunas parecía imposible pronto se terminó. En abril de 1986 se cambió de lugar el edificio y luego se restauró y se le devolvió su esplendor original.
Toda esa actividad no pasó inadvertida, como lo demuestran los comentarios de la revista Anglican Newsletter, de Cooktown. En parte decía: “Sin duda se me criticará, pero [...] mire a la Iglesia y vea lo vacía que está, y mire a la otra agrupación [los testigos de Jehová] y vea lo llena que está [...], se está llenando de anglicanos y católicos romanos [...] ¿Sabían que cierta organización [...] ha comprado el antiguo Hospital para restaurarlo y convertirlo en lo que podría llamarse una iglesia, debido a que la escuela es demasiado pequeña para albergarlos? [...] Qué débiles hemos sido al permitir todo esto”.
Miles de turistas visitan Cooktown todos los años. Acuden para disfrutar de la hermosa pluviselva y de la gran barrera de arrecifes, así como para conocer la historia de la zona. El museo del capitán Cook es una gran atracción para la mayoría de los visitantes. Desde 1989 el histórico Hospital de Cooktown, en su nuevo papel de Salón del Reino de los Testigos de Jehová, también ha sido una importante atracción turística. Las tiendas de recuerdos venden paños de cocina y camisetas con un grabado del Salón del Reino-Hospital de Cooktown. Durante la temporada turística, todas las semanas visitan el edificio entre 600 y 1.000 personas para admirar su singular arquitectura de 1879.
La revista conocida hoy como La Atalaya se ofrece gratuitamente a todos los visitantes. Desde 1879 esta revista ha aumentado su circulación a más de 15.000.000 de ejemplares quincenales en 111 idiomas. Dirige la atención de las personas a la promesa de la Biblia de que algunos de la generación de 1914 vivirán para ver cómo se restablece la buena salud física y espiritual a la humanidad. (Isaías 33:24.) Millones de voluntarios dispuestos transformarán toda la Tierra en un paraíso. (Salmo 37:29.) ¿Por qué no visita un Salón del Reino de su localidad? Encontrará algo de mucho más valor que todo el oro que jamás se ha encontrado en la región de Cooktown. (Proverbios 16:16.)